<<Aquel día se hicieron amigos Pilatos y Herodes, que hasta entonces habían sido enemigos>> (Lucas 23, 12). Ya existía la manipulación informativa: ¡Suéltanos a Barrabás!
Hablar mal de un tercero une mucho. Unión que no tiene por qué traducirse en amistad. Responde, con mayor frecuencia, a intereses de ambas partes contra los del tercero. Siempre hay un Barrabás al que acudir y dejar libre calmando las iras de la chusma sedienta de venganza.
Así fue y así es. El pacto ha sido a lo largo de la historia un acuerdo de intereses que en cuanto ha surgido la más mínima desavenencia se ha roto. Para pacto el que se sella con el apretón de manos y la rúbrica del gesto y conocimiento uno del otro. No me fío de los abrazos y mucho menos de las lágrimas.
Los que pactan lo hacen porque son distintos, intereses y finalidades, si no serían uno y no sería necesario pacto alguno. El problema surge cuando al desear los dos lo mismo, tienen que repartírselo y no puede ser gozado por ambos, y recordando a Hobbes en el Leviatán: <<devienen enemigos y en su camino hacia el fin (que es principalmente su propia conservación, y a veces solo su delectación) se esfuerzan mutuamente en destruirse o subyugarse […]. Es por ello manifiesto que, durante el tiempo en que los hombres viven sin un poder común que los obligue a todos al respeto, están en esa condición que se llama guerra, y una guerra como de todo hombre contra todo hombre>>.
Herodes y Pilatos están juntos, abrazados, de enemigos a amigos; tenemos incluso a Barrabás encarcelado. Pero hay guerra. No creo que esta amistad dure mucho. Es un pacto -roto- hecho entre la vanidad socialista y el comunismo, un falso e insolente rey Herodes presidiendo un limitado Gobierno y un conocido comunismo manipulador; muchos ladrones y una multitud que grita: ¡Crucifícales…!
No puede acabar bien y el plazo mientras más largo sea más devastación dejará entre esa muchedumbre que grita: ¡Crucifícales…! Lo malo, o no, es que también lo sufrirán los que ni gritan ni se manifiestan, callan y otorgan. A cada cual lo suyo.
Estarán pronto en guerra declarada porque entre ellos, los del pacto, no existe un poder común que obligue a todos al respeto. No se respetan ni a ellos mismos.
Aquel día se hicieron amigos… que hasta entonces habían sido enemigos.
¿Quién perderá con esta amistad? Los españoles. Mientras más tiempo dure más pérdidas.
¿Problema al que nos enfrentamos? Como entonces: los suyos estaban desunidos y acobardados; se escondían por temor y negaron hasta tres veces. Tres. Como ahora. Porque son tres (¿o dos y medio?).
General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez
11 enero 2020
Blog: generaldavila.com