Historia y costumbres del tratamiento y cortesía militar.
Según la RAE, la cortesía es demostración o acto con que se manifiesta la atención, respeto o afecto que tiene alguien hacia otra persona, es una virtud que consiste en el conocimiento de las propias limitaciones y debilidades y en obrar de acuerdo con este conocimiento.
En el ámbito de la milicia, el tratamiento y cortesía militar también tienen su propia normativa, que se traduce en el respeto mutuo y la reciproca consideración entre el subordinado y el superior jerárquico y a la inversa.
Si hacemos un repaso por los cambios lingüísticos del castellano a lo largo de su extensa historia, podremos apreciar que incidencia ha tenido en los tratamientos reverenciales o de cortesía y, por ende, en el tratamiento militar.
EVOLUCIÓN DEL LATÍN AL CASTELLANO
Como bien explica Lola Pons, historiadora de la lengua y catedrática de la universidad de Sevilla, en casi todos los idiomas del mundo hay un tratamiento directo y otro indirecto utilizados entre las personas con las que nos relacionamos, conociéndose como un tratamiento reverencial.
El latín, como nuestra lengua materna, contaba con el pronombre «tú«, apareciendo en el siglo III la forma «vos». Esta forma es la que hereda el castellano para dar un tratamiento más reverencial o cortés que el «tú», que se utiliza para personas cercanas o en un entorno familiar.
Durante la Edad Media , desde el siglo XI hasta el siglo XV, podemos encontrar en múltiples escritos y documentos, el tratamiento de «vos» para dirigirse al rey, o bien los vasallos para dirigirse al noble. Incluso, el «vos» también era utilizado para referirse a una persona importante y de mayor edad en la familia.
A partir del siglo XVI, su uso cambia y aunque se sigue utilizando el «vos» como tratamiento de cortesía, se ha producido un “desgaste” que tiende a utilizarse de forma común entre iguales, perdiendo su tratamiento de cortesía reverencial.
A principios del siglo XVII el tratamiento «vos», se ha «depreciado» tanto que la sociedad necesita «crear» nuevos tratamientos para dirigirse de forma respetuosa a sus superiores, surgiendo términos como: «vuestra reverencia», «vuestra merced», «vuestra señoría», etcétera. Con el tiempo y su uso frecuente, algunos de dichos términos también llegarán a desgastarse, perdiendo su significado reverencial y de cortesía. De aquí tenemos la evolución de «vuestra merced» a «usted», que se extiende a partir del siglo XVII.
EVOLUCIÓN DE LOS TRATAMIENTOS DE CORTESÍA
Pero algunos de los tratamientos de cortesía anteriores también evolucionan a nuevas formas. Por ejemplo, «vuestra señoría” evoluciona a «usía» o bien «vuestra reverencia» a «vuecencia». Pero sólo una de ellas llegó a ser un pronombre que es el actual «usted». Su origen queda muy claro al ver cómo se abrevia el tratamiento de «usted» como «Vd.», con la uve de «vuestra merced».
El pronombre de tercera persona del plural «ustedes» terminó arrinconando a la forma «vosotros», siendo muy utilizado en Andalucía, Canarias y la mayor parte de los países hispanoamericanos, como expresión familiar y cercana.
TRATAMIENTOS Y CORTESIA MILITAR
Desde el saludo militar hasta los diferentes tratamientos que corresponden a cada uno de sus miembros, conforman una conducta que, como señalan las Reales Ordenanzas para las Fuerzas Armadas en vigor, “constituye la expresión más sincera del respeto mutuo, disciplina y unión espiritual entre todos los miembros de las Fuerzas Armadas”.
En la evolución del lenguaje y, por ende, del tratamiento y cortesía, han existido muchos cambios, en la mayoría de las ocasiones, asociados a un momento histórico, enclave geográfico o bien coincidiendo con la proclamación de un nuevo monarca.
En este breve artículo, vamos a intentar dar una contestación a las causas que originaron dichos cambios, sin caer en la tentación de recurrir a las consabidas respuestas de “siempre se ha hecho así”, o bien la más aclaratoria, pero en versión negacionista, “nunca se ha hecho así”. Es lo que ocurre con los llamados “bancos pintados”. Es decir, órdenes o procedimientos que, si bien en su día fueron efectivos y hasta necesarios implantar, en la actualidad han perdido su razón de ser, careciendo de sentido y de justificación su continuidad. Sin embargo, lamentablemente, algunos aún perviven entre nosotros y su uso diario está más que aceptado, sin que nadie ponga reparo en ellos. Tal vez por dejadez, falta de iniciativa o temor al cambio, o bien por un conformismo pernicioso que deberíamos evitar.
