COMITÉS DEMOCRÁTICOS DE LA REPÚBLICA (Última hora: Puigdemont libre) General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

Ponen en peligro la paz pública y el orden constitucional. Lo dice la fiscalía y lo vemos y sufrimos todos. Comités del odio, facciosos. ¿Quién está detrás? No es difícil saberlo -sí para nosotros-, aunque el que tiene esa responsabilidad es de suponer que está en ello y señalará en la buena dirección para su desarticulación y puesta en manos de la justicia. Otra cosa es que no se quiera hacer o convenga hacerlo de manera distinta. Deberíamos saberlo. Una democracia madura no se mueve entre el permanente secretismo y la información modulada. Las pruebas no parece que sea muy difícil conseguirlas.

Es la hora de las decisiones antes de que esto, la violencia, vaya a más. Desgraciadamente tenemos malas experiencias de lo que supone que se apodere de la calle. Peor que las barricadas. El paso siguiente, el de la clandestinidad, es aún más peligroso. Llegará.

A unos les parece muy bien cómo actúa la policía autonómica; a otros no tan bien. El caso es que surgen dudas de todo y de todos. En esa situación, con el Parlamento catalán inexistente, la justicia actuando, pero amenazada, el Gobierno de la Nación indeciso, o al menos mostrándose indeciso, los españoles desorientados y Cataluña arruinada, surgen los Comités Democráticos de la República, que nada tienen de democráticos ni de republicanos; más bien dictadores y facciosos.

Todavía resuenan en nuestros asustados recuerdos aquellas palabras proféticas del intelectual: <<Por encima de la Constitución, la República; y por encima la Revolución>>. Así que todos a revolucionarse. No me cabe la menor duda de que España es un lugar de hombres de acción. Los ha habido en todas las épocas de su historia. Como han escaseado los políticos. Ortega y Gasset distinguía entre cabezas claras y cabezas rutinarias. Habría que añadir las cabezas malvadas y redondas.

En este blog hemos explicado en numerosos artículos como el modelo de las alteraciones del orden en Cataluña responden a los más conocidos manuales de subversión.

Uno de ellos es el enfrentamiento de los alborotadores con las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad con dos fines: que la masa vea, compruebe y tome conciencia de la fuerza que tiene al ver reunidos a todos sus miembros, dispuestos y firmes. Les sirve para tomar conciencia de su violenta fuerza y acostumbrarse a usarla. Y ¡cómo no!, crear mártires, achacar la violencia al Gobierno, sus métodos represivos, y responsabilizarle de heridos, sangre, destrozos…, televisar, difundir la agresividad y mostrarse como víctimas de un Estado que ataca con crueldad la libertad del pueblo.

Cada algarada es un entrenamiento, una formación de grupo, un ejercicio que se dirige desde un puesto de mando con sus instrucciones y medios de todo tipo.

La peor de las situaciones llega cuando todos esos movimientos están dirigidos desde el poder.  Dirigidos desde unas instituciones que te permiten acceder a medios económicos, mediáticos y de influencia en todos los sectores, entre ellos las empresas. Es decir cuando se dirigen prácticamente desde el poder autonómico contra el poder central. Cuando se hace en un momento tardío para evitarlo, porque se ha permitido que el movimiento subversivo haya alcanzado objetivos intermedios y gran notoriedad. Cuando un error por mínimo que sea puede desunir y destrozar una histórica nación. No hace falta dirigir la mirada muy lejos en el tiempo para comprender lo que digo. El desequilibro a favor de una parte puede cambiar en un instante.

Por último; no olvidemos que hay un tipo de violencia difícil de evaluar, cuantificar y detectar. Se llama violencia moral, intimidación. Tiene matices tan finos que son casi imperceptibles. Pero es una crueldad, quizá el más abominable ataque contar las personas y su libertad. En esa disciplina son los dirigentes de los CDR,s. maestros muy peligrosos. Y están ganando a base de contagiar esa temible infección que recorre Cataluña y se extiende por el resto de España. Se llama independentismo, aunque en el fondo solo pretenden que mientras peor, mejor.

