Publicado el 5 septiembre 2020
Pues que les voy a contar. Lo saben ustedes. La historia se ha abierto y entre plumillas, juececillos, politiquillos y el virus loco del desconocimiento que lleva fabricando, hace años, catedrales de odio e incultura en España, se está redactando otra historia que nada tiene que ver con la rigurosidad, para bien, mal o regular.
Al margen de lo que me parezca la actitud de la familia de Franco, que quizá debiera haber adivinado lo que se avecinaba (y andar prestos e imaginativos), el problema de fondo que tenemos encima, tiene mucho que ver con las libertades. Lo diga Agamenón o su porquero.
Puestos a revisar propiedades y contratos hagámoslo con todas y todos, sin dejar una o uno por desempapelar. Hectáreas y títulos unidos a ellas, en premio a sus hazañas, casi todas de guerra, palacios y horizontes.
La historia está llena de regalos y prebendas. Pero…
¿Tendrá el Duque de Alba que devolver el Palacio de Liria, el de las Dueñas y tantos otros?
Y así. Entre otras cosas, títulos de otro tipo, más suculentos y también hereditarios.
Puedo hablar de épocas presentes, pero me iré a la historia.
Viene al caso, por si los jueces quieren hacerse eco, el de Sir Wellington en la batalla de Vitoria. Lo expliqué en este artículo que les adjunto.
Hoy es conveniente recordar el tesoro artístico e inmobiliario que se llevaron los ingleses y que aún allí, y aquí, permanece.
Las Cortes españolas, <<a propuesta de don Agustín de Arguelles, concedieron a lord Wellington, para sí, sus herederos y sucesores, el sitio y posesión real conocido en la vega de Granada bajo el nombre de Soto de Roma, con inclusión del terreno llamado de las Chanchinas, dádiva generosa, de rendimientos pingües>>, que Lord Wellington aceptó.
Pero no quedaron ahí los generosos obsequios.
El Libertador de España como llamaron a Lord Wellington, una nominal hipérbole sin duda, fue obsequiado en numerosas ocasiones, dos de ellas con valiosos cuadros de la colección Real española. Según datos del Museo Nacional del Prado la primera vez fue el 15 de agosto de 1812, tras la victoria de Wellington en la batalla de Salamanca y su entrada triunfal en Madrid, cuando la regencia española agradeció sus servicios con doce pinturas del Palacio Real de La Granja de San Ildefonso.
Fue en el equipaje del rey José donde apareció un inaudito botín. Siguiendo con los datos del Museo del Prado allí se encontraron documentos de Estado, varias cartas de amor, un orinal de plata y más de doscientas pinturas sobre lienzo, desclavadas de sus bastidores y enrolladas, junto con dibujos y grabados. Fueron llevadas a Londres por orden de Wellington catalogándose por la National Gallery en una lista de ciento setenta y cinco sustraídas de la colección real española por el rey José que pretendía llevarse a Francia. Wellington con caballerosidad ordenó devolver sin dilación las pinturas al repuesto rey de España Fernando VII; no recibió de este respuesta alguna. En 1816 envió una carta al conde de Fernán Nuñez, representante español en Inglaterra, para ponerse de acuerdo en la devolución de las pinturas. La contestación de la Corte al fin llegó: «Adjunto os transmito la respuesta oficial que he recibido de la Corte, y de la cual deduzco que Su Majestad, conmovido por vuestra delicadeza, no desea privaros de lo que ha llegado a vuestra posesión por cauces tan justos como honorables».
El “regalito” consistió en ochenta y tres pinturas de las cuales, según el Museo del Prado, <<se pueden rastrear el origen de cincuenta y siete gracias a los inventarios reales>>.
No son obras menores, sino valiosos tesoros españoles que pueden figurar entre las más destacadas obras de todos los tiempos.
