VISUS MILITIS (LA SOLEDAD DE LOS MUERTOS) General Emilio Pérez Alamán

Toque de Oración

La muerte está siempre presente en la vocación del soldado, el Legionario la hizo su novia y  en su Credo manifiesta que morir no es tan horrible como parece, lo más horrible es vivir como un cobarde”. Para el Paracaidista, como dice su  Ideario “La muerte es el mayor premio para el valiente y el mayor castigo para el cobarde”.

 Esta predisposición a entregar la vida por valores superiores y por la Fe es virtud de grandes y generosas almas. La vocación del soldado lleva consigo el que “su mayor recompensa es la satisfacción del deber cumplido”, la  Fe de los mártires les permite entregar sus vidas para Gloria de Dios. Pero esa  entrega  ¿Puede ser la razón del olvido o  del mero y rutinario recuerdo por parte del resto?

Hace unos días el general Dávila nos relataba la Beatificación de los 115 mártires de Almería, asesinados hace 83 años después de sufrir martirio por no renunciar a su Fe. Lo hicieron humanos envilecidos por el odio, que pocos años antes comenzaron por profanar templos e imágenes sagradas, como por desgracia contemplamos en nuestros días por los mismos que acusan de delito de odio a quienes disienten y denuncian a los que pretenden imponer ideologías y costumbres contra natura.

Pues bien, el reconocimiento a aquellos mártires no pasó de una celebración litúrgica de carácter local y mínima repercusión mediática. Al parecer, aquellos  españoles ejemplares no merecían, para la mayoría de sus compatriotas más homenaje que la soledad o  el olvido

Día del recuerdo a los asesinados por el terrorismo

Igual ha pasado con los  caídos en el más sangriento atentado terrorista de Europa el 11 de Marzo de hace solo 13 años. Tan grave que Europa declaró dicha jornada como día del recuerdo a los asesinados por el terrorismo. Sin embargo, nuestra querida Patria, sus políticos, por razones inconfesables, no solo no lo compartieron, sino que año tras año el Homenaje a aquellos españoles ha ido perdiendo  solemnidad, desde ser un acto de Estado, presidido por los Reyes, a ser una rutina partidista, al tiempo que los monumentos a las víctimas se van derruyendo sin cuidado. Tal ocurre con el horroroso cilindro de Atocha, cayéndose a pedazos, o los árboles del Bosque del Recuerdo, pintados de verde por su deterioro. Todo ello como signo de la soledad en que quedan aquellos que murieron por ser españoles-

Poco hay que comentar de la soledad en que hemos dejado a los casi mil caídos por la vileza etarra, extendida hoy por el País Vasco y Navarra empeñada en destrozar España desde las Instituciones, eso sí, después de ser derrotada por nuestra democracia (?).

Es posible que solo los soldados caídos en cumplimiento de su deber, no sientan esa soledad porque cada día, al caer el sol, el toque de Oración les hace llegar el recuerdo de sus compañeros allí donde estén.

Emilio Pérez Alamán Teniente General (R.)

Blog: generaldavila.com

2 abril 2017