Desde 1912 y tras el tratado hispano-francés, la acción militar española en África se limitó a ejercer su acción protectora entre Yebala y el Rif, como el tratado le obligaba. Toda su actividad se centró en mantener la autoridad del Sultán de Marruecos y apoyar a la administración mixta marcada en el acuerdo. El levantamiento rifeño protagonizado por Abdelkrim el verano de 1921, con el ataque a nuestras tropas en Annual, fue el comienzo de una nueva situación y el inicio de una guerra de trágicas consecuencias para España. La rebelión del líder rifeño tenía en principio un carácter exclusivamente nacionalista, aunque alimentada con dinero y armas de dudosa procedencia y una mezcla de xenofobia y de fanatismo religioso. Abdelkrim se enfrentó al protectorado español pero lo que realmente corrió peligro fue la unidad del Imperio, hoy Reino de Marruecos, con el intento de “República del Rif”; algo que conoce el actual Rey de Marruecos. España nunca fue conquistadora en Marruecos sino pacificadora y en amparo de la autoridad del Sultán.
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LOS ANTECEDENTES
«Tú y yo formamos la tempestad; tú eres el viento furibundo; yo el mar tranquilo. Tú llegas y soplas irritado; yo me agito, me revuelvo y estallo en espuma. Ya tienes ahí la borrasca; pero entre tú y yo hay una diferencia; que yo, como el mar, jamás me salgo de mi sitio, y tú, como el viento, jamás estás en el tuyo».
El Raisuni, descendiente del profeta Mahoma y máxima autoridad en la Yebala hablaba así al Coronel Manuel Fernández Silvestre. Era el año 1913.
No tardó mucho en estallar la tempestad. Fue en la sequedad blanca de un mar de cal, una fosa áspera y salada, prohibida a cualquier brisa que osase escalar por las colinas que del Mediterráneo la ocultaban: Annual. ¿Quién se acuerda?
El 14 de febrero de 1920 tomó posesión del mando de la Comandancia General de Melilla el General de División del Arma de Caballería don Manuel Fernández Silvestre. Recién llegado hizo un recorrido de inspección por el territorio. Desde la posición de Ishafen, principal campamento en la guerra del Kert, dijo señalando al Monte Mauro:
– «¡Qué hermosa posición! Ahí tenemos que ir».
El jefe de la Sección de Campaña respondió con preocupación.
– Hay que envolver el Mauro, no podemos afrontarlo de frente.
– ¿Como que no?, contestó airado el General.
Diez meses más tarde, el 11 de diciembre, a las doce horas, era izada la Bandera de España en el Monte Mauro. Sus alturas eran el símbolo de la intransigencia, allí se encontraba el foco de la rebelión y todos soñaban con llegar a su cumbre. Dominado el Mauro por la pericia de la táctica, la maniobra y el envolvimiento, al General le sabe a poco y quiere subir a su más elevada cresta. La ascensión es dura. No todos están capacitados para llegar a lo más alto. A sus pies el indomable Rif parece dominado. Desde allí toda altura queda humillada. En la cúspide no caben todos pero están los jeques e indígenas de la zona:
– «Debemos dar al olvido el pasado, para que vivan como viven los guelayas, leales amigos de España […]. Se ha terminado la guerra y somos hermanos…».
Éxito sin precedentes en Marruecos, sometidas las cabilas de Beni-Ulixech y de Beni-Said. Los moros entregan el cañón de la tragedia de Busicut, cerca de Alhucemas, donde los bocoias ayudados por los beniurriagueles en junio de 1913, asaltaron al cañonero «General Concha» cuando embarrancó a causa de la niebla. Oculto en un monte cercano, con él hacían fuego en 1914 sobre la posición de Ishafen.
Un punto de atención del trompeta del Alcántara pone a todos de pie en torno al reducto mientras suenan los acordes del Himno Nacional.
El General Silvestre queda subyugado y aislado en su horizonte: en la lejanía cree distinguir Alhucemas. La tentación. Todo parece al alcance de la mano.
Felicitaciones, homenajes, vibrante alocución del General a sus tropas, en español y en árabe, y a los jefes de las cabilas, en la llamada «Fiesta Militar» del 17 de diciembre.
Y llega la palabra del Rey:
– «S.M. El Rey me ordena desde Mudela que felicite efusivamente a VE. y al brillante Ejército a su órdenes [… ] y le saludo con el mayor afecto. Dato».
Todas las fuerzas disponibles quedan embebidas en la campaña. No era posible pensar en realizar nuevas operaciones militares. Se había rebasado el límite de elasticidad de las fuerzas del territorio.
– Mi General no tenemos fuerzas ni elementos.
Dice el Jefe de la Sección de Campaña
– Me sobran fuerzas…
Contesta el impulsivo General.
