«Smokey Joe» y la «guerra química» contra la Royal Navy Ángel Liberal Fernández, Capitán de navío (R.)

El Dragaminas «Tambre»

En estos últimos años, de vez en cuando, el editor de un  periódico de Gibraltar se refiere a los tiempos en que un buque de guerra español, al que jocosamente denomina «Smokey Joe», navegaba por las aguas de la bahía de Algeciras a finales de los 60 y comienzos de los 70 del siglo pasado.

Casi siempre era el dragaminas Tambre, de la clase Bidasoa. Estos buques se basaban en el proyecto alemán Minensuchboot 1940. Tenían unas 700 toneladas de desplazamiento, un cañón de 88 mm y una dotación de 78 hombres. Su propulsión era mediante dos calderas que quemaban carbón como combustible.

El Tambre patrullaba las aguas de esta bahía para reafirmar nuestros derechos. Sus comandantes en esas fechas fueron los tenientes de navío Santiago Liaño, Luis Carrero y Alejandro Artal, entre otros. De una u otra forma todos ellos hicieron lo mismo que vamos a relatar.

El caso es que, en repetidas ocasiones, cuando «Smokey Joe» estaba cumpliendo su misión cerca del espigón de San Felipe, se presentaba una fragata de la todopoderosa marina británica conminándole a que se marchase.

Seguramente se intercambiaban los textos de rigor reafirmando los derechos de cada uno, según su propia interpretación, aunque es posible que no siempre. Lo cierto es que normalmente el dragaminas español acababa por moverse.

Pues sí, se movía a barlovento y cuando su comandante consideraba que ya estaba en el punto adecuado, daba la orden de soplar las calderas.

En pocos minutos, la fragata británica –sometida a un inesperado «ataque» más propio de la guerra química, con su dotación cubierta de hollín hasta las cejas, sus uniformes hechos un asco y el buque pintado de negro por efecto del hollín- no tenía más remedio que marcharse y dejar a «Smokey Joe» sólo en las aguas en disputa.

En el Tambre se jugaba una porra sobre si la nube de hollín daba o no en el puente de la fragata. Además, cuando acertaban de lleno en el británico, la dotación rompía en una salva de aplausos dedicada al jefe de máquinas.

Todo esto, el «ataque químico» y la salva de aplausos, causaba un profundo malestar en la Royal Navy. El malestar trascendió a la OTAN, de la cual España no formaba parte.

Mandando el Tambre –con base en Rota-  uno de los citados, el teniente de navío Alejandro Artal, visitó Rota una agrupación naval holandesa al mando de un almirante. Éste había oído en la OTAN estas informaciones sobre los españoles y la curiosidad le pudo. Preguntó si era cierto eso que se contaba del fondeadero de La Línea de la Concepción y que se usaban buques con propulsión a carbón para llenar de humo a los ingleses y echarlos de las aguas en disputa. Le dijeron que si y que además allí mismo estaba uno. Llamaron al comandante y el almirante holandés le preguntó si podía hacerle una demostración. El comandante español respondió que si pero que necesitaba un barco contra el que hacer la demostración. El holandés le señaló uno que estaba fuera de la base y le dijo: «Ese, que es de los míos». El teniente de navío Artal hizo la demostración dando de lleno en el blanco, para jolgorio de españoles y holandeses, siendo muy celebrado por todos los espectadores.

Ese fue el «Smokey Joe» del que alguno en Gibraltar se ríe; un buque que miren por dónde puso de manifiesto una vez más que: En las situaciones de crisis las respuestas asimétricas pueden ser las más eficaces.

 Ángel Liberal Fernández, Capitán de navío (R.)

9 marzo 2018

Blog generaldavila.com

GIBRALTAR NO ES UNA BASE DE LA OTAN Ángel Liberal Fernández, Capitán de Navío (R)

Gibraltar no es una Base de la OTAN

Las autoridades británicas están desarrollando grandes esfuerzos para reducir los efectos del Brexit en Gibraltar y sus consecuencias para la base militar. Les resultará difícil conseguir apoyos en la Unión Europea pero lo tienen más fácil en el seno de la Alianza Atlántica, incluso entre los países que pertenecen a las dos organizaciones.

El argumento que repiten con insistencia es que Gibraltar es una base muy importante de la OTAN. Lo hacen hasta el punto de que en la prensa local de Gibraltar se atribuye a Donald Trump una expresión que dice: «La relación especial entre el Reino Unido y los EEUU permanece intacta. El hecho es que todo el mundo está de acuerdo, incluyendo España, que en el momento actual hay asuntos más importantes que el de Gibraltar, que es un centro de la OTAN» (NATO hub).

