Hoy mi testimonio va a ser un poco más largo de lo habitual. Lo entenderán ustedes al terminar su lectura.
He dudado en su publicación, pero como pienso que solo puede transmitir buenos sentimientos me he decidido a ello.
No importa de quién viene este testimonio, solo saber que una anciana me lo mandó cuando yo mandaba la Legión. La había nombrado Dama Legionaria de Honor. Su edad y estado de salud la impidieron venir a recibir su título. Un comandante se ofreció voluntario para llevárselo personalmente.
Había sido enfermera durante la Guerra Civil y estuvo en un hospital de sangre donde atendió a muchos soldados entre ellos legionarios.
Me escribía con frecuencia. Esta es una de sus cartas.
“Hay muy pocas cosas en la vida que te llenen de satisfacción, en un plan jocoso como recordatorio de mi juventud se cantaba “tres cosas hay en la vida salud, dinero y amor, el que tenga estas tres cosas que le dé gracias a Dios”. Yo añadiría “, “y el Honor”. También he oído que cuando hay que cumplir o agradecer es muy socorrido y breve por añadidura: -No sé qué te diga –y en los funerales:-No quiero decirte nada, no tengo palabras.
Ahora me toca a mí expresarme para decirle a Vd. que cuando recibí el Título a mi nombre, con esa presentación, con letra gótica, en color, porque yo en mi vida había visto tal delicadeza hacia mi persona y de la mano de quien viene y si hice algo a favor de unos hombres, sufridos, callados ante muchos dolores, perder miembros y ojos, con su valiente resignación, nos enseñaron que el sufrimiento, mejor callado para no hacer sufrir. La verdad es que no tengo mérito alguno por haber sido una mera espectadora de tanto dolor. Consolé, vendé, di varias veces mi sangre a hombres que no lloraban solamente se les humedecían los ojos y apretaban los dientes. Las enfermeras estábamos como clavadas en el hospital, sin medir la hora y el tiempo.
No había bastantes sanitarios, los médicos y cirujanos iban y venían de Zaragoza a Pamplona, de los pueblos…
Pero volvamos a donde he comenzado. Yo le doy mi palabra, a mi también se me han humedecido los ojos (solo humedecer, General) porque soy legionaria porque Vd. me lo ha hecho saber de su puño y letra y ante tanto dolor y tantos años que el viento se ha llevado, un reencuentro que no se olvida lo que aquello fue.
Muchas gracias Don Rafael ya tengo un lugar en mi casa (el mejor) para colocar el honor que me ha hecho y creo que un día cuando Dios quiera que yo ya no esté en mi casa, mis nietos o bisnietos dirán: -este Título de legionaria, era o es de nuestra abuela que se lo dieron por servir a la Legión y por España.
Solo eso, que para mí será una de las mejores memorias que les deje. Hoy vivo sola, se pierde al marido, los hijos, los nietos, todos tienen su vida, mi casa que estaba llena de alegría, hoy está triste, vacía, llena de recuerdos, hasta llena de soledad. Me paseo por la terraza y voy echando pan para los pájaros y las palomas. Me conocen y vienen a bandadas. Ellas son mi compañía. Mi nieta… trabaja en el hotel… de… Le envío un relato imaginativo que escribí cuando murió mi marido. Se lo dedico. Quise escribir unos versos para la Legión, pero la poesía no es mi fuerte y los rompí. Pero termino con esta estrofa: ¿En quién confía la Nación? En la Legión y de todo corazón.
Un saludo, un abrazo. Muchas gracias por todo lo que se ha molestado por mí. Que sepa que le tengo muy presente.
¡Viva España! ¡Viva el Rey! ¡Viva la Legión!”
Este es el cuento que me dedicó. Juzguen ustedes.
LA SOLEDAD
Había conseguido un empleo fijo, eso me ayudaría a disponer de una vivienda estable y dejar el hostal. Repasé los anuncios de pisos en renta, hasta que en una agencia me ofrecieron uno con condiciones especiales, era para una persona sola y solvente.
Fui examinada y preguntada, con informes, más tres fianzas adelantadas. Por supuesto amueblado. En la entrevista para ver la vivienda, se personó el dueño, un hombre de unos cincuenta años que me repitió hasta la saciedad las condiciones. El piso para mí, más que suficiente. Después de firmar el contrato, entregar las fianzas y ponerme los rayos x, me invitó a un café donde se explayó para decirme:
-Le dejo casi todo, yo no lo necesito. En el piso vivía mi madre que al final de su vida la tuvimos que llevar a una residencia “de los de la tercera edad”, todos los hijos trabajamos, los nietos también, nos es imposible atenderla, ya le digo, hasta que falleció en la residencia.