Desde la Sección de Campaña del Estado Mayor solo se contempla ir a Sidi Hoseim y establecer posición en Afrau, para lo que se tiene el beneplácito de los indígenas, y abrirse al mar controlando el tráfico marítimo evitando así el contrabando y dando la sensación de dominio de la zona ante Europa y las cabilas. El resto del esfuerzo debe limitarse a consolidar lo conquistado. No hay medios ni elementos, faltan caminos… Se licencia el reemplazo de 1917.
Alguien, al margen de su Estado Mayor, asesora al General y lo hace basado en dudosas confidencias. Es propicio a ello dada su bondad, carácter impulsivo y sus decisiones poco meditadas fruto de sus prontos.
Como consecuencia se ocupa Annual en contra de la opinión de la Sección de Campaña del Estado Mayor. Era el mes de enero del año 1921. El preludio de la tempestad.
La cara de asombro y extrañeza del Jefe de la Sección de Campaña al llegar a Annual hace que el General Silvestre le pregunte.
– ¿Qué tiene que decir ahora?
– Mi General, a mi no se me han puesto los pelos de punta, porque no los tengo, pero me ha salido pelo a través de la calva […], esta posición va a ser una preocupación constante, es un quebradero enorme.
Ahora es necesario operar cuanto antes, con urgencia hay que ocupar Sidi-Dris y establecer posición intermedia en Talilit.
El día que se ocupó Sidi-Dris el caíd de la cabila de Beni Said, Kaddur Namar, dice al General Silvestre:
– «General, el día que vayas sobre Beni-Urriaguel yo iré a vanguardia llevando mil fusiles; ahora te digo una cosa: vas muy bien, pero no pases todavía el río. Déjalos, que ellos se destrozarán y con el tiempo va a madurar el fruto y no vas a tener más que alargar la mano para cogerlo».
Desde ese instante Annual es un callejón sin salida, una trampa para un General que arrastra hacia ella a su ejército. Todo indicaba hacer caso a la Sección de Campaña del EM. y no operar. Consolidar posiciones, arreglar y hacer caminos nuevos. Son necesarios más medios, comunicaciones, dinero y soldados.
Nadie quiso escuchar. Annual: el equivocado y precipitado camino hacia Alhucemas. Empieza la tormenta.
Abarrán será el primer trueno. Arderá el Rif. Después vendrán Sidi- Dris, el Igueriben… y Annual.
Es la historia. ¿Quién se acuerda?
El Rif duerme mientras alimenta su memoria.
Miramos al norte como futuro, ocultamos el sur como pasado. El mar y el viento se necesitan, ninguno es más fuerte ni poderoso, conviven en intercambio necesario. Nadie es más que el otro, ni siquiera más fértil.
El Rif, tierra áspera y salada. Escondida bajo el sol y la noche, no se deja ver por cualquiera. Solo la penetra quien la vigila y la entiende porque vive sus entrañas de humilde pero brava pobreza. Es la única condición que impone para amarla y entenderla.
¡Déjame de ríos, de barcos
y de paseos por Santiponce!
La mata de albahaca que hay en mi casa
es para mí más preciosa que el paraíso.
(Poeta y guerrero anónimo siglo XIII)
El paisaje te hace poeta. Guerrero te convierten sus consecuencias.
General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez
LOS OFICIALES DE IGUERIBEN MUEREN PERO NO SE RINDEN (II) (General de División Rafael Dávila Álvarez)
El comandante Villar, jefe del sector del Kert de la Policía Indígena, entra en el despacho del Jefe de la Sección de Campaña
– «Vengo mi teniente coronel a que me dé instrucciones».
– «¿Qué instrucciones? ¿A qué se refiere usted?».
– «A la ocupación de Abarrán».
– «¡Pero si no sé ni una palabra de eso!».
– «¿No está usted enterado?».
Después de una conversación con el comandante Villar el general Silvestre decide ocupar Abarrán. Una operación en la que, sin rigor táctico alguno, sin pensar en sus consecuencias, basada en tendenciosas informaciones, dispone que Abarrán se ocupe por la Policía. ¿Los Tensamán van a regalar la posición?
«…un comandante de huevos».
Cada palmo de terreno esconde una traición y pone en peligro la vida de muchos hombres. Algunos no lo aprenderán hasta que les cueste la suya. Duro y cruel aprendizaje que acaba con los héroes y con la moral de cualquier ejército.
De nuevo hay que asesorar con firmeza y lealtad, sin falsedades ni improvisaciones.
– «Mi general, vengo a promover una queja. No sabía una palabra de la ocupación de Abarrán. Si quiere ir a Abarrán hágalo por operación militar…».
– «Ya está decidido […] yo tengo en la Policía un comandante de huevos y quiero explotarlos, y él me va a dar Abarrán».
Tres mil beniurriagueles esperan en la harca cercana, el terreno es movido y sin piedras. No hay agua.
