En julio del año 1974 con motivo del ingreso del Caudillo en el hospital por una flebitis se aplica por primera vez el artículo 11 de la Ley Orgánica del Estado de 1967 y el Príncipe de España, Don Juan Carlos de Borbón, asume las funciones del Jefe del Estado. Un momento delicado. Aquellos días los ojos de ciertos personajes empezaron a bizquear; mientras un ojo miraba a El Pardo y sonreía, el otro miraba a La Zarzuela y hacía una mueca. Faltaba, acababan de asesinarlo, quien jamás dudó, quien siempre miró de frente, el intérprete fiel y justo de la voluntad de Franco: el Almirante Carrero Blanco.
Y se notaba. Se notaba en el ambiente enrarecido de aquel Madrid que tomaba posiciones. La realidad del Príncipe Don Juan Carlos, en la que algunos nunca creyeron, se materializaba definitivamente. Hubo intentos para volver a jugar con las cartas marcadas que el Almirante descubrió en su momento, pero no se atrevieron.
El 9 de agosto de 1974 Don Juan Carlos preside el Consejo de Ministros. El primero de su vida. Lleva unas notas manuscritas con varios puntos a destacar. Lee, antes de comenzar la parte formal del Consejo, y lo hace recordando la figura de Franco:
‹‹Conocéis mejor que yo su gran personalidad y su obra. Pero quiero resaltar una característica suya que, a lo largo de su vida ha sido enormemente significativa y que está por encima de todos los elogios o de todas las críticas que pudieran hacerse, y es, la serenidad con que ha afrontado todos los problemas que se le han presentado. En esta serenidad, está la clave de la confianza que en él tiene el Pueblo [sic] español. Esta Fé [sic] en su persona es fruto del acierto en las resoluciones, pero también de la tranquilidad en los momentos difíciles. Esta cualidad es la que Hoy [sic] más que nunca, debe presidir las decisiones, pues estoy seguro que será la clave del éxito en las etapas que se avecinan››.
Significativos subrayados y mayúsculas.
Aquello fue como un ensayo. Sirvió para probar los mecanismos de sucesión y ver las reacciones de unos y otros. También fue un susto, aunque breve. Las razones para asustarse, las de unos y otros, eran diferentes. Unos bizqueaban de El Pardo, otros, menos, de La Zarzuela; el Pueblo en mayúscula, como lo escribió el Príncipe, estaba en su sitio, el más sensato. Todo duró algo más de cuarenta días. Están por escribir.
Jueves 30 de octubre de 1975. La situación es muy distinta
-¿Qué tengo?
Pregunta Franco. Se hace un eterno silencio. Desconcierto, ¿quién responde?
-Ha padecido usted un infarto de miocardio y, además, una complicación intestinal grave.
Franco se queda en silencio. Después, emocionado, dice con energía:
-¡Artículo 11; que se aplique el artículo 11!
Franco dejaba de ser Jefe de Estado.
Hace ahora cuarenta años.
Así lo cuenta su médico de cabecera, el doctor Vicente Pozuelo Escudero, en el libro: ‹‹Los últimos 476 días de Franco››.
A las tres de la madrugada del día 2 de noviembre la hemorragia se agudiza. Franco pasa el día en la cama de su dormitorio, sondado, medio inconsciente. Por la tarde hay un momento en que entre la sonda y la faringe un coágulo le impide respirar. Se lo extraen pero no se puede detener la hemorragia. Hay que operar, urgente, no hay tiempo. El Regimiento de la Guardia de SE. está pegado al Palacio y en su botiquín hay un quirófano que nunca se ha usado como tal. El equipo médico consulta a la familia y deciden el traslado a aquel vetusto quirófano.
Muchas historias se han contado sobre el traslado de Franco. Lo que escribo es fruto de lo vivido por los que allí se encontraban y participaron, en uno u otro nivel, en los acontecimientos de aquellos largos días. Se lo contaré a grandes rasgos.
