GAL. ¡Pum! Pasó a la historia, esa que no se cuenta y hay que buscar en las hemerotecas. ¿Pagó alguien? La democracia herida. Indulto general.
Al final de la partida rey y peón van a la misma caja, pero la partida nunca acaba de jugarse y el rey sigue en sus siglas que son cetro y espada, su justicia, de partido, muy político, histórico dicen: el terror se olvida y se le da la vuelta, con él, a la historia; y eso en el caso que nos ocupa sí que es histórico por muchos homenajes que se presten a santificar a los demonios. Ya se sabe que el éxito estriba en «…creer que no existe», y no me pregunten quién. Ha ocupado hasta el palacio de la soberanía.
Afloran como un volcán en erupción los males de la historia.
Dejémoslo claro. En nuestro idioma, román paladino, aquellos chicos perpetraron un crimen de Estado, con todo menos con la Ley, con todas las de su ley y siguieron como si nada hubiese ocurrido, llevando a España con una de cal y otra de arena, exactamente así, sin metáfora alguna.
Esa es la historia de nuestra democracia: hoy terrorismo, mañana los legalizo a cambio del palacio de la justicia. Los malos son los otros. Mi poder en omnímodo.
Siento tener que traer a colación a un militar, un uniformado al que hubo de volvérsele el cuajo para, ante la pregunta —¿Alguna vez recurrió en aquella época a la guerra sucia?, contestó —«En la lucha contraterrorista, hay cosas que no se deben hacer. Si se hacen, no se deben decir. Si se dicen hay que negarlas…».
El vómito llegó a ser como la pus.
—¿Qué le parece la actitud de la derecha ante el caso GAL? —Me parece obscena, claramente.
No recuerdo muy bien si lo de Pte. Era presidente o pendiente.
Nada. Nada. Nada… Camino de la nada. Siete veces siete: lo más grave en la historia de nuestra (suya) democracia. GAL.
Si esta actitud fuese temporal sería muy grave. Es indefinible cuando se convierte en el cetro de un partido, al que todo le parece aprovechable para segur en el Poder. Primacía absoluta del Estado sobre el derecho. Para matar o para robar. Para una cosa o la otra, por ejemplo legalizar a aquellos y gobernar juntos, agarrados al cetro y sable.
¿Qué es la justicia? Un «Yo», rotundo, mayestático, medieval y «obsceno»
Siguen convencidos que «Una de cal y otra de arena, hacen la mezcla buena» y entre cales esconden lo que hoy hacen y mañana olvidan.
¿Obsceno?
Agamenón ha humillado a Aquiles para demostrar quién es el amo.
Aquiles somos todos juntos.
«…Así sabrás (sabréis) que puedo más que tu (vosotros), y cualquier otro vacilará antes de tratarme como un igual y levantar la cabeza ante mi».
Y así, una de cal y otra de arena, que yo me entiendo.
¿Hablamos de los Podres del Estado? Primacía absoluta del Estado que mi «Yo» encarna. El de una de cal y otra de arena.
¿Y usted qué vota: a la cal o a lo otro?
En política la lealtad es simplemente una cuestión de fechas; dejó escrito Richelieu.
Rafael Dávila Álvarez
Blog: generaldavila.com
26 septiembre 2022