HASTA LUEGO CORONAVIRUS. Coronel Ejército del Aire en la Reserva, Carlos de Palma Arrabal.

Existe una ley natural desde hace miles de años que viene a indicar, con sus lógicas excepciones, que los humanos que quieran sobrevivir en este mundo han de tener en cuenta su INSTINTO, pero que si además buscan el progreso tendrán que aplicar también la INTELIGENCIA. La raza humana ha sobrevivido y progresado hasta hoy gracias a haber integrado estos dos aspectos en su actividad. Prescindir de uno de ellos, o intercambiar sus respectivos campos de aplicación resulta absurdo, ineficaz y peligroso. Es decir, pretender progresar sólo con el instinto, la irracionalidad, las ideologías, etc., puede conducir a la ruina total; y viceversa, querer sobrevivir sólo en base a la inteligencia, a teorías, artificios mentales, etc., puede concluir en un batacazo descomunal. Hay que equilibrar el instinto y la inteligencia para cada situación, y caminar apoyados en estas dos piernas.

Las líneas que siguen ahora son una continuación del artículo “Coronavirus desde la Retaguardia” que tuve el honor de compartir en este prestigioso Blog el pasado 14 de abril. En esa fecha nos encontrábamos confinados en domicilio, pero ahora que hemos parado su primer golpe, deberemos aplicar por un lado la Inteligencia para no bajar la guardia y seguridad sanitaria, y por otro el Instinto para luchar por nuestra supervivencia económica. En estos días, la Inteligencia podrá ser pesimista, pero el Instinto se rebelará contra los pronósticos.

Las empresas habrían de seguir pendientes de las subvenciones, liquidez, contratos, etc., pero sería muy importante poner énfasis en la producción y competitividad. Por parte de los clientes, y en especial aquellos con holgadas posiciones económicas, podrían ser generosos e incrementar de inmediato sus patrones de consumo habituales, practicando además la solidaridad ciudadana. En el horizonte se vislumbran cambios profundos precipitados por esta pandemia, pero no todos lo serán por causa del Coronavirus, sino por la prepotente gestión anterior de nuestros hábitos, instinto e inteligencia. Sin embargo los españoles no solemos rendirnos; el mundo siempre nos ha admirado por algunos de nuestros defectos y muchas de nuestras virtudes, en absolutamente todas las épocas por mucho que pese a algunos detractores. España es una referencia, cuya prosperidad y estabilidad hay que recuperar, por nosotros, por nuestros descendientes y por nuestros países vecinos. Frente al Coronavirus, aún nos queda una importante reserva de coraje que hay que convertir en futuro sostenible.

El 14 de abril defendía en este Blog la idea de que pensemos por nosotros mismos, cumpliendo las normas gubernativas en todos los niveles, y colaborando y yendo más lejos pensando al mismo tiempo en iniciativas individuales y colectivas que pudiésemos aplicar desde la propia sociedad civil contra el Coronavirus. En dicho artículo también comentaba:

1º) La conveniencia de tener previstas ESTRATEGIAS a seguir contra posibles amenazas y desafíos: Ver “Estrategia de Seguridad Nacional 2017”, que señala entre otras las Epidemias y Pandemias.

2º) La necesidad de tener listos para su inmediata aplicación una serie de PLANES DE CONTINGENCIA y LECCIONES APRENDIDAS: Ver “Plan Nacional de Preparación y Respuesta ante una Pandemia de Gripe de 2005”, y su “Actualización de 2006”.

3º) Dado que los distintos niveles de servicio públicos ya tienen sus competencias, invitaba a particulares, grupos, empresas, sectores económicos, agentes sociales, etc., a reflexionar sobre estos conceptos, a fin de prepararse para hacer frente a dichas potenciales amenazas y desafíos, tanto sanitarios, como económicos, de seguridad, etc., de modo que pudiesen complementar esos planes de contingencia gubernativos con los suyos propios, para no improvisar contra el Coronavirus.

