¡El Papa ha muerto! Es algo que recuerdo desde niño con la muerte de Pío XII en 1958. Juan XXIII, Pablo VI, Juan Pablo I, Juan Pablo II, Benedicto XVI y ahora el Papa Francisco han pasado por la reciente historia de muchas vidas como la mía. Siempre conmovía la noticia. Pero el faro pronto lucía de nuevo. De una u otra manera brillaba con colores propios, más o menos al filo de los tiempos. Imprescindible.
La muerte de un Papa es una noticia más espiritual que otra cosa. De las que llevan a la oración y elevan el pensamiento sobre lo material. Sin olvidarlo.
A pesar de ello el juicio de los hombres es más fuerte que su elevado pensamiento individual. Como debe ser alimentado, o no piensa, surge el postureo desde lo oficial y terreno, la luz que lanza el poder constituido.
Lo oficial, eso que roba, se postula al lado de los pobres y necesitados. Como si alguien no lo estuviese o no lo fuese. Asiste el poder como Judas al convite porque el tiempo que media entre la traición y su escándalo es infinito. A veces forma parte de la eternidad. El poder hace caja. Los mercados se dan un respiro. Hay tiempo para seguir ordenando aranceles y bombas. Curiosa la última audiencia del Papa Francisco. Vance, vicepresidente de los Estados Unidos. Llegó hace poco a la Iglesia Católica y su estancia en Roma ha sido para despedirse del Papa y situarse junto a los muros de Roma.
El poder centra su atención en el Vaticano. Debajo de la mesa cardenalicia se mueven muchos intereses. Es la hora de repartir las cartas. ¿Marcadas? Momento crítico.
Recuerdo el tiempo entre Maquiavelo y Alejandro VI., el Papa español, Rodrigo de Borja, los Borgia. Existió y nos parece mentira. Pero no.
Esto es si cabe más complicado.
Ha muerto el Papa. Como cuando muere el Rey. Un pequeño intervalo que puede ser muy largo cuando hay presiones. Hoy el tiempo no se mide en años, ni en días ni horas. Hechos, acontecimientos.
España es Católica, Apostólica y Romana. Eso no cambia en un momento. En una noche no se cambia el alma y se despierta otro.
El Cardenal de referencia en España te sacude con una cruz suya, en la cabeza, te deja tambaleante y ya no sabes donde estás ni a donde irás. Hay que abandonar el estandarte, al abanderado que nos arrastraba a la humillación por haber protagonizado una historia de enfrentamiento. Debemos arrepentirnos a los pies de una historia nueva, quizá la misma, pero contada de forma distinta. Ya no hay Ora et labora. Solo labora. Si te dejan.
Leo en esa maravilla que nos deja el maestro Gabriel Albiac en su novela Dormir en vuestros ojos la actualidad más rabiosa. Sí; es una novela sobre el final de Maquiavelo. Las novelas tiene eso de malo, que son el único género literario que cuenta la verdad histórica.
«El totalitarismo apela a la moral por encima de la política» ¿Se dan cuenta?
Los mensajes del sentimiento de la España oficial ante la muerte del Papa no pueden ser más evidentes. Elocuentes.
Es trampa del ajedrez al que juegan los dictadores. No hay mayor peligro que el juego de la predicación moral desde el poder establecido. Una espada que te atraviesa el corazón. Se apoderan del mensaje moral de mayor tradición y lo reproducen políticamente.
Postureo: «Actitud artificiosa e impostada que se adopta por conveniencia o presunción».
El Papa Francisco adivinó y pudo comprobar que los dorados del Vaticano son como el resto. Brillan y brillan, embellecen, pero por la noche la inmensa oscuridad te deja solo ante lo desconocido. Se oyen ruidos y lo mejor es detenerse y esperar a que amanezca. El Papa lo ha hecho inteligentemente y, como no tenía una respuesta clara, ha dejado la labor en manos de los cardenales por él nombrados.
El exceso de renuncias a lo terrenal, a lo temporal, son gestos de vanidad, y por eso los gobernantes viven en la arrogancia, rechazan las ínfulas, pero visten púrpuras de lo más visible, precisamente disfrazadas de humildad.
La Tierra no es el Cielo y Alejandro VI se dio cuenta de que el papado estaba entre la diplomacia y la milicia, por lo que poco iba a resolver la tibieza de la política. O eres frio o caliente..
Se repite la historia. Es lo mismo ante lo que ahora se encuentran los que se cubren con capelo: diplomacia y generales junto a políticos. Cielo o Tierra. De hipocresía estamos repletos. Deben elegir entre el cielo y el infierno sabiendo que entre ambos hay un abismo insondable.
A las puertas de Roma siempre se encuentra un ejército dispuesto a robar la moral e izar su estandarte como propio. Es un ejército de saqueadores: ideólogos de la miseria, mercenarios a sueldo.
«No deis las cosas sagradas a los perros, no sea que se revuelvan contra vosotros y os hagan pedazos. Y no echéis vuestras perlas a los cerdos, para que no las pisoteen» (Mateo 7,6.).
Italia es Livorno y es Sicilia. Junto a Roma, el Vaticano. El mundo que era. Puede que deje de serlo.
Savoranola aparece de nuevo, el gran movilizador, pero no supo discernir entre la teología y la política. Dejemos claro que son el campo de Dios y el de Mefistófeles.
El nuevo Papa ha de venir por consenso y no por asalto.
Desde niño, cuando me percaté de la muerte del Papa, entendía que la pobreza estaba en la ceguera y como yo voy camino de ella busco quien me diga lo que hay detrás de la oscuridad. Pobres somos todos. De manera distinta, pero al fin y al cabo pobres. Es vieja conocida.
Lo que necesitamos es un Papa que nos hable del Cielo. Más allá.
Rafael Dávila Álvarez
Blog: generaldavila.com
22 abril 2025
