GUERRA EN UCRANIA 12. ¿HACIA EL FINAL DE LA GUERRA? ¿CÓMO SERÁ? General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

Acabamos de oír al Secretario General de la OTAN Stoltenberg: «La nueva ofensiva rusa en Ucrania ha empezado ya».

Miles de soldados y armas se disponen al ataque.

El caso es que la Inteligencia Militar aún no sabe por dónde es o será ese ataque.

Es indudable que la guerra ha dado un giro en contra de Ucrania. Fue una pena que en el mes de junio cuando Rusia estaba sin iniciativa no se hubiese ayudado más y mejor a Ucrania. Occidente se equivocó. La ayuda parece ser que ahora llega tarde cuando hasta el más elemental Estado Mayor sabía que después de los primeros seis meses de guerra el material de la era soviética se acababa y debería ser reemplazado por el occidental.

Hagamos un resumen:

—Febrero a julio ofensiva Rusa. Los tres factores que lograron detener el avance ruso fueron: Javelin/Stinger/Inteligencia estadounidense.

—Agosto a noviembre contraofensiva ucraniana. Faltó apoyo de sistemas de armas de alta gama (Aviación-Carros de combate-munición de largo alcance y DAA) y aprovechar la desorganización de las unidades rusas. Hubiese sido el golpe definitivo para expulsarlas incluso de Crimea. ¿Por qué no se hizo? Nunca habrá respuesta, pero todos la imaginamos.

—Noviembre hasta ahora: Guerra posicional. Rusia se hace fuerte en el río Dniéper, de Jersón a Zaporiyia, cada vez más fuerte y ejerce su presión en el Dombás, donde hay que adivinar si el esfuerzo lo lleva hacia Jarkov o por el contrario hacia Zaporiyia. Ha reforzado sus unidades, instruido a los movilizados y puesto en marcha toda una industria armamentística que estaba a medio gas. Apoyos internacionales no le faltan; mayores de los que pensamos.

Ucrania está en un momento de indecisión y falta de iniciativa impuestos por la necesidad de más materiales de medio y largo alcance, defensa antiaérea y medios de combate terrestre y aéreos, algo difícil de obtener de un día para otro, sobre todo cuando el adiestramiento (manejo de los elementos coordinados y en formaciones de combate) es muy complejo. Los carros de combate sin el apoyo aéreo poco harán en un escenario de guerra.

Por otro lado la munición necesaria escasea. En palabras de Stoltenberg: «La guerra de Ucrania está consumiendo una enorme cantidad de municiones y agotando las reservas de los aliados» con lo que se gasta más de lo que se fabrica. La artillería de 155 y los cohetes Himars son claves así como los javelin y stinger.

En estos momentos Rusia está mostrando músculo: en el Báltico, en Moldavia, en Ucrania no cesan los bombardeos y en el fondo hay un silencio bélico que habla más que las órdenes de operaciones. Algo se traen entre manos.

No es posible hablar de derrota de una potencia nuclear como Rusia (6.000 Ojivas). Esto lo entienden todos. Se podrá alcanzar un acuerdo que esté basado en los acuerdos de Minsk o en otros nuevos, pero no contemplo la derrota militar de Rusia y si es por el derrocamiento interno de Putin la cosa puede ir a peor.

Quizá estamos ante la última oportunidad de Zelenski. Austin Lloid, Secretario de Estado de Defensa estadounidense, avisa y parece dar de plazo hasta la primavera. Los apoyos no van a ser siempre; son finitos.

Esta guerra como todas da síntomas de agotamiento. Los dos púgiles se abrazan. Hay que esperar al nuevo asalto, si habrá gancho o crochet, KO o victoria por puntos.

En estos momentos hay una carrera hacia la movilización y otra armamentística en ambos bandos. Más hombres, más armamento. Y mucho agotamiento físico y psíquico.