Seguidamente se afronta en este artículo el asunto de los PROTOCOLOS, que invito a considerar en tres categorías: Protocolo BÁSICO nacional para población general, Protocolos ESPECÍFICOS a implantar por sectores de actividad (hostelería, restauración, aviación, cruceros, comercios, zonas deportivas, espectáculos, etc.), y Protocolos PARTICULARES que adapte para sus empleados y público o asistentes cada instalación concreta (bar, fábrica, tienda, oficina, comunidad de vecinos, zoológico,casa rural, campamento de verano, museo, cine, teatro, palacio de congresos, asociación, etc.).

Estos protocolos siempre han existido, pues se cuenta con una normativa consolidada y servicios muy profesionales de Salud, de Prevención de Riesgos Laborales, de Inspección del Trabajo, de Protección Civil, de Orden Público, administradores, gerentes, etc. Por ello, y en mitad de esta crisis, parece sensato no inventar nada nuevo por ahora, ni crear nuevas estructuras, ni cargos “ad hoc” en empresas o instituciones, ni inventar homologaciones o certificaciones adicionales, al menos hasta llegado el momento de pensar en las Lecciones Aprendidas de esta crisis, y conocer su grado de alcance o transitoriedad. Lo que sí se podría hacer en cambio es actualizar esta normativa, así como los servicios y los recursos económicos directamente relacionados con el Coronavirus. Pasemos a comentar estos protocolos.

PROTOCOLO BÁSICO GENERAL: Ya está siendo ordenado por las autoridades gubernativas en una ingente cantidad de publicaciones.Pero lo más importante es que la población tome conciencia de que la amenaza y riesgo del virus sigue presente en cualquier persona (excepto en las inmunizadas por haberlo superado). La pandemia podría repuntar o regresar, pudiendo tirar por tierra los enormes esfuerzos y fallecimientos sufridos. Es imperativo ser inteligentes y mantener las estrategias, planes, lecciones y protocolo de prevención básico que ya ha aprendido la población, consistente en: a) Uso de EPI individual y medidas colectivas (mascarilla, guantes, gafas, mamparas, etc.); b) Higiene y limpieza (manos, superficies, etc.); c)Etiqueta sanitaria (habilidad en el manejo de la vida normal, higiene y EPI); d)Distancia interpersonal (de 1-2 metros, que es la distancia resultante de extender los brazos entre las personas y no tocarse; abramos los brazos y volemos, sonriendo pero sin tocarnos); e)Conocer el procedimiento a seguir frente a posibles contagios (síntomas, avisos, aislamiento y en su caso hospitalización). El simple hecho de llevar mascarilla, aunque sea incómoda, nos recuerda mantener el resto de medidas, o también se puede pensar en un símil didáctico como el humo del tabaco, con el que podría imaginarse la nube de micro partículas que emitimos por la boca al hablar, y que resultan ser vehículos del virus. Hasta que el virus desaparezca, o nos lleguen test, o dispongamos de vacuna, o de pasaporte sanitario para viajar, etc., no deberíamos bajar la guardia durante al menos un año, debido al alto grado de interconexión e interacción social existentes.

Pero añadamos un ápice de optimismo. En la actualidad el virus ya nos pilla avisados y, sobre todo, con nuestro heroico personal sanitario y población mucho mejor preparados que al inicio de la crisis. Ahora somos más fuertes y resilientes para afrontar los aspectos personales y sociales de esta crisis. No así los aspectos económicos, sobre los que habría que consensuar las medidas, y aplicar la inteligencia, instinto, austeridad, solidaridad y ejemplaridad absoluta a todos los niveles, comenzando por uno mismo.

PROTOCOLOS ESPECÍFICOS: Ante la incertidumbre económica que se está produciendo han surgido cientos de iniciativas espontáneas por toda España para superar esta crisis, motivadas por razones de supervivencia económica que son tan acuciantes como las de salud. Convendría armonizar esas iniciativas con los protocolos ya existentes en el seno de los sectores productivos, empresas, etc., y dar una imagen sólida y fiable como País, para lo cual sería  necesario contar con las asociaciones de empresas y autónomos más representativos, sindicatos y estructuras de prevención de riesgos laborales. Es interesante ver el “Procedimiento de actuación para los Servicios de Prevención de Riesgos Laborales frente a la exposición al SARS-CoV-2, del 08 de abril de 2020”.

