Vuelve el grito: ¡Gibraltar español! A los de por allí les ha sentado peor que perder la Eurocopa: con España. Andan los ministros británicos y el albar español en negociaciones de escasas blancuras y transparencias. En el Palacio de La Moncloa tampoco ha gustado mucho el gran mensaje porque sonaba como algo así: ¡La Moncloa española!
En otros lugares próximos se preguntaban, nos preguntábamos, nos preguntaban, preguntábamos: ¿Qué está pasando en La Moncloa?, porque anda todo revuelto y ha habido comparecencias silenciosas y paseíllos ante la justicia sin la liturgia debida. No todos somos iguales en las formas que en ocasiones tienen mayor valor que el fondo. No hay acusaciones que progresen ni juzgado capaz de dictar sentencia contra los ciudadanos de La Moncloa. Todo depende de lo que diga el Constitucional convertido en consultorio particular de la democracia española: “Lo dice el Constitucional”, una sucursal de Palacio, del Consejo de Ministros, un ordeno y mando, una interpretación (y puesta en escena) que cualquier día nos obligará a conducir por la izquierda de acuerdo, según ellos, con lo que dice el texto Constitucional.
Han interpretado en su escenario mediático: “no hay causa”, ERE,s. no, y ya veremos cuando le llegue lo de Gibraltar, que le llegará.
Todo ello cuando desde la magistratura del Alto Tribunal (?) alguien dice: “Dan cobertura legal a una trama criminal”. ¿Se ha vuelto loco o los peligrosos son los que dicen lo contrario y no ven el delito cometido? Peor es lo de los españoles que seguimos tan veraniegos y vacacionales ante tal escándalo, el ataque a la Justicia, a sus sentencias, y aquí no pasa nada.
La indignación recorre el camino que va desde Moncloa a Gibraltar, pasando por Despeñaperros donde ya están haciéndose fortificaciones ante la inevitable invasión.
El gran problema es Gibraltar, pero ahora se le une otro peor: La Moncloa no es territorio español porque ha sido ocupado después de la firma de un tratado algo así como Putrech, donde no se trata de un aeropuerto ni de un istmo sino de toda España. Podrida, putrefacta, Puigdemont, Pedro, Pumpido… Putrech.
¡Gibraltar español! no era por haber ganado la Eurocopa. El drive de algunos jugadores ha sido más bien “España”, porque ella lo es todo, somos todos, la unidad de España no se negocia, representamos a España, a su bandera, su himno y su Rey, su unidad sin concesiones, desde Canarias pasando por Ceuta, Melilla, Peñones; Gibraltar, Baleares, Cataluña, País Vasco y ya sabe la lista entera de españoles, millones, llámense Dani Carvajal o Lamine Yamal. Ese era el gesto en La Moncloa, todos gritábamos con la educación del silencio ante la mala educación de los hechos que desde allí se consuman. El pueblo es sensible, mira y señala. porque razones hay para ello: ¿La Moncloa española?
Claro que el grito sonó en cada rincón y hasta la UEFA, que aún recuerdo aquello de Unión de Especuladores de Fútbol Asociación, investiga lo de ¡Gibraltar español! Les ha dolido y más: preocupado a los infiltrados especuladores.
Lo de Gibraltar es un escándalo, pero lo es tanto o más convertir el centro de la política española en otro lugar parecido donde se hace de todo menos unir a la nación bajo una única bandera. La selección es un símbolo más de la unidad de España, popular, de este pueblo que grita ¡España, España, España!, tres y treinta tres veces tres y que con la sabiduría que le da la Historia ve los desvaríos y el peligro que existe y allí donde lo percibe muestra su gesto y sin palabras lo dice: ¡La Moncloa española!
Por supuesto ¡Gibraltar español!, aunque eso suponga el fin del negocio de muchos de los golfos que se unen al grito. A cualquier grito que desvíe la mirada sobre ellos.
Rafael Dávila Álvarez. General de División (R.)
22 julio 2024
Blog: generaldavila.com