Cuando la palabra «guerra» entra a formar parte de un texto, se tiene garantizado de antemano un cierto interés, y es que este vocablo lleva consigo una carga eléctrica que agita en nuestro interior las fibras de la afición al misterio, el deseo de aventuras que todos llevamos dentro, y ese gusto casi feroz de practicar la disección espiritual del enemigo.
Entre la copiosa herencia que el pueblo heleno dejó a la humanidad, los Juegos Olímpicos ocupan un lugar preeminente. Cada cuatro años o una Olimpiada, ( ya que era unidad de tiempo) en el plenilunio de agosto, los más distantes lugares del imperio helénico: Asia Menor, Silicua, Cirenaica…; las más alejadas colonias, y los pequeños pueblos griegos, siempre en guerra unos con otros, se citaban en Olimpia aprovechando la tregua de esos días y olvidaban sus rencillas. La «tregua o paz olímpica», comenzaba siete días antes de la apertura de los Juegos y finalizaba el séptimo día a partir de su finalización.
En Olimpia, los atletas competían totalmente desnudos, por lo que estaba prohibido a las mujeres casadas el acceso al estadio e incluso a la ciudad, para evitar que el espectáculo de aquellos atletas sirviera de término de comparación con sus esposos. Por el contrario, era permitida la entrada al estadio de las chicas solteras, ya que consideraban que aquello era idóneo para despertar en ellas ideas sanas, como el incentivo a los placeres del amor, y la inclinación al matrimonio.
Una de las primeras desavenencias relacionadas con las Olimpiadas, se produjeron paralelamente a los Juegos de Saint-Louis en 1904, al celebrarse unas competiciones entre atletas de distintas razas, llamados «Anthropological day» reservados a deportistas no blancos, violando uno de los principios del olimpismo, cual es la no discriminación racial. Participaron en esos juegos atletas: negros, filipinos, chinos, indios, sioux, pigmeos, turcos, sirios etc., y merecieron la repulsa de Coubertin y del Comité Olímpico Internacional.
Por otra parte, Sudáfrica y Namibia sufrieron el aislamiento deportivo hasta que finalizó el apartheid en 1992…
A España le tocó enfrentarse en los cuartos de final de la Copa de Europa de futbol de 1960 a la URSS, pero poco antes del partido llegó la orden de retirarse de la competición. Paradójicamente en la siguiente edición, también con Rusia como rival, jugamos la final y encima la ganamos con aquel famoso gol de Marcelino en el estadio Santiago Bernabéu.
Siempre, desde la antigüedad a nuestros días, el deporte ha constituido un designio político, y nefastas son las consecuencias que acarrea cuando esa política, no es la idónea. Busquemos, por ejemplo, las consecuencias de algunos grandes encuentros, tales como los Juegos Olímpicos y las finales de los Campeonatos Mundiales, que en lugar de ser ocasiones de armonía y pacífica comunicación entre hombres y pueblos, con frecuencia los enzarzan en conflictos, apartándose cada vez más del espíritu de Coubertin
A veces, ¡qué remedio!, la política llega a oscurecer el ideal que se busca y genera situaciones de crisis. Estos son algunos reversos de las medallas.
Debido a la Primera Guerra Mundial la Olimpiada de Berlín de 1916 no se celebró.
En la Olimpiada de Amberes en 1920, el tiroteo de la Primera Guerra Mundial acababa de terminar y no se invitó a Alemania ni a Austria, países enemigos de Bélgica. Regresando ambos a la familia olímpica en los Juegos de Ámsterdam 1928.
En la XI Olimpiada, Berlín1936, el nacional-socialismo quiso convertirla en una demostración de la superioridad de la raza aria, y poco después, un totalitarismo de signo opuesto, trataron de organizar otra olimpiada paralela la llamada del «Mundo del Trabajo» en Barcelona.
A pesar de las campañas que anunciaban lo peor, habida cuenta de la política racista que el régimen de Adolfo Hitler había impuesto en Alemania, el triunfo del olimpismo sobre la política y las discriminaciones raciales, políticas o religiosas, fue rotundo, y eso que la confusión de aquellos años era grande ya que: …Italia liquidaba a un extenso país como era Etiopía, después de una guerra relámpago y totalmente desequilibrada. Japón había entrado en Manchuria y abandonado la Sociedad de Naciones. Grecia vivía momentos de extrema inseguridad política. Austria sentía la proximidad del «Anschluss» (unión de Austria y la Alemania nazi en una sola nación), eso y el asesinato de su canciller presagiaban horizontes nada tranquilizadores. La Rusia soviética, una vez consolidado su sistema político, tomaba conciencia de su potencia. España vivía las primeras etapas de su guerra civil…
Con este ambiente, los olímpicos españoles debían partir desde Barcelona destino a Berlín el día 24 de julio, y no pudieron hacerlo debido a la guerra civil. Los componentes del equipo de hípica y sus caballos, que ya se hallaban en la capital alemana, tuvieron que regresar sin poder participar.
