Visus militis (2 de Julio de 2017) ¡OZÚ, QUE CALÓ! General de Brigada Adolfo Coloma Contreras (R.)

El soldado Veterano

La canícula veraniega, está siendo especialmente sofocante este año. Unos lo achacan al cambio climático que ya está aquí, madrugando de la mano del calentamiento global y esas cosas. Otros, que no, que es solo una sensación derivada de la pérdida de adaptación debido al extensivo uso del aire acondicionado en apenas un par de generaciones. Lo cierto es que el calor no solo es consecuencia de la subida de la temperatura, sino que, con el calor, aumentan también las tensiones y los conflictos de todo orden.

Y no es que al soldado le afecten de manera especial estos calores. Al contrario. Para prevenir el temido golpe de calor y los incendios forestales, en campos de instrucción y maniobras, se restringen al máximo las actividades. Circunstancia que es aprovechada por la mayor parte de los uniformados, para disfrutar con sus familias, cuando las condiciones del servicio lo permiten, de unos días de asueto.

Pero, en términos generales, hay una contumaz convergencia entre la ruptura de hostilidades y la canícula veraniega. Basta con darse un paseo por nuestra historia para hacerse una idea de la sangre derramada en torno al solsticio de verano. Sin retroceder en exceso en ella, vemos que el combate Naval de Santiago de Cuba (3 de Julio de 1898), la retirada de Annual (22 de Julio de 1921) o el asedio del Alcázar de Toledo (21 de Julio – 27 de septiembre de 1936) por ponerles algunos ejemplos, merodean por estas fechas.

En verano, sí, pero ninguno de ellos es ajeno a causas anteriores, que de forma más o menos directas condujeron a tales encuentros. ¿O no tiene influencia el abandono en que se encontraba la Armada Española en 1898 o el Ejército en 1921 por parte del Gobierno de la Nación, en el resultado militar adverso en ambas ocasiones?  ¿O no tuvo influencia el asesinato de José Calvo Sotelo, ¿Diputado en Cortes del partido Renovación Española, el 12 de Julio de 1936? ¿O la mismísima quema de conventos, que, desde Madrid, se propagó como la pólvora al sur y levante español en el mes de mayo de 1931 luego en el 34 y hasta en el 36, oiga?

  • “Pues eso”- piensa el soldado en esta canícula veraniega, – “habría de servir como un aviso a los navegantes ¡con la que está cayendo!” – y al mismo tiempo exclama:

“¡Ozú, que caló¡”

Otros se regodean en un “arderéis como en el 36”, queman capillas… y “aquí no pasa ná. Ná de ná “-

Adolfo Coloma

GB (R.) del ET

Blog: generaldavila.com

2 julio 2017