Esto es la guerra. Biden no se acuerda y el Pentágono ve que la ha perdido algo que no le gusta nada a los que pronto harán las maletas del retiro. Hegseth, futuro Secretario de Defensa de los EEUU, tiene la lista en su bolsillo que abarca desde generales hasta las tropas a mandar. La popularidad de la institución militar está por los suelos y hay que demostrar que un Ejército lo es sobre todo por su eficacia y porque cuenta con el apoyo nacional. Afganistán fue una losa bajo la que aún se encuentra. Ucrania y el Cercano Oriente deben acabar y centrarse más en el nuevo proceso al que asistimos. Si Estados Unidos, Rusia y Europa saben hacer bien las cosas se abre la oportunidad a un mundo mejor. Es posible. Lo único que hay que desterrar son las secuelas del comunismo, sí ese que adopta las formas incluso patriarcales de una guerra santa. Irán, Irak, Siria y África subsahariana requieren atención junto al eje actual alrededor de lo que el futuro orbita: el Indo-pacífico.
Todo es digno de acuerdo porque a saber:
–Israel ha ganado la guerra, pero ahora hay un problema aún más grave: arreglar la paz que nadie sabe cómo hacerlo. Gaza requiere reconstrucción y no precisamente de silos para alojar misiles ni túneles para un nuevo 7-O.
Líbano debe aceptar que su Ejército se convierta en un seguro de paz y orden y no permitir el despliegue de Hezbolá. Las tropas de UNIFIL deben asumir su tarea con responsabilidad y salir de sus búnkeres a controlar las comunicaciones para que no circulen armas contra Israel. Cisjordania aceptar la situación y las Resoluciones de paz. En esta línea la ONU ha de asumir su tarea de vigilar los acuerdos con tropas que cumplan sus resoluciones y no se limiten a estar sin actuar; lo que requiere una nueva ONU.
¿Quién se va a hacer cargo de la gobernanza de una ruina?
Irán sabe que o acepta una paz en la Región que además abarque Irak y Siria o tarde o temprano estallará una revuelta interna que desestabilizará su actual política radical. No está muy lejos de ello, lo que no resolverá con una nueva violenta represión. Siria puede ser una trampa en la que se implique un país de la Alianza Atlántica. Parece que ese avispero puede reavivarse.
Está claro que la estabilización de la zona requiere volver a los Acuerdos de Abraham que son el futuro del Cercano Oriente, lo quiera o no Irán, y su progreso, también el inicio de algo nuevo y bueno para África, observadora que espera y se está contagiando de manera peligrosa por ese cinturón que la aprieta desde el Mar Rojo al Atlántico.
–Europa sigue su historia de desencuentros. El Reino Unido se nos fue y eso es un hándicap que pesa en nuestro sistema defensivo. No hay ni un solo indicio de que Europa camine hacia un sistema de Defensa Europeo, propio, eficaz y seguro. Estamos siendo invadidos y nadie hace nada por poner un poco de cordura y racionalizar el buenismo que nos hundirá en un próximo futuro. Hemos regalado nuestro sistema y territorio que regresará a las cavernas despedazado y hecho jirones. No es Rusia el enemigo, pero no se dan cuenta de que el ataque es mayor y por la retaguardia.
Europa está perdida entre intereses encontrados. Su Parlamento es un balneario para estómagos agradecidos y una auténtica Torre de Babel que no consiente que la despierten antes de las nueve de la mañana. En nada se parece la percepción del mundo de un habitante de Varsovia o de Kiev con uno de Benidorm, por poner un ejemplo. Europa camina hacia la soledad y o se ponen de acuerdo Alemania, Francia, Italia… o esto se acaba si no lo está ya.
La OTAN da imagen de apoyo total a Ucrania, pero supone más de 40.000 millones de euros anuales y hay 9 países, entre ellos España, que no pagan lo que deben. Si sigue habiendo OTAN habrá que ver las consecuencias económicas y políticas. Alemania está en elecciones.