Rusia se mantendrá en el Dniéper y asestará golpes fuertes para alcanzar Bajmut y si puede Jarkov. Enseña su fuerza nuclear, maniobras con los misiles Iskander en Kaliningrado y con los buques cisterna Aframax navega desde el Báltico hasta el Mediterráneo para allí descargar el petróleo en buques cisterna que cargan hasta 700.000 barriles con destino China e India.

Estamos jugando con la velocidad. Hay que se rápido. Temer cualquier cosa y negociar desde una posición de poder. Rusia la busca y desde ese momento hay que escuchar propuestas, aunque en principio parezcan descabelladas, para detener la guerra. Se ha llegado a acuerdos en situaciones más complejas y difíciles que la de Ucrania.

Pongamos fin a esta guerra que a nadie favorece. Cualquier guerra por la que planee el arma nuclear solo puede acabar por medios no militares.

Es tiempo de cosecha. Deberían estar ya sembrados los campos; no de chatarra y odio.

«Cayó en el Océano la luz

del sol esplendorosa, arrastrando

la negra noche sobre el alma tierra;

como era de esperar, a los troyanos

les contrarió que la luz se hundiera,

en cambio, a los aqueos deseada,

tres veces anhelada,

la tenebrosa noche sobrevino»

(Ilíada, VIII, 484)

Rafael Dávila Álvarez. General de División (R.)

Blog; generaldavila.com

16 febrero 2023

JERSÓN: NUEVO PLANEAMIENTO DE LA GUERRA (En manos de China) Rafael Dávila Álvarez. General de División (R.)

Sin mapa no hay guerra…

Desde tiempos inmemoriales los ríos, como obstáculos que son, han sido testigos de innumerables batallas dando su nombre a históricos enfrentamientos para ser forzados o defendidos.

El primer río que queda inscrito en la literatura es el Escamandro, a sus orillas: la batalla de los dioses en la Ilíada. Sonaron las terribles palabras: «Si el hijo de Crono te concedió aniquilar a todos los troyanos, empújalos al llano, fuera, al menos del cauce de mis aguas, y ya ejecuta tus atroces obras; pues llenas de cadáveres están ya mis amables ondas, y no puedo por ningún sitio derramar mis aguas a la divina mar, que con los muertos me voy volviendo estrecho, pues tú matas con gran violencia exterminadora. Mas, ¡venga ya!, acaba de una vez; preso el horror me tiene, caudillo de guerreros» (Canto XXI, Ilíada).

Alejandro Magno: de Gaugamela a la batalla de Hidaspes; Flavio Vegecio en Instituciones militares teoriza sobre el modo de pasar los ríos caudalosos. Clausewitz dedica un capítulo al paso de ríos en su obra De la guerra y todos los ejércitos del mundo recogen en sus doctrinas el paso y defensa de cursos de agua como un caso particular de la batalla.

«Los cursos de agua constituyen obstáculos para el movimiento y, en consecuencia para el ataque, y pueden proporcionar a la defensa una ayuda valiosa, aunque sean siempre superables».

Su valor como obstáculo depende de entre otros factores de su anchura, profundidad y velocidad de la corriente, la posibilidad de provocar inundaciones por la existencia de presas, las características de sus orillas y el periodo estacional lluvioso o seco. Los factores aludidos hay que analizarlos con suma cuidado ya que sin llegar a ser en principio decisiva una batalla para forzar su paso o evitarlo podría ser el comienzo de una situación general muy dificultosa para el perdedor sea este el atacante o defensor.

Así están las cosas en Jersón. Los rusos ocuparon al comienzo de su invasión la ciudad sin grandes dificultades y se establecieron en la margen occidental, margen derecha, del río Dniéper (Conviene recordar que hablar de la derecha o la izquierda de un río se hace teniendo como referencia la corriente descendente, es decir aguas abajo). No encontraron gran oposición, pero su Estado Mayor cometió el grave error de no ampliar la cabeza de puente, profundizar en la ocupación del terreno más allá de sus orillas para evitar que la reacción enemiga les obligase a tener el gran río a sus espaldas, un paredón contra el que podrían estrellarse ante la presión enemiga.

