«ENVEJECER VIVIENDO» Coronel de Caballería ® Ángel Cerdido Peñalver

Un soldado siempre será un soldado

Jugando a la petanca con mis «viejos» amigos de Alacón (Teruel)

No se como empezar, ni cuando terminar, pues la vida es como un baile, siempre llegas cuando está empezado y te vas antes de que acabe. Hoy no se a donde me llevarán mis pasos, quizá solo a recordar y buscar sentido a la situación donde todos anhelamos llegar, a viejos… y donde todos negamos que hayamos llegado.
La muerte de Isabel II de Inglaterra fue el acontecimiento más reseñado últimamente. Como a cualquier ser humano le llegó su fin. Vivió como una reina, durante más de 70 años no le faltó de nada pero, desde fuera, no me atrae vivir en su cárcel de oro. Fue como debe ser, mortal como vosotros queridos amigos invisibles y como el que esto escribe. Como dicen en Inglaterra, la muerte es junto a los impuestos, lo que nunca falla, digan lo que digan ciertas teorías de la inmortalidad regidas por modernos algoritmos.
No se si he contado estas cosas otras veces, porque mi memoria anda fatal. En todo caso ya me perdonareis. Para desmemoria la de Marcelino Menéndez Pelayo, que lo nombraron miembro de la RAE y estuvo una buena temporada sin visitarla. Se le olvidó. Cuando se lo reprocharon se sorprendió mucho, y solo pudo decir: «¡Pero si estoy allí siempre!»
Conozco personas que son capaces de recordar el contenido de todos los libros que han leído. Los que tenemos una cierta edad, es muy probable que eso no sea posible. Yo no los recuerdo, aún así, se que me han ido formando, y a los adolescentes que aseguran que las personas que leen viven menos…les diría que desde luego: menos engañadas, menos reprimidas y menos inseguras.
Hoy a los pensionistas nos prometen y prometen, y hasta colocan la primera piedra en sus futuras promesas, seguramente para decirnos que una piedra en el camino nos enseñará que nuestro destino es rodar, rodar y rodar… para no llegar a ninguna parte, o simplemente para que después de colocar la piedra, veamos como esconden la mano. Esas promesas son como el horizonte, siempre están ahí, pero nosotros nunca llegaremos a tocarlas.
Nos hemos hecho mayores, mayores e incrédulos, pero debemos buscar siempre la alegría de la vida. La experiencia es algo maravilloso, nos permite reconocer un error cada vez que lo volvemos a cometer. Necesitamos envejecer para conseguir la sabiduría que dan los años.
Tú me subes los precios del vino, yo bebo agua (un decir). Tú me subes el precio de la gasolina, yo me voy de paseo por el campo a pie… Y si te ponen la televisión desde muy temprano para que estés entretenido, aunque te parezca que no te enteras de nada, en realidad, te estas enterando de todo, porque estás escuchando la soledad de tu corazón, su latido incesante, que es lo única que de verdad a nuestra edad importa.
Hoy los mayores hemos dejado de ser una amenaza y la palabrita ya no se considera un desabrido verbo, pues enriquecidos espiritualmente por los años (del hombre mayor el consejo), vencido el lumbago debido al avance de la geriatría, y remozado el vestuario por el «Prêt-à-porter», los de la tercera edad, pisamos el pescuezo del agobiante pasado, aunque a veces nos «meemos» en las espuelas y perdón por la ordinariez. Sin embargo hasta hace pocos años, esta fase de la vida era sinónimo de nostalgia y tristeza, como si solo tuviéramos por horizonte la sopita caliente, el camposanto y un cumplido funeral.
A esta edad en que muchos acomodan su vida al sillón o a la mesa de camilla, hay otros que leen los últimos libros, se alistan a cualquier «tour», y se atreven con un «short» de colorines. Llevan en la mochila el móvil, el iPad, el portátil.., eso sí, de última generación, pues todos preferimos lo nuevo, lo recién fabricado, la última versión del sistema operativo o del dispositivo electrónico. En otros tiempos, hubiesen preferido consumir su tiempo asistiendo furtivamente a los 13 martes de San Antonio, cosa que por otra parte tampoco veo mal.
El problema es que no todos sabemos llegar a esta situación. Terrible día en que a una actriz se le ofrece el rol de «mayor». Pero bueno señor director usted ha perdido la cabeza ¡Yo en un papel de madre o abuela! Un personaje llamado Jacinto Benavente, con perdón, ¿pero existió algún día un autor llamado Benavente?, alude a nuestro otoño como la edad de oro, y Agustín de Foxá nos lo presenta como un faisán de lujo.
