LA GOTA FRÍA General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

Siempre son los mismos. Militares, guardias civiles, médicos, sanitarios, policías, bomberos, protección civil, voluntarios, anónimos todos, cumplidores de su deber, en silencio, en condiciones extremas. Salvan vidas y dan fuerza para creer en el ser humano que despojado de inservibles libreas de poder se enfrenta a la desnuda realidad de su insignificancia. Un fenómeno natural imprevisto, casi desconocido, nos lleva a la terrible realidad de lo efímero que puede ser todo; que lo es.

Todo perdido. Años de recuerdos, de sacrificios, el futuro nuestro, y de los nuestros, perdido en una jugada a la que no habíamos sido invitados. Se impone la realidad. Es la naturaleza, su poder, imposible de predecir y frenar, nos dicen como pretexto. Volverá a suceder y será lo mismo. Nada es nuevo. Ni siquiera lo que viene ahora. Luchas contra los seguros, indemnizaciones, declaraciones de intenciones, palabras sin acciones. Volverá a ocurrir.

El vuelo de un helicóptero esta vez no es para un rescate ni para una ayuda urgente. Es un presidente rodeado de desconocedores del fenómeno que vuelan los aires de la tragedia en propagandista acción sin sentido; sin sentido. Porque volverá a ocurrir sin que se haya puesto un mínimo de coherencia de lo que prever se puede. No es la primera vez, se repetirá, serán los mismos ríos y ciudades, ya conocidos. De aquí a entonces nadie hará nada, sino volar en helicóptero.

A pesar de la tragedia destaca la grandeza. En momentos como este hay que destacar sobre todo, por encima de todo, el carácter de los españoles, su sentido del deber, solidaridad y entrega a los demás, y en eso no hay diferencias, son todos. Militares, guardias civiles, policías, personal sanitario, bomberos, protección civil, voluntarios, vecinos, dan una lección de grandeza por encima de cualquier otro vuelo que pretenda destacar.

Se requieren soluciones. Las hay.

Hoy tengo un especial recuerdo para Almería donde dejé parte mía desde que estuve allí mandando la Legión. Han sufrido las consecuencias de estas devastadoras tormentas. Los legionarios han estado al lado de los almerienses como no podía ser de otra manera. Siempre lo están.

En el recuerdo me vienen los versos de un poeta árabe almeriense anónimo del siglo XI.

LA ALBAHACA

¡Déjame de ríos, de barcos

y de paseos por Santiponce!

La mata de albahaca que hay en mi casa

Es para mí más preciosa que el paraíso.

Es esa mata de albahaca perdida lo que realmente duele. Es lo único que hay que resucitar.

Se hará. La plantará una mano anónima; como va ocurriendo día tras día.

Eso no se ve desde un helicóptero.

General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

Blog: generaldavila.com

15 septiembre 2019