José Álvarez-Benavides y de la Torre y 114 compañeros muertos en odio a la fe han sido beatificados este sábado en Almería. Entre ellos 92 sacerdotes, 22 laicos y 1 religioso. Todos fueron víctimas de la violencia por causa de su fe. Ninguno renunció a ella. La fuerza de su creencia les hizo perdonar durísimas torturas. Hasta la muerte.
La persecución religiosa comenzó en 1934 y durante la Guerra Civil alcanzó límites difíciles de comprender en la condición humana. Un profundo odio contra la Iglesia católica fue la única razón. Los 115 mártires ahora beatificados murieron con el perdón en sus labios.
Dos mujeres figuran en la lista de los beatificados, Carmen Godoy Galvache y Emilia Fernández que llevaba el apodo de La Canastera. Hiere la sensibilidad relatar las torturas a las que todos fueron sometidos. Solían acabar enterrándolos aún con vida.
Es ejemplar esta beatificación en unos momentos de tanta trascendencia en los que el mundo se mueve por parámetros muy alejados de la bondad, el amor y el perdón. El Papa Francisco ha retomado la expresión lanzada al mundo por Pablo VI pidiendo la construcción de una ‹‹civilización del amor››.
‹‹Son modelos de la civilización del amor y testimonios heroicos de Cristo››, ha dicho el Papa Francisco al referirse a los mártires de Almería.
Debería ser un ejemplo de respeto y convivencia. Su recuerdo un toque de atención para los que se empeñan en sembrar la diferencia y el enfrentamiento. Ellos perdonaron atrocidades indescriptibles y su beatificación es un nuevo paso para la civilización y el amor de los que nos habla el Papa y ellos demostraron con sus hechos.
La memoria histórica no está para remover visceralmente los recuerdos del pasado sino para construir sobre los hechos pasados. En esa actitud no está el odio y el rencor.
El momento de la beatificación de 115 mártires víctimas de la violencia por causa de su fe es, para desde el perdón que salió de los labios de los mártires, recordar que la memoria está para aprender, rectificar y sacar a relucir la verdad.
Me siento personalmente reconfortado y profundamente emocionado. Tres de los mártires pertenecían a la Hermandad de la Virgen del Mar, patrona de Almería, de la que soy miembro y tuve el honor de pregonar.
Que el recuerdo nos acompañe desde la fe y el perdón.
General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez
Blog: generaldavila.com
28 marzo 2017