A las 0530 del día 1 de junio de 1921 es coronado el monte Abarrán por la columna del comandante Villar, 1461 hombres y 485 cabezas de ganado. La marcha fue penosa y de sumo peligro. La cola de la columna llegaría dos horas después de la cabeza. A las 1100, con irresponsable precipitación, se retiró la columna dejando en la posición unos 250 hombres de los cuales 200 eran nativos. A última hora, cuando se está replegando, recibe Villar la orden del general de dejar en la posición, además de la artillería, una compañía de ametralladoras. Será tarde, la precipitación hace que ya no haya vuelta atrás. El enemigo, que vigila cada movimiento, está ya encima.
Abarrán, atacado y traicionado, caerá el mismo día de su ocupación. Todos sus oficiales mueren heroicamente. Defendieron algo más que aquel inútil palmo de terreno, defendieron su honor ante la muerte, y la incompetencia de su retaguardia. El capitán Salafranca es el jefe y cae al frente de sus hombres, héroe laureado al ejemplo. El laureado teniente de Artillería Diego Flomesta Moya muere martirizado en el cautiverio por negarse a enseñar a los moros el manejo de las piezas de artillería. Capitán Huelva, teniente Camino, Fernández, Reyes… Haidra, el oficial moro de la compañía de Salafranca, que descargó su pistola sobre el adversario y con el último cartucho se mató antes de rendirse.
La sequedad del momento ha quedado empapada de sangre española. El Rif guerrero respeta la historia y a los hombres que mueren con honor. Los traidores seguirán vivos deambulando.
¿Quién duda del valor de aquellos soldados?
El enemigo sabe maniobrar, conoce la táctica de los riscos y el monte bajo, la emboscada de la sobriedad y la paciencia. No se le ve hasta el último momento. Le gusta transmitir terror, con el que tantea a su adversario. Cuando surge un punto débil ataca, siempre desde lejos, hasta que cae sobre ti por donde no le esperas. Si dudas por miedo tu miedo acaba contigo antes de morir. Es la peor muerte. En este indomable paisaje, siempre igual, siempre distinto, no hay mejor arma que el valor.
Es 2 de junio y se acaba de perder Abarrán. El enemigo busca el flanco y ataca la posición de Sidi-Dris. La harca está formada por las cabilas de Beni Urriaguel, Bocoya y Tensaman. Sidi-Dris tiene buenas condiciones de defensa, cuenta con elementos y el apoyo del cañonero Laya.
Se desencadena un feroz ataque que no detiene ni el elevado número de bajas rifeñas, que supera las trescientas. Es tan duro el combate que el cañonero Laya manda refuerzos al mando de los alféreces de navío José Lazaga y Pedro Pérez de Guzmán, que toma el mando de la batería al ser herido el teniente Galán. Al amanecer del día tres era socorrida Sidi-Dris. El enemigo ceja en su empeño al ver la defensa heroica de aquellos hombres. Tiene las de perder y se retira a los montes. Ha sido un cara a cara sin traiciones, un enfrentamiento donde el ejemplo de valor ha sido una constante arenga a lo largo del combate. Lo encabeza el comandante Benítez, jefe de la posición, con el teniente de artillería José Galán y los marinos del Laya.
La tempestad ha comenzado y nadie oye sus primeros truenos.
Día 5 de junio. El general Silvestre conferencia con el Alto Comisario, general Berenguer, en el buque «Princesa de Asturias», frente a Sidi-Dris. Cambio de impresiones. Conclusiones equivocadas. Aquella es una tierra que distorsiona la realidad.
Lo resume el telegrama del Alto Comisario al ministro de la Guerra:
«Comandante General considera situación restablecida […], todo esto no es inquietante por ahora».
«Como noticias prensa y particulares hacen sucesos Melilla por su exageración ha podido ocasionar inquietud […]. Estimo puede considerarse situación casi restablecida y que actualmente nada ofrece que pueda ocasionar la menor alarma ni inquietud, quedando en ampliar más informes por carta».
7 de junio de 1921. Se ocupa la posición de Igueriben. Conjugaba su acción con las de Izumar, Annual y Buimeyan. Quedó fortificada y guarnecida por dos compañías de fusiles, una de ametralladoras y una batería ligera. La aguada a tres kilómetros a su retaguardia y dentro de su campo de acción. Aprovisionada para ocho días en víveres y agua.
El 14 Igueriben comunica que grandes núcleos de hasta trescientos hombres tratan de envolver la posición. El 16 los indígenas ocupan la cercana Loma de los Árboles. Hostilizan también el campamento de Annual. El 29 las hogueras delatan llamada general a los rifeños. Se repite los días 7 y 8 de julio. Abd-el-Krim trabaja activamente para sumar contingentes a la harca. Se reúne con ellos en el Amesauro, unos tres mil beniurriagueles. La Comandancia de Melilla no estima la existencia de peligro inminente.
Desde el amanecer del día 17 de julio el Igueriben está asediado por la harca de Abd-el-Krim.
