LA DAMA DEL ABANICO. 1639
Wallace Collection. Londres
Quizá sea éste uno de los retratos femeninos más atractivos de los pintados por Velázquez debido a la sensualidad con la que se representa a la modelo.
Existen diferentes hipótesis sobre quién sería la retratada: una noble cortesana madrileña, una prostituta de alto postín que conservaban la moda del escote a pesar de la prohibición, una noble dama que quería imitar la moda de las prostitutas o el retrato de Francisca Velázquez, la hija mayor del pintor, que contaba con 20 años de edad.
El rosario de oro con la cruz y la cinta azul con una medalla que cuelgan de la muñeca izquierda de la retratada otorgan un cierto toque de castidad a la imagen, obteniéndose una interesante mezcla de sensualidad y piedad que hace más atractiva la obra. sin olvidar el fuerte fogonazo de luz que incide en el pecho de la mujer, acentuando así sus atributos femeninos.
MUY CORTO
(Soneto)
En neutros, su silueta se recorta
de oscuros y tocada de amplio velo;
luce blancos los guantes, negro el pelo,
y encerrada ella en sí nos mira absorta.
Un rosario de oro al brazo porta,
en negro un abanico, y azul cielo
un lazo, y una cruz que a la modelo
de recato y modestia un toque aporta.
Atractivo el retrato y atrevido,
pues hace entre el desliz y la pureza,
lo casto y sensual, muy corto el trecho:
le basta un fogonazo, que encendido
ilumina su encanto y su belleza,
en níveas las colinas de su pecho.
ESOPO. 1640 h.
Museo del Prado.
Salvo la inscripción que acompaña la figura, nada haría pensar ante este digno mendigo callejero pintado con tan jugoso realismo popular que se trataba del fabulista griego. El lienzo fue realizado para la Torre de la Parada, palacete de caza y recreo en el bosque del Pardo, entre 1639-1640.
Velázquez ha puesto aquí (junto a su personal sentido de la nobleza, incluso dentro de lo raído de la figura) su maestría técnica y la seguridad y soltura de su pincelada.
Esopo es representado con aspecto descuidado y su mano derecha sostiene un libro alusivo a su actividad literaria. A sus pies, el balde de agua recuerda su esclava condición mientras que el bulto con el equipaje hace referencia a su muerte: Los sacerdotes de Delfos, contrariados por la crítica de Esopo a la excesiva corrupción de sus actividades (nihil novum sub solem) escondieron una copa entre sus pertenencias para acusarle de robo y castigarle
DESDÉN
(Soneto)
Cual mendigo indigente lo presenta,
de un burdo lo vistió, sayo harapiento;
blanco un paño por todo su ornamento,
completa del disfraz la vestimenta.
Un libro; y a sus pies dan buena cuenta,
de su quehacer, a un lado el instrumento,
y del otro, del fin trágico y cruento
de su vida, si la hubo, turbulenta.
Pues barroco, y así a su tiempo fiel,
del vivir lo plantó en el escenario
do la fábula es, y la mentira.
Y del alma al saber en cada almario,
Esopo, gran actor, borda el papel
con el grande el desdén con que nos mira.
(Continuará)
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7 abril 2018