A falta de culminar estos desarrollos, resultan cruciales para España, Canarias, Baleares, Ceuta y Melilla, los siguientes Protocolos Específicos, que son complejos pero factibles:

  1. A) Sector aéreo de pasajeros (Compañías Aéreas, con OACI Internacional, o al menos EASA europea, nuestra Dirección General de Aviación Civil, ENAIRE y Aeropuertos Españoles).
  2. B) Sector de cruceros para pasajeros (Compañías de Cruceros, con la OMI Internacional, o al menos EMSA europea, nuestra Dirección General de Marina Mercante, Puertos del Estado y Autoridades Portuarias).
  3. C) Sector ferroviario para pasajeros (Los agentes españoles, con la EUAR europea, RISC, ADIF, Agencia Estatal de Seguridad Ferroviaria y RENFE, junto a los vecinos ferroviarios de Francia-EPSF y Portugal-IMT).

PROTOCOLOS PARTICULARES: Son los que podría aplicar cada gerente o entidad a su instalación, negocio y circunstancias concretas, para combinar su servicio con la seguridad de sus empleados y clientes. La experiencia indica que cuando abran de nuevo su actividad, estos protocolos habrán de ser implantados, repasados casi a diario con los empleados, y señalizados y recordados a los clientes.Hay que buscar la coexistencia de los criterios de seguridad sanitaria con los comerciales y económicos. Hay que proteger tanto a las personas como a las empresas.

Para todo tipo de entidades, los conceptos de Separación Interpersonal, Uso de EPI y medidas colectivas, Higiene, Limpieza y Etiqueta Sanitaria serán cruciales como nuevo factor competitivo, aunque sin perder la cabeza ni pretender convertir cada zona común en un quirófano. Mantener la separación entre 1 y 2 metros supone reducir transitoriamente los AFOROS al 50%, o sea, dejar un espacio o silla libre entre personas (restaurantes, cines, teatros, etc.) con referencia a horas punta, pues fuera de esas horas los locales no solían completar su aforo máximo antes de la crisis, ni a veces llegar continuamente a dicho 50%. Pero casi más importante que el Aforo podría ser la FACTURACIÓN, que depende en parte de lo anterior, pero también del ingenio empresarial y de que las autoridades locales y otros agentes pudiesen flexibilizar transitoriamente algunas limitaciones no esenciales (Por ejemplo: Una terraza podría expandirse algo en superficie o establecer turnos de servicio, un teatro podría elegir obras cortas para multiplicar sesiones y reducir tiempo de estancia en el local, etc.).No es nada, nada fácil, pero cada profesional sabrá cómo actuar adaptándose a sus circunstancias e imaginación. También sería importante apoyar a las empresas, recuperar sus actividades por “familias de servicios relacionados” y no convertir las relaciones entre estas y sus clientes en un laberinto (Por ejemplo: Para abrir hoteles, se podrían abrir al mismo tiempo sus “familias” de museos, restaurantes, atracciones y aquellas instalaciones culturales o asociadas que completen la oferta para sus clientes).

En conjunción con estos protocolos, que generan CONFIANZA, se podría considerar el lanzamiento de CAMPAÑASpara recuperar entre todos la imagen interna y externa de España previa a la crisis, y que a la vez infunda esperanza y seguridad jurídica a las empresas de que las adaptaciones e inversiones que realicen serán positivas y estables (en el caso de la pasada Ley del Tabaco se decretaron disposiciones y recomendaciones que luego cambiaron, con perjuicio para los establecimientos afectados). Algunos posibles enunciados para dichas campañas que podrían reforzar la “Marca España” y la recuperación económica de sus comunidades, regiones, ciudades, empresas, servicios, etc., podrían ser del tipo:

  • “LIBRES DE COVID ó COVID FREE” (ya iniciado para hoteles y diversos establecimientos en Madrid).
  • “OLVIDA EL COVID EN ESPAÑA ó FORGET COVID IN SPAIN”(para españoles y extranjeros).
  • “COMPRA Y DISFRUTA AQUÍ”(apoyo al comercio nacional y local).
  • “GO” (video promocional lanzado por la Junta de Andalucía).