Un convoy de auxilio, y otro, y otro… Comandante Romero López, capitán Cebollino von Lindeman, teniente Nougués, capitán Zappino…, héroes que no buscan defender un trozo de tierra sino un trozo de ellos mismos: sus compañeros del Igueriben. Como en Abarrán, los héroes del Igueriben defienden su honor ante la muerte, el de todo un ejército, incluso la incompetencia de su retaguardia. ¿Quién duda del valor de aquellos soldados?
Hay más rifeños que piedras… y nuestras bajas se multiplican. ¡Ay! ¡El espíritu de las tropas!
Hay momentos en que uno se siente atrozmente tentado a asomarse a la trinchera para morir acribillado por los disparos del enemigo. En esos momentos lo heroico es cumplir con tu deber, seguir combatiendo hasta el final: como los del Igueriben. Annual espera, solo eso, espera desesperadamente, incomprensiblemente.
¡Parece mentira! ¡¿Como es posible que nadie les libere del asedio y de la sed?! El miedo es un veneno cuyo síntoma principal es la indecisión que paraliza la mente. Es tan contagioso que puede infectar a todo un ejército. Un veneno más rápido que el de la cobra.
Posición del Igueriben, 21 de julio de 1921. El comandante Benítez, héroe de Sidi-Dris, ahora jefe en el Igueriben, tiene que convertirse de nuevo en héroe. Simplemente tiene que cumplir con su deber. Es un soldado. ¡¡¡Fuego sobre nosotros!!!
«Solo quedan doce cargas de cañón, que empezamos a disparar para rechazar el asalto. Contadlas y al duodécimo disparo, fuego sobre nosotros, pues moros y españoles estaremos envueltos en la posición».
«Los de Igueriben mueren pero no se rinden».
Un comandante se levanta ante la muerte. Es el ejemplo, él solo es todo un ejército. Poco antes de morir manda un mensaje inquietante. El destinatario parece que no es nadie. No quedan soldados. La retaguardia tampoco escucha. Quizá habla otro idioma. La historia, avergonzada, se hará eco de ello:
«Parece mentira que dejéis morir a vuestros hermanos, a un puñado de españoles que han sabido sacrificarse delante de vosotros».
No abandonar a un hombre en el campo hasta perecer todos. El comandante Benítez escribe el espíritu más bello del Credo de la Legión, el del compañerismo. Se inspirará en él el teniente coronel Millán-Astray. Pero los destinatarios no lo entienden. Sí, hasta perecer todos, por honor. Cuando llega el momento si no lo cumples quedas avergonzado. Para siempre.
Después de la muerte llegaron los porqués.
Nadie impidió que la harca, desafiante, se concentrase desde el día 12 ante el Igueriben. Se solicitó desde la posición, que los tenían a la vista, cañonearlos y no se permitió. ¿Por qué?
No se reaccionó ante la inusitada concentración de fuerzas enemigas, su fortaleza, agresividad y amenazante actitud. Se observó, con inexplicable pasividad, como la harca construía trincheras frente a la posición. ¿Por qué?
Estaba previsto, ordenado, la ocupación permanente de la Loma de los Árboles desde el primer momento. Esta posición estaba batida desde la de Igueriben y tenía aguada. ¿Por qué no se hizo?
No se socorrió a la posición desde el primer día que fue atacada. ¿Por qué?
Se escondió o no se supo valorar la cruda realidad, material y moral, de las fuerzas de Annual. ¿Por qué?
Decisiones tardías, contradictorias, impulsivas, ausencia de reservas, perdida del espíritu de combate… ¿Por qué?
A primeros de mayo el general Silvestre viaja a la Península. Asiste en Valladolid a la colocación de la primera piedra de la Academia de Caballería y a la entrega del nuevo estandarte.
– «Lo mismo me da no operar; bastante he hecho», dice al llegar a la Península. A su regreso a Melilla repetía sin cesar:
– «Tengo que operar; quiero operar».
¿Por qué?
El Igueriben se ocupó para proteger Annual. Sus soldados lo defendieron hasta la muerte, con heroico valor, pero se sintieron abandonados. Annual, posición equivocada, no estuvo a la altura, ni supo defender ni defenderse. Sed de honor, seca la fuente del valor. Analfabetos de la táctica y la moral.
Desde la ocupación del Mauro hasta que cae el Igueriben han sucedido muchas cosas. Está a punto de ocurrir la decisiva. En la Península no se enteran, no quieren sobresaltos. La tormenta es una tempestad que aún hoy resuena desde el pasado. Está escrito en Annual, Monte Arruit, Melilla, el Rif y Yebala. Conviene ni confundir ni olvidar aquellos sonidos… que no se apagan. Leer el lenguaje de los truenos.
«¡Oh profeta, excita los creyentes al combate! Veinte hombres tuyos aniquilarán a doscientos infieles…».
General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez
ANNUAL 1921. UNA FUERZA QUE SE RINDE ESTÁ DESHONRADA. SU JEFE ES EL RESPONSABLE (General de División Rafael Dávila Álvarez)
«Queda prohibido replegarse o rendirse bajo pretexto de estar desbordado, envuelto, sin municiones o por ver retirarse a unidades o fracciones próximas.
