En octubre de 1957 el valenciano río Turia se desbordaba ocasionando una de las mayores catástrofes que conoce la ciudad. Miles de soldados acudieron para atenuar sus efectos y por ello fueron llamados la “quinta del barro”. Valencia prácticamente sucumbió bajo las aguas, y el ejército, al servicio de la población de la que se nutre, dio la cara una vez más.
Mientras esto ocurría en Valencia en el África Occidental Española (A.O.E.: Ifni-Sahara Español-Cabo Juby o Villa Bens), se estaban produciendo los primeros ataques de las Bandas Armadas de Liberación (B.A.L.) a los puestos militares españoles en la zona. Se enviaron tropas expedicionarias para reforzar aquellas guarniciones. A Valencia le correspondió el envío del Bon, de Maniobras del Regimiento de Infantería Guadalajara nº20 para ir a combatir al enemigo al inhóspito desierto sahariano. Así de esta forma se pasó, sin solución de continuidad, de labores de rescate y apoyo a la población civil durante casi dos meses a misiones de combate. Embarcaron desconociendo su destino final, irían donde fueran necesarios.
Meses después de la riada, el Ayuntamiento de Valencia creó la “Medalla de la gratitud de Valencia” siendo entregada tanto a civiles como a militares que colaboraron en la normalización de la ciudad. Las instituciones no se olvidaron de su Ejército.
Aun cuando las FA,s no necesitan,para el cumplimiento del deber, la continua expresión de gratitud del pueblo al que sirven, sí en cambio supone un acicate y aliento para el mismo. En cualquier caso la ingratitud y el olvido de un pueblo, parte de él o de sus instituciones hacia sus servidores define con meridiana claridad a las mismas. Viene este comentario a que no siempre ocurrieron comportamientos,como el del ayuntamiento valenciano, ante desastres de la magnitud al narrado.
Juan Soldado recuerda aquel agosto de 1983 cuando las incesantes lluvias caídas en Bilbao y aledaños hicieron que se desbordara el Nervión cinco metros por encima de su cauce. Más de cuarenta muertos y desaparecidos y doscientos mil millones de pesetas en pérdidas fue el resultado de tales inundaciones. Al igual que en Valencia trece mil soldados colaboraron en labores a favor de la población ante tal desgracia.
Cuando, treinta años después se celebraron jornadas en recuerdo y conmemoración de aquellos aciagos días de 1983, algunas instituciones y representantes de la ciudadanía se olvidaron de aquellos soldados que colaboraron como otros muchos en labores para minimizar la tragedia.
Juan Soldado por el respeto y decoro debido hacia los lectores de este blog silencia sus sentimientos hacia los responsables de tal olvido.
Juan Soldado sabe y aprecia a esos vizcaínos que sí estuvieron a la altura que se esperaba de ellos y que supieron agradecer al conjunto de las FA,s la labor que desarrollaron frente a la catástrofe en unos momentos en los que la garra terrorista se hacía más evidente.
Vaya aquí el testimonio de agradecimiento, entre muchos miles, de la señora Mar:
“Debería haberlo hecho hace muchos años pero de hoy no pasa, quiero agradecer a todos y cada uno de los que fuisteis a Llodio para ayudarnos, sobre todo a esos jovencísimos soldados que aunque algunos les humillaban seguían luchando por nosotros, a mí personalmente me ayudasteis a poder salir de allí y poder ir al hospital para nacer mi hija, siempre estáis y estaréis en mi corazón, muchísimas gracias”.
La milicia acata y cumple. Un saludo.
Andrés Manrique
Teniente (R.)
Blog: generaldavila.com
26 abril 2018