En la guerra en Ucrania de un tiempo a esta parte todo ha cambiado. Rusia ha tenido que reducir su frente, la penetración en Ucrania se ha detenido, las municiones se acaban, la logística se ha estresado y su objetivo estratégico se reduce, por ahora, al añorado sur de Ucrania. Quizá Rusia quisiera volver a los tiempos anteriores a la invasión. Consciente de su grave error político y militar ya no tiene marcha atrás. El crimen está cometido. Su ambición inicial le podría llevar a perder una guerra en la que jamás será ganadora. Es por lo que se plantea cambiar su estrategia política y por tanto la militar.

Ucrania se ha recobrado de los iniciales fracasos militares y el coraje de luchar por su libertad junto a la ayuda exterior le ha situado en el camino de la victoria.

Pero la guerra aún no está ni definida ni ganada por parte de ninguno.

En estos momentos la estacionalidad de la guerra es un factor a tener en cuenta.

Se libra la batalla de Jersón. El río Dniéper por medio. ¿Será el Escamandro que se revuelve ante tanta sangre vertida a sus aguas que oscurece aún más el mar Negro?

Deducimos de lo expuesto que ante la presión del ejército ucraniano en Jersón, el Estado Mayor ruso se haya preguntado que hacen sus tropas en el lado derecho del Dniéper y el obstáculo del río a sus espaldas. Tan buena como tardía pregunta que desde el punto de vista táctico no se entiende que haya tardado tanto en tener respuesta.

De ahí la lógica maniobra rusa de abandonar la ciudad de Jersón, cruzar a la orilla oriental del Dniéper y establecer allí una defensa sin idea de retroceso para defender el territorio que podría ser su definitivo trofeo de guerra caso de llegar a una negociación. En definitiva lo que parece adivinarse es algo que ya en crónicas iniciales de esta guerra apuntábamos: el objetivo de Rusia estaba en un frente marcado por el curso del río Dniéper, no más allá, aunque para obtenerlo aparentase querer mayores logros en profundidad. Es la única forma de entender el enorme frente inicial de ataque que tácticamente era imposible de sostenerse en el tiempo y el espacio. La progresión militar de Ucrania, su resistencia y fe en el triunfo son diversos factores que no fueron analizados por Rusia por lo que se ha visto obligada a aceptar la realidad de una guerra que se ha vuelto en su contra y amenaza los cimientos de la misma nación rusa que va camino de verse abocada al aislamiento y entrada en la miseria económica, moral y al desprecio del mundo libre. La situación es de tal gravedad que abre la posibilidad de que cualquier cosa ocurra.

Desde el punto de vista táctico, y dado que la estrategia ha pasado a estar casi derrotada por el error táctico y lo costos de lograr su objetivo, Rusia busca ganar tiempo y mantenerse en las posiciones alcanzadas, resistir la presión del ejército ucraniano e iniciar pronto la recuperación para con un mínimo cambio de rumbo pensar en una solución más política que militar.

Para ello la idea de maniobra del ejército ruso que preveo sea la de mantenerse en defensiva sin idea de retroceso en la línea oriental del Dniéper desde Jersón a Zaporiyia y su prolongación para englobar las autoproclamadas repúblicas de Donetsk y Lugansk. Será objetivo fundamental, esfuerzo principal, defender la línea Jersón-Zaporiyia y contraatacar desde el sureste con la finalidad de envolver al ejército ucraniano. Mantendrá el escudo en la mano izquierda y atacará con la derecha donde lleva la espada. Si los últimos cambios organizativos en su ejército se lo permiten.