Una fuerza que se rinde sin haber agotado todos los medios de defensa, está deshonrada, y su jefe es el responsable».
El Rif es una tierra hostil donde se sobrevive con paciencia, se conoce cada signo del paisaje y se aprende leyendo en los rostros de los hombres. Se vive a la vez que se acecha. El guerrero interpreta las palabras y los gestos, cada movimiento, y automáticamente los procesa en su memoria del tiempo. Cualquier síntoma se analiza y cualquier debilidad se aprovecha. Su intención, siempre, intimidar a la pieza, buscar su fragilidad.
En Abarrán el enemigo empujó la puerta y esta cedió. Al entrar en el Igueriben nadie respondió; pudo comprobar la debilidad de su retaguardia. El edificio ya estaba en ruinas: Annual. El enemigo buscó su pieza. El trofeo era un general de huevos.
Las órdenes y las no órdenes condujeron a la desmoralización. Se impuso el miedo. Un ejército no es un número de hombres armados. Es mando y disciplina. Si falla cualquiera de las dos, deja de ser un ejército. Las consecuencias son peores que una derrota, son una deshonra.
No son razones de índole material las que llevan al sacrificio. Estar convencidos de que se lucha por una causa justa ha sido históricamente para los soldados su asidero moral más firme ante la brutalidad de la guerra. El honor y la honra siempre han sido sentimientos que han acompañado a las unidades moviéndolas hasta límites insospechados. Cuando no se lucha con convicciones morales, cuando cada uno va a lo suyo y no hay una referencia a seguir, un ejemplo a imitar y una disciplina moral que cumplir, solo se lucha por salvar la vida y ese es el momento a partir del cual se empieza a perder la moral, el combate y la vida. Camaradería y fraternidad, disciplina, instrucción, adiestramiento, pero sobre todo mando, acción de mando. Concebir, decidir, preparar y dirigir. Decidir: exclusiva responsabilidad del mando. Sus consecuencias también.
Por la falta de un clavo fue que la herradura se perdió.
Por la falta de un General fue que la batalla se perdió.
Todo se vino abajo.
«…y con ser desastrosa la situación que le pinto de recursos materiales, lo es mucho más la moral que se ha perdido en casi todos los restos de este ejército. La moral de la tropa es tan deprimida que no me comprometo a operar. No se trata de reforzar un ejército con elementos nuevos, sino de crear un ejército».
El general Berenguer, en carta al ministro de la guerra, describe así la situación que se encuentra al llegar a Melilla después del desastre.

SM el Rey Don Juan Carlos I impone la corbata de la Orden Laureada de San Fernando al Estandarte del Regimiento Alcántara .
Nos seguimos preguntando el porqué. Pocos. La mayoría ni sabe ni le interesa. Algunos incluso miran para otro lado. Recientemente con tristeza vimos la lucha partidista para la concesión de la Laureada de San Fernando al Regimiento de Cazadores de Caballería Alcántara por su heroica actuación en la retirada. Al fin su concesión llegó gracias a la voluntad de SM el Rey Juan Carlos I, el cambio de gobierno y el decidido apoyo de alguno de sus miembros.
¿Por qué se produjo el desastre? El Jefe de la Sección de Campaña lo dejó escrito:
«Habíase realizado un esfuerzo colosal, con unos resultados verdaderamente grandiosos; pero precisaba una ráfaga de quietud y cachaza y habilidad para consolidarlo y quebrantar el frente.
La situación de la zona era buena, no se había llegado a nuestro establecimiento engendrando odios; al contrario, se logró un prestigio de guerreros y caballeros […]. Vino lo de Abarrán … Lo que ocurrió después fue fruto de la ineptitud, seguida de incomprensible e inexplicable aturdimiento generador de lo que sonroja…
Se llegará a recuperar el territorio perdido […], pero los efectos conseguidos tardarán mucho tiempo en volver a aparecer, para contrarrestar los sedimentos de los odios producidos y mientras estos subsistan el problema seguirá agudizado».
Duro, incomprensible para muchos, el oficio de soldado. Ser la mejor infantería del mundo no se gana de farol…
Esta es una historia áspera y amarga pero jamás para avergonzarse. El oficio de soldado es tan duro como humano. De la historia se aprende y conocerla, sin mitos ni intereses espurios, te redime de los errores. Es la única forma de no volver a cometerlos.
Primero fue Abarrán, algo sin importancia, después… el desastre.
Conviene saber leer los signos de los tiempos y los rostros de los hombres. Cualquier pequeño detalle tiene su importancia.
Puede ser que volvamos a pisar más fosas como Annual. Quizá ya estemos metidos en alguna. El riesgo no está solo en el escenario, sino fundamentalmente en el honor y la honra.
