DAMA CADETE DOÑA LEONOR DE BORBÓN (II): JURA ANTE LA BANDERA DE ESPAÑA. Rafael Dávila Álvarez. General de División (R.)

Hace algo más de un mes la Princesa de Asturias Doña Leonor de Borbón y Ortiz entraba en la Academia General Militar de Zaragoza cuna de la formación de los oficiales del Ejército español. Era un día trascendente para ella, la familia Real y para España. Reunía dos características fáciles de entender. Una la natural preocupación de cualquier familia, sea Real o no, de que tu jovencísima hija se va a enfrentar a una vida además de nueva muy dura, sobre todo este primer periodo hasta que llegue el día soñado: La Jura de Bandera. La otra es la grave responsabilidad que supone afrontar esa formación y que debe hacerlo con el espíritu de una futura Reina.

El resultado ha sido la excelencia. Preguntes por donde preguntes la respuesta es que la Princesa de Asturias ha dado unas muestras de madurez, sensatez, entrega y disposición que han asombrado hasta a los que no teníamos la más mínima duda de sus capacidades. Todos estamos de enhorabuena y lo que podía ser una simple rutina en su formación se ha convertido en júbilo y esperanza hacia el futuro, hacia la grandeza de una España que hoy mira con inquietud a su alrededor.

Cruzaba Doña Leonor la invisible raya que marca los límites de la vida civil y la militar y la primera lección estaba grabada en los muros de la que iba a ser su nueva casa: «Todo por la Patria».

Unos pasos más allá, firme ante el calor del seco agosto zaragozano, se encerraba aquel patio de armas al que la Princesa miraba con el sobrecogimiento del vacío que se mantiene entre sus paredes con o sin formación, un patio de armas siempre lleno de miradas armadas que hicieron ya un día lejano su promesa a la Patria. Un vacío que cada año se llena con la esperanza en los nuevos Cadetes que asombrados se les nubla la mirada cuando por primera vez pisan su suelo adoquinado. Sin duda sobrecoge la nobleza de aquel patio en el que uno se siente impulsado a formar parte de su arquitectura.

Adentrarse en la Academia un paso más allá es encontrarse con la tercera lección. Antes de subir por la histórica escalera del cañón que conducía a los interiores académicos aparece la frase de Vegecio: Si vis pacem, para bellum.

Tras los primeras normas domésticas, entrega de material, saludos y contacto con su nuevo alojamiento, se les hace entrega de una nueva enseñanza que han de aprender rápido: El Decálogo del Cadete, código de honor desde la época del general Franco como Director de la Academia General Militar y que reciben impreso todos los Cadetes para llevarlo siempre consigo, memorizarlo y asimilar su profundo contenido.

DECÁLOGO DEL CADETE

  • Tener un gran amor a la Patriay fidelidad al Rey, exteriorizado en todos los actos de su vida.
  • Tener un gran espíritu militar, reflejado en su vocación y disciplina.
  • Unir a su acrisolada caballerosidad constante celo por su reputación.
  • Ser fiel cumplidor de sus deberes y exacto en el servicio.
  • No murmurar jamás ni tolerarlo.
  • Hacerse querer de sus inferiores y desear de sus superiores.
  • Ser voluntario para todo sacrificio, solicitando y deseando siempre el ser empleado en las ocasiones de mayor riesgo y fatiga.
  • Sentir un noble compañerismo, sacrificándose por el camarada y alegrándose de sus éxitos, premios y progresos.
  • Tener amor a la responsabilidad y decisión para resolver.
  • Ser valerosoy abnegado.

Estas primeras lecciones se asumen antes de vestirse el uniforme de manera que cuando te miras al espejo para componer tu figura militar sabes en qué mundo extraño te has metido, comprendes que el camino que inicias está resumido en una lección sencilla y dolorosa, la más dura y gratificante que puedas haber elegido, esa que un infante de armas y letras dejó resumida en la belleza de unos versos que componen toda la poesía militar:

Este ejército que ves
vago al yelo y al calor,
la república mejor
y más política es
del mundo, en que nadie espere
que ser preferido pueda
por la nobleza que hereda,
sino por la que él adquiere;
porque aquí a la sangre excede
el lugar que uno se hace
y sin mirar cómo nace
se mira cómo procede.

Nadie lo olvida y quien ha sido soldado algún día, de soldado muere.

Jurar ante la Bandera de España. Llega el día después de superada la prueba, porque besar la Bandera es un compromiso que obliga más allá que la ley, solo permitido cuando estás en condiciones de cumplirlo.

Hasta este momento todo ha sido una dura prueba, un tan arduo como bello camino que termina con un beso a la Bandera que recorrerá tu médula, tu sensibilidad, tu razón y convicción del amor  a tu Patria, y con ello conocerás cómo y porqué los soldados de España dan la vida por su bandera.

No hay explicación. Hay que vivir el día y sentir desde la formación el momento y la unión, el milagro que en aquel Patio de Armas de la Academia General Militar de Zaragoza se produce entre los que besan su Bandera. No hay momento igual ni se puede transmitir un relato que alcance lo que uno siente.