Cada vez que se llamaba por los altavoces del estadio a un atleta español, se actualizaba en los 100.000 espectadores el drama que comenzaba a vivir nuestro país.
Los Juegos que se deberían haberse celebrado en Tokio.1940 y Londres.1944 fueron suspendidas por la Segunda Guerra Mundial donde muchos deportistas de todo el mundo, cayeron en el campo de batalla , en la más sangrienta conflagración, abriendo por segunda vez, después de su restauración en 1896, un paréntesis en la celebración de los Juegos, el más dilatado de toda su historia.
El problema de los países vencidos en la guerra recién terminada se suscitó nuevamente en la austera Olimpiada de Londres 1948, designada como recompensa a una ciudad mártir, donde Alemania y Japón fueron expulsados del Comité Olímpico Internacional y la URSS prefirió continuar aislada en su torre de marfil, hasta que en Helsinki en 1952 vuelven tras casi medio siglo de ausencia, ahora bajo la bandera de la hoz y el martillo y con el nombre de Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas. También regresaron los equipos de Alemania y Japón.
A la Olimpiada de Melbourne 1956, varias naciones la boicotearon en protesta a la invasión de Hungría por los soviéticos, y la del Canal de Suez por los franceses y británicos.
En Roma 1960 el problema de las dos zonas de Alemania, que se planteaba en todos los planos de la actividad mundial, lo resolvió el Comité Olímpico Internacional con una fórmula feliz no lograda por políticos, ni diplomáticos. Todos los deportistas alemanes actuaron en Roma encuadrados en un mismo equipo, luciendo un mismo uniforma y bajo una misma bandera. La bandera del equipo alemán fue la tricolor de ambas repúblicas, pero en lugar del emblema que los orientales colocaban en el centro, pusieron los aros olímpicos. El problema de los himnos fue solucionado con la interpretación de la bellísima «Oda a la alegría» de Beethoven.
Lo que no habían logrado los políticos ni los militares asiáticos y occidentales durante más de cien años, es decir penetrar en Japón, el deporte con la Olimpiada del año 1964 en Tokio, lo logró con la mayor amplitud y con un eco mundial como ninguna otra manifestación podría lograr.
El emperador Hiro Hito, descendiente del sol, dios viviente para los japoneses, al que antes de 1942 ningún ser humano podía mirar, hizo en ocasión de los Juegos Olímpicos su primera aparición ante una gran masa de público, como eran los 75.000 espectadores que llenaban el estadio, y todo el mundo pudo contemplar su hierático rostro a través dela televisión. Había caído otro de los mitos que se oponían a la integración de Japón al mundo occidental.
Cuatro años después en 1968, se despejaría la gran incógnita de la primera Olimpíada de habla hispana. Méjico y su pujante energía esperaban a los deportistas. El hecho que dio una intensidad dramática a los Juegos de México 1968, fue la manifestación de algunos atletas vencedores americanos en las pruebas de atletismo, afectos al «black power». En algunas de las ceremonias de concesión de medallas, mientras se interpretaba el himno y se izaban las banderas, los atletas ganadores en sus podios, levantaban el puño derecho enguantado en negro y con la cabeza cubierta con una boina también negra, para manifestar sus ideas políticas opuestas al Gobierno de su país.
La perfecta organización alemana de Munich en 1972 no pudo evitar que un comando palestino del grupo terrorista Septiembre Negro (fracción de la Organización para la Liberación de Palestina, liderada entonces por Yasir Arafat) irrumpiera en la villa olímpica y emprendiera una masacre que acabó con once atletas israelíes, tres palestinos y un policía alemán muertos.
Por desgracia, siempre los conflictos han afectado a las competiciones deportivas internacionales, y buena prueba de ello son los boicots acaecidos durante la Guerra Fría, En Moscú 1980, más de 60 naciones, entre ellas, los EE.UU., Japón, Canadá y Alemania Occidental, rehusaron participar como protesta contra la invasión de Afganistán por la URS. Como represalia, en los siguientes Juegos, los de Ángeles1984, no acudieron la URSS y los países de su entorno.
En otro orden de cosas y con el ciclismo de protagonista, vimos que la victoria de Bartali en los Alpes, «Giro de Italia 1948», se encargó de neutralizar el efecto causado por el atentado contra Palmiro Togliatti, político italiano, secretario general del Partido Comunista, salvando a Italia de una posible revolución.