Me dio las llaves y le pedí un inventario del que me haría responsable. Accedió. En la mesa del comedor fuimos apuntando, tantos muebles, una vajilla, tantos cubiertos, tanta ropa de mesa y un etcétera muy largo. Al pasar por una habitación pequeña me sorprendió una máquina de coser, plancha, innumerables cajas de hilos, tijeras… El señor me aseguró que él no necesitaba nada de aquello y que ignoraba su uso. En una cesta bastantes ovillos de lana, una estampa con la virgen y agujas para tejer…, el señor me dijo que allí estaban todos los tesoros de su madre y que me regalaba todo lo que había en el pequeño taller de costura, a él no le hacían falta.
Me apercibí de que era un hombre frío y algo ausente del cariño hacia su madre.
Nos despedimos, me deseó suerte, con su tarjeta y el teléfono por si necesitaba llamarle. Me trasladé desde el hostal con mis pertenencias, comenzando mi vida en aquel piso.
Pasaron los días, una tarde de otoño lluvioso volví a repasar en la cesta de los ovillos de lana y las agujas, parecía todo preparado para empezar una labor. Calculé qué se podría hacer; quizá un echarpe, conté hasta veinte ovillos, más que suficiente… Aquella tarde monté los puntos. Como las tardes las tenía libres, enseguida terminé con el primer ovillo. No di crédito a mis ojos, en vez de papel en que se empezó a devanar la lana se desarrugaron unos billetes de aquellos de diez mil pesetas, conté hasta diez billetes disimulados, dobladitos en el ovillo.
Me dio un vuelco el corazón. Sospeché que quizá hubiera más dinero oculto. Desdevané ovillo tras ovillo y en todos encontré el mismo hallazgo que en el primero. Pero en uno dobladita una nota o vamos a decir confesión o carta firmada por la que creí era de la señora la carta. Leí despacio, merecía la pena, decía así:
-Me han dejado sola, a veces me parece que llaman a mi puerta y corro para recibir al que creo que viene, pero no es nadie, solo el viento que bate una persiana, solo el viento. Están muy ocupados, quiero mentirme a mí misma, no es que me dejen sola. Y los disculpo, otro día vendrán o me llamarán por teléfono.
Estoy sola y alguna vez me caen lágrimas negras, deben ser del rímel que aún me unto en mis ojos que fueron bonitos.
He querido mucho a mi familia, les he dado de todo, hasta mi inmenso cariño que no han sabido valorar. Mis bienes materiales sin medida. Hoy he sacado del banco lo último que tengo. He esperado mucho a que vinieran a verme. La semana pasada me llamó mi hijo por teléfono: “que vaya pensando en ingresar en una residencia”. No quiero irme de mi casa y tampoco que encuentren dinero para pagarla. Lo voy metiendo en los ovillos, no creo que lo hallen. Lo dejo para quien lo encuentre tejiendo mis lanas, se llame como se llame…
Fue un 25 de Diciembre Navidad de 2001
Lo recuerdo como el mejor regalo de Navidad.
Las Damas y los Caballeros Legionarios de Honor solo deben diferenciarse de las Damas y Caballeros Legionarios que han formado o forman en las filas de la Legión en el lugar donde lucen el uniforme. Unos lo llevan por fuera, los otros por dentro y todos deben vestir su alma con el Credo de la Legión.
General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez
Blog: generaldavila.com
ATENTAMENTE Y CON EL DEBIDO RESPETO
A LA DAMA LEGIONARIA
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AUNQUE YA LO HABÍA LEÍDO
HOY LO VUELVO A REPASAR
PARA PODERME EXPRESAR
HACIENDO HONOR AL SENTIDO
QUE PRODUCE LA SOLEDAD.
ESTA MUJER LA SOBRELLEVÓ
DE LA FORMA MÁS HUMANA
QUE LAS PERSONAS ANCIANAS
VAN MITIGANDO EL DOLOR
CON ESAS FUERZAS Y GANAS.
DE QUIENES SU VIDA DIERON
CON EL AMOR Y LA HUMILDAD
HABIDA EN LA HUMANIDAD
CULTIVADA A LOS ENTREGOS
DEL PRINCIPIO HASTA EL FINAL.