Después de años, de muchos años, nadie olvida el día ni el lugar. España, en los pliegues de su Bandera, llevará agradecida hasta tu último día el beso que recibió. Un beso que es compromiso de eternidad.

Soldado, Infante, Príncipe o Princesa, Rey o Reina, que aquí a la sangre excede el lugar que uno se hace y sin mirar cómo nace se mira cómo procede.

¡Enhorabuena Alteza!

En palabras de Vuestro bisabuelo: ¡Por España! ¡Todo por España!

Rafael Dávila Álvarez. General de División (R.)

Blog: generaldavila.com

5 octubre 2023

 

 

 

EL ESPÍRITU DE LA GENERAL. General de División Rafael Dávila Álvarez

El mes de febrero está marcado por una fecha de referencia para cualquier componente del Ejército de Tierra: La fundación de la Academia General Militar en Toledo el 20 de febrero de 1882. Es el nacimiento del espíritu de la General. Es el de unidad en la vocación, el servicio, compañerismo, patriotismo, honor y valor, que reciben los futuros oficiales del Ejército de Tierra en su formación en la Academia General Militar y que constituye la correa de transmisión que alcanza a todos los que visten el uniforme caqui de nuestro Ejército de Tierra.

No hay Ejército sin una fuerte cohesión en lo intelectual y sobre todo en lo moral, en el espíritu interior que nos une y fortalece. Armas, Cuerpos, Especialidades…, todos tienen un mismo fin; el que se forja en Zaragoza en la Academia General Militar. A él dedicamos hoy nuestro visus conscientes de los problemas que afronta España, de los ataques a su unidad y fortaleza. Por ello reafirmémonos en ese Espíritu de la General:

Armas y cuerpos funde nuestro emblema
en unión y hermandad sin igual,
y unida siempre luchará hasta el fin,

por España la Academia General

DECÁLOGO DEL CADETE

Artículo 1º.- Tener un gran amor a la Patria y fidelidad al Rey, exteriorizado en todos los actos de su vida.

Artículo 2º.- Tener un gran espíritu militar, reflejado en su vocación y disciplina.

Artículo 3º.- Unir a su acrisolada caballerosidad constante celo por su reputación.

Artículo 4º.- Ser fiel cumplidor de sus deberes y exacto en el servicio.

Artículo 5º.- No murmurar jamás ni tolerarlo.

Artículo 6º.- Hacerse querer de sus inferiores y desear de sus superiores.

Artículo 7º.- Ser voluntario para todo sacrificio, solicitando y deseando siempre el ser empleado en las ocasiones de mayor y riesgo y fatiga.

Artículo 8º.- Sentir un noble compañerismo, sacrificándose por el camarada y alegrándose de sus éxitos, premios y progresos.

Artículo 9º.- Tener amor a la responsabilidad y decisión para resolver.

Artículo 10º.- Ser valeroso y abnegado.

General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

Blog: generaldavila.com

20 febrero 2022

LOS VERSOS DEL CORONEL IV- 6, 7. Decálogo del Cadete Félix Torres Murillo. Coronel de Infantería DEM (r)

Los versos del coronel

 

 

 

 

DECÁLOGO DEL CADETE

ARTÍCULO VI

Hacerse querer de sus inferiores y desear de sus superiores

MILICIA

(Soneto)

 

En viejas ordenanzas inspirado

del eterno su espíritu imbuido

emerge este enunciado, revestido

de añejo su lenguaje figurado.

 

Mandar y obedecer, ciclo sagrado

corriente la que va en doble sentido;

un curso donde huelga el apellido

del que nadie se encuentra exceptuado.

 

Allí donde mandar no es regalía

ni es un menoscabo obedecer,

y donde la lealtad tiene su asiento.

 

Donde encuentra el Servicio su valía,

do el respeto ha de siempre aparecer,

¡La Milicia!, sin más aditamento.

 

ARTÍCULO VII

Ser voluntario para todo sacrificio, solicitando y deseando siempre el ser empleado en las ocasiones de mayor riesgo y fatiga.

 

AVALES

(Soneto)

 

“Su valor, su talento y su constancia,”

por “dar a conocer”, los sus avales

y acreditar así los Oficiales,

“al Servicio su amor” y su observancia.

 

Así ve la Ordenanza la importancia,

las acciones que entiende principales,

en éstas, son palabras literales;

dada, cuando se dé, la circunstancia.

 

El riesgo, la fatiga, el sacrificio,

deseo y voluntad, arrojo y brío;

empeño en conseguir, si arduo es el puesto.

 

Buscar, de los demás, el beneficio,

y arrostrar, confiado el desafío,

tranquilo el interior, estoico el gesto.

(Continuará)

Blog: generaldavila.com

10 marzo 2018

 

LOS VERSOS DEL CORONEL (IV, 0-1) Félix Torres Murillo. Coronel de Infantería DEM (r) DECÁLOGO DEL CADETE

 

 

 

Félix Torres Murillo.

