Es el ejemplo. Nunca le importó estar entre los pecadores y la muerte en ese juego fatal que enfrenta en la guerra a unos hombres contra otros. La muerte, que anda por medio, los elige. Pero el final es el mismo para ambos. Páter Huidobro estaba allí. En el consuelo y el perdón. No hay lugar para las balas en su corazón y nunca hubo rencor en medio de la batalla. Solo aquel Crucifijo que todos besaban, a todos ofrecía. No había valiente que lo rechazara. Sería una cobardía ante ese curita diminuto y enclenque al que parecía no importar la lluvia de explosiones y el silbido de la muerte.
Hay hombres que acompañan y consuelan sin interferir en tu libertad.
En aquella guerra estaba aquel curita, de la orden de los Jesuitas, convertido en castrense, que cerraba los ojos de la última mirada, agarraba el final movimiento de manos curtidas que habían manejado un fusil como toda experiencia, consolaba a los que su vida era una terrible lucha sin Dios y sin esperanza, sin pasado, sin futuro que no fuese la muerte y un amigo que no te abandonara. Porque la mayoría eran seres abandonados, por eso quiso Huidobro estar allí, en la dureza y la más cruel de las historias: la de los legionarios.
Era el cura legionario, pero el hombre santo, bueno si lo prefieren, para todos y dispuesto siempre al perdón de uno y otro lado.
Páter Huidobro era el espíritu de Amistad, de Compañerismo, de Unión y Socorro, sin armas, pero combativo frente a la dureza de la vida, de la soledad. Era la razón entre tanta sinrazón, sinsentido y sigue siendo a quién acudir ante la incoherencia de un mundo enfrentado, donde el primer enemigo eres tú mismo. Perdida la fe y la religión hay que volver al ejemplo de hombre como el Páter Huidobro.
Necesita de nosotros porque le necesitamos. Me dicen que solo hubo una razón que detuvo el proceso de su Causa de Beatificación: la escasa devoción conocida. No acercarse a él, —¿habrá perdido la Legión a su Páter— no pedir su intercesión, en definitiva: el olvido.
Ahora se ha recuperado a través del Arzobispado Castrense la Causa de beatificación y se hace necesaria nuestra participación, recen, y pregonen su labor entre hombres en guerra y en paz.
Es necesario ese reencuentro con Fernando Huidobro. Rezadle, pedidle, os escuchará y consolará. Os lo concederá y si no es factible al menos estará siempre a vuestro lado.
Luego contadlo. Proclamad vuestra devoción al que sabemos legionario y Santo. Queremos que se haga oficial.
No es solo una medalla. La Legión necesita un Santo.
En el LXXXV Aniversario de su muerte, recemos y pidamos junto a él y por él, para que su causa de beatificación siga adelante y a nosotros nos alcancen sus favores y santidad.
General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez.
Blog: generaldavila.com
11 abril 2022
Buenos días a todos.
Un ejemplo a seguir. Pero por desgracia no se si soplan vientos a favor en las altas jerarquías, hay mucho «uy, uy, uy…». Ojalá con la ayuda de Dios salga adelante.
¡¡¡Arriba España!!!
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Atentamente y con el debido respeto
Al Páter de La Legión Fernando Huidobro
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Otra vez han resurgido
de las brasas que lo avivan
haciendo honor al sentido
del que tanto ha merecido
la gloria que lo ilumina.
Aunque corta fue su vida
se empapa de sentimientos
de aquellos que se mitigan
con la memoria encendida
santificando su ejemplo.
El Páter Huidobro reside
donde su brisa aparece,
en las personas que piden
que la autoridad NO olvide
la santificación que merece.
A tan insigne capellán,
su valentía y abnegación
fue el ejemplo de humildad
llevado por la cristiandad
que obra en nombre de DIOS.
España día 11 de noviembre de 2021
Ramón Lencero Nieto
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¡¡Ojalá la causa de beatificación no caiga en el olvido, y como Vd. dice, hay que rezarle y pedirle una gracia especial, para que sirva com prueba de su santidad!!! Y esto sólo puede hacerse desde la fe.
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Mi vuecencia:
Mi más sincera enhorabuena por su extraordinaria labor documental y literaria, carga de emotividad.
Un abrazo
Ariba España….!!! Viva la Legión …!!! ________________________________
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Mi vuecencia:
Mi más sincera enhorabuena por su extraordinaria labor documental y literaria, carga de emotividad.
Un abrazo
Arriba España….!!! Viva la Legión …!!!
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Me dedicaré a ello con toda la dedicación que se merece. Parece mentira
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Pido y rezo por él
Lucinio
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Será Santo. Lo merece
Lucinio
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Mi difunto suegro, Coronel de Estado Mayor, fue capitán de la legión durante la guerra civil, y conoció personalmente al Padre Huidobro al que apreciaba mucho. La de veces que le acompañamos cuando decía que iba a visitar a su amigo a la capillita de la entrada de la iglesia de los Jesuitas de Serrano.
Sé que intervino en favor de la beatificación del Padre Huidobro en diversas ocasiones.
Mi esposa e hijos solemos seguir visitando la capillita siempre que podemos para rogar su intercesión y todos en casa tenemos sus estampitas y hemos heredado la devoción que mi suegro le tenía.
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Gracias y eso es necesario: difundir la devoción
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Personalmente, acudo al Padre Huidobro con frecuencia.
Si me concede lo que pido , lo publicaré´.
Saludos a todos , con agradecimiento.
Josefa del P.S. López del Moral Beltrán
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Mi General : Le pido al Padre Huidobro, y pienso que también de todos los componentes de este Blog, que cuides y protejas a todas las Fuerzas Armadas, Españolas. Gracias Padre.🇪🇸🇪🇸🇪🇸
¡¡¡ TODO POR LA PATRIA!!!
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Por supuesto mi General, que le rezamos como a un santo aunque todavía no esté canonizado, y más ahora.
Esperemos que su causa siga el ritmo debido, aunque con éste Papa que tenemos no se yo. Por muy Jesuita que fuera, era sacerdote castrense oficialmente del bando nacional. ¿Cree que Su Santidad se habrá enterado de que no hacía diferencias en el campo de batalla?
No estaría de más dejárselo saber, a él y a otros cuantos. Y de qué lado vinieron las balas o metrallas que lo mataron
Buenas tardes y saludos
Margarita Alvarez-Ossorio
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A las órdenes de V.E., mi General.
Desde hace muchos años, cuando leí por primera vez el relato de su heróica y gloriosa muerte, al haberme interesado por él, pues veía en la Cuesta de las Perdices aquella piedra al borde de la carretera. La verdad es que antes de eso no sabía nada de él ni me sonaba ese apellido.
Y créame V. E., que desde entonces no lo olvido, lo tengo como referente de conducta, y en muchas ocasiones, el recuerdo de su expresión serena en las imágenes, me ha servido en momentos difíciles en el trabajo, para hacer frente y no dejarme llevar por el miedo que a veces se ha sentido en situaciones límite, unas por la deficiencia o fallo de las herramientas de trabajo, y otras, y siempre relacionadas con esto, por la tremenda sensación de aparente impotencia para solucionar situaciones de riesgo extremo y recuperar el control. Claro que le he rezado un Padrenuestro, Ave María y Gloria, en agradecimiento a su valiosa ayuda, ya que todo tuvo un final feliz.
¡¡¡Viva España!!! .
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