Saber «llegar» y saber «llevar» esta tercera edad, hay que decirlo ya, «saber envejecer», es la obra maestra de la sabiduría y una de las partes más difíciles del gran arte de vivir.
Arturo Pérez-Reverte en su «Patente de corso» (XL semanal del 23 de octubre de 2022) nos cuenta que «En estos tiempos si deseas moverte por la vida, debes abrirte paso en una maraña de aplicaciones; un mundo virtual de mensajes, claves y dependencias, pero ¿Qué pasa con la gente mayor? sin sobrinos, hijos o nietos que puedan ayudarlos. ¿Qué hay de quienes no pueden o no les apetece adaptarse a esa forma de vida? Nos tenéis acorralados, cabrones» (sic).
Lo que está claro es, que si eres viejo eres un estorbo. Nunca nos dijeron que el envejecer, muchas veces lleva consigo la soledad. Por eso existen las residencias de la tercera edad, que son como guarderías de niños envejecidos, y aunque dicen que en las miserias suele ser alivio la compañía, en ellas el silencio y la austeridad es lo que predomina. Si hubiera que buscar una sola palabra para definir el estado de ánimo de los que allí se encuentran, la llamaría: «aburrimiento». En algunas, sus miradas parece que se pierden en el vacío, un vacío que ensombrece todo a su alrededor, y es que nunca mejora su estado quien muda solamente de lugar y no de vida y de costumbres.
Y tienen suerte, de no tener en sus puertas el letrero que el papa Francisco tiene en la suya, «Vietato lamentarsi», (habitación 201 de la residencia de Santa Marta, adyacente a la basílica de San Pedro, en la Ciudad del Vaticano, donde vive en soledad lejos de los lujosos aposentos pontificios).
Yo paso la vida como si fuera a vivir para siempre, pero mientras ando distraído, la vida me apresura. No me doy cuenta pero, creo que día a día me acerqué a la vejez, cuando llegó me encontré tan ocupado que no lo noté, y ahora empiezo a reflexionar sin comprender como se me fue el tiempo. Aunque hay muchos que dicen les ha faltado para hacer muchas cosas, yo pienso que lo más probable es que lo hayan desperdiciado.
Por eso es necesario que de nuevo aprendamos a vivir para llegar a estos últimos años con la lección bien aprendida. El pasado pasado está. El futuro no se como lo viviré. Me centro en el presente y vivo día a día de la manera más digna posible: alejándome de la soledad todo lo que puedo, y de la fobia o temor irracional a envejecer, la «Gerascofobia» que dicen los entendidos (menuda palabreja más fea).
Vivo la vejez como un triunfo porque tengo la suerte de ser viejo al que se le arrugue la piel, pero no el corazón y la mente, aunque a veces, como se que mis proyectos se tambalean, tenga que hacer uso de mi humildad para pedir auxilio y no confiar en unas fuerzas que ya me flaquean.
Vivir es envejecer. Tiene la parte positiva de permanecer en el tiempo y la menos valorada en nuestra época, la de hacernos viejos. Pero de hecho, la vejez es el resultado de haber vivido.
Situados en esta dinámica, al igual que las plantas o los animales, hay un tiempo para cada etapa. Se siembra y se nace. Se crece y se madura. Se florece y se marchita. Se vive y se muere.
La esperanza es vivir sin decaer, sin perder condiciones, un sueño imposible de alcanzar como mortales que somos. Como cuando corría largas distancias, que me hacía feliz llegar hasta el final, sin preocuparme por lo que tardaba ni el puesto en que llegaba.
Aunque sea sentado, seguiré: pensando, soñando, leyendo, escribiendo, y no tendré prisa alguna en marcharme, sin pensar en la muerte, pues cuando ella llegue yo ya no estaré y, mientras esté, es ella la que no estará..
Envejecer es como escalar una gran montaña: mientras se sube las fuerzas disminuyen, pero la mirada es más libre, y la vista cada vez más amplia y serena.‬
Empecé llegando tarde al baile, pero como la vida es sobre todo lucha, no me iré hasta que se acabe.
Borrar todo lo triste, oscuro, silencioso y aburrido que se me haya podido escapar, y tener presente que:
«Envejecer es un verbo que se conjuga viviendo»

Coronel de Caballería ® Ángel Cerdido Peñalver
Zaragoza noviembre 2022.