General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

Blog: generaldavila.com

Ya programado este artículo llega la noticia de la puesta en libertad del señor Puigdemont por la justicia alemana. El sistema judicial español en entredicho. Es preocupante y una prueba más del trato que dispensa Europa a la justicia y leyes españolas. Cómo para fiarse. Repito: este es un varapalo tremendo a la justicia española que queda desamparada en esta Europa que empieza a pensar y a certificar que la independencia de Cataluña tiene hueco y razones que esgrimir. No hay rebelión; no puede aplicarse «porque no se cumple el requisito de la «violencia»»… ¡Ojo! Es el primer paso… a más violencia.

Lo sucedido no hace sino refrendar el juicio que en este artículo emito: Lo peor llega cuando se hace en un momento tardío para evitarlo, porque se ha permitido que el movimiento subversivo haya alcanzado objetivos intermedios y gran notoriedad. Cuando un error por mínimo que sea puede desunir y destrozar una histórica nación. No hace falta dirigir la mirada muy lejos en el tiempo para comprender lo que digo. El desequilibro a favor de una parte puede cambiar en un instante.

Para muestra un botón:

El error ya se ha cometido. La desunión está consumada. España hecha jirones, destrozada. La violencia no hará sino aumentar. 

Entre las cabezas rutinarias ¿Queda alguna cabeza clara? ¿Y responsable de lo sucedido? 

La Corona ha cumplido con su labor, la justicia también, el pueblo español ejemplar sin duda y con gran esfuerzo. ¿Quien entonces  es el que ha cometido los errores?

Seamos justos y responsabilicemos a los culpables de este desaguisado que sufre España.

6 abril 2018

 

 

 

Visus militis (2 de Julio de 2017) ¡OZÚ, QUE CALÓ! General de Brigada Adolfo Coloma Contreras (R.)

El soldado Veterano

La canícula veraniega, está siendo especialmente sofocante este año. Unos lo achacan al cambio climático que ya está aquí, madrugando de la mano del calentamiento global y esas cosas. Otros, que no, que es solo una sensación derivada de la pérdida de adaptación debido al extensivo uso del aire acondicionado en apenas un par de generaciones. Lo cierto es que el calor no solo es consecuencia de la subida de la temperatura, sino que, con el calor, aumentan también las tensiones y los conflictos de todo orden.

Y no es que al soldado le afecten de manera especial estos calores. Al contrario. Para prevenir el temido golpe de calor y los incendios forestales, en campos de instrucción y maniobras, se restringen al máximo las actividades. Circunstancia que es aprovechada por la mayor parte de los uniformados, para disfrutar con sus familias, cuando las condiciones del servicio lo permiten, de unos días de asueto.

Pero, en términos generales, hay una contumaz convergencia entre la ruptura de hostilidades y la canícula veraniega. Basta con darse un paseo por nuestra historia para hacerse una idea de la sangre derramada en torno al solsticio de verano. Sin retroceder en exceso en ella, vemos que el combate Naval de Santiago de Cuba (3 de Julio de 1898), la retirada de Annual (22 de Julio de 1921) o el asedio del Alcázar de Toledo (21 de Julio – 27 de septiembre de 1936) por ponerles algunos ejemplos, merodean por estas fechas.

En verano, sí, pero ninguno de ellos es ajeno a causas anteriores, que de forma más o menos directas condujeron a tales encuentros. ¿O no tiene influencia el abandono en que se encontraba la Armada Española en 1898 o el Ejército en 1921 por parte del Gobierno de la Nación, en el resultado militar adverso en ambas ocasiones?  ¿O no tuvo influencia el asesinato de José Calvo Sotelo, ¿Diputado en Cortes del partido Renovación Española, el 12 de Julio de 1936? ¿O la mismísima quema de conventos, que, desde Madrid, se propagó como la pólvora al sur y levante español en el mes de mayo de 1931 luego en el 34 y hasta en el 36, oiga?

  • “Pues eso”- piensa el soldado en esta canícula veraniega, – “habría de servir como un aviso a los navegantes ¡con la que está cayendo!” – y al mismo tiempo exclama:

“¡Ozú, que caló¡”

Otros se regodean en un “arderéis como en el 36”, queman capillas… y “aquí no pasa ná. Ná de ná “-

Adolfo Coloma

GB (R.) del ET

Blog: generaldavila.com

2 julio 2017