Educación. – Andrés Manrique Gutiérrez. Teniente (R.)

Sabemos que “la educación”-pongámoslo en mayúscula incluso- es el proceso por el que pasamos todos los ciudadanos para adaptarnos a la sociedad en que vivimos, para que no seamos unos extraños y encontremos un hueco en ella.Pero la acepción más básica de este concepto, la de andar por casa,es aquella que expresamos como “no tiene educación” referida al mal comportamiento cara a los demás. A ella nos referimos hoy.

Urbanidad, cortesía y buenos modales son términos que denotan un respeto hacia los demás,aunque a muchos, a los mal educados, les suenan a anticuado. En esto el nivel de formación técnica no es, necesariamente, directamente proporcional al nivel de comportamiento, pues existen “doctos que con sus letras agradan a todos  pero con sus modos nos hacen huir de ellos”.

No es necesario redactar ahora un tratado de urbanidad y buenas costumbres para darnos cuenta de lo que ocurre en la calle, en el trabajo, en el ámbito público o en el privado. Nos dejamos llevar por el “entorno de libertad”, de hacer y poder  decir cada uno lo que nos venga en gana ¡que para eso somos libres y estamos en democracia!

Donde más se notan los malos modos y la falta de educación es en el lenguaje y las formas de comunicarnos con los demás. Poco ejemplo nos dan comunicadores, opinadores y voceros sociales que emplean los medios de comunicación para transmitirnos la actualidad o demostrar sus discrepancias unos con otros.

En las tertulias o debates televisivos no existe moderación en el correcto uso del lenguaje, ni respeto a los turnos de palabra. El insulto y los “tacos” son formas muy comunes de expresión. Se solapan conversaciones. Se responde antes de que haya terminado su parlamento quien les interpela y sucede que a menudo responden lo que no viene al caso.  Luego sucede que copiamos tales comportamientos también en nuestras relaciones sociales en el día a día. Todo se pega menos la hermosura, dice el refranero.

Juan Soldado tampoco ve en muchos de sus representantes públicos, moderación en este sentido.Es necesario, y se les debe de exigir, un correcto comportamiento verbal. Es necesario que moderen sus formas de expresarse.  Qué ejemplo dan con frases como “me la bufa” o términos parecidos. Es de esperar y desear que quienes los eligieron dejen de hacerlo mientras se expresen con términos de tal calibre.

Para Juan Soldado el lenguaje tabernario no ha de producirse nunca en ningún ámbito y, de emplearse, con moderación, se hará en un reducido círculo de amistades personales. ¡Ojo! Que la naturalidad nada tiene que ver con la chabacanería y hay “tacos” oportunos que expresados con elegancia no ofenden a nadie.Aun así, cuando se tengan dudas sobre su utilización, mejor es dejarlo para otra ocasión.

Juan Soldado ha llevado siempre muy a gala, en el trato con población civil, los buenos modales, la cortesía y la gentileza, no solo porque esta conducta le es exigible y el “trato incorrecto con la población civil” es sancionable para los miembros de las FA,s así como el empleo de palabras indecorosas o indignas incluso con los compañeros, sino porque ha sido parte de su formación. Formación que echa en falta en la sociedad actual.

Para Juan Soldado es un lujo escuchar a compañeros de la milicia que, siendo llamados a opinar en los medios, se expresan con la corrección, argumentos técnicos y respeto que merecen todos los españoles a los que vocacionalmente sirven.

Modales, cortesía, elegancia, modestia, respeto, moderación, humildad a la hora de hablar es lo que demuestran los suyos. ¿Tánto les cuesta a los demás? Parece ser que a muchos sí. ¡Cuántos debían de tomar ejemplo!, no solo por sus expresiones sino también por el “aspecto general” a la hora de presentarse en público, que esa es otra.

Hoy se siguen comportamientos de personajes públicos que hacen gala de su grosería y ridiculizan a quienes se salen de “su” norma.

La milicia acata y cumple. Haya paz.

Un saludo a todos.

Andrés ManriqueTeniente (R.)

Blog: generaldavila.com

18 octubre 2018