TOLEDO
3.- POSTALES
Alfonso VI
Como un buen bolo que se precie, y una vez cumplido el rito de admirar y homenajear al Río, tiempo es de que entremos en Toledo, cuyos elogiosos calificativos se irán desgranando en lo sucesivo; lo haremos por “la carretera de Madrid”, ahora A 42, que bajando de los Altos de Olías nos ofrece la primera y apabullante panorámica de la ciudad. Justo a su entrada nos encontramos con la estatua del rey castellano-leonés Alfonso VI, que en 1085 la reconquistó. Sí, sí, el mismo de “…En Santa Gadea de burgos, do juran los hijosdalgo…”
(Y si me permiten, algo de cotilleo local)
Su autor y mi amigo Luis Martin de Vidales la concibió tal como la ven más abajo; se levantó e inauguró en 2003, y al uso en esta sociedad blandengue y relativista que nos hemos venido en dar no faltó la polémica. Además del emplazamiento que no agradaba a algún sector de aquella, sobre lo que me pregunto, ¿dónde mejor que en el camino que “el Bravo” gallego recorriera tras, para forzar la rendición, haber arrasado la Sagra de donde venía el grano y demás productos de la cesta de la compra de los toledanos?
Estaba a la sazón en plena efervescencia aquel infundio de la tolerancia toledana de las tres culturas y (¡en Toledo!) voces hubo igualmente que no vieron con buenos ojos la ostentosa manifestación del mandoble alfonsino transformado en Cruz, a juicio del autor plenamente justificada pues que el (re)conquistador traía de nuevo el cristianismo tras más de tres siglos de dominación musulmana que tenía, y tiene, bien clarito aquello de “cuius regio, eius religio”. Como “compensación” sobre la mole rocosa que soporta la escultura se incorporaron símbolos pertenecientes al islamismo y judaísmo. De una u otra manera, la escultura ahí está: ecléctica, contundente, atractiva, simbólica e impactante. El viajero la dejará a la izquierda y siguiendo su indicación tomará la avenida que lo llevará a la entrada del “casco”; el Toledo amurallado, de farragosas cuestas, levítico, único y monumental que sorprenderá al viajero a cada paso. Pero, paciencia; todo se andará. CRUZ Y ESPADA (11)
(Soneto)
Tu estrella, nos recuerda, no fue poca
pues Toledo sus puertas te abriría;
poderoso a caballo en ese día,
tu victoria corrió de boca en boca.
Te soñó en pedestal de viva roca
el artista que en barro te crearía;
noble en bronce después te fundiría:
en tu mano, la espada en Cruz él troca.
Y aunque fuera polémica tu vida
y el cómo tu reinar posible fuera,
por siempre ahí, señalas el camino
de esa gema en el tiempo suspendida
bajo un cielo que un genio trascendiera:
¡Un milagro engastado en damasquino!
A Luis Martín de Vidales, escultor.
Como Toledano , consorte y con suerte para mi, te felicito por tus versos de hoy. Toledo no tiene desperdicio, en cada rincón hay historia y leyenda. 🇪🇸🇪🇸
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Mi Coronel, esto sí que es un soplo de vida para olvidarse de la política y de sus bufones siquiera por un día. Y soñar con otros tiempos y otros antepasados que hicieron nuestra verdadera historia. Y con Toledo, que hasta el nombre siena a antiguo y misterioso.
Quién pudiera estar todavía a un tiro de piedra.
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COMO DIRECTOR DEL PROYECTO NACIONAL DE UNIFICACION DE LA HISPANIDAD Y PRESIDENTE DE S.O.N.E SOBERANA ORDEN NUEVA ESPAÑA Y SU GRANDEZA .INVITO A TODOS A LAS REUNIONES ASAMBLEAS Y CONFERENCIAS QUE PODAMOS REALIZAR EN EL FUTURO MUY CERCANO.
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Pues D. Eufemio, por aquello de las neuronas que vamos perdiendo por el camino de la vida, no recordaba la gesta del Rey Alfonso VI. No conseguía ponerle nombre al conquistador de la ciudad, y odio acudir a internet para informarme si no es absolutamente imprescindible.
En mi mente se entrecruzan reyes y batallas de la reconquista, tan larga y complicada. Así que aplaudo que nos refresque la memoria.
Y en efecto, quizás la permisividad para que judíos y musulmanes pudieran convivir con los cristianos durante muchos años en Toledo, hizo de ésta ciudad un centro de cultura y comercio de los más ricos y florecientes de la época. En Bélgica he conocido judíos que aún conservan como una reliquia de familia la llave de su antigua casa en esa ciudad. Acabé siendo una buena amiga de una judía procedente de Turquía que se llama Angel de apellido. Curiosamente conservaba no sólo la llave, sino el apellido, aunque estaba casada con un tratante de diamantes que no era de origen sefardí, como ella. Hablaba español perfectamente, y de hecho fué profesora de nuestro idioma en Turquía. Cuando hablaba de Toledo se le saltaban las lágrimas. Adoraba el puente de Alcántara, el río, las calles y plazas de la que ella consideraba “su ciudad”. He perdido su pista, lamentablemente, porque me encantaría poder hacerle llegar sus versos y las fotografías que inserta junto con ellos, pero en esa época (más de 20 años, cercano a los 30) todavía no existía internet, y la comunicación por carta siempre era mucho más complicada, habida cuenta de tantas amigas como he ido dejando por esos mundos de Dios y lo vaga que soy a la hora de escribir (cartas, mi General, ya se que aquí incluso me paso de rosca).
Afectuosos saludos
Margarita Alvarez-Ossorio
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Sonetos de Rey para un Rey.
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