Unos serán más culpables que otros, pero todos cobran lo mismo y ninguno se planta en el Congreso o Senado diciendo: «Señores, voy a serles franco, estoy hasta los cojones de todos nosotros», a lo que deberían, una vez hecha la reflexión, apostillar: «Verdad es; no tenemos vergüenza».
Recurro a la frase atribuida a D. Estanislao Figueras porque hace unos días un diputado, senador, o no sé qué, presumía en un lugar de veraneo del trabajo, esfuerzo y preocupación que le producía a él y a sus compañeros la subida de precios y el futuro incierto que nos esperaba. Pegué el oído al reconocer el rostro del currante en política y pude escuchar como la persona que con él estaba le reprochaba que los que estamos hasta ahí (y más) somos los otros, nosotros, los que nada tenemos que ver con la saga de políticos que manejan España; terminó algo más enfurecido diciéndole que eran los peores políticos —sin excepción— que había tenido España en su larga historia.
Así me parecía a mí y por ello tomé nota para contarlo. En otra ocasión les daré el nombre del preocupado político.
Claro que lo hemos notado. La cesta de la compra, la gasolina, la luz, el gas, el alquiler, el banco nuestro pero enemigo… Peores prestaciones sanitarias, infraestructuras, seguridad y nulas perspectivas laborales. Todo clama al Cielo; es un desastre, una sinrazón.
Si hablamos de España, de su unidad, del partido en el Gobierno… lo hacemos a diario así que estamos al cabo de la calle.
El panorama es desolador y no es la culpa, como nos quieren hacer ver, de la amenazante guerra constituida en escudo de unos inútiles políticos y gestores que apagan los fuegos con gasolina. La guerra son ellos.
El resumen es que la desilusión y un marcado pesimismo invaden la vida diaria y se nos presenta un otoño en el que todo será igual o peor. Empieza la lucha electoral y estos señores vuelven al trabajo (eufemismo) con renovadas fuerzas después de gozar de los bienes que produce el carnet de representante del pueblo al que no representan ni en las penurias.
En esta trampa alguien gana. Es cuestión de fijarse en el voto y ver como se repite la historia. Son siempre los mismos los que nos llevan a la ruina. Podemos repetir; y así.
Estos políticos nuestros deben tener algo parecido a la flema o cachaza de aquel lord inglés que un viernes cuando preparaba sus palos de golf para disfrutar del fin de semana recibió una llamada en la que le decían que la principal de sus fábricas se estaba quemando a lo que contestó: —No sabe el disgusto que me voy a llevar el lunes.
Pues eso. España arde por los cuatro costados y el fin de semana empezó hace mucho tiempo; sin visos de acabar.
Hasta los… de todos ellos y de nosotros. Dueños de la fábrica.
Fin del verano y de algo más. A peor.
30 agosto 2022
Rafael Dávila Álvarez
Blog: generaldavila.com