España podría volver al punto anterior a la crisis, no importa tanto si más o menos pobres, pero sí que fuese unidos solidariamente, buscando recuperar la consolidada posición de prestigio sanitario, liderazgo turístico e imagen de calidad de sus empresas y todo tipo de servicios. El reclamo a relajarse en España tras la crisis seguiría siendo sumamente atractivo, objetiva y comparativamente.Aviones completos, con pasajeros provistos de pasaporte sanitario o similar, podrían aterrizar en España y disfrutar de la tradicional oferta de centros de convenciones, hoteles, restaurantes, museos, playas, etc. sin más que dichos establecimientos hubiesen puesto en práctica las recomendaciones de sus respectivos Protocolos Específicos o sectoriales, y ello sin necesidad de gruesos manuales de recomendaciones, complejas o artificiosas homologaciones, o certificaciones burocráticas. Ya se tienen bien implantadas las necesarias condiciones, y sólo habría que aplicar el plus que supone la prevención frente al Coronavirus y otras disposiciones gubernativas que pudiesen decretarse. Recordemos la regla KISS (KeepIt Short & Simple), y perdón por no seguirla en este artículo.

En resumen, para transmitir confianza frente al Coronavirus, se podría acometer la generación de un Protocolo Básico gubernativo (ya existente), junto a campañas generales (no existentes)de mensajes en prensa, radio, TV, Internet y redes sociales, preparados al efecto para el conjunto de la “Marca España” y de forma que evitasen competiciones autonómicas o locales que pudiesen provocar dudas o desconcierto entre los turistas y visitantes.Por su parte, los Protocolos Específicos podrían ser diseminados internamente por cada sector a sus asociados, y publicitados en sus mercados. Quedarían los Protocolos Particulares que son los más directos, los cuales podrían ser implementados en el seno de cada entidad, instalación o unidad laboral, siendo también comunicados a sus clientes.

Finalmente, hay que disponerse para volver a la actividad normal de siempre. La mortalidad del virus ha afectado muy mayoritariamente a personas mayores de 65 años o con antecedentes de riesgo, por lo que estas podrían permanecer temporalmente más protegidos, pero al resto, más jóvenes y de bajo riesgo, nos toca decir “Hasta luego Coronavirus” sin bajar la guardia, y volver al trabajo con ilusión caminando apoyados en nuestro instinto e inteligencia.

Coronel Ejército del Aire en la Reserva, Carlos de Palma Arrabal.

Piloto de combate. Diplomado de Estado Mayor. Curso Senior OTAN. Curso Oficiales Superiores Iberoamericanos. Agregado de Defensa Embajada de España en Italia, Eslovenia y Malta.

Blog: generaldavila.com

9 mayo 2020

CORONAVIRUS DESDE LA RETAGUARDIA. Coronel Ejército del Aire en la Reserva, Carlos de Palma Arrabal.

Enfermedades y epidemias son compañeras inseparables de nuestras vidas. Desde la primera oleada que se cuenta con información, la Peste Negra universal del año 1330, la humanidad ha sufrido decenas de pandemias y cientos de millones de fallecidos. Solamente la Gripe universal de 1918 causó en un año 80 millones de muertos, el doble que la Primera Guerra Mundial (las cantidades son aproximadas). Nos parecen cifras espeluznantes para nuestra sociedad del bienestar, en parte porque los avances científicos y tecnológicos nos hacen sentir como los amos del mundo, pero en realidad somos unos modestos supervivientes.

