SE CONVINIERON EN TREINTA PIEZAS DE PLATA Rafael Dávila Álvarez

 

Escuché cómo alguien, con toda intención mediática, se declaraba ateo, pero fiel cofrade, congregante, hermano y en esta Semana Santa, disfrutaba siendo parte de su engañoso festival. Le iba el rollo ese de la calle, la emotividad, ser bulla y  barullo, y un protagonismo tan falso como la religión que solo se practica alrededor de las emociones sin raíz. Ofensa grave  a los que procesionan con fe e incluso por ella, por los demás entregan su vida.

No pude olvidar aquel ¡Crucifícalo! ¡A Barrabás! ¡A Barrabás!

El caso es la calle, inundarla, contagiarse y sentirse protagonista, y si llega el caso lo mismo se entroniza que se destrona o estigmatiza. ¿Qué más da? Eso explica muchas cosas y casos recientes.

No voy a ir a ninguna procesión. Con la que llevo dentro me llega y me sobra. Gritos de verbena. Incomprensible actitud que vota levantar o derribar. Estamos ante una situación crítica. Desorientados.

No invento nada. Es.

La Cruz iba a ser demolida, barrenada; como antaño lo fue el Sagrado Corazón de Jesús del Cerro de los Ángeles después de ser fusilado. Estaba y está en el contrato. Se renueva la negociación. Mientras, firmado está, a ese monje que vigila orden se le da: ¡Que se quite el capirote y a volar!, lejos, que quede sin vigilancia el valle de lágrimas.

Hubo pacto. Silencio. Se cuela la amenaza. ¡Si no… la derribamos! La derribamos. La derribamos. Capaces son. Nadie se opondrá.

No hay nada más cruel que la reconversión de una Institución que supo conducir la moral de un pueblo en empresa. Rentable. Con vigilancia sobre la cuenta de resultados. Materiales.

Duele la soledad y la Cruz lo es. Por mucho que se suba y se baje a ella y por ella, siempre es un símbolo de soledad y abandono.

Este no es un Jueves Santo como otro cualquiera. Le precede un trato y un contrato. Solo nos queda ver quienes han dejado allí su firma. Hace 2000 años también lo hubo. Una traición. Unas monedas bastaron. Estaba dentro y desde dentro se urdió todo.

—¿Qué me queréis dar y os lo entrego? Se convinieron en treinta piezas de plata, y desde entonces buscaba ocasión para entregarlo.

—Al que yo bese, ese es. Apresadlo.

Está escrito y lo han confesado. Su cabeza por la Cruz. Quede al descubierto el trato. La fuerza de un monje es toda cuando se trata de defender la Cruz.

«A fray Juan lo montan en un mulo con destino a Toledo, aunque él no sabe a dónde lo llevan. Tiene que atravesar, sabiéndose secuestrado, la paramera abulense, la sierra de Gredos y los riscos del Tiemblo a comienzos de diciembre, en días de frío y nieve. Cuentan que llega a Toledo de noche y con una oscuridad añadida porque, además, le tapan los ojos con un pañuelo».

“En una noche oscura, con ansias, en amores inflamada, ¡oh dichosa ventura!, salí sin ser notada, estando ya mi casa sosegada”.

No son tiempos de sosiego. No se puede uno fiar de nada ni de nadie. Veremos en qué queda todo, no será nada bueno, cuando las grandes instituciones morales juegan para su supervivencia y en el juego está todo admitido. Por dinero y bajo palio.

Es un cisma: escisión, discordia, desavenencia. Es lo que marca la pauta moral de España sin guía ni pastor.

Cuando es la moral lo que está en juego, se le pone precio, se entrega la historia y la tradición por treinta monedas; resulta que nadie sale a la calle. Están vacías. Forma parte del trato. Que nadie se mueva. Ni una queja.

¿Queréis calle?

Toda vuestra, que mañana será otro día más de engaño. Será otro día y Dios dirá.

—¿Y si Dios no dice nada?

—Pues nada.

En el trato estaba derribar la Cruz. Se firmó ante el sanedrín y el veredicto no tuvo oposición alguna. Todos firmaron y los que estaban fuera se pronunciaron.

—¡No conozco a ese hombre!

No es difícil reconocerse en estos tiempos de rezos y olvidos. Parece hora de los dinamiteros de la moral.

Soledades. Y amenazas.

