Leo que dentro del disparate que supone el cambio del callejero de Madrid nuestra alcaldesa Carmena pretende cambiar el nombre de la calle que recuerda al crucero Baleares por el de un barco llamado “Sinaia” por la simple razón de que fue utilizado para llevar exiliados españoles a México. Es curioso saber que dicho barco fue también hospital alemán durante la segunda guerra mundial y barco prisión en Marsella del régimen de Vichy. Me temo que los expertos del ayuntamiento de Madrid, muy cultos ellos, ignoran este hecho al igual que ha sucedido con tantos otros. No me extraña el desaguisado administrativo que sufrimos en Madrid con este grupo de expertos de pacotilla.
A ver, desde este BLOG son innumerables las veces en las que hemos expresado nuestra opinión sobre este controvertido tema del cambio del callejero y reiteramos una vez más que considerando historia lo que sucedió hace ya casi 80 años no vemos inconveniente alguno en que nuestra alcaldesa quiera recordar al barco hospital alemán, si bien sería una opción inteligente el haberlo hecho con alguna nueva calle de las que todos los días se crean en Madrid, más no parece esta la solución que se quiere adoptar en su afán de eliminar la historia desde el rencor y el odio.
Tal parece que una vez más nuestro ayuntamiento prefiere marear la perdiz escondiendo su incompetencia manifiesta en la administración de nuestra capital con acciones absurdas y ofensivas para una gran parte de la ciudadanía.
Hoy les hablo del crucero “Baleares” que fue hundido durante la batalla del cabo de Palos, en marzo de 1938, tras ser torpedeado por destructores de la Armada republicana. Los daños fueron tan graves que provocaron el hundimiento del barco, que se empezó a hundir por la proa. Los destructores ingleses HMS Boreas y el HMS Kempenfelt acudieron a ayudar al salvamento de los náufragos rescatando a 435 hombres; otros 786 murieron o desaparecieron entre los que se encontraban el Contralmirante, Manuel Vierna Belando, y el comandante del navío, Isidro Fontenla Maristany.
Sería prolijo relatar aquí el desarrollo de la batalla naval pero sí quiero dejar constancia de algunos de los hechos que extraigo del informe que realizó en su día el Teniente de Navío Don Manuel Cervera Cabello como oficial superviviente más antiguo de los hechos acaecidos en la madrugada del 6 de marzo hasta abandonar el buque.
Tuve el grandísimo honor de conocer al que luego fuera Almirante Cervera Cabello y me precio de la amistad de dos de sus hijos, uno de ellos oficial de marina y compañero y por eso tomo, con admiración, prestadas sus palabras:
“El espíritu y comportamiento de la dotación, fue difícilmente superable».
Imposible sería relatar los innumerables casos de verdadero heroísmo y compañerismo que en aquellos momentos se desarrollaron. La serenidad que les daba la fe ciega en sus oficiales facilitaba toda labor y las órdenes eran cumplidas con prontitud, exactitud y entusiasmo nunca igualados. Faltaría a mi deber si aún ante semejante conducta del total no citase los nombres de los que tengo conocimiento se distinguieron más significativamente, recordando que el magnífico espíritu inculcado a la dotación fue obra de conjunto de los que en la mayoría en sus puestos dieron su vida por España y cuyo fruto nos tocó recoger:
El Teniente de Navío Sarriá, comandante de las baterías de 120 mm, completamente mutilado y moribundo, tuvo fuerzas para despedirse patrióticamente de la dotación y del buque, y terminó dando un ¡Arriba España!
Alférez de Navío Lagarde, herido grave en una pierna, no cesó de alentar con frases patrióticas los trabajos que la dotación efectuaba, no admitiendo ser curado mientras existieran heridos en sus proximidades.
Alférez de Navío Luis Suanzes, también herido y sin movimiento, no admitía ser curado y no cesaba de repetir la órdenes que se daban a la dotación animando a ésta con frases llenas de entusiasmo.
Comandante Maquinista Manuel Cerdido, con serenidad asombrosa se mantuvo en su puesto y con los planos abiertos ordenó metódicamente cuantas medidas fueron necesarias para el posible aprovechamiento de las máquinas y seguridad de ellas.
Capitán Médico Magín Pallarés y ayudante Auxiliar de Oficinas Sicilia, se distinguieron por su infatigable labor de asistencia a los heridos en los que además ejercían verdadera misión apostólica, multiplicándose en su trabajo, ordenó y llegó a clasificar a los heridos y fallecidos para una posible evacuación.
Dotación íntegra de la torre 3. Se distinguió con verdadero arrojo y riesgo de sus vidas en la salvación de los heridos y logró la total extinción del incendio de popa.
Auxiliar Radiotelegrafista Leonardo Hernández, personal del T.S.H. y Flechas Radiotelegráficas, se mantuvieron en sus puestos con perfecto orden y serenidad, logrando con su competencia mantener el servicio con igual exactitud que en tiempo normal. Al darles la orden de abandono ejecutaron éste en perfecto orden, proveyendo a los Flechas de tablones y normas para mantenerse a flote.”
Hasta aquí las palabras del entonces Teniente de Navío Cervera.
Largo sería exponer el heroísmo que se derrochó en horas tan trágicas y bueno sería que la Sra. Carmena supiese algo de todo esto, tarea seguramente inútil pero al menos sabría quienes son aquellos a los que priva hoy del recuerdo en una calle de Madrid.
Sabido es que la dotación contaba con un elevado de chavales muy jóvenes, de mayoría mallorquina, que frente a la muerte y en defensa de sus ideales asombraron a los destructores ingleses cantando el “Cara al sol”. Sí, Sra. Carmena, el “Cara al sol” y esto quizás sí lo sabe, de ahí su inquina y odio que no le dejan ver más allá de lo que supuso el heroísmo de unos españoles con ideales distintos a los suyos.
De nuevo, y si Dios no lo remedia, se borrará parte de la historia merced a una Ley de Memoria Histórica que no ha hecho más que levantar heridas, ya en camino del olvido, y que el Sr. Rajoy no quiso modificar pese a tener mayoría suficiente para haberlo hecho tal y como, además, prometió que iba a hacer. El engaño ha sido manifiesto.
En cualquier caso borrarán el nombre de una calle pero nunca serán capaces de hacer que muchos españoles nos sintamos orgullosos de aquellos marinos que supieron luchar y morir por una España mejor.
Sra. Carmena, tómese una tila y deje de remover la historia. Sin duda no leerá estas líneas tan ocupada como está en pervertir la mente de nuestros niños con cabalgatas inmorales y zafias.
General de División (R.) de Infantería de Marina Juan Chicharro Ortega
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9 enero 2018