BATALLA DE KRASNY BOR. 80 AÑOS DIVISIÓN ESPAÑOLA DE VOLUNTARIOS

Estamos en vísperas del aniversario de la Batalla de Krasny Bor, una más de las que  llevó a cabo el Ejército Rojo para liberar la ciudad de Leningrado del asedio alemán.

La batalla se desencadenó el día 10 de Febrero de 1943 y fue ejecutada por el 55 Ejército ruso frente al L Cuerpo de Ejército alemán allí desplegado. Dentro de este se encontraba la División Española de Voluntarios, conocida popularmente como División Azul, en un frente de más de 30 Kilómetros. Lo que ocurrió aquél día y los siguientes once años son una epopeya heroica protagonizada por nuestro soldados y un ejemplo más de lo español, del sacrificio al que es capaz de llegar un soldado español cuando lucha convencido de que lo hace por una causa justa y se reviste con la fuerza moral del honor. Lo que allí sucedió honra a los protagonistas por su ejemplar y heroica actuación y es deber de gratitud recordarlo y enorgullecernos de su conducta.

Escrita está para la historia la epopeya de la División Azul y disponemos ya de todos los datos de la batalla de Krasny Bor, pero una cosa es la historia y otra el deber de gratitud a los que la forjaron. No podemos dejar que pase esta efeméride sin recordar y ensalzar a los hombres que firmaron una de las más brillantes páginas de nuestra reciente historia militar.

Historiadores como Carlos Caballero Jurado nos han permitido conocer los acontecimientos con precisión y método. Recientemente el General y Doctor en historia Salvador Fontela ha publicado una magnífica obra titulada Los Combates de Krasny Bor donde nos relata, con documentos inéditos, los detalles de los combates a través de los partes de guerra de los jefes de unidad. Pero fue Torcuato Luca de Tena quien popularizó y dio a conocer al mundo entero la epopeya de la División Azul. Su libro “Embajador en el Infierno”, Premio Nacional de Literatura, cuenta las vicisitudes del Capitán Palacios y sus soldados durante los once años de cautiverio en Rusia. Recientemente ha salido a la luz algún fragmento suelto de la “Declaración Jurada” del Capitán Palacios en la que narra los hechos desde la batalla de Krasny Bor hasta el regreso de los prisioneros en el buque Semíramis. Del documento sólo se han publicado algunos extractos que difieren del reportaje del periodista en aspectos que en aquél momento la prudencia obligaba a no desvelar. En mi opinión, la “Declaración Jurada” del Capitán Palacios fue el documento base para que Luca de Tena escribiese “Embajador en el Infierno”. Esperemos que este documento, de enorme valor histórico, sea pronto publicado en su totalidad y desvele los entresijos de aquellos once años de cautiverio.pag1

Después de 70 años y como pequeño homenaje recordemos como fue aquel 10 de febrero de 1943 para una de las muchas unidades españolas desplegadas en aquel frente, la 5ª Compañía del II batallón del Regimiento 262 de la División Española de Voluntarios, la Compañía del Capitán Palacios. Él mismo nos lo contaba.

«Defendía parte del sector de Krasny Bor, en el frente ruso de Leningrado, cubriendo un amplio frente de cerca de dos kilómetros. En el sector del Regimiento las fuerzas rusas atacantes estaban compuestas por 33.000 hombres pertenecientes a 3 Divisiones, más dos Batallones de morteros de 80mm., dos de anticarro de 76, uno de carros medios y pesados y, además, numerosos grupos independientes de artillería. Al final del combate, el número de bajas sufridas por la Compañía del Capitán Palacios superaba el noventa por ciento de los efectivos. Eran las 14:30 del día 10 de Febrero de 1943, cuando el enemigo dio su último asalto, siendo hechos prisioneros los pocos defensores que quedaron en la posición, después de haberse agotado todos los medios de defensa».

La orden del Capitán Palacios se había cumplido: Resistir hasta morir. Comenzaban así 11 años de cautiverio.

Cuando se le separó de sus soldados se despidió de ellos diciéndoles. ­«Hoy habéis luchado como unos valientes, en lo sucesivo espero de vosotros sepáis seguir cumpliendo con vuestro deber».

La conducta del Capitán Palacios durante su cautiverio sirvió de ejemplo y acicate al resto de prisioneros de todas las nacionalidades. Frente a la arbitrariedad, amenazas y castigos sufridos, mantuvo desde el primer instante el espíritu militar propio de un Capitán, de un soldado español. Cumplió lo convenido en las Ordenanzas y en caso de duda siguió el camino que le dictó su propio espíritu y honor. Pidió perdón para todos los que tanto daño les habían hecho, teniendo en cuenta las circunstancias en que lo hicieron y rogó que por su rescate no se hiciese jamás concesión alguna a los rusos. Cautivo durante once años en los campos de concentración, siempre estuvo al frente del grupo de prisioneros españoles que se encontraban con él, levantando la moral de los soldados para evitar que cayesen en actos de debilidad, consecuencia de los malos tratos y penalidades que les infrinjían; multiplicó su ayuda moral y material a los más débiles, incluso cediendo su propio calzado y ropa a los que iban a trabajar.

Todos los prisioneros le consideraron siempre como jefe moral de los españoles y los extranjeros llegaron a titularle “el último caballero sin tacha y sin miedo” o también, “El Gigante”.

En marzo de 1954 regresaba a España con la expedición de prisioneros que el buque “Semíramis” trajo a Barcelona, entrando por la puerta grande de una España expectante y asombrada de la gesta de aquellos hombres.

Conocí al Capitán Palacios en Potes el año 1973. Yo era un joven Teniente destinado en la Compañía de Operaciones Especiales número 61 de Burgos. Hablar con el Capitán Palacios, ya General y laureado, era para nosotros volver a las lecciones de épica de la Academia Militar, una permanente lección magistral de espíritu militar. Nunca se ponía de ejemplo; si nos daba algún consejo lo hacía con fina sabiduría e inteligente humildad. El laureado Capitán Palacios representa la síntesis del valor y del honor de  todos los soldados españoles que como valientes lucharon o como héroes murieron en el frente ruso o en sus campos de concentración.

Sirvan estas palabras para emular su conducta y recordar a tantos españoles que han entregado su vida por los demás siendo fieles al juramento que hicieron. Eran simplemente soldados de la Infantería española, esa que convierte sus penalidades, el infierno que algunos llaman, en gloria militar, la de los héroes.General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez 

Blog: generaldavila.com

8 febrero 2023