CASA DE AUSTRIA
En los tiempos de la casa de Austria, el tratamiento militar, en el formalismo que nos ocupa, era de tal manera que el subordinado se dirigía al superior jerárquico con el prefijo de “señor” (señor capitán, señor comandante, etc.) o bien con el termino de vuestra excelencia o vuecencia, para el caso de los generales, almirantes o maestres de campo. Del mismo modo, el superior jerárquico también tenía la obligación de tratar con respeto y consideración al subordinado, mediante el tratamiento de usted.
Así viene reflejado en algunos de los artículos de las reales ordenanzas de Carlos III, promulgadas en el año 1768 como marco de actuación, comportamiento, y derechos y deberes de los militares del reino de España. Estas reales ordenanzas, con pequeñas modificaciones estuvieron en vigor hasta el año 1978, en donde fueron sustituidas por las ordenanzas de S.M. el Rey Juan Carlos I.
Así, podemos leer lo siguiente en algunos de sus diferentes títulos:
Art. 27. “Los Cabos en su trato con los Soldados serán sostenidos, y decentes; dará a todos el Usted; les llamará por su propio nombre, y nunca se valdrá de apodos, ni permitirán que los Soldados entre usen de voces, ni chanzas de mala crianza”.
Art. 7. “El Sargento tendrá con los Soldados, y Cabos un trato sostenido, y decente; dará a todos el Usted: no usará, ni permitirá familiaridad alguna, ni permitirá familiaridad alguna, que ofenda a la subordinación: será exacto en el servicio, y se hará obedecer, y respetar”.
CASA DE LOS BORBONES
Con la llegada a España de la Casa de Borbón y la proclamación del rey Felipe V en el año 1700, sucediendo al último rey de la dinastía de los Austrias, Carlos II, quien había muerto sin heredero, se van a llevar a cabo significativas transformaciones, tanto en la organización como en el tratamiento militar en sus ejércitos y armada.
El nuevo ejército que se fue formando, comenzó a destacarse por su carácter permanente y profesional. Además, se originó una nueva organización administrativa basada en un sistema disciplinado y centralizado. También se introdujo un nuevo modelo de instrucción en la infantería con el uso del fusil y la bayoneta en lugar del antiguo mosquetón, se perfeccionaron los servicios de acuartelamiento, intendencia y transporte, entre otros.
Estas reformas inspiradas en el modelo francés, llevó a suprimir los tradicionales tercios por la estructura de brigadas, regimientos, batallones, compañías y escuadrones. A partir de ahí, el ejército se dividiría en cuatro cuerpos: infantería, caballería, artillería e ingenieros, como permanece en la actualidad.
En aquella época, el tratamiento protocolario entre militares era el de “señor” seguido del empleo militar correspondiente.De igual modo, el tratamiento entre militares en otros ejércitos europeos corría la misma suerte. Como por ejemplo en Italia, con la expresión “signore capitano”, “signore colonnello”, etc. Sin embargo, en el Reino Unido el tratamiento de “señor” quedó limitado a los superiores jerárquicos de grado superior.
Por otro lado, en Francia se llevó a cabo una modificación lingüística digna de reseñar y que, a la larga, afectaría también a los ejércitos españoles. La expresión de tratamiento militar era “monsieur”, seguida del empleo militar correspondiente, por ejemplo, “monsieur le capitane”. Esta expresión resultaba excesivamente larga para el uso habitual, por lo que “monsieur” se abrevió por su equivalente “mon”. De ahí, que la nueva expresión, “mon capitaine” se consolidase rápidamente, como un formulismo en el argot militar más práctico y efectivo.
Este nuevo formulismo en el tratamiento militar, lo traerían los franceses a España con la llegada de la Casa de Borbón, siendo una de las muchas innovaciones implantadas por el nuevo monarca y sus consejeros en los ejércitos y armada españoles. La peculiaridad surge al ser popularizada dicha expresión en el ámbito militar, ya que el “mon” sufriría una transformación al castellano de “mí”, como pronombre posesivo, en una traducción muy libre a la vez que incorrecta, y que aún sigue en vigor.
TRATAMIENTOS DE CORTESIA A LOS MIEMBROS DE LAS FF.AA.