Rafael Dávila Álvarez

Blog: generaldavila.com

17 abril 2025

 

LA CRUZ Y LA ALCALDESA DE AGUILAR DE LA FRONTERA Rafael Dávila Álvarez

 

Dicen que una imagen vale más que mil palabras. En esta ocasión no cabe la menor duda. Define una situación, —¿estado de odio?—, que no puede conducir a nada bueno.

Aguilar de la Frontera, alcaldesa de Izquierda Unida, la comunista Carmen Flores. Retira la Cruz de las Descalzas con falsas escusas y alude a la memoria histórica. En este caso tiene razón. Acabar con las cruces, con las monjas, los curas y todo lo que sea o huela a una religión que predica el amor al prójimo debe ser atacado, porque el prójimo, es decir el próximo, solo debe ser comunista y estar bajo su yugo. ¡Claro que es memoria! Son recuerdos, sin duda, recientes y dolorosos de todos aquellos que por rezar ante la Cruz, por arrodillarse, llevar sotana o hábito, eran asesinados contra una pared o a golpes de culata.

Me cuenta mi señora madre, ya muy mayor, que en la guerra, los curas para evitar ser localizados y por tanto… dejaban la sotana y vestían de paisano. Si querían descubrirlos, aprovechaban cuando estaban sentados para tirarles unas llaves; si abrían las piernas es que eran curas, gesto habitual al llevar sotana.

No es tema para bromas ni chascarrillos, pero tomar en serio actitudes como la de la alcaldesa sería darle importancia a lo que mucho la tiene, ella no es importante, sino peor, por ocupar un cargo público, y con descaro y provocación quitar la Cruz y mandarla a la basura.

Recuerdo gestos tan inútiles como el fusilamiento del Sagrado Corazón de Jesús del Cerro de los Ángeles.

No es símbolo de controversia el de la Cruz, de nadie tiene que defenderse, ni está para dialéctica acalorada, sino todo lo contrario, acoge las ofensas con sonrisa y perdón. Vaya eso por delante y con ello nada más que decirle a doña Carmen Flores, nombre tan español y primaveral; del mes de mayo.

Los vecinos dicen estar muy enfadados o divididos; veremos en las elecciones.

No hace falta ser muy culto para saber, para ahondar, y darse cuenta de lo que esconde cada palabra, cada gesto, cada acción que hace el ser humano.

Que todo está escrito y por sus obras los conoceréis y, la señora alcaldesa, muestra en su hacer que no es Epicuro, aunque desafíe al cielo con su amenazante bramido.

No se merecen los aguilarenses esta ofensa a su cultura de bondad y convivencia en paz y armonía. ¿Qué dirá, entre ellos, el Reverendo Lorenzo Lucena M.A. primer profesor de Lengua y Literatura Castellana de la Universidad de Oxford que aportó la principal revisión decimonónica de la Biblia de Reina-Valera? Pregunte.

Por último y como contrapartida al bramido municipal, me parece oportuno reproducir la carta del cura párroco de Aguilar, don Pablo Lora.

Rafael Dávila Álvarez. Blog: generaldavila.com

22 enero 2021

 

Carta a mi feligresía

SIGAMOS A JESUCRISTO, Y SIGÁMOSLE CON DECISIÓN

Queridos hermanos y hermanas:

El pasado domingo, recibimos con gozo la visita de nuestro Obispo, Don Demetrio, que nos presidió la Eucaristía Dominical en los cultos del Niño Jesús de Praga, transmitida por CanalSur. En su homilía, comentando el texto del Evangelio de San Juan que relata la vocación de los primeros discípulos de Jesús, nos invitó a seguir a Jesucristo y a seguirle con decisión. Esta es nuestra vocación cristiana: conocer cada día mejor a Jesucristo, sintonizar con los sentimientos de su Corazón, tratar de imitarlo en todo y seguirlo con decisión hasta la Cruz y la Resurrección.

Para vivir esta vocación, contamos con la ayuda de la Iglesia y de los sacramentos, contamos con la guía de nuestro Obispo, siempre cercano a nuestra parroquia en tantas ocasiones, y nos necesitamos unos a otros. En todo momento, debemos permanecer unidos, en caridad fraterna, para que el Amor de Jesucristo se encarne en nuestras vidas y, a través de nosotros, llegue a todos los hombres, especialmente a los más pobres y necesitados.