«Una fuerza que se rinde sin haber agotado todos los medios de defensa, está deshonrada, y su jefe es el responsable».
Hay muchas formas de rendirse. Ninguna es buena. Para un soldado todas son una deshonra.
General de División (R) Rafael Dávila Álvarez
Buenos días. Toda una historia controvertida y bien resumida, mi General, pero aún quedan muchos «por qué y para qué», por contestar. Los historiadores, incluidos los militares que realizan muy buenos trabajos de investigación sobre estos asuntos, todavía no se ponen de acuerdo sobre el tratamiento de la investigación historiográfica. Posiblemente porque «todavía es demasiado pronto» entrar en un asunto tan controvertido como fueron las «Guerras de España en los siglos XIX y XX» (civiles, carlistas, independencias, etc.) con tantos frentes abiertos en lugares tan dispersos desde el Cono Sur americano hasta Méjico, Cuba, Filipinas y además agregando Marruecos, para terminar en todos ellos con episodios heroicos, en medio de pérdidas de vidas inexplicables por decisiones de Estado incomprensibles, que motivaban a resolverse, siempre, desde la obediencia debida a la que estaba sujeto el estamento militar, desde el recluta hasta el último mando ejecutivo de tropa; modelándose así una idiosincrasia especial de los españoles frente al «hecho militar», que le apartan del estudio y del conocimiento de la Historia Militar española, brillante y muy interesante, en donde los elementos, social, político y económico, prevalecen en mucho aspectos , incluso en los documentos gráficos, al meramente épico propio de las novelas de «hazañas bélicas». Gracias por sus exposiciones.
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Buenos días mi General, sin novedad.
Para un servidor el texto, constituye un refuerzo de la autoestima. De la propia y de la aquellos Españoles que conviven con su historia sin perjuicios ni complejos.
Parafraseando al General George S. Patton citaría :» No quiero oír ningún mensaje diciendo, estoy manteniendo mi posición. No estamos manteniendo nada. Que la mantengan los alemanes».
Buen fin de semana a todos.
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Mi respetado y muy querido GENERAL,
¡ENHORABUENA POR SU EXCELENTE Y TRABAJADA DESCRIPCIÓN !. LA RÁFAGA DE QUIETUD Y CACHAZA Y HABILIDAD PARA CONSOLIDARLO Y QUEBRANTAR EL FRENTE….» frente a la voz de ¡Oh profeta, excita los creyentes al combate!.Veinte hombres tuyos aniquilarán a 200 infieles.. Por algo EL ALTO ESTADO MAYOR ALEMÁN tenía el prestigio sublime : CONCEBIR, DECIDIR, PREPARAR Y DIRIGIR ¡DE MATRICULA! . Los análisis de las batallas lo han probado.. Al mentar a heroicos pondré algún soneto :
AL GRUPO DE TROPAS REGULARES INDIGENAS MELILLA Nº 2
Nace por cambios en el catorce en la Alcazaba,
Teniente Coronel Espinosa Jefe, de Caballería,
fue a Nador y a Cabrerizas finalmente pasaría,
en Cudia el vientre de Franco la bala alcanzaba.
A los veintitrés el Caudillo comandante lograría,
en la defensa de Abarrán Salafranca la lograba,
y en Igueriben Cebollino sin ella no se quedaba;
su legado Melilla cincuenta y dos le ostentaría.
El color rojo rutila como gigantes astros todavía,
color de la heroica sangre por España ofrecida,
aún es Unidad más condecorada hasta hoy día.
Asume el historial de otros del pasado vivida,
la permanente polar es la diana de la gallardía;
¡Vibra valor Camacho Molina y gloria sentida!
AL CAPITÁN D. JUAN SALAFRANCA BARRIOS
Giró Intendencia Naval por la Fiel Infantería,
el once Ceuta, dieciséis Regulares de Melilla,
en Lomas de las Trincheras por poco en silla,
en todos los combates, siempre se distinguía.
El diecisiete Capitán recuperado sin pesadilla,
a primeros de junio del veintiuno se reuniría
con Villar, Ingenieros, Policía de la morería
y la harka Tensaman muy traidora pandilla.
Se ocupa monte Abarrán y Juan al mando,
con él Huelva y Flomestá, la harka traiciona,
Huelva muere, Juan herido y organizando..
Segunda en vientre, sin munición y acciona
a la bayoneta, en pecho muerto y triunfando.
¡Inmortal lucero que el cielo de valor jalona!
AL CAPITÁN CAB. D. JOAQUIN CEBOLLINO VON LINDEMAN
Su padre Infante e hijo glorioso insuperable,
treinta y ocho años incesantes combatiendo,
valor, serenidad, conocimiento y sufriendo,
desde el Alfonso XII hasta Fayón incurable.
Diecisiete del siete del veintiuno cubriendo,
convoy a Igueriben muy sitiado e inestable,
veinticinco veces a la caballería indomable,
tira cerco, coge bajas, al Annual regresando.