Blog: generaldavila.com

 

 

 

 

10 pensamientos en “«ENVEJECER VIVIENDO» Coronel de Caballería ® Ángel Cerdido Peñalver

  1. Mi respetado y muy querido GENERAL,
    ¡ENHORABUENA POR SU «ENVEJECER VIVIENDO». LA VIDA ES SUEÑO Y LUCHA.
    ¡Llegamos al baile cuando está empezado, y nos vamos mucho antes de acabar porque sin darnos cuenta aquello no era baile de mayores, se trataba de competición de saltadores!.
    LA EXPERIENCIA ES MARAVILLOSA Y MERECIÓ LA PENA VIVIR PARA SENTIR A CALDERÓN SOÑANDO. También es cierto que se adquiere conciencia sabia.
    No quiero cansarles. Solamente algún sonetillo de «SANTIAGO Y CLAVIJO»:

     

    Al LAUREADO TCOL. INFA.Y CAB. D. FERNANDO PRIMO DE RIVERA Y ORBANEJA
    Ay!, rutilantes centauros incomparables,
    brillan lanzas, sables, pecho descubierto,
    Fernando a galope tendido dirige concierto,
    ¡llegó el sacrificio!, ¡Mi raza indomable!.
     
    De Annual a Melilla, cubren desconcierto,
    vanguardias y flancos, todo insoportable,
    bloncao tras bloncao y Primo infatigable,
    el enemigo en el brazo le hiere con acierto.
     
    Era por Igán, el Alcántara todo victorioso,
    diez incesantes cargas con entrega y valor,
    hazaña sublime de heroico jinete glorioso.
     
    El diezmado Regimiento luce patrio ardor,
    con su incansable Jefe ejemplar silencioso;
    ¡gloría alcanzó , y los suyos mismo honor!

    A LA VIRGEN DEL PILAR
    Antes que asunta fuese,
    el dos de enero vendría,
    rayando tan aurora fría,
    y en un pilar se pusiese.
    Salud y maña, todavía,
    y la Caesaraugusta viese,
    a un Santiago que dijese:
    ¡Viva la Virgen María!.
    Amor que al amor subiese,
    y sin muerte, dormida iría,
    su corazón de cielo luciese.
    Señora, la jota que cantaría:
    «Con verde guerrera quisiese,
    postrarme a tus pies un día»

    AL APOSTOL SANTIAGO EN CLAVIJO
     

    Blanco o alazán no importa nada,
    de todos los pecados es el perdón,
    el peregrino camino hecho cordón,
    renace Ramiro en noche estrellada.

    Por San Desiderio vibraba tendón,
    decisiva ayuda con Cruz y Espada,
    la de Abderramán II es derrotada,
    siendo mi Apóstol fiel galardón. 
                     
    Jinete de luna, siempre tan buscada,
    lanzas, corazas, dragones, escuadrón,
    táurica victoriosa fuerza enamorada.
                     
    Un romance de sangre en el pendón,
    entre clarines rota, a galope soñada:
    ¡la dureza de Santiago!, cual corindón.

    REITERO ENHORABUENA E INMENSA GRATITUD.
    A la orden de V.I y abrazos a todos.
    A la orden de V.E
    VIVA EL REY
    VIVA EL IMPARABLE HURACAN DE LA CABALLERÍA
    VIVA Y ARRIBA ESPAÑA

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  2. Maravilloso su escrito Mi Coronel. Es un canto a la alegría y esperanza, de lo que queda de nuestras vidas. Es sencillamente coger al toro por los cuernos y mientras, se pueda, ponerse al mundo por montera, pues la experiencia es un grado, y eso no lo tienen todos. Gracias y saludos para todos.

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  3. Sublime reflexión, mi coronel. Ha tocado todos los rincones de mi alma de joven en un cuerpo viejo y me identifico con ello. Me ha encantado. Gracias.-

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  4. A las órdenes de V. I., mi Coronel.