Mientras dormimos a orillas del Mediterráneo por el centro y norte ponen en alerta nuclear a la población.
–La guerra en Ucrania debe acabar. No sabemos hasta donde aguantará Trump las exigencias de Zelenski que pueden llegar hasta la insolencia y el nuevo mandatario no acepta de buena gana ese estilo. Rusia no puede hacerse con toda Ucrania, tampoco perder la guerra. Esto es una premisa conocida. No ganará del todo, pero tampoco todo lo perderá. Ucrania no ganará todo pero podría perder mucho. La situación requiere de la Gran política junto a la firmeza de desear un futuro sin preponderancias abusivas. El plan de paz de Turquía presentado por Erdogán ha recorrido el G-20, solo le falta el empujón de China. Un armisticio sobre una línea trazada más o menos en el actual frente y, aunque excesivamente larga, pueda ser controlado el alto el fuego por tropas bajo el mandato de Naciones Unidas. A ello habría que sumar la seguridad de que Ucrania no hará intención de entrar en la OTAN al menos durante diez años. Se revisarían los Acuerdos de Minsk y habría unas largas conversaciones junto a la reconstrucción de Ucrania que traerían la paz por ahora.
-De nada sirven las Instituciones que en su día nos dimos. La ONU debe ser revisada ya que es un anacrónico juego entre China, EEUU, Francia, Reino Unido y Rusia. Aparecen con fuerza las naciones reunidas bajo el acrónimo BRICS+ que llegan con fuerza y dejan bien claro que están para dominar gracias a su poder demográfico y ansias de desarrollo.
–América es una incógnita. Lo son Venezuela y Méjico. Brasil aprieta, pero Argentina ha dicho «Aquí estoy». Cuba se desangra. Nadie sabe el paso siguiente de la nueva América cuya influencia cada vez se hace notar más.
-Nadie olvide Taiwán. Pude dar muchos dolores de cabeza mientras China lo penetra todo, cala todos los melones, sabe de todo y en todos los lugares se posiciona. Sin remedio y con lentitud arrolladora.
–España no se sabe muy bien a qué mundo pertenece. A Venezuela, Méjico, Irán, Palestina, o es un Estado fallido. Hemos olvidado nuestra lengua que abarcó al mundo. Nuestra religión y bondad. Ahora somos cualquier cosa. Nos acercamos a lo anglosajón después de renunciar a nuestro pasado. Quizá España sea el mayor problema de Europa o sea Europa el mayor de España.
Nuestro Gobierno ha insultado a Trump, a Israel, no sabemos si es otanista o sanchista. Nadie sabe muy bien qué es lo que va a pasar a partir del 2025, pero si a España hasta ahora no le ha ido bien internacionalmente le va a ir mucho peor. Incluso aunque cambiemos hay algo militarmente muy difícil de recuperar: la confianza. Estamos señalados desde el año 2004 y no hay razones que avalen un cambio hacia la necesaria cooperación.
Para los Estados Unidos hemos pasado desapercibidos, con Trump puede ser que sea aún peor y se dé cuenta de que existimos.
El mundo ha cambiado y Trump, si logra llegar al día D, debe aceptar el reto del proceso irreversible. Hay que aceptar un nuevo mundo. Todo esto se producirá en un largo periodo. Trump tiene cuatro años por delante. Son pocos, pero después de su mandato todo será muy distinto a lo actual. Si sigue existiendo este planeta llamado Tierra.
Deducimos por evidente y observable desde cualquier punto geográfico físico y cognitivo que Europa no va a ser destruida por Rusia. Ella misma se está envenenando. Morirá en unas décadas con algo que sin duda procede del Sur y del Este. Con su propio veneno que mata lentamente mientras sonríes o suena la orquesta.
A Troya se la sigue buscando.
General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez
Blog: generaldavila.com
2 diciembre 2024