Ahora ha llegado el turno al Coronavirus, calificado en titulares como segunda pandemia universal. Los canales de alerta mundiales avisaron con tiempo de su inminente llegada, pero las autoridades de cada país han reaccionado a su manera y sus ciudadanos la sufren de distintos modos. Por ello pretendo compartir, desde la Retaguardia de esta pandemia, la idea de que pensemos por nosotros mismos en Planes de Contingencia y Lecciones Aprendidas como ciudadanos de a pie.

Al Coronavirus la combaten cuerpo a cuerpo un puñado de valientes encabezados por médicos, enfermeros, sacerdotes, voluntarios y personal del sector sanitario y servicios sociales. Y a estos valientes se han unido también profesionales esenciales como militares, guardias civiles, policías nacionales y municipales, guardias jurados, bomberos, voluntarios, agricultores, ganaderos, pescadores, fabricantes, transportistas, taxistas, suministradores, almacenistas, periodistas, reporteros de radio y TV, profesores, así como personal de protección civil, juzgados, cárceles, servicios funerarios, tiendas y supermercados, empresas, instituciones, limpieza, recogida de basuras y un largo etc.

Empleando un símil militar, estos valientes se encuentran en la primera línea de lucha contra el Coronavirus. En segunda línea del frente y puestos de mando claves se encontrarían nuestros dirigentes públicos, mientras que la Retaguardia la cubrirían el resto de personas que, en ejercicio del bien común, permanecen confinadas en casa. Solo la lealtad y coordinación entre estos tres frentes por igual podrá ganarle la batalla al Coronavirus.

Y hablando de batallas, hay conceptos extraídos de la experiencia militar que se deben compartir en la gestión de crisis, porque los militares son ciudadanos como los demás, porque forman uno de los colectivos más sobresalientes y cualificados, y porque tienen el deber de contribuir activamente al bienestar de sus compatriotas. Algunos conceptos útiles son las Estrategias, los Planes de Contingencia y las Lecciones Aprendidas.

En el caso de España se dispone del documento del Gobierno “Estrategia de Seguridad Nacional 2017”, que señala las siguientes AMENAZAS a la seguridad (Terrorismo, Espionaje, Crimen organizado, Conflictos armados, Proliferación armas destrucción masiva), y los siguientes DESAFÍOS (Epidemias y Pandemias, Emergencias y catástrofes, Vulnerabilidad energética, Inestabilidad económica y financiera, Daños en infraestructuras críticas, Flujos migratorios irregulares, Cambio climático). Además se cuenta desde 2013 con la “Estrategia de Seguridad Marítima Nacional”, y desde 2019 con la “Estrategia de Seguridad Aeroespacial Nacional”, la “Estrategia Nacional de Protección Civil” y la “Estrategia Nacional de Ciberseguridad” (se citan textualmente para facilitar su búsqueda en Internet). Estos documentos, junto a la Constitución española de 1978 constituyen los cimientos de nuestra Seguridad y Libertad. Todos ellos deberían estudiarse suficientemente en institutos y universidades, pues esta Seguridad y Libertad no son gratuitas sino que hay que luchar por ellas cada día en este mundo.

Estos documentos sobre “ESTRATEGIAS”, llamémosles teóricas, se actualizan cada varios años y se desarrollan hasta concretarse en PLANES DE CONTINGENCIA para hacer frente a cada amenaza y riesgo señalado anteriormente. Estos planes se organizan por niveles de responsabilidad gubernativa (nacional, autonómico, local) y por tipo de interviniente (Servicios de Inteligencia, Fuerzas Armadas, Fuerzas y Cuerpos de Seguridad, Policía Local, Protección Civil, Servicios de Salud, etc.). A nivel de población general, los Planes de Contingencia que los ciudadanos, empresas e instituciones tienen asumido por Ley son los relativos a Incendios, Evacuación de edificios, Prevención de Riesgos de Salud y Laborales, Protección de Datos personales y Redes informáticas.