    Una auténtica cátedra sobre el envejecimiento, y además desde la práctica personal. Creo que muy adecuada para todos los que nos vemos en este blog, que, al fin y al cabo, tenemos la misma procedencia, la mejor y más noble, el Ejército. Y el solo pensamiento de ser soldados nos hace cumplir años y quinquenios de retiro, pero sin envejecer de espíritu, pues otra cosa, sobre la que no podemos tener el mismo control, es la posible fatiga de este material de barro del que estamos hechos.

    Mientras tengamos memoria, disfrutaremos del recuerdo de tantas vivencias maravillosas que no todo el mundo pudo soñar.

    ¡¡¡Viva España!!!

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  5. Buenas noches

    Me ha pillado por sorpresa su artículo, mi Coronel, porque hoy domingo no esperaba que hubiera nada escrito, y ni siquiera había entrado en mi correo hasta éstas horas.

    Pero aunque sea a destiempo y tarde, tengo que dedicarle unas palabras de agradecimiento por esa tierna y auténtica descripción de lo que va significando para todos envejecer.

    Yo protesto siempre que puedo de lo que mis hijas califican de lloriqueo injustificado, porque a ellas no les gusta ni les interesa reconocer que los años van pesando, y que ya empiezo a necesitar ayuda más que a prestarla.

    Y no es tanto una ayuda física, todavía resuelvo mi vida con independencia, y si, yo también me dedico a leer y a escuchar música, las dos cosas que siempre me han gustado y no me parece suficiente todavía todo lo que he aprendido, en comparación con lo que ignoro que es mucho más, pero se que nunca llegaré a leer todo lo que quisiera, ni a escuchar toda la música hasta saberme de memoria todas las sinfonías y conciertos que se han compuesto, por supuesto.

    Pero me entusiasman todas sus frases, me gustaría tener la memoria de poder aprenderlas todas y no olvidarlas, porque no hay desperdicio ninguno en todo lo que nos dice. Con la serenidad que le caracteriza, con la sabiduría de los años vividos y la satisfacción de haberlo hecho como un hombre de bien, con la clarividencia de haber llegado, casi, a la cima de la montaña.

    Sabemos desde que nacemos que estamos de paso, así que es mucho mejor ir adaptándose a las circunstancias sin amargura, sin rencores, con la naturalidad con la que usted lo hace.

    Y si que me quedo y no lo la olvidaré con su frase final.» Envejecer es un verbo que se conjuga viviendo». Y así ha de ser.

    Un afectuoso abrazo D. Ángel, y ojalá que Dios le de muchos años más para seguir aprendiendo y enseñándonos. Lecciones magistrales como las suyas son bienvenidas, siempre.

    Saludos a todos

    Margarita Álvarez-Ossorio

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  6. Con permiso de Vuecencia, mi General. A las ordenes de V.I. mi Coronel. Sí, soy viejo, o mayor, pero todavía saco fuerzas de flaqueza para ayudar a mis hijos y nietos, y como no me conformo estoy alistado, asociado, en una Agrupación de Veteranos y de momento resisto formaciones y otras actividades castrenses, y como me parece poco leo y me sigo formando culturalmente.
    Si me están leyendo personas que ya se fatigan «Subiendo la cuesta» les recomiendo que respiren hondo y recibirán su premio al alcanzar la cumbre.
    Gracias por darnos ánimos para resistir. ¡Arriba España y viva La Legión!.
    Julio de Felipe Jimeno

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  7. Me gustó mucho su escrito, un poco largo pero muy verdadero, pienso que nacimos para eso. Yo soy militar (retirado) y lo veo así, gracias. 👍🇪🇸🇪🇸🇪🇸

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  8. Mi General : Hoy nuestro amigo Ángel, nos da una de cal y otra de arena. Lo comprendo perfectamente y además como soy más viejo, perdón quería decir, que tengo más años que él y solo un piso, nos separa , nos vemos pues supongo que pronto pondrá una valla, para aislarme y poder disfrutar de la vida. Soy un pelma, todo se me olvida, no se que hice esta mañana.
    El blog me despertó, gracias a él avanzo. No puedo leer un artículo y contestar, tengo que volverlo a leerlo…….
    Empiezo a escribir y como el dedo,.si tiene memoria va solo.
    Confieso que me siento viejo, pero quiero llegar al final, sin ninguna prisa. La vida es bella y acepto el futuro.🇪🇸🇪🇸🇪🇸

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