Muy distinguida hoja de servicio impecable,
Laureada, Militar Individual y abrumando,
en calidad y cantidad con honor intachable.
Abrazado por Mio Cid y en cielo rutilando,
el romance de su sangre heroica y loable,
le recoge fiel Patrón Santiago abrazando.
CON EL SAGRADO ESPIRITU LEGIONARIO DE NO ABANDONAR A NADIE HASTA PERECER TODOS LA REZUMANTE ESPUMA HEROICA DEL SOLDADO ESPAÑOL.
A LA ORDEN DE V:E.
VIVA EL REY
VIVA REGULARES Y LA LEGIÓN
VIVA Y ARRIBA ESPAÑA
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Buenos días a todos, mi General, leer la historia cien años después sin adornos y con la mentalidad actual, nos tiene que mover a sentir que sería la vida de aquellos soldados que anteponían el Honor y la Honra a sus propias vidas, hoy día es casi impensable que hubiera hombres dispuestos a ello, se que hay excepciones, pero a primera impresión serían muy, muy pocos. Para ellos solo bastaba aplicar el Espíritu de disciplina, cumplirá su deber y obedecerá hasta morir, y así lo hicieron.
Para sacar conclusiones a modo de resumen y reflexión, me quedo con lo que dice V.E. al final de su articulo.
Esta es una historia áspera y amarga pero jamás para avergonzarse. El oficio de soldado es tan duro como humano. De la historia se aprende y conocerla, sin mitos ni intereses espurios, te redime de los errores. Es la única forma de no volver a cometerlos.
A la orden de V.E.
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Buenos días a todos ,civiles y militares … grandioso relato histórico … para conocer desde diferentes ámbitos de la milicia española , qué sucedió realmente con nuestros soldados en aquellos complicados años de principios del s.XX … por un lado : inteligencias cognitivas, emocionales y espirituales desde los generales hasta el último soldado , y por otro el entorno geo-político de los años 20 y 30 del siglo pasado . #
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Buenos días, mi General y gracias por la recopilación; buenos días también a todos.
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Muchas gracias Mi General por este excelente artículo, recordando esa infame guerra, a la que fuimos sometidos, tantos muertos y martirizados para nada, ya que como bien dice, se fue a pacificar y como siempre salimos mal, cabe la paradoja que Abb-el Krim, había estudiado derecho en España. Todo su escrito yo ya lo había leído desde chiquita en las memorias de campaña de mi tío el Padre Antonio Vidal Ponz. Ahora nos encontramos sometidos a los caprichos de rey de Marruecos. Nunca vamos a aprender. ¡donde está el imperio en el que no se ponía el sol! Saludos para todos. con un Viva la Legión y un Viva España.
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Buenos tardes, mi General y a todos sus lectores:
Según el hecho histórico sobre las «incursiones por África» que a finales del siglo XIX llevaron a cabo esas potencias europeas trajo consigo grandes recompensas, pero en algunas ocasiones las tribus africanas, mejor organizadas, les hicieron pagar un alto precio por ellas. Qué se lo digan a los británicos e italianos en sus sendas derrotas contra el enemigo «autóctono» cuando estos los superaban en número. Los generales de ambos países infravaloraron a sus enemigos, dividieron sus fuerzas y, poco a poco fueron vencidas. Pero el ejército español iba a sufrir en Annual una derrota semejante a la sufrida por los ingleses e italianos, con la circunstancia, esta vez, que las fuerzas enemigas no llegaban ni a una séptima parte de las suyas.
El hecho histórico relata que era extremadamente difícil de defender militarmente la región: apenas sin caminos, escasamente explorada y con muchas zonas montañosas, de las que ni siquiera había mapas, que estaban pobladas por tribus feroces e independientes que no estaban dispuestas a someterse al dominio español.
Según los historiadores Abd el Krin conocía bien la situación en que se hallaba el ejército español en Marruecos. Sabía que su moral era baja y que si podía arrastrar a las tribus a la guerra santa, la resistencia española sería mínima. El mando español advirtió sobre el estado deplorable de su material de guerra y los servicios sanitarios, y las bajas por la malaria eran elevadas; aunque añadiendo -posiblemente el alto mando español no fue consciente de la situación- que si bien las condiciones eran malas -e aquí un gran error estratégico- el «espíritu marcial» de las tropas era bueno.
Puntos fuertes aislados entre sí, mal elegidos y construidos de forma defectuosa… Abd el Krim logró tomar Annual, capturando todos esos puntos uno tras otro logró desmoronar la resistencia española.
Un punto a su favor fue cuando Krim declaró la jihad, y lo hizo cuando toda su gente estaba más predispuesta para acometerlo. El fue preparando sus tropas sin actuar de manera precipitada, sino que lo hizo poco a poco. Fue probando las defensas con ataques y retiradas y llegó a la conclusión de que podía asestarles un golpe definitivo.