Gibraltar: Base Militar

Por desgracia, el presidente Trump no ha señalado cuáles son –según él- los asuntos más importantes para España que el de Gibraltar, esa colonia retenida por los británicos en nuestro territorio y en contra incluso de las resoluciones de la Asamblea General de las Naciones Unidas.

No estamos de acuerdo en su afirmación de que Gibraltar es un «NATO hub». Parece que confunde el todo con la parte, es decir, lo que son unas instalaciones británicas (aprovechadas también por los americanos) con unas hipotéticas instalaciones de la OTAN.

LA OTAN NO TIENE BASES MILITARES

La OTAN no tiene bases militares; lo que si existen son innumerables bases militares de sus países miembros como son las de Faslane en Escocia, la de Norfolk en los EEUU o la de Cartagena en España. Gibraltar, todavía, es una de ellas.

Entre las capacidades militares que el Peñón ofrece a los británicos se encuentran los muelles de atraque para barcos de guerra, incluyendo submarinos nucleares; el aeródromo militar y las instalaciones para la obtención de Inteligencia.

Para entrar en ese puerto es necesario atravesar el Estrecho y la bahía de Algeciras, siempre muy concurridos, lo que no deja de ser un riesgo para los barcos de guerra, especialmente ante la amenaza terrorista de la que tanto hablan. Dicho sea esto sin valorar la exposición en la que se encuentran los muelles de atraque.

El aeródromo tiene una pista vulnerable, no sólo por su corta longitud sino por estar expuesta a unas condiciones geográficas y meteorológicas que, con frecuencia, hacen imposible las operaciones de vuelo.

Por último nos quedan las instalaciones de Inteligencia. Las usan principalmente para obtener datos del tráfico marítimo por el Estrecho, incluyendo los submarinos y, para interceptar comunicaciones ajenas sean civiles o militares, comerciales o familiares, todo lo que pueda caer dentro de su radio de acción. No distinguen de banderas; todo puede ser útil. A su explotación se dedican los miembros de los Regimientos de Señales británicos que rotan por Gibraltar, Chipre y otras instalaciones.

Parece que las autoridades norteamericanas, y por supuesto las británicas, se han olvidado de que España también es miembro de la OTAN y como tal, si Gibraltar fuese un «NATO hub» tendría pleno derecho a participar en la explotación de esos recursos militares.

A nadie se le ocurre que España pueda tener interés en los muelles de Gibraltar pues cuenta con puertos mucho más amplios y seguros, no sólo en sus proximidades como Algeciras y Ceuta, sino también en Málaga y en la bahía de Cádiz.

En cuanto al aeródromo, no hay más que examinar los riesgos que supone su utilización para desecharlo y pensar en los grandes aeropuertos españoles que se encuentran a escasos minutos de vuelo como son los de Málaga, Jerez, Rota, Morón o Sevilla.

Nos queda la Inteligencia. Resulta que esta actividad es prerrogativa de los países miembros y son los que la obtienen quienes entregan a la OTAN lo que consideran conveniente. Algo así como un mercado en el que se intercambian informaciones de interés, por su justo precio.

LA S INFORMACIONES RELATIVAS A ESPAÑA QUE OBTIENEN LOS INGLESES

Con España dentro de la OTAN y con un Gibraltar en los términos descritos –supuestamente- por el presidente Trump, tendríamos derecho a conocer las informaciones relativas a España que obtienen los ingleses (y los americanos) desde Gibraltar.  Puede ser no sólo la relativa a nuestros despliegues en el sur de la Península y norte de África sino también información de interés comercial como las intenciones de nuestros empresarios e incluso, las inquietudes personales de nuestras autoridades y de nuestros políticos.

La verdad. No me imagino a nuestro personal de Inteligencia obteniendo información sobre nosotros mismos desde las instalaciones –supuestamente de la OTAN- del Gibraltar inglés. Mucho menos me imagino a un inglés o a un norteamericano entregando esa información a los españoles.

Esperemos que, en pocos meses, los consejeros del presidente Trump le ilustren algo más y, por su parte, los británicos empiecen a darse cuenta de que los tiempos del Imperio ya han quedado atrás. El Brexit les ayudará bastante a conseguirlo.

Ángel Liberal Fernández, Capitán de Navío (R.)

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11 mayo 2017