OTRA VEZ ME HA EMOCIONADO
EL RELATO TRISTE Y AMOROSO,
AMARGO, DULCE Y PRODIJIOSO
Y EL EJEMPLO QUE HA QUEDADO
ENGRANDECE SU RESPONSO.
AUNQUE YA LO HABÍA LEÍDO
HOY LO HE VUELTO A REPASAR
PARA PODERME EXPRESAR
HACIENDO HONOR AL SENTIDO
QUE PRODUCE LA SOLEDAD.
ESPAÑA DÍA 19 DE ENERO DE 2.024
Ramón Lencero Nieto
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Emoción y honra al honorario, tanto como a quien le elige para su condición.
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Precioso Mi General. Una lección fabulosa, ¿dónde han ido a parar los valores?, ya se han perdido, pero siempre sale algo bonito y ese granito se convierte en algo grande y hermoso, para ejemplo de todos.Muchas gracias y saludos para todos.
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Honra y honor al que supo honrar a quien desde su humilde condición cumplió con su obligación y supo mantener con honor y generosidad absoluta su satisfacción por el deber cumplido.
Mi General, me ha emocionado el relato que, supongo, no será el único que testimonie el de tantos héroes anónimos que desde su humilde y desconocida situación, han hecho grande a nuestra Patria.
Joaquin Tienda Carril
Las Rozas a 19 de enero de 2024
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MUY EMOCIONANTE EL RELATO DE LA DAMA DE HONOR DE LA LEGION. LA VERDAD QUE LA LEGION ES MAS QUE UN CREDO, ES ALGO QUE SE ELEVA POR SI SOLO. EN CEUTA , MI PATRIA CHICA, LES HE VISTO MUCHAS VECES DESFILAR Y SOBRE TODO LOS EMOTIVOS SABADOS LEGIONARIOS. UN ABRAZO PARA LA SEÑORA. SIEMPRE A SUS ORDENES MI GENERAL.
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Una gran señora, de espíritu legionario y de tan merecido título.
Sigue vigente la situación que describe. Hoy el contacto humano se resuelve con un corto mensaje escrito y mejor que no te quejes porque nunca tienen tiempo. Son pocos los que llaman sin venir a cuento para preguntar cómo estamos. No tienen tiempo.
Y digo yo que si todos los días tienen tiempo para trastear el móvil y ver en silencio las cosas que unos y otros subimos a Internet, bien podrían dedicar de vez en cuando un minuto a escribir un corto mensaje. Algo así como «¿Qué tal?». Lo he cronometrado y son 5 segundos. Para los torpes que sean 10. Pues eso. Pero la soledad también les llegará a quienes no tienen tiempo. Nada ha cambiado excepto las formas.
Mi General, gracias por compartir tan entrañables vivencias.
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Con permiso de Vuecencia, mi General. «¿En quien confia la Nación?. En La Legión, de todo corazon». Si algún día desapareciera La Legión, tambien habría desaparecido nuestra Patria (España).
Hace mucha falta que todo el mundo conozca el Credo Legionario para saber lo que es «Honra y Honor».
¡¡Arriba España y Viva La Legión!!. Julio de Felipe Jimeno
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Da todo su cariño y al final de su vida no saben valorar todo lo que se entrega hacia los hijos. Es un poco como la legión.¿ Han defendido a España para terminar así?
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Dedicó toda su vida a su familia con todo su amor y sacrificio para que luego la dejaran sola…. es como ahora en España. ¿Todos los que defendieron a su país para estar ahora en estas condiciones? Es frustrante y por culpa de unos ineptos estamos en decadencia y vulnerables en todos los sentidos.
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A las órdenes de V. E., mi General,
Real como la vida misma eso de, «por su bien», dejar en una residencia a la abuela, y solo volver por allí, si acaso, el día que les llaman para decirles que ha muerto. Porque ni siquiera preguntaron detalles por teléfono cuando el día anterior les avisaron que estaba muy grave.
La faena de esa abuela de los ovillos de lana con su dinero, sencillamente genial.
¡¡¡Viva España!!!
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Buenos días mí General
Considero personalmente una pena cómo ha terminado esa pobrecita yaya, con todo lo que ha pasado y padecido por todos y que intenten que termine en un lugar no muy apetecible para ella , eso es una injusticia muy grande que no se puede tolerar. Esa Yaya , debería terminar con una muerte digna , y placentera sin ningún padecimiento posible.
Un saludo
VIVA ESPAÑA
VIVA EL REY
VIVA LA LEGIÓN
José lerenas campoy
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