<<Por todo ello, guiado por el convencimiento de prestar el mejor servicio a los españoles y una vez recuperado tanto físicamente como en mi actividad institucional, he decidido poner fin a mi reinado y abdicar la Corona de España, deponiendo en manos del Gobierno y de las Cortes Generales mi magistratura y autoridad para que provean a la efectividad de la sucesión en la Corona conforme a las previsiones constitucionales>>.
Se cumplen diez años. Fue algo insólito por inesperado. Sigue siéndolo a pesar de que alguno de los culpables habla, ahora, como si nada hubiese ocurrido y queriendo ser protagonista de un buen hacer que no hizo. Hay amores que matan.
Aquí se puso de moda aquello de que los españoles nos merecemos un Gobierno que no nos mienta. Lo dicen cuando la mentira está en el BOE y se anda y desanda el camino que uno no sabe donde está delante y detrás, abajo y arriba.
Estamos en la España que mantiene una Ley de Secretos Oficiales del año 1968 con ligeras reformas y un proyecto de futuro que nunca llega. Sirve a algunos de amparo o escondite creyéndose ellos mismos la nación: «comprometa los intereses fundamentales de la Nación en materia referente a la defensa nacional, la paz exterior o el orden constitucional».
No hay mayor secreto guardado que el secreto de algo inexistente. Creo que por primera vez algunos que se las dan de protagonistas hablan. ¿O mienten contando la verdad a medias?
Contar la historia a trozos es no contarla. Nadie tiene toda la información así que no hay tal. Fraccionarla y que solo uno la tenga en su conjunto fue lo que ocurrió. A partir de ahí las fracciones hacen conjeturas: <<Si yo te contase>> sin darse cuenta de su propia manipulación.
Creerse importante y cobrar por ello cuando todo reside en el cargo y su barroco lugar abduce incluso a los inteligentes. El tiempo nos demuestra los errores de los que creen haber servido más y mejor que otros.
La abdicación es un capítulo más por resolver y lo que vino después, con un trato no acorde con el sacrificio, además de indignante es inexplicable.
Hemos oído de todo, desde historias Typical Spanish, muy de las vigilancias de nuestros espías indiscretos, hasta que alguien se postulase para presidir un Gobierno. Otra vez.
¿De quién partió la abdicación? ¿De arriba a abajo o de abajo a arriba?
Fuese lo que fuese, se llevó con un sigilo que pocos conocen y por personas que nos asombraría saber sus nombres. Nada sabemos de los fondos ni de las formas, pero sabemos que si hubo un pacto este no se cumplió por una parte.
Una de las partes mintió y lo único que pretendía era poner las bases para acabar con la Corona que fue lo que precisamente quiso salvar el Rey con su sacrificio nunca entendido por los que le adularon hasta la abdicación. Ahora mejor estarían calladitos.
Pudo haber otras soluciones, pero las capacidades del momento no daban para más y la oportunidad para trazar enrevesados planes se presentan una ocasión y ya no vuelven más.
En ocasiones se tiene la impresión de que la transición empieza ahora, que una revancha recorre nuestra Historia y que aquel día empezó algo nuevo, aún desconocido.
Les pondré un ejemplo que todos callan. Simplemente recordar, y soy consciente de la dureza de lo que digo, pero lo digo, que con la aprobación de la Ley de Amnistía, ¿Cómo queda el Rey de España después de su discurso del día 3 de septiembre de 2017 ante el golpe de Estado dado en Cataluña? Verbo o adjetivo. Ustedes mismos.
La incertidumbre nos acompaña a golpe de BOE. Ya ni eso. Simplemente Golpe.
Rafael Dávila Álvarez. General de División (R.)
Blog: generaldavila.com
03 junio 2024