La Última Cena, de Juan de Flandes, que perteneció a Isabel la Católica; una Sagrada Familia, de Giulio Romano, antaño atribuida a Rafael; Orfeo hechizando a los animales, de Padovanino, y Oración en el huerto, de Correggio. Otras obras maestras son la minuciosa Judith y Holofernes, de Elsheimer, y el imponente Aguador de Sevilla, de Velázquez.
¿No lo sabían ustedes? Pues sepan que las mejores pinturas del Apsley House de Hyde Park Corner, que fue residencia del Duque de Wellington, fueron —creo que deberían seguir siéndolo— de la colección real española.
El triunfo en La batalla de Vitoria no es motivo para que una gran colección de pintura, propiedad de España, permanezca en Londres como regalo a un general que ganó una batalla. Nunca se debió regalar y menos aceptar el regalo. Ahora aguantamos el sarcasmo británico cuando hablan del The Spanish Gift.
Obras de Velázquez, Goya, Juan de Flandes, Tiziano, Ribera, Murillo, Claudio Coello, Giulio Romano, Guercino, Guido Reni, Van Dyck, Jan Steen, Jan Brueghel el Viejo…, forman parte del Spanish Gift.
A ver si hay algún juez que se atreve con ello.
Del derecho a la propiedad veremos, pero lo que vemos es que la libertad está condicionada y dirigida por los que más chillan. Solo chillan si el pastor levanta el cayado. El porquero lo ha hecho y reclama El Pazo de Meirás. El camaleón cambia de color.
Acabará siendo la residencia de verano del Pretendiente. Yo lo oKupaba.
Hay mucha más gente con recientes palacios (y títulos, nobiliarios o de los otros). A sus supuestos dueños les recomiendo que vayan preparando antecedentes y escrituras.
Rafael Dávila Álvarez. General de División (R.)
Blog: generaldavila.com
Así es, así es… no hace falta un estudio de prospectiva estratégica con sus escenarios ordenados de mayor a menor probabilidad de ocurrencia para darse cuenta, y perdonen la vulgaridad, de que palo van quienes toman esta decisión por mucho fundamento juridico que les ampare.
El problema reside, una vez más, en otra limitación del ser humano y explotado por nuestros representantes para individualizarnos: mientras uno no sea el perjudicado a uno no le preocupa en exceso o mejor dicho nada lo que le ocurra al vecino.
Pero el castellano es rico y cuando las barbas de tu vecino veas cortar pon las tuyas a remojar… se retuerce el derecho de propiedad primero con determinados propietarios y se acaba en un ¡expropiese! a cualquiera, cuestión de tiempo y que el «interés general» debidamente «fundamentado» campe por sus respetos.
Lo del inglés, en efecto, sin comentarios, si hay un siglo de escarnio e infamia en nuestra historia es el siglo XIX, empezó mal y acabó peor… este siglo XXI tiene ciertos paralelismos aunque mucho me temo que no habrá que esperar hasta el 2098 para otra crisis del 98…
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que lo devuelvan a los dueños de las escrituras
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Atentamente y con el debido respeto
Pobre España que padece las inquinas manifiestas
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Pobre España que padece
La idiotez de los mentecatos
Las traiciones y desacatos
De los en ellos florecen
Siendo tan inútiles y baratos.
Pobre España que soporta
La maldad de l@s políticos
Que bendiciendo el delito
En los mismos se reportan
Como lo hacen los malditos.
De las derechas e izquierdas,
Los centros y derredores,
La amalgama de traidores
Que se revuelcan en mierdas
Excretadas por malhechores.
Y. Lavándose las manos
Fingen ser los salvadores
Cuando sólo son vividores
Que ejerciendo de tiranos
Se hacen ver en los balcones.
Que engalanan las intrigas
De los que en ellas progresan,
Que se matan y se besan
Con la maldad que se inspiran
Y. Del deber se dispensan.
Pobre España que padece
La idiotez de los mentecatos
Las traiciones y desacatos
De los en ellos florecen
Siendo tan inútiles y baratos.
