No hay un día después. Empieza un largo camino de incierto recorrido hacia la nada. Nos han destrozado la normalidad y ahora viene lo peor. Pase lo que pase el odio se ha instalado entre los partidos políticos. Sí, digo bien: entre los partidos políticos que desean arrastrar a los ciudadanos al enfrentamiento. Ya están los buitres sobrevolando la carroña. Huele a podredumbre; moral. ¡Cuidado! El Estado está herido. Por omisión y por cesión. La debilidad moral de nuestros representantes nos puede llevar a cualquier incierto lugar. El problema es que no representan a casi nadie, pero no hay otros; por ahora. Es un momento difícil para elegir. Quienes nos han llevado hasta esta situación límite, bochornosa, no merecen representar a nadie. No lo hacen, pero ahí están. Hay un desprecio absoluto hacia la ciudadanía que ha tenido que manifestarse en solitario y colgar en los balcones su voluntad y voto cuando nadie, ningún partido con representación parlamentaria lo hacía. El día después, el largo día después, está lleno de dudas. Las amenazas están encima de la mesa. Y en esa mesa es donde se va a negociar. Las cartas están echadas y marcadas. A las cesiones le llamarán negociación. ¿Van a firmar la reforma que impida volver a las andadas?, ¿que castigue ejemplarmente el delito? No.
Hay tantas dudas y tantas cosas ocultas que dan ganas de tirar la toalla sin solución. Pero ese no es el camino. No podemos permitir que una minoría imponga su voluntad y sean permanente noticia. Luchemos por lo nuestro sin caer en la debilidad o el engaño. Vienen tiempos difíciles. Desde la aparente legalidad, la vulnerarán. Esto no ha terminado. Miedo da la famosa negociación cuando los negociadores ofrecen cualquier cosa con tal de tener su minuto de gloria. La pieza a cobrar sigue llamándose España. En tiempo de crisis no hacer mudanza. Pero esto no es una crisis; es una situación de emergencia.
Ayer los que verdaderamente dieron la cara fueron las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado.
De un Estado que lleva tiempo desaparecido y superado por los acontecimientos. Si alguien merece reconocimiento y agradecimiento son los guardias civiles y policía nacionales. Es de las pocas cosas que quedan claras después del 1 de octubre. El resto sigue siendo incertidumbre. Y una inmensa, profunda, decepción.
General de División Rafael Dávila Álvarez (R.)
Blog: generaldavila.com
02 octubre 2017