Tomada la decisión se llama al Regimiento y todo se pone en marcha. Son aproximadamente las nueve de la noche. Un Simca1200 ambulancia, con matricula del Ejército de Tierra, sale hacia Palacio. De su interior, el conductor y algunos escoltas, extraen una camilla de lona que suben a la habitación de Franco. La colocan en el suelo, junto a la cama, y cogiendo los extremos de las sábanas ensangrentadas bajan a SE. hasta depositarlo en la camilla y trasladarlo entre cuatro hombres hasta el vehículo ambulancia. Franco va entubado, inconsciente, pálido, y sangrando por la comisura de los labios.
Se ha ordenado cortar el suministro eléctrico en El Pardo y Mingorrubio, colonia donde viven los Guardias del Regimiento; toda la energía la necesita el quirófano.
Primer y grave problema: el foco del quirófano lleva una clavija para enchufarlo tipo americano y los enchufes de la pared son de tipo europeo. Jamás se había probado. Son ya más de las diez de la noche. Se busca en la ferretería de El Pardo un adaptador. Pasa el tiempo, llega gente, todos preguntan. Están los Príncipes de España, los primeros, pendientes, inamovibles del lugar. Doña Carmen espera en Palacio. El equipo médico habla, discute y espera. Llega el material quirúrgico y… el adaptador para el foco. Aquel quirófano solo disponía de material digno de museo. Falta de todo, incluso para extraer la sangre que inunda al enfermo durante la operación se utiliza una jarrita de acero inoxidable de la cafetería del Regimiento. De El Pardo a Madrid no para de ir y venir un vehículo con plasma y suero. Es el conductor de este vehículo el que lleva al doctor Hidalgo Huerta a su domicilio una vez finalizada la operación. En el trayecto le pregunta sin rubor:
-¿Doctor, como está el Caudillo?
Regresa el conductor de dejar al médico y, rendido, se sienta en un banco, en la puerta del botiquín. No se da cuenta que hay dos personas sentadas junto a él; son los Príncipes de España.
-Perdón Altezas.
-¡Siéntese, por favor! Tiene que estar agotado. ¿Qué le ha dicho el doctor?, pregunta la Princesa.
-Señora, me ha dicho que tenemos Caudillo solo para cuarenta y cinco minutos.
Durante la operación había llegado una ambulancia de la Seguridad Social, una Dogde Dart, para el traslado de Franco a Palacio. Está helada por dentro y durante un buen rato los escoltas intentan calentarla utilizando secadores del pelo.
Todo, lo más parecido a una intervención en campaña. Eso sí, con más de veinte especialistas en aquél reducido botiquín. Los médicos sabrán. A las doce y media la operación había terminado. Franco era trasladado de nuevo a su cama en Palacio.
Después llegaron días de tensa calma, en cualquier momento se podría precipitar el desenlace. No fueron 45 minutos los que sobrevivió a la operación como dijo el doctor Hidalgo Huerta, aunque él sabía muy bien lo que decía.
La vida política en España se detuvo y algunos de sus más activos personajes quedaron aparentemente desconcertados y desconcertantes. Entre bambalinas, hombres del segundo y tercer nivel lograron acuerdos y pactaron sosiego. En el primer nivel era más difícil.
En todos los organismos de la Administración llevaban tiempo funcionado las llamadas ‹‹Plataformas Democráticas›› de funcionarios – con más o menos visto bueno- y empezaron a dar señales de actividad con reuniones, cambios de punto de vista y actitud a tomar. En estas plataformas estaban desde Directores Generales a simples funcionarios.