En las Reales Ordenanzas del Ejército de Tierra, aprobadas por el Real Decreto 2945/1983 de 9 de noviembre, entre sus artículos que la conforman se encuentran los siguientes:
Art. 287.Todo militar que deba dirigirse de palabra a un superior se cuadrará ante él, le saludará y le dirá «a la orden de (tratamiento), mi (empleo del superior)» cuando tenga tratamiento de excelencia o señoría y «a sus órdenes, mi (empleo del superior)» cuando tenga el de usted, quedando luego en la posición de firmes mientras no se le indique otra cosa; al despedirse se cuadrará, empleará la fórmula «ordena (tratamiento) alguna cosa, mi (empleo del superior)» y volverá a saludar.
Art. 301.Todo militar recibirá, tanto de palabra como por escrito, el tratamiento que tenga legalmente reconocido por razón de la dignidad, autoridad, empleo o cargo y condecoraciones que posea. En el ámbito militar sólo se emplearán los tratamientos señalados en este título. En sus relaciones con autoridades civiles el militar les dará el tratamiento que legalmente les corresponda.
Art. 305.En mensajes cursados entre componentes de las Fuerzas Armadas por asuntos del servicio se omitirán los tratamientos.
En los manuales de cortesía, como siempre, nos encontramos una descripción más minuciosa sobre el tratamiento que deben recibir en este caso los integrantes de las FF.AA.:
Excelentísimo Señor. Generales de los ejércitos y almirante de la Armada, tenientes generales y almirantes, generales de división y vicealmirantes, generales de brigada y contraalmirantes.
Ilustrísimo Señor. Coroneles y capitanes de navío.
Señor. Comandante y capitán de corbeta, capitán y teniente de navío, teniente y alférez de navío, así como el resto de las graduaciones, desde suboficial mayor hasta soldado o marinero.
Existen varias particularidades en el tratamiento de cortesía que debe darse a los miembros de la Armada. Así, a diferencia de los otros ejércitos, en la Armada se suprime el pronombre posesivo “mí” para dirigirse al empleo de almirante.
Por otro lado, también en la Armada se utiliza la expresión de “oficial” para designar a aquellos miembros que ostentan el empleo de “alférez de navío” hasta el de “teniente de navío”. De igual modo, se denomina “comandante» a todos los oficiales desde el empleo de capitán de corbeta hasta el de capitán de navío. En el caso de dirigirse a un suboficial, se suele utilizar el apelativo “don” seguido del nombre de pila del interpelado correspondiente.
CONCLUSÍÓN Y PROPUESTA
En consonancia con lo anteriormente expuesto, en la actualidad, en donde la mujer lleva incorporada a las filas de nuestras fuerzas armadas y guardia civil más de 30 años, no parece muy acertado ni correcto la utilización del apelativo “mí” para dirigirse a una superior jerárquica, máxime, cuando ya conocemos el origen histórico del citado “mí” de “monsieur” o “señor”.
Para adecuar el tratamiento y cortesía miliar a los tiempos que corren, en donde conviven en nuestras filas tanto hombres como mujeres, parecería más razonable y correcto, suprimir el apelativo “mí”, para dirigirse a una superiora jerárquica, dejando tan sólo el empleo militara secas (teniente, capitán, teniente coronel, etc.).
Por otro lado, y en aras a la igualdad entre todos sus miembros, también en las normas de conducta de actuación en el tratamiento y cortesía militar, se podría optar por suprimir el pronombre posesivo “mí”, tanto para hombres como para mujeres, todos integrantes por igual y con los mismos derechos y deberes de nuestras fuerzas armadas y guardia civil.
De este modo, habríamos contribuido a suprimir uno de los muchos “bancos pintados”, en este caso particular por su origen francés “banc peint”, existentes en nuestra institución militar; para adaptarnos al siglo XXI en que nos ha tocado vivir. Ya es hora que nos podamos ir sentando cómodamente en esos bancos ya secos hace demasiados años, sin temor a mancharnos.
Julio Serrano Carranza, coronel de aviación (R).
Blog: generaldavila.com
4 agosto 2022
Muy acertado tu análisis. Ojalá no caiga en saco roto. Enhorabuena Coronel.
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Magnífico trabajo, y muy documentado. Lo que demuestra que casi nada es por casualidad y si hay «desgaste» (como expresa Don Julio) en la actualidad, más en la sociedad civil, en las buenas formas y el trato, es por lo poco leída que es la gente. No sé el origen y a lo mejor alguien me lo podrá aclarar, pero mi querida madre, cuando alguien trataba de manera descortés o apeando el debido tratamiento del Vd. por el tú, decía siempre «ése parece» (o «ése es») falangista.
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Muchas gracias por la lección, de buenos modales o urbanidad que nos ha dado. Saludos para todos.