Dejando aparte los distintos Planes de Contingencia oficiales y gubernativos sería deseable que, desde la Retaguardia, las instituciones, empresas e incluso autónomos y otras unidades laborales de carácter general elaborasen sus propios Planes de Contingencia para cubrir las posibles amenazas o riesgos que ellos mismos consideren que pudiesen afectarles gravemente. Todas las unidades militares, la UME (Unidad Militar de Emergencias), etc. trabajan continuamente con estos conceptos, y ello les permite reaccionar de forma rápida y eficaz. Los militares saben muy bien que las improvisaciones cuestan vidas.

Un Plan de Contingencia puede consistir en un breve documento escrito donde identificar claramente el eventual riesgo o amenaza a la que harán frente los intervinientes, así como los pasos que cada cual debe dar para minimizar los efectos de una incidencia leve o de una situación grave. Este plan debe ser accesible de inmediato, conocido por los afectados y practicado periódicamente. Son válidos para civiles y militares.

Los Planes de Contingencia se alimentan, entre otros ingredientes, de LECCIONES APRENDIDAS. Y centrándonos por ejemplo en las pandemias, resulta que una de las Lecciones Aprendidas en Corea por su gobierno y su población -y compartida con la red mundial de sanidad- tras las recientes pandemias del SARS en 2002 (Síndrome respiratorio grave), de la Gripe Aviar en 2005-2011-2014, o la Gripe Porcina en 2009, fue la recomendación de uso generalizado de mascarillas, por lo que su población y desde la Retaguardia, empezó a usarlas antes incluso de que se les ordenara su empleo; desde el mismo momento que oyeron de los primeros casos de Coronavirus en China.

Si bien cada organismo gubernamental tiene sus Estrategias, Protocolos, Planes de Contingencia, y debería extraer y difundir en su momento las Lecciones Aprendidas de esta nueva crisis, pensemos ahora en: ¿Cuáles podrían ser las Lecciones Aprendidas del Coronavirus para los ciudadanos y profesionales que nos encontramos en la Retaguardia? Brevemente y sin ánimo de exhaustividad podrían ser las siguientes:

1º) Disciplina y prevención: Hay que seguir, como mínimo, las consignas de las autoridades competentes. Pero además se necesita aprender todo lo posible y entender la naturaleza de la amenaza, para colaborar activamente y adaptar las medidas a nuestro entorno y circunstancias particulares. Hay que prevenir para garantizar la Seguridad.

2º) Conocer al enemigo: En este caso, la Coronavirus es un agente viral que se encuentra en estudio. Recopilando las recomendaciones dadas, sabemos que ataca a cualquier persona siguiendo un patrón sin distinción geográfica y con predilección sobre los mayores. Se aloja en el infectado con suma facilidad de contagio sin que se entere, y a partir de ahí se transmite por contacto en nuestra boca, nariz y ojos por medio de micropartículas aéreas y superficies de contacto sobre las que se posa el virus. Podría compararse con el radio de acción del humo de tabaco, pero que no se ve ni se huele. Para evitar su contagio hay  que mantener distancia preventiva de unos 2 metros (equivale a no tocarse entre dos personas con sus brazos extendidos), evitar reuniones, usar material de protección, limpieza, etc. La mayoría de las personas lo sufren con escasos efectos (asintomáticos) y nuestros científicos van encontrando su tratamiento, vacunas, etc., pero mientras tanto en la Retaguardia debemos aprender individualmente como combatirlo. Estas amenazas, riesgos y desafíos actuales no son lineales, sino que presentan COMPORTAMIENTOS EXPONENCIALES de contagio y pueden provocar desbordamientos y colapso.