El día 5 de noviembre el estómago de Franco vuelve a sangrar. En la mente de todos está el dantesco espectáculo de la noche en el botiquín del Regimiento. No se puede volver a repetir semejante espectáculo. La situación se convierte de nuevo en un acto de vida o muerte. Una ambulancia le lleva a la Ciudad Sanitaria de La Paz donde directamente entra en el quirófano. Tres días después de vaticinar que le quedaban cuarenta y cinco minutos de vida, Franco estaba de nuevo en manos del doctor Hidalgo. Eran las cuatro de la tarde. Madrid se convertía en el centro de las noticias del mundo. Pero en la Ciudad Sanitaria de la Paz el espectáculo era folclórico. Curiosos, periodistas, médicos amigos de…, gente que se tenía que hacer ver, todos hablaban y difundían lo que no sabían, como si de primera mano fuese su información. Solo una cosa era segura: Franco se moría. También se supo que el que allí mandaba era su yerno, el doctor Martínez-Bordiú.
Está sedado pero consciente. El día 12 entra a verle Carlos Arias Navarro. Franco se da cuenta, no abre los ojos. Le ha molestado. No quiere ver a nadie. En cualquier caso nunca le gustó Arias Navarro. Fue un remedio impuesto por circunstancias personales y la debilidad de los últimos momentos.
El día 15 de nuevo aparece la hemorragia. Una peritonitis gravísima. Vuelve al quirófano y a las manos del doctor Hidalgo.
La mañana del día 16 el Príncipe recibe la noticia: la situación es irreversible. Está en fase terminal.
Los siguientes días hay una gran angustia. Máxima tensión que produce fuertes discusiones, acusaciones y gestos torcidos. Ya no solo se piensa en la muerte de Franco sino en la posición a ocupar cuando fallezca. El día 18 ya está absolutamente inconsciente y el 19 se corre por Madrid que Franco ha muerto.
A las seis y doce minutos del día 20 el ministro de Información y Turismo, León Herrera leyó el comunicado con la muerte del Caudillo.
El uniforme de Capitán General del Caudillo
La noche del día 19 los escoltas de doña Carmen estaban, como siempre, en los sótanos/garajes del hospital de La Paz. Fue una sorpresa para ellos ver a doña Carmen que llorando se acercaba a ellos. Sin intermediarios, directamente, de manera insólita, doña Carmen entra en los garajes y se dirige a su jefe de escolta:
-Vayan a El Pardo y recojan una caja que allí les entregarán.
Era el uniforme de capitán general de gala del Caudillo, la mortaja. Aquella noche, sobre las 2200 horas el uniforme llegó al hospital de La Paz. No debía, ni podía, haber indiscreciones hasta el momento acordado.
Franco dejaba de ser Jefe de Estado.
Se establece la seguridad de la muerte a las 5,25 del día 20. El doctor Vicente Pozuelo firma el certificado de defunción a las seis de la mañana. Absoluta discreción, tanta que la duda sigue rodeando las horas, algunos hechos, y así seguirá para siempre.
General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez
Blog: generaldavila.com
20 noviembre 2018
Un extraordinario militar, un buen cristiano y un gran español.
Me gustaLe gusta a 2 personas
En este día de su aniversario que Descanse en Paz y Dios le tenga en su gloria.
Me gustaLe gusta a 1 persona
Mi General.
Tengo los pelos de punta.
Con tanta mentira q cuentan los rojitos por
No decir otra cosa.
Por lo menos sabemos la verdad de la muerte del Caudillo.
Hoy es un día triste.pero a la vez alegre porque esta Presente entre nosotros y siempre lo estará.
Un saludo a todos.
Viva Franco.
Viva la Legión.
!!Presente!!
Me gustaLe gusta a 2 personas
D.E.P. y que le dejen tranquilo en el Valle, quienes buscan la confrontación una vez más. Hacia muchisimo tiempo que Franco no estaba en boca de tantos y tantas (como se dice ahora) aunque si hay muchos tontos que no lo conocieron ni saben de la historia. Un saludo.
Me gustaLe gusta a 3 personas
Murió cómo un soldado al Servicio de España a la cual Amó hasta su ultimo aliento. Es más, estoy seguro que allí en lo alto se encuentra sobre los luceros su majestuoso espíritu de Amor a su amado Pueblo.
Arriba España
Así os digo, cómo a él le gustaba para levantarla de las miserias de arribistas y pendencieros que la quisieron llevar al matadero en la guerra de clase.