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A las órdenes de V. I., mi Coronel.
Muy instructivo e interesante el artículo. un servidor tiene que confesar que eso del orgen francés de la fórmula todavía en vigor, y a la que tuvo que atenerse durante tantos años, lo sospechaba pero no lo tenía claro, y tampoco se habá preocupado de profundzar enese conocimiento.
Lo de la Marina y sus costumbres es otro mundo, incluso más antíguo y difícil de modificar. Siempre me llamó la atención lo de tratar a los Suboficiales con el Don, seguido del nombre de pila. Me parecía un exceso de familiaridad, y quizás un punto de compadreo, que podría lesionar la disciplina en el trato, o como si el subordinado se estuviera dirigiendo a un civil, sin más obligación de pleitesía y reconocimiento de la diferencia de posición jerárquica.
En fin, curiosidades. Menos mal que aquella importación de: «Salud, camarada» fue circunstacial, y lo mismo que surgió, desapareció.
¡¡¡Viva España!!!
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No le veo la razón al suprimir el “mi”, que no “mí”, pues es determinante posesivo que acompaña al grado o empleo: cabo, cabo1°, sargento… hasta el teniente general.
Lo que sí debería erradicarse es el abominable “capitana”, tan frecuente como “jueza”, en las publicaciones y series televisivas españolas.
El sustantivo se refiere única y exclusivamente al grado, empleo o cargo: capitán o juez; nunca a la persona que lo desempeña, cuyo género gramatical queda definido por el artículo o determinante que lo acompañan.
Con el debido respeto, siento discrepar del parecer de Usía, mi coronel.
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Buenas tardes a todos.
Siempre es bueno e instructivo conocer el origen de costumbres y usos que nos ha impuesto el tiempo, y que muchos ni nos habremos parado a analizar, si no hemos tenido que ahondar en ellos por motivos profesionales o académicos.
Por lo que respecta a los tratamientos entre soldados de uno u otro cuerpo, ya puede figurarse, Coronel Serrano Carranza que una civil como yo lo ignoraba todo, y me alegra que alguien nos haya aclarado algunos de ellos para si surge la ocasión, como ocurre precisamente cuando escribimos comentarios en este blog y debamos dirigirnos al articulista de turno, podamos hacerlo correctamente y con la fórmula adecuada.
Debo confesar que me deja un poco desconcertada cuando aconseja suprimir el «mi» anteponiéndolo al empleo correspondiente en la escala militar por un motivo de sexo, porque en mi humilde opinión y una vez que ese «mon» se tradujo al español, no hay gramaticalmente ningún problema respecto al sexo de la persona a la que se dirige el saludo ni tampoco para quién lo pronuncia.
Y ya puestos, y refiriéndome al ámbito civil, me parece mucho más grave ese «tu» generalizado que tenemos que soportar cuando un empleado de cualquier comercio, o simplemente, de un desconocido nos interpela con ese «tu» sin respeto ni al sexo ni a la edad. Me parece una degeneración de la educación más elemental cuando por ejemplo una simple telefonista de cualquiera de las compañías telefónicas que existen en el mercado nos trata de tu, aunque nosotros sigamos empleando el usted, y le aseguro que antes de terminar la conversación no dejo de señalar que en nuestra tierra y en nuestra educación, o al menos entre los que nos enorgullecemos de haber recibido unas nociones en esa materia, nos molesta que un desconocido o desconocida se atreva a lo que consideramos un exceso de confianza a la que no hemos dado pie y que no nos agrada.
Muchas gracias por su artículo y un respetuoso saludo, mi Coronel.
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Muy interesante y ameno.
Un abrazo.
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A ver si esto a cebriancarrillo le resulta aclaratorio…
«… y así, hijo, fundamos aquel movimiento, y desde entonces las derechas nos han llamado socialistas; las izquierdas, fascistas; los burgueses, avanzados; los extremistas, tibios; los fanáticos, ateos; los ateos, beatos; los ricos, desaharrapados; los pobres señoritos…
Un abrazo!!!
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Mi General : Gracias al Coronel D.Julio Serrano, por su magnífica exposición de temas muy lnteresantes. 🇪🇸🇪🇸🇪🇸
¡¡¡ TODO POR LA PATRIA!!!
…
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No quiero polemizar ni es mi intención, y no sé si se refiere Vd. a lo que decía mi querida madre y yo siempre le escuchaba cuando alguien tuteaba en exceso. Gracias por la aclaración, pero el tono me parece falangista, como diría mi pobre madre.
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