DECÁLOGO DEL CADETE

Fue en esos momentos previos, ante las consabidas cañas de cerveza, y mientras en el madrileño Mesón del Legionario en uno de los almuerzos íbamos esperando la incorporación de los congregados por el General coordinador de este blog: fundadores, colaboradores, amigos y simpatizantes; en esos momentos de saludos, efusiones y de amigable cháchara en la que la nostalgia toma tantas veces el protagonismo fue cuando salió la conversación sobre el título que da entrada a estas letras, y a otras que vendrán: EL DECÁLOGO DE CADETE, compuesto por diez artículos, siendo su finalidad que los nuevos cadetes se graben desde el primer momento, las virtudes militares fundamentales sobre las que siempre se ha asentado el espíritu profesional del alumno que empieza la vida militar, y que a modo de juramento hipocrático deben marcar su forma de proceder a lo largo de su vida militar. Su origen data de 1927 para compendiar, en unas breves e impactantes frases, lo que debía constituir la expresión «el espíritu de la General». según recoge la página web de la Academia General Militar.

Y alguien, entre las mil anécdotas y recuerdos que evocación tan preciada nos traía: su aprendizaje, interiorización, primeros apuros del p… “nuevo” (novato) que ante la apabullante “autoridad” del cadete de 2º curso había de recitarlos sin pestañear, so pena de “quedarse a desierto” (no probar gota de agua durante la comida), deglutir, eso, a desierto, una cantidad respetable de indigestos “volovanes” (plural de vol au vent) de seco y saladísimo hojaldre, o ceder gentilmente el postre a la citada autoridad…Pues alguien comentó que era raro que no se hubiese aún escrito en el blog sobre este código moral del cadete, que luego tendría que acompañarlo a lo largo de toda su vida profesional.

Y este Pepito Grillo que se mete en todos los jardines, catador de todas las salsas, recogió el guante: lo hará un servidor, apunté; y el General me dijo: adjudicado. Y esa tarde según llegué a casa empecé a escribir sobre el decálogo; así, que a mi manera hablaré de Patria, fidelidad, vocación, disciplina, honor, caballerosidad, Servicio, reputación, voluntariedad, sacrificio, deber, riesgo, fatiga…Y lo haré como un pequeño homenaje y en desagravio a estas palabras, que dichas ahora parecen venidas de otra galaxia, palabras “nunca bien definidas y comprendidas”; palabras y conceptos que ahora, v. redes sociales, muchos hay que ayunos de conocimiento las  denostan y toman a chirigota, o que incluso, ¡ay, la cuña de la misma madera!, “desde dentro” (scriptum est) se tergiversan y menosprecian…

Y hoy, queridos lectores, 20 de febrero en que se cumple el 91º aniversario de la fundación de la Academia General Militar en su 2ª época, ya en Zaragoza, en la surge el Decálogo del Cadete, tratado de ética militar que regía y rige la formación militar de los alumnos, en palabras, asimismo, de la citada web; hoy  hemos creído  oportuno el inicio, no de diez, sino que con la presentación y el inevitable epílogo serán doce los sonetos en los que trataré de ir glosando cada uno de los artículos  de nuestro querido decálogo; aquellos que en el pasillo de clases de la primera planta de la General leíamos plasmados en bellísima cerámica sevillana; y que ahí siguen como faro que ilumina las conductas de los jóvenes cadetes, y que los recordarán, y tratarán e cumplirlos, a lo largo de toda su vida; por mucho que otros ladren…

Vayan pues, la presentación y el primero de ellos.

 LEGADO

(Soneto)

 Siendo así, pues que soy disciplinado

e impuesta, que me fuera, la tarea,

acometo, no fácil, la odisea;

y heme, consecuente, ante el teclado.

 

Por glosar, admirable, este legado

que otros nos dejaron; que moldea

y templa las conductas, una idea

forjada en el espíritu acendrado,

 

que late en los leales corazones

de tantos por su hálito movidos

que comulgan un código moral.

 

Un -diez lo son, diez lemas, diez razones-

decálogo que impregna los sentidos

con el alma de nuestra General.

 

 

ARTÍCULO I

 Tener un gran amor a la Patria y fidelidad al Rey, exteriorizado en todos los actos de su vida.

 UN FRISO

Soneto

 Las Armas, a la Patria dentro y fuera,

defienden cual honrado su instrumento;

y una prueba de hacer y pensamiento,

de amor y devoción, pasión sincera,

 

de aquel, pues lo jurara o prometiera

le ofrece en sublimado sentimiento

-el Servicio y lealtad, por argumento-

¡a su Patria, su Rey y su Bandera!

 

Y el pacto y el solemne compromiso

 que fue porque lo quiso un día sellado,

ese dulce deber, la voluntad,

 

la de a España servir, será ése un friso, 

que ornará por siempre al bienhadado

de honra, pundonor, y dignidad.

 

 (Continuará)

Blog: generaldavila.com

20 febrero 2018