Hacen falta tribunales
Para condenar a jueces,
Abogados y fiscales
Que en el deshonor se mecen
Y otras muchas aHuRtoridades
Que sus puestos NO merecen
España día 9 de agosto de 2022
Ramón Lencero Nieto
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Buenos días, mi General y todos; en el fondo de todo está otro desprecio a la actual Constitución, que reconoce el derecho a la propiedad, cuando todos estos que ahora mismo mandan, creen que TODO ES del Estado, y que el Estado son ellos y/o el Partido. A partir de ahí, como dicen, «punto pelota».
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Buenos días.
Cualquier día destruyen los pantanos y centrales e indemizan con efecto retroactivo a los herederos de los propietarios expropiados entre los 50-70. O hacen lo propio con los grandes hospitales que hay en todas las capitales de provincia. E imponen multas a los hijos de los excombatientes. Y cortan las corbatas de banderas, estandartes y guiones… Y las sustituyen por cintas multicolor de la Agenda 2030 que tanto gusta a los Acomplejados y a los que quitan la Cruz de Borgoña…
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A las órdens de V. E., mi General.
Quien liberó a Epaña de las garras del mayor ladrón de todos los tiempos y de su banda de mariscales, no fue Lord Wellington, sino españoles patriotas como el General Cataños y otros, con la participación y auxilio imprescindibles del pueblo representado por personajes legendarios, muchos anónimos, con valor y carisma, que hicieron morder el polvo al gran ejército de aquel Alí Ba Bá que fue Napoleón con su hermanito Pepe Botella y cuadrlla de elementos tales como, en el caso de Granada, el Mariscal Horacio Sebastiani, de infausto recuerdo por su rapiña y su despiadada represión indiscriminada, quien en la huída, ayudado, cómo no, por un renegado y traidor local, arrambló con las mejores pinturas de Alonso Cano, amén de unos cuantos carros con otros recuerdos. Y Francia, más de doscientos y pico años, durante los que no sabe, no contesta.
Wellington fue demasiado bien pagado. Ah, el Soto de Roma, será por aquello de los cambios y vaivenes de la historia, durante mis años en la Torre del cercano Aeropuerto «Federico García Lorca-Granada-Jaen», que entonces no tenía un nombre tan largo ni pertenecía a tantos socios, decían las lenguas de doble filo que el único que lo utilizaba, o disfrutaba, El Soto, durante largos fines de semana y siempre que podía hacer una escapada, siempre de incógnito por aquello de la discreción y la seguridad, era determinado heredero, inglés, naturalmente, como picadero y no precisamente para el entrenamientos de caballos, sino para práctica propia acompañado de la misma amazona siempre..
En fin, chismes o no, desde luego ya no se celebraban, ni se celebran, aquellas antiguas y legendarias cacerías en las que el anfitrión no era precisamente ningún heredero de Wellington, sino algún muy alto dignatario, y noble, por descontado, español. En aquellos lúdicos ejercicios cinegéticos, decían los viejos del lugar que todo el mundo disparaba con pólvora de rey.
De Fernando VII prefiero no opinar, y dejarlo, si acaso, para otra ocasión; pues sería largo de contar.
¡¡¡VivaEspaña!!!
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¿Libertador de España un inglés? Los ingleses han sido y SON enemigos históricos de España: Cartagena de Indias, Santa Cruz de Tenerife, apoyo a los rebeldes de los Países Bajos, apoyo a los rebeldes Hispanoamericanos, Contraarmada, GIBRALTAR… Los libertadores de España fueron los sufridos ejército y pueblo español, que combatieron al invasor francés hasta expulsarlo de España.