Arriba España y que viva en nosotros ese mismo Amor sincero que siempre llevó consigo en su más profundo Amor a España. Cuyo Amor lo entregó en sangre siempre para hacerla Grande Una y Libre.
Vivo ejemplo del honorable militar de España.
Me gustaLe gusta a 1 persona
Gloria y honor a los caídos por Dios y por España. ¡Viva Franco! ¡Arriba España!
Pater Noster, qui es in caelis,
sanctificétur nomen Tuum,
adveniat Regnum Tuum,
fiat volúntas tua, sicut in caelo et
in terra.
Panem nostrum cotidiánum
da nobis hódie, et dimitte nobis débita nostra,
sicut et nos dimittímus debitóribus nostris;
et ne nos indúcas in tentationem,
sed libera nos a malo.
Amén.
Me gustaMe gusta
Que Descanse en Paz y que el Cristo de la Buena Muerte lo tenga en su Gloria.
Me gustaLe gusta a 1 persona
Feliz 20 de noviembre a todos los españoles de bien.
Hace 82 años un general español, austero y recto como él sólo, y profundamente creyente, se alzó contra la chusma que se había apoderado de la República para sus abyectos fines particulares mediante el delito.
Lo hizo por Dios, por España y por la civilización; y desde el crimen de estado de Calvo Sotelo, también por su vida y la de sus conciudadanos.
Se puso así una solución militar al problema creado por paisanos y partidos políticos.
Ahora los bisnietos de aquellos vuelven a la carga, y los mejores hijos de España volvemos a estar enfrente
Morir habemos, ya lo sabemos.
¡Arriba España!
Me gustaMe gusta
Rememorar todo este episodio, una vez más, y hacerlo con la pulcritud que lo hace nuestro general, no desvía ni un ápice la atención y el interés a su lectura. Así fue todo, así transcurrió todo, para perpétua memoria de las cosas, y que la historia nunca permita ningún intencionado desvío por parte de los de siempre.
Me gustaMe gusta
Siempre a sus ordenes mi General.doy un respeto simbólico a la figura de Franco,pues yo tenia 13 años cuando murió,y todos los conocimientos que tengo sobre Franco son de lo leído e informado por diferentes medios tanto de unos como de otros,solo debemos opinar sobre la historia de Franco los que no pudimos vivir su época,estudiando lo que izo bien y lo que le salio mal,y siempre con serenidad como lo haría cualquier historiador que se aprecie a la verdad.Solo desear como a cualquier ser humano,que dios lo tenga acojído en el puesto que se merece.¡VIVA ESPAÑA!!!.
Me gustaMe gusta
Es lo mejor que ha tenido Espana a lo largo de su historia, con sus aciertos y sus fallos, que también los ha tenido, pero pocas veces los ciudadanos han tenido un dirigente con su honradez. Viva España, su memoria a través de los siglos y que hoy DIOS NOS NOS PILLE CONFESADOS POR LO QUE NOS VIENE A CORTO.
Me gustaMe gusta
Cada día que pasa juega a su favor. Cada época tiene su manera de gobernar pero siempre con la integridad y firmeza del que gobierna
Me gustaMe gusta
Pero… ¿Franco está muerto o no? Por favor, que alguien lo confirme… que lleva muriendose más de cuarenta años. No le dejan morirse en paz.
Me gustaMe gusta
Queridísimo Rafa, y amigos:
Tuve el honor de conocer al Dr. Vicente Pozuelo y a Consuelo, su mujer.
Además de amigos de mis padres, fue médico de ellos hasta poco antes de la muerte de Vicente, e incluso llegó a atender a mi hija en cierta ocasión, liberandome del enorme disgusto que supuso el diagnóstico erróneo de otro médico con respecto a mi hija, entonces niña, y hoy espléndida mujer, en parte, gracias a la feliz intervención de Vicente.