3º) Equipo de Protección Individual (EPI): Un combatiente o un grupo ha de luchar protegido, y volviendo a recopilar recomendaciones, se deben usar mascarilla y guantes, siendo recomendable según la actividad usar gafas y vestuario de protección. Este material hay que manejarlo adecuadamente para colocarlo y retirarlo, evitando contacto con posibles partes contaminadas. El vestuario, gorros, batas, zapatos, etc., también requieren limpieza, las manos o guantes requieren frecuente lavado con jabón y no tocarnos boca, nariz u ojos. Este material se asemeja al EPI de un combatiente, o al de un obrero en su trabajo frente a sus riesgos laborales. Es una responsabilidad individual manejarlo correctamente, por la propia seguridad y la de los demás. Es un material individual, intransferible y habrá que seguir usándolo mucho tiempo.

4º) Reservas y reposición de material: Cada persona enfrentada a potenciales contagios debe disponer de su propio stock de EPI y renovarlo adecuadamente para poder ser autónomo. Si no se encuentra material óptimo se debe suplir transitoriamente con otro opcional (pañuelo y guantes textiles, gafas de jardín,plásticos, lo que sea). Una vez conseguido el material hay que tratarlo, limpiarlo o desecharlo según el caso tras su uso. Este virus, u otros, pueden volver a reproducirse aunque sea con menor virulencia en el futuro, por lo que en cada domicilio o unidad laboral (oficina, empresa, fábrica, hospital, etc.) debería haber un stock suficiente de RESERVA, y tener identificados los canales de REPOSICIÓN y fabricantes suministradores de dichas reservas y otros equipos críticos en la propia localidad o región (en el campo militar se llama Reserva de Guerra y Canales de Aprovisionamiento). En una pandemia o emergencia generalizada nuestra administración pública tendrá que atender muchas prioridades y no siempre podrá cubrir nuestras necesidades en la Retaguardia. En esta pandemia de evolución exponencial, los niveles de reservas de EPI han resultado insuficientes, y al superar en magnitud exponencial los Planes de Contingencia previstos ha habido que improvisar la adquisición de material y otros equipos críticos de refuerzo (respiradores, test de pruebas, medicamentos, etc.).

5º) Plan de Contingencia: Se elabora para cada unidad colectiva, ya sea empresa, fábrica, hospital, etc. Hay que practicarlo periódicamente y garantizar que cada persona usa su EPI y cumple los protocolos adecuadamente. Con ciudadanos responsables, bien informados y formados, los protocolos de confinamiento se aliviarían y la economía sufriría mucho menos. En el futuro habrá que insertar anuncios de recordatorio estacionales en prensa, radio, TV e Internet, y quizás, tal y como se hace en la actualidad con los avisos de niveles de contaminación o de agentes que provocan alergias, habrá que añadir avisos temporales en paneles por epidemias o pandemias. Además de lo anterior, y para salir progresivamente del confinamiento por sectores productivos, es fundamental que seamos muy responsables y disciplinados. Nos va la vida en ello.

6º) Continuar siendo humanos e implementar apoyos económicos: Las crisis y el uso futuro que habremos de hacer de mascarillas, guantes, EPI, etc. no debería hacernos perder nuestra humanidad. Podremos comunicarnos por muchos medios, saludar con un gesto, con la mirada, o con una sonrisa que podrá adivinarse en los ojos o tras la mascarilla. Habrá que sacar adelante medidas y apoyos económicos drásticos, justos y solidarios, y no cabe duda que nos afectarán a todos los niveles, debido al nivel de interdependencia económica de nuestra sociedad.

Concluyo con una palabra que considero importante: CONFIANZA. Confianza en la resolución de esta crisis, en la vuelta ala actividad de nuestros comercios, en viajar por este mundo, y en la esperanza de poder modificar este diseño de “Inhumano Desorden Mundial” que construimos. Esta Pandemia nos ha dado un importante aviso de humildad en forma de minúsculo virus. Aprovechemos la oportunidad para reflexionar, y oremos también por las almas de nuestros fallecidos. ¡¡ Descansen en la paz de Dios ¡¡

Coronel Ejército del Aire en la Reserva, Carlos de Palma Arrabal.

Piloto Combate. Diplomado Estado Mayor. Curso Senior OTAN. Curso Oficiales Superiores Iberoamericanos.

14 abril 2020

Blog: generaldavila.com