Los políticos… se habló ya aquí sobre política y ministerio de defensa. Ellos, en aquel hecho histórico, no solo se debe criticar al general Silvestre y sus tropas por aquellos sucesos. Los políticos también deberían rendir cuentas por haber permitido que el ejército, su ejército, el de España, se desintegrase por falta de suministros y de dinero. Como siempre: la corrupción se había convertido en parte integrante de la vida cotidiana española por aquel entonces. Aquellos soldados sin apenas munición de fusil y de artillería poco o nada podrían hacer.
Hizo falta un desastre como el de Annual para que la gente se diese cuenta de las consecuencias de sus acciones. Las revelaciones que salieron a la luz a propósito del comportamiento del ejército español en Marruecos fueron una lección dura de aprender.
El mariscal Lyautey, comandante francés y experto en campañas coloniales, nada más oír las noticias procedentes de Annual, comentó: «El soldado español, que es tan valiente como sufrido, podrá conocer mejores épocas bajo otros mandos».
Los fallos del general Silvestre en aquel desastre quedó claro, pero la responsabilidad no debe recaer únicamente en sus espaldas.
Abd el Krim venció, pero a quien venció realmente fue a décadas de corrupción y dejadez que habían sustituido a la política en Marruecos.
No hace falta conocer el peligro para tener miedo; de hecho,
los peligros desconocidos son los que inspiran más temor.
(Alejandro Dumas)
Excelente relato del hecho histórico, mi General. Sin duda.
Víctor Fraga, guardia civil y soldado.
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De todo éste relato tan dramático como veraz, difícil de asumir desde un punto de vista militar e incomprensible desde el civil, yo saco en consecuencia que un siglo más tarde podemos pagar muy caro, otra vez, la corrupción desde un gobierno incapaz y el desconcierto y la falta de medios desde los ejércitos de España.
No conozco en qué punto esté la moral de nuestros ejércitos para poder hacer frente, sin medios y ya me gustaría que al menos sí con mandos, a otra situación peligrosa que todos estamos temiendo a un plazo no demasiado lejano.
Lo peor de todo sería abandonar sin lucha.
¿Estamos realmente conscientes de lo delicado del momento? Sinceramente, no me gustaría estar en la piel de los melillenses, los ceutíes e incluso de los canarios.
La historia que hoy nos cuenta, desconocida en detalle por la casi la totalidad de la población civil actual, debiera servir de toque de atención para prevenir el futuro inmediato.
Al menos usted, mi General, se esfuerza en ello. No son «batallitas del abuelo», son realidades muy crudas y muy dramáticas que no quisiéramos tener que vivir de nuevo.
Yo subtitularía su artículo de hoy «A QUIÉN PUEDA INTERESAR».,. por si alguien capta la idea.
Gracias siempre por su esfuerzo por España. Si alguna vez estamos en disposición de hacerlo, creo que deberíamos plantearnos una medalla al mérito del esfuerzo y del tiempo empleado por el bien de todos. Es, ya lo se, una idea casi impracticable y no se si existe en el ámbito militar e incluso en el civil algún tipo de recompensa a éste tipo de comportamientos, pero si no la hay, habría que inventarla. Y no es un halago, mi General, no soy de las que se prodigan en esos menesteres, lo pienso y lo siento así muy sinceramente.
Con afecto
Margarita Alvarez-Ossorio
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A las órdenes de V. E., mi General.
Cuánta sangre y heroísmo se derrochó en aquella larga guerra. Conocí a personas que estuvieron en ella, como Soldados de reemplazo, y también a bastantes mandos, y se erizaba el vello oyéndolos contar episodios en los que habían participado. Y a las penurias normales de toda guerra, siempre con la muerte presente, tenían que sumar el hambre y la sed atroces por la dificultad, a veces insalvable, de reabastecerse.
Pero supieron cumplir hasta morir.
¡¡¡Viva España!!!
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Magníficos artículos. Poco más que añadir. Uno queda sobrecogido ante el heroísmo de esos soldados. En cuanto a Silvestre, sin duda es un general controvertido. Vi/escuché (en youtube) sendas conferencias, una de un coronel de Artillería (además, doctor en Historia) y otra de un coronel de Caballería en la que destacan sus buenas notas en la Academia Militar e intentan exculparle del desastre. Como curiosidad, Silvestre fue uno de los principales opositores a la creación de la Legión, una unidad militar que era muy necesaria y que debería haberse creado mucho antes. Decía Napoleón que en la guerra un gran desastre implica siempre un gran culpable.
«La cara de asombro y extrañeza del Jefe de la Sección de Campaña al llegar a Annual…» Debió de poner la misma cara que cuenta el general Guderian en sus memorias cuando fue llamado al cuartel general de Hitler y vio desplegar ante él un mapa de la URSS.
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Mi General, querido Rafa, solamente quiero escribir una palabra que lo dice todo. ¡COLOSAL!.
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Te contesto con otra y con fuerza: ¡Gracias!
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