Posteriormente, el «Tour de Francia 1965» permitió al general De Gaulle enfrentarse con el Mercado Común Europeo, sin suscitar la opinión de los franceses, demasiado ocupados con el duelo de los ciclistas: Gimondi-Pulidor .
¡Ay, Coubertine, si supieras con qué ganado ha tenido que lidiar el deporte todos estos años! Ni los miuras de Albaserrada.
Pero del deporte, lo mejor es quedarse sobre todo con su lección de orden, lo ideal para esta época que nos ha tocado vivir que se caracteriza, entre otras cosas, por la falta de autoridad, aunque muchas veces, tanto en el deporte como en la política, a la vez que se recibe el premio que representa la satisfacción del deber cumplido, se sufre con frecuencia el aguijón amargo de los celos o de la envidia, pero nada de eso debe importar, pues al fin y al cabo, solo se apalean los árboles que dan fruto.
Los acontecimientos diarios lo demuestran. Para recordarlo, nada mejor que escribir sobre el trágico accidente aéreo de 1972, cuando el vuelo 571 de la Fuerza Aérea Uruguaya, fletado para llevar a un equipo de rugby a Chile, se estrelló en un glaciar en el corazón de los Andes. Todos conocemos el desenlace, y las condiciones inhumanas en que sobrevivieron…
Pues bien, esos 15 jugadores uruguayos de un equipo de rugby, le deben su supervivencia al deporte que les había inculcado el espíritu de organización, de equipo y el sentido del orden.
Todo equipo de rugby consta de 15 jugadores: En la primera línea 8 fuertes y activos; en segunda línea, los 6 más altos: 2 ligeros y astutos y 4 grandes y potentes; y en tercera línea 1, el zaguero, ágil, listo, valiente y modelo de flema y sangre fría. ¡La proporción ideal de los hombres!
…Y sin embargo, rugby, ¡cuantas cosas se han dicho en tu nombre!.
En el deporte, tan importante como la práctica, es tener un enfoque deportivo de la vida y, como hemos visto, es capaz de acompañar al hombre en la historia creando cultura.
Los hay que piensan que jamás se ha de romper el idilio entre el deporte y la guerra, incluso ante una situación tan terrible como la de Ucrania, y yo no puedo estar en más desacuerdo con ellos, y es que «La Carta Olímpica» señala que su misión principal es «poner el deporte al servicio de la humanidad, promoviendo así la paz»
Hoy el deporte no ha podido permanecer aislado y señala a Rusia como el país invasor de Ucrania, expulsándola de todos las competiciones, con ellos no hay nada que jugar, ni compartir. Esta vez la voz del deporte, con más rapidez que nunca en la historia, está siendo atronadora:
El Comité Olímpico Internacional (COI) se pronunció, a través de un comunicado, que los atletas rusos y bielorrusos no participarán en futuras competiciones internacionales. La Fórmula 1 comunicó la suspensión del Gran Premio de Rusia, que se iba a llevar a cabo en el circuito de Sochi. Respecto al tenis, la Asociación de Tenistas Profesionales (ATP) canceló el torneo de Moscú. En básquet, la Euroliga no se lo pensó dos veces y expulsó del torneo al CSKA de Moscú, al Zenit de San Petersburgo y al UNICS de Kazan. Por si fuera poco, distintos equipos taparon de sus camisetas sus patrocinadores rusos como Gazprom y la aerolínea rusa Aeroflot.
En 1960, en vísperas de los Juegos Olímpicos de Roma, el Papa Juan XXIII desde las ventanas del Palacio de Castel Gandolfo, antigua residencia veraniega papal, seguía interesado y absorto los entrenamientos de los remeros del K-4 en las tranquilas aguas del lago de Albano. Días más tarde, el 24 de agosto de ese año, la víspera de la inauguración de los Juegos, el Papa recibió en la Plaza de San Pedro a los deportistas olímpicos de los 83 naciones participantes en la XVII Olimpíada de la era moderna.
Sus palabras, que todavía resuenan, tuvieron una grandeza e intensidad realmente extraordinarias. Empezó diciendo que el pórtico de Bernini con sus dos inmensos brazos les acogía, y acabó pidiendo…
«Que la prisa por alcanzar la meta terrena, no os haga perder de vista el camino de la salud eterna». (Juan XXIII agosto 1960)
Oyéndolas de nuevo, pienso que sería bueno no estuviera vedado a nadie el deporte del amor.
Tal vez ,los mejores deportistas hayan sido los santos.
Zaragoza abril 2022.
Coronel de Caballería ® Ángel Cerdido Peñalver.
Blog: generaldavila.com
A las órdenes de V. I., mi Coronel.