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El Palacio de Meirás, que, por cierto, es horroroso, es un plato de venganza fría contra Franco, 83 años después de perder la guerra. Repasemos con datos y no con bilis. Dicho Pazo era propiedad de la Pardo Bazán, familiar de Franco por vía materna. Al morir la gran escritora gallega (en lengua española, claro) heredaron el Pazo dos sobrinas solteronas y un sobrino militar. Estos herederos no podían mantener ese enorme inmueble. Además, el sobrino militar, cabeza de familia, murió en la Guerra Civil, siendo capitán del Ejército Nacional y dejando a su vez de herederos a sus hijos. Conclusión, la familia hizo consenso y decidieron mal vender el Pazo antes de que les llevase a la ruina. La Diputación de La Coruña lo compró por un millón de pesetas, precio por debajo de su valor real, pero cifra muy importante en la época. Y abrió una suscripción popular para regalárselo a Franco. Siendo la respuesta popular impresionante: se recaudó suficiente dinero no solo para amortizar el dinero de la Diputación, sino que sobró dinero para reformarlo y amueblarlo, sin lujos, pero con calidades medias. Mucho dinero aportaron grandes familias de banqueros y de industriales cuyos apellidos hoy perduran como élite en España. También aportaron familias humildes agradecidas a Franco por haberles salvado de los rojos. La chuspa ha inventado eso de que los funcionarios tuvieron que aportar parte de su sueldo para Meirás. Falso. Pura propaganda. El sueldo medio de un funcionario español en 1939 era de 300 pesetas al mes. El Sindicato Vertical puso que como máximo y de forma voluntaria, solo se pudiera aportar un máximo de 20 céntimos por funcionario (10 céntimos costaba el periódico y 20 un café de achicoria). Y hubo funcionarios agradecidos que lo hicieron, y otros, que no pudieron. Hoy el Pazo de Meirás es una vergüenza para lo que queda de España. La Junta de Galicia, hispanófoba ad náuseam gracias a Fraga y a Feijóo, ni recuerdan a la Pardo Bazán ni a su obra literaria, en español, claro. Insultan la Historia del Pazo. Y le hacen el caldo gordo al galleguismo. Eso sí, los grandes pazos y las mansiones de los narcos en Galicia, tan pimpamtes, para no ofender. Y así, la vida sigue. Mis disculpas por el rollo. Siempre a las órdenes de V.E., mi general.
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Don Rafael, lo que más me encocora es lo de las pinturas, porque eso es un saqueo y una parte de nuestra historia. Y como Vd. dice, pero yo creo que va en el ADN de la familia Franco, debieron estar más espabilados y prestos ante lo que se fuera a producir cuando llegaran los vencidos a mandar, con falta de señorío y categoría, porque con eso se nace y como dice el sabio proverbio «Quod natura non dat, Salmantica non præstat» (aunque en esto caso, ni Unversidad ha habido en muchos de ellos)
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Hizo mas fortuna Felipe Gonzalez y Alfonso Guerra con lo de la Expo , el AVE y el famoso despacho de Sevila , que lo que gano Fraqnco en todo su mandato , y aun estamos esperando que alguien les pida cuentas y nos diga a cuanto asciende sus inmensas fortunas
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Mi general. Ya sabe cómo somos los españoles, «demasiado dadivosos para algunos», que la verdad ni le quito ni le pongo méritos al sr. Duque de Wellington, pero me parece demasiado excesivo todo lo que dieron. Pero Sr. a eso no dicen nada. Para la mayoría de españoles, la historia comienza con Franco y la verdad que es una pena. El pazo de Meirás no nos saca de ningún apuro, pero cuando la toman con uno no se apean ni a golpes. Muchas gracias y saludos para todos.
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Muy bueno! Y con inmejorables ejemplos. Abzs.
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Abrazo agradecido querido maestro.
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Bien, bien, mi General,descubriendo las imposturas. Esa es la historia y en ella figuran los traidores (su mejor apelativo), fabuladores de la nueva historia que hoy padecemos entre nosotros, promotores de la tragedia española desde aquella fatídica declaracion de JUAN JACOBO ROUSSEAU,.que fue asimilada por torcidos cerebros españoles.
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Don Juan Miguel, salvo Benzema, y por el vil metal, no he conocido ningún francés que nos haya querido.
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Totalmente de acuerdo, mi querido Sr, Cebrian
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