De la vocación y de la vida cristiana surge el sentimiento religioso, un sentimiento muy hondo y arraigado en nuestro pueblo. Nuestro Pastor aludió en su homilía a la profundidad y extensión del sentimiento religioso presente en Andalucía, invitando a que este sentimiento sea respetado en todo momento, ya que en él se toca lo más profundo y sagrado del corazón humano, que es su dimensión religiosa.

En completa adhesión a estas orientaciones de nuestro Obispo, quiero expresaros mi tristeza por todo lo que está sucediendo estos días en nuestro pueblo, en relación con la retirada y orden de destrucción de la Cruz del Llano de las Descalzas. El sentimiento religioso se expresa a través de símbolos e imágenes, y la Cruz es el símbolo cristiano por excelencia.

Después de la retirada de la Cruz de las Descalzas quiero ratificarme en mi posición, ya conocida por la alcaldesa de Aguilar de la Frontera, a la que ofrecí[1] la necesaria voluntad de comunión con el Ayuntamiento. A la regidora municipal mostré mi oposición respecto a las decisiones municipales que suponían un atropello a la fe, ya que la Cruz, ahora profanada, estaba desprovista de todo contenido político desde hacía más de treinta años. Toda una generación de aguilarenses ha crecido en torno a la Cruz como signo de amor y entrega, perdón y misericordia. Lamento profundamente que se prive en ese lugar a las próximas generaciones del precioso símbolo religioso que nos ayuda a construir un mundo mejor.

Como párroco[2], no me corresponde entrar en la legalidad del hecho. En este terreno, he tratado en todo momento de respetar la legalidad vigente y me he mostrado disponible a dialogar con nuestras autoridades legítimas. Sin embargo, las cosas se podrían haber realizado de otra manera. Contemplar el símbolo de la Cruz arrojado en un vertedero y conocer la orden de su destrucción me ha producido un profundo dolor, ha provocado una herida en nuestros sentimientos religiosos. Lamento no haber tenido la opción de custodiar nuestro símbolo, del mismo modo que expreso el dolor de las Madres Carmelitas y nuestra comunidad parroquial que habrían custodiado la Cruz y encontrado otro emplazamiento privado para ella y ensalzar así su profundo significado para los cristianos. Así, he tratado de manifestarlo a nuestras autoridades, con las que mantengo buena relación, con el deseo de que hechos de este tipo no vuelvan a producirse.

Ante el desasosiego provocado como sacerdote y párroco de esta comunidad, solo quiero con mis palabras fomentar la armonía y el perdón entre todos los vecinos de Aguilar. Siento con mis feligreses el dolor inmenso por el daño causado a la libertad religiosa: la Cruz es símbolo, representación y cimiento de nuestra sociedad de derecho. Vivir con odio, resentimiento, rencor o presos de la crítica, como estamos viviendo estos últimos días, no trae nada bueno y saca lo peor de nosotros, mientras nos hace vivir en una sociedad agria que nos aleja de la comunión y la prosperidad. La fraternidad universal, de la que nos habla el Papa Francisco en su encíclica Fratelli tutti, no se construye por este camino.

A pesar de este triste acontecimiento, debemos seguir adelante en lo fundamental de nuestra vida cristiana: “seguir a Jesucristo y seguirlo con decisión”. Mantengámonos unidos en este seguimiento, no dejemos que las ideologías, de uno u otro tipo, contaminen la pureza de nuestro sentimiento religioso, que debe incluir en todo momento el perdón y la reconciliación. Sigamos construyendo entre todos la civilización del amor.

Como en los meses pasados, desde ayer rezo especialmente pidiendo perdón al Señor por las ofensas cometidas por la retirada del signo de la fe, del signo de la Cruz. Dedico mi ministerio sacerdotal a la oración por vosotros. Para ello nos encomendamos a nuestra Patrona, la Stma. Virgen del Soterraño, y nos unimos también a la valiosa oración de nuestras queridas Madres Carmelitas Descalzas y de las Hijas de Cristo Rey, que son un verdadero pulmón espiritual para nuestro pueblo.

Recibid mi abrazo fraterno y mi bendición

Pablo Lora. Párroco de Aguilar .

[1] A la que ofrecí mi voluntad de colaboración con el Ayuntamiento para el bien común de Aguilar.

[2] Como párroco y ciudadano, respeto las leyes legítimas y me he mostrado disponible al diálogo con nuestras autoridades locales, por si había otra forma de proceder en el respeto a los sentimientos de todos. Ciertamente, las cosas se podrían haber hecho de otra manera. Contemplar el signo de la Cruz arrojada en un vertedero y conocer la orden de su destrucción…