Me atrevo a ratificar, lo que cuentas ya que he sido testigo al oirselo contar personalmente a Vicente en su casa de la calle Serrano, sita en el primer piso del n°6, justo encima de la cafetería Mallorca.
Vicente y Consuelo, a la vez, eran personas extraordinariamente discretas, y con una bondad, y humanidad, fuera de lo común.
El Dr. Pozuelo hacía honor al juramento hipocrático, sentía devoción por todo lo que La Legión representa, y por su fundador, al que fue leal hasta la muerte. Tenía una conversación apasionante, y era una autentica delicia escucharle.
Tu palabra es Ley, Rafa, no hace falta que yo apostille lo que escribes, pero con todo respeto, y admiración, por el combate por España que libras desde tu blog, me tomo la libertad de darte toda la razón en lo que has escrito, por el regalo que supuso para mi poderle escuchar, personalmente de boca de Vicente, lo que narras, sobre las últimas horas del Fundador de la I Bandera de la Legión que para mi, es lo más hermoso que puede decirse de Franco.
Podría añadir alguna amarga anécdota sobre la mezquindad de alguno de los «cuervos» que rodearon a Franco en vida, pero la Historia pone a cada uno en su lugar, así que por respeto y afecto hacia Vicente y Consuelo, mejor me callo.
Perdonad la hora, pero por motivos de trabajo, no he podido leeros hasta hace unos instantes.
Buena noche a todos, y
¡¡¡A ESPAÑA Y A MIS REYES SERVIR HASTA MORIR, POR LA VICTORIA VIVA LA LEGIÓN !!!
Esperanza González de Fonseca Marco
Me gustaMe gusta
A las órdenes de V.E., mi General.
Aquellos fueron días de ansiedad, dolor, y zozobra. Había que asumir la realidad por ley de vida. Era algo que, como a cada uno de nosotros, tenía que llegar, y llegó. Un servidor era todavía joven y con la energía desbordante de un soldado con ganas de servir sin descanso ni medida del tiempo.
Y como siempre ocurre y actúan los cobardes, no podía faltar el circo que montó Marruecos con lo del Sahara y la dichosa marcha verde. Como no fueron capaces de montarle el numerito mientras estuvo en perfecto uso de sus facultades físicas, se lo hicieron cuando se estaba muriendo. Qué horror. Por aquellos días un servidor «ya no podía más» y consultó la posibilidad de volver al servicio activo y volver a vestir el uniforme, pues sentía que se iba quedando huérfano de guía. Así de enrarecido estaba el aire en mi entorno. No estaba previsto en la legislación aplicable a mi caso, y muy altos Jefes Militares que me conocían y apreciaban me hicieron comprender que serviría mejor en mi situación. Así intenté hacerlo y espero haberlo hecho bien.
Pero el recuerdo, la gratitud y la nostalgia de un tiempo mejor, la primera mitad de mi vida, perdurará para siempre mientras la vida aliente. Por cierto, y para quien lo pregunte, el Caudillo está físicamente muerto, pero el día que murió entró para no salir jamás, en la inmortalidad. Y cada día que pasa está más vivo en el alma, en la conciencia y en la memoria de todos los españoles de bien que tuvimos la suerte de nacer y vivir en su época, y no tuvimos otra ambición que la de colaborar incondicionalmente con nuestro trabajo bien hecho, a lo que él más deseaba, el engrandecimiento y el prestigio de la Patria. Me gustaría poder decir lo mismo de los políticos y los españoles de ahora.
¡¡¡CAUDILLO FRANCO, PRESENTE!!!
Me gustaMe gusta
Desde luego deseo que descanse en paz. Dios misericordioso habrá tenido en cuenta sus errores,y sus aciertos, pero lamento que hoy no pueda estar de acuerdo en la totalidad de sus comentario (no del artículo que se limita a contarnos unas circunstancias para muchos desconocidas)
Yo tenía muy pocos años cuando ocurrió,, y ya no vivía en España, en aquel entonces estábamos destinados en Paris, y justo aquel día se nos ocurrió hacer una pequeña excursión a Brujas, en Bélgica. Nos avisaron de que incluso en París había personas que irrumpieron en empresas españolas rompiendo las cristaleras y armando alboroto, así que dimo media vuelta y regresamos a nuestra casa, y mi marido fué a unirse con el grupo que pretendía salvaguardar la seguridad de todas las empresas españolas que tenían por entonces sede en Paris, junto con la policía francesa, como es lógico.
