UN GRIEGO EN TOLEDO
Había a la sazón en Italia dos criterios muy diferentes en el modo de concebir la pintura; de una parte, los seguidores de Miguel Ángel (escuela romana) propugnaban en el cuadro la mayor importancia del dibujo, mientras que los seguidores de Tiziano (veneciana) señalaban la superioridad del color sobre aquel. A ésta, tanto por su tradición bizantina como por su primera formación pertenecía, naturalmente, El Greco. Puede apreciarse dicha predilección del color, y donde el dibujo -por otros obvios motivos- adquiere menor relevancia en esta versión bizantina de “la Anunciación” de un icono anónimo (en la escuela greco-bizantina casi todos lo son) prácticamente coetáneo de nuestro personaje. El original que se encuentra en Livorno puede darnos una idea de cómo el pintor hubiera resuelto el motivo si lo hubiera pintado en Creta; ésta es una copia, 75×50, que hice en su día. La evolución será clara a lo largo de su vida.
La controversia sobre las distintas maneras de afrontar y entender la pintura da pie a algunos autores para afirmar que llegó a mantener una opinión activamente contraria a la obra de Miguel Ángel, cuando lo evidente es que la estética de El Greco está profundamente influenciada por el pensamiento artístico de aquel, y que con él comparte los criterios manieristas de la belleza. Ambas corrientes, aun con su estilo peculiar, acompañarían a su obra en toda su trayectoria.
No obstante el asunto de las preferencias alcanzó la gravedad suficiente como para que El Greco fuera expulsado del palacio Farnesio de “aquella manera”; más tarde se quejaría de tan, para él arbitraria decisión. Se establece en Roma, y a pesar de todo sigue en su afán de estudiar las obras de Miguel Ángel y Rafael, ambos ya desaparecidos. Éstas, aunque inspiradas en la antigüedad clásica (Renacimiento), buscando un virtuosismo preciosista se fueron complicando y exagerando hasta convertirse en artificiales, lo que unido a la primacía de la creación y lo imaginativo sobre la imitación dieron con un estilo, el manierismo, en el que nuestro personaje “rizó el rizo”.
La pintura que hoy nos ocupa, fechada hacia 1576, se considera una de las últimas obras realizadas en Italia, denota la influencia de la pintura veneciana. La Virgen, a la izquierda en el reclinatorio, recibe atenta la visita del arcángel; la luz y el color muestran el cromatismo de las obras de Tiziano, mientras que en el estudio y el tratamiento de los ropajes podría apreciarse la huella de Tintoretto.
Anunciación. 1576. Museo Nacional Thyssen-Bornemisza, Madrid
Roma 3, PRONTO (6)
(Soneto)
No se avienen sus gustos, que no en vano,
si de uno el color en su andadura,
prima el otro el dibujo en su factura;
mas tanto la pintura de Tiziano
como la del genial creador juliano
-que hacía en el lienzo arquitectura,
y en los frescos plasmaba su escultura-
le conquistan. Y ya en suelo romano,
allí, de los veneros precedentes
bebiendo con fruición nuestro candiota
se imbuye del saber renacentista,
do nítidos y claros referentes
están -no lejos ya su alta la cota-
de Il Grecco, pronto genio manierista.
(Continuará, D. m. )
Bunas tartes; evolución a mejor…
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Hoy has sido, todo un Catedrático de Bellas Artes.
Verdaderamente a mí, al menos, me culturalizas y me enseñas cosas, que, aunque me gusta la Pintura, no conocía.
Gracias por tus explicaciones, y además gratuitas ( es broma ).🇪🇸🇪🇸🇪🇸
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¡Pues seguirá evolucionando, apreciado tocayo!
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¡Seguirá evolucionando, apreciado tocayo!
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Muchas gracias por sus lecciones de pintura y sus hermosos sonetos. Saludos.
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