Interesantísima recopilación de la historia de las olimpiadas. Confieso que bastantes detalles del relato los desconocía. Cómo no iba a estar la política de por medio para envenenar todo y aprovecharse de una propaganda fácil y gratuíta.
Lo de Munich en 1.972, horrible, me cogió en Madrid, ocupado también en una importantísima «competición», y no deportiva precisamente, sino participando como opositor en las dificilísimas pruebas para el acceso al recientemente creado en el Ministerio del Aire, Cuerpo Especial de Controladores de la Circulación Aérea; por lo que viví mi difícil y dolorosa guerra interior, pues el pensamiento de que si aprobaba aquello e ingresaba en ese cuerpo, tendría que dejar el servicio activo y colgar el uniforme para siempre, no me dejaba dormir y todo eran dudas e incertidumbre. Y por otro lado, el orgullo personal y el sentido de la responsabilidad me obligaban a superar aquel reto.
Con lo de la masacre terrorista de los atletas israelíes, el «consuelo» vino con el tiempo, cuando uno a uno, todos los organizadores y actores de aquella atrocidad fueron rindiendo cuentas por medio de «los muchachos» de Golda Meir.
A veces es inevitable que a uno le asalte la tentación de hacer comparaciones con situaciones más domésticas.
¡¡¡Viva España!!!
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Buenos días, mi Coronel, y todos. Obviamente, Guerra, Política, y Deporte, interactúan entre sí, pero mal. Y la (pen) última, la reciente y no declarada ni reconocida Guerra Bológica, ha alterado las Olimpíadas a peor, y quizá para siempre,
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Mi General : Mejor imposible, lo relatado hoy es para enmarcar. Al autor y para que quede constancia, “ Gracias Ángel “.
Hay temas muy importantes, fuera de la “política”, y más ahora con la guerra en Ucrania, pero hay temas que nos alegran la vida. Tenemos que
desintoxicarnos de malas noticias. Lo de hoy una maravilla.
Un consejo a los jóvenes, guardar las cosas, ajenas a lo diario y leerlas de vez en cuando .
Yo cada día comienzo a vivir, el pasado, muy próximo no lo recuerdo, y al realizar mis comentarios, contesto lo que me dicta mi corazón.🇪🇸🇪🇸🇪🇸
¡¡¡TODO POR LA PATRIA!!!
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Muchas gracias Mi Coronel, por todo su escrito sobre las olimpiadas y la política, le deseo unas muy Felices Pascuas de Resurrección y saludos para todos.
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Muy buen articulo. mi Coronel. D. A. Cerdido . Y
Feliz Domingo de Pascua, mi General, General Dávila, y para todos.
Josefa Lópezdel Moral Beltrán
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Buenas tardes a todos
Como siempre, Coronel D. Ángel Cerdido Peñalver, usted hace de sus artículos algo muy interesante, instructivo y ameno. Tiene un instinto especial para contar cosas que dicho con otras palabras nos aterrorizarían, pero que, no obstante, podemos leer con serenidad y juzgar oportunamente cada cual a su estilo, claro.
Y efectivamente, es una pena que no sigamos totalmente el espíritu que guio a los griegos cuando las organizaban, porque es significativo que dieran siete días para el desplazamiento de los atletas vinieran de donde vinieran, y otros siete para replegarse a sus diferentes regiones, con lo cual se garantizaba que incluso pueblos que estaban en guerra no pudieran aprovechar esas competiciones para atacarse unos a otros, lo que demuestra el sentido común e inteligencia de los organizadores y los participantes que las respetaban escrupulosamente.
Se supone que la humanidad ha cambiado, que somos más civilizados y más cultos, pero todo lo que nos ha contado hoy, partes conocidas y otras para mi al menos novedad, me temo que nos demuestra que no es cierto. Recuerdo haber leído sobre aquella matanza de los atletas judíos, que escandalizó al mundo, pero que no fue óbice para que Yaser Arafat siguiera recibiendo ayudas económicas que supo canalizar muy oportunamente en sus cuentas corrientes personales, como todos más o menos sabemos, que siguen llegando para que los terroristas las usen a su manera, que no es precisamente ayudar al pueblo Palestino a prosperar y hacer su región más rica, siguen erre que erre comprando y drogando al pueblo con consignas criminales que no llevan a ninguna parte.
Al menos un etíope gana una y otra vez La Maratón, algo es algo. Un héroe que no ha dado positivo jamás en sustancias prohibidas, lo que no es el caso para atletas de otros países no precisamente subdesarrollados.
Muchas gracias una vez más por su escrito, D. Ángel. Tiene mi admiración y mi afecto.
Saludos al General Dávila y a todos los lectores de este blog.
Margarita Alvarez-Ossorio
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