Pero hay algunas cosas que quedaron en mi memoria, no de ese día, de mucho antes, de cuando era sólo una niña, y oía a mi alrededor todo tipo de comentarios, y a los niños esas cosas se les quedan grabadas, así que no se si serían ciertas, pero recuerdo que entre el personal de servicio de mi casa decían que mandaban a prisión y fusilaban a personas sólo porque algún conocido, vecino e incluso familiares, denunciaron a muchas personas inocentes como proclives a la república, y que entraban en prisión sin más juicios ni averiguaciones.
Un tío de mi marido que tenía 17 años y estaba en la academia militar, le pilló de vacaciones en Santander, y eso si que lo se cierto, sin haber delitos de sangre a sus espaldas, pasó bastante tiempo en prisión, y lo que era peor, cuando al fin salió no le permitían trabajar porque necesitaba un certificado de penales que naturalmente no poseía. Yo llegué a conocerlo unos cuantos años, jamás le oí hablar mal de Franco, pero lo cierto es que su vida se truncó por el simple hecho de que una casualidad de la vida hizo que Santander no pasara a manos de los nacionales, y él era un militar de carrera, y si hubiera intentado escapar se le habría considerado desertor y fusilado.Era y fue hasta su muerte de las mejores personas que yo he conocido, y me imagino que no habrá sido el único que se encontró en esas circunstancias.
En el caso que relato, y para poder recuperar el permiso de trabajo, pasó varios años en La Legión, y puesto que era una persona con una cultura sólida y buena, pasó el resto de su vida trabajando en un periódico del régimen, ocupándose de las reseñas sociales y la publicidad, pero no pudo rehacer su vida hasta que ya era mayor y lo cierto es que toda su juventud la pasó en plena penuria sin haber hecho nada para merecerlo.
Se que eran las consecuencias de la guerra, y que los militares de carrera que no tenían mando porque aún eran muy jóvenes tuvieron que quedarse en la zona que les tocó, y considero injusto que cosas como la que relato llegaran a pasar, aunque me imagino que no era responsabilidad personal de Franco, sino de un régimen que tuvo que implantarse eliminando a personas que resultaran dudosas, pero fué un desperdicio, quizás en su mayoría, de seres humanos que lo único que hicieron fué obedecer órdenes de sus jefes q
Me gustaMe gusta
Como se cortó el comentario sin terminar, acabo; que estaban obligados por la misma disciplina que ustedes que lograron pasar o que ya estaban en Zona Nacional, y que se podría haber ido con un poco más de cuidado y haber aprovechado a muchos de aquellos cadetes que ni eran rojos ni de ninguna tendencia política..eran simplemente militares educados en las mismas academias que Vds, lo fueron, y que no tenían más culpa que haber estado en el lugar equivocado en el momento equivocado.
Espero que me comprendan y no vean en ésto ninguna crítica, de hecho sus hijas votan al partido popular desde que tuvieron edad para hacerlo lo que prueba que su padre no les influenció en sentido contrario, lo que no se es lo que votarán ahora, porque estarán en el mismo problema que yo, sin saber realmente por dónde tirar.
Saludos.
P.D, No se porque se incluye mi fotografía en mis comentarios, esa es la que figura en mi correo electrónico, tiene ya casi 5 años, y era una especie de broma por la posición y el estilo, que no es en absoluto el mío.
Me gustaMe gusta
Es la primera vez que leo tantos detalles sobre los hechos. Muy interesante y se ve la desidia que desde los inicios se cometió por no decir desee un principio toda la verdad de la grave situación.
Me gustaMe gusta