Comentario del día EL “ORO” DE PUERTO HURRACO General de Brigada Adolfo Coloma Contreras (R.)

ORO

¿Pueden imaginar que, para resumir un lúcido y amplio período en la historia de España como el que estamos viviendo, alguien se le ocurriera hacer un retrato de Puerto Hurraco, pedanía de Benquerencia de la Serena, provincia de Badajoz, el domingo 29 de agosto de 1990, cuando dos hermanos de la familia Izquierdo, la emprendieron a escopetazos con la familia rival, los Cabanillas y como resultado perdieron la vida 9 personas y 12 resultaron gravemente heridas?

Pues esta es la impresión que he sacada tras asistir al estreno (6 personas en la sala en un multicine de Madrid) de la película “ORO”, del director español Agustín Díaz Yanes. Se trata de un mal y tardío remake de “Aguirre o la cólera de Dios”, que tanto dio que hablar en la década de los 70, obra del cineasta alemán Berner Herzog, uno de los creadores del denominado nuevo cine alemán caracterizado por la exaltación del antihéroe.

Confieso que iba ilusionado a este estreno por tres razones: Un intento de quitarme el mal sabor de boca que, como cine histórico español, me había dejado la película “1898, los Últimos de Filipinas”. Su director, Díaz Yanes, con dos premios Goya y muchísimas nominaciones. Pero sobre todo, el hecho de que figurase en el elenco técnico mi admirado Arturo Pérez Reverte, como guionista junto con Díaz Yánez, aparte de ser el autor del relato corto sobre el que se basa la película.

Lo que les digo. Una total decepción tan solo paliada por el buen hacer de alguno de los protagonistas y un cuidado vestuario. La película discurre permanentemente entre dos caudales que fluyen a raudales: el agua de una lluvia que no cesa y les hace caminar por regatos  infinitos; y la sangre, que brota de la rabia y de las entrañas de todos y cada uno de los personajes.

No hay lugar para  el sosiego, ni el consuelo de la religión, ni un atisbo de disciplina, ni el recato que puede imponer una dama y su criada en tales circunstancias, ni un mínimo de raciocinio que no sea la codicia del oro.  Y sí, codicia la hubo en la conquista como arrojo en los conquistadores ¿Pero hemos de reducir, nosotros los españoles, obra tan gigantesca como fue la Conquista de América a esa simplificación tan surrealista como falaz?

No, querido Arturo. Esta vez no. He leído y disfrutado de todas tus obras, especialmente las que tratan de las miserias y las glorias de los soldados, en cuya piel te metes y nos metes a los lectores con una facilidad pasmosa. No hay lenguaje en esta obra, ni el del bravo del siglo XVI con el que ocupaste brillantemente tu sillón en la Real Academia, ni la jerga del “puterío de cubierta” al que nos acostumbraste en la Sombra del Águila o en Cabo Trafalgar. Esperaré con paciencia a tu próxima creación, pero esta vez, no. No me leeré tu relato “Oro”.

No se molesten en ir a ver la película.

Adolfo Coloma

GB (R) del ET

Blog: generaldavila.com

12 noviembre 2017