TENDREMOS UNA GRAN REINA. General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

Me gusta, mucho; y uno cuando cumple tantos años y por su vida han pasado tantos hombres, miles, a los que ha mandado, y tantos a los que ha obedecido, algo queda de la sabiduría necesaria para distinguir, incluso de lejos, solo respirando en el aire de la zona, el tiempo futuro, si va a ser tormentoso o adivinar una mano firme y resuelta, con virtudes intangibles —tan necesarias—, que va a ser capaz de mandar la Compañía y hacerlo con acierto y el menor número de bajas.

Doña Leonor de Borbón, Princesa de Asturias, Dama Cadete del Ejército de Tierra, está dando unas muestras de entereza, de sacrificio y, por qué no decirlo, de estética, que presuponen una vida de entrega a su Patria, una inteligencia madura a pesar de su juventud y una esperanza de unidad y convivencia que a uno se le ensancha alma y corazón al ver sus imágenes, perdonen la debilidad, vestida de Dama Cadete y esforzada, siempre con una sonrisa, ante el deber que como futura Reina se le exige.

España está en momentos de crisis moral y material, pero es algo que parece intrínseco a la nación española, algo que nos hace buscar al mismo tiempo la unidad mientras nos peleamos por lo contrario. Es preocupante el momento que vivimos, pero hay signos que permiten ver que todo pasará y que teniendo una mano firme que vele y practique lo que siempre nos ha distinguido en el mundo, España seguirá siendo una gran nación, es decir: seguirá siendo España.

Una Academia Militar no es un lugar fácil ni cómodo, no hay tiempo para aburrirse ni quizá para divertirse mucho. Pero es el mejor lugar del mundo para el compañerismo, la unión y socorro y la amistad. Es un lugar, no el único, pero sí especial, donde se ama y se conoce a España, donde desde las diferencias de personalidades, de caracteres, de estilos y educación, de creencias e ilusiones, hay una unidad, una comunidad de doctrina, una comunión, que se resume en una palabra: España. Hay otros sitios, que la Princesa de Asturias conoce y conocerá, pero nunca podrá olvidar una Academia Militar.

La formación en materias militares es muy importante, pero la Princesa de Asturias no ha ingresado allí para aprender táctica ni armamento ni siquiera estrategia, que todo ello lo hará, sino para aprender a conocer el alma de los soldados españoles que son mejor que nadie el fiel reflejo de las virtudes, también defectos, de los españoles. En la Academia Militar todos son infantería a pié, historia militar de España, la de sus soldados que son su sociedad, hombres y mujeres dispuestos a dar la vida por España, por los demás, y hacerlo «a pié y sin dinero» en una Institución cuya principal hazaña es obedecer y donde «nadie espere que ser preferido pueda por la nobleza que hereda, sino por la que él adquiere; porque aquí a la sangre excede el lugar que uno se hace y sin mirar cómo nace se mira cómo procede».

Ver las imágenes de la Princesa de Asturias emociona, parece alguien muy cercano, familiar, que está lejos de casa formándose para España, para todos nosotros y, a cualquiera, militar o no, eso le hace ver de alguna manera a su hijo a su nieto, en las mismas condiciones, en el trabajo y esfuerzo que ennoblece.

La Princesa de Asturias es hoy motivo de esperanza, es un ejemplo de servicio y es una figura emocionante en esta España que bosteza sin darse cuenta que tenemos la mejor juventud del mundo, lo que exige que seamos buenos maestros. Los alumnos lo son y cuando se está aprendiendo a servir a España todo es poco para rendirse emocionado ante quien lo hace con tanta elegancia, como si ella fuese la misma España.

Que lo es y será: El símbolo de España.

General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

Blog: generaldavila.com

21 septiembre 2023