¿Es este un mal objetivo táctico para el ejército ruso? A la vista de los acontecimientos el ejército se podría dar por contento si fuese capaz de mantener esa posición a base de establecerse en la modalidad esencial de la acción defensiva, la «defensiva sin idea de retroceso», apoyada en el obstáculo natural del río Dniéper en una zona de terreno donde el río es el único obstáculo natural que lo permite. Esta modalidad defensiva siempre servirá como base para la realización de contraataques locales que debiliten la acción atacante. Salvaría Crimea y gran parte del terreno conquistado además de tener una posición siempre privilegiada, si es capaz de mantenerse en esa línea, para soportar una negociación e incluso para continuar con la guerra. Debe superar esta época estacional.

Esta solución táctica desde el punto de vista político es una opción aceptable que permitiría a Putin salvar su imagen ante los más radicales y continuar su liderazgo. Puede alguien pensar que nos olvidamos de Odesa, de la salida al mar de Ucrania, pero no lo olvidamos. Podría hasta beneficiar a Putin y a su imagen dejar esa salida abierta para la economía Ucraniana, como pieza de negociación ya que al fin y al cabo el dominio del mar Negro estaría en sus manos y por tanto bajo su control y amenaza cualquier movimiento.

Rusia se ve abocada a llegar a una solución antes de llegar a la final: la nuclear.

Si analizamos la invasión, allá por finales del mes de febrero, la maniobra táctica inicial del ataque ruso hacía prever que su objetivo táctico principal se encaminaba a una fuerte acción de fuego y movimiento de tropas sobre el sureste de Ucrania; el sur, menos defendido por las tropas de Ucrania, sería sometido a una fuerte amenaza y cubierto por los anteriores movimientos; los ejes de ataque comprobados eran: Eje Kiev- Eje Jarkov-Eje Donbás-Eje Azov y Eje Odesa. El Eje Odesa pronto fue desinflándose y todo el esfuerzo principal se llevó por los convergentes Ejes Jarkov-Azov apoyados por el Eje Donbás, una tenaza que se cerraría atrapando el Donbás mientras se amenazaba la capital Kiev sometiéndola a un fuerte asedio. Eso le llevaría a una posición de fuerza para obligar a Ucrania a rendirse ante su enemigo y doblar la rodilla ante el Kremlin política y militarmente. Rusia ganaría para ella los mares que le abrirían la puerta del cálido Mediterráneo.

Todo se derrumbó. Ya no existe el Eje Kiev. El Eje Járkov se ha diluido. La invasión por el sureste está detenida y por el sur, Jersón, la situación es de evidente fracaso. Ahora incluso Crimea podría estar en peligro para el invasor ruso.

La batalla decisiva de esta guerra podría darse en la zona de Jersón, a orillas del Dnieper, o ser el punto de apoyo donde la guerra gire hacia el sureste en un envolvimiento táctico a las tropas ucranianas, Todo es posible y nada está decidido en esta guerra que no tiene visos de acabar pronto.

El rio Dniéper puede convertirse en el canto XXI de la Ilíada: la batalla a orillas del rio.  Pero quedan aún los tres capítulos finales: La muerte de Héctor; Los funerales de Patroclo; El rescate de Héctor. Lo más sublime y trágico. La flecha final. Antes de la odisea. Porque habrá que regresar.

Antes de ello las hipótesis de guerra no se han cerrado: Bielorrusia está amenazante al norte. El invierno a las puertas. Corea en guerra, los mismos que se enfrentan en Crimea, pero descontrolados. China se impacienta. Han detenido su paso, pero el elefante tiene gran memoria y necesita mucha agua y alimento para sostenerse en pie. No puede detenerse en hazañas bélicas; por ahora.

Ucrania es un enorme laboratorio militar y político; económico. Proseguir la guerra a base de tanta y tan cara munición no sabemos hasta cuándo será posible que lo soporte la industria armamentística. Ese será uno de los factores decisivos de su futuro.

Y siempre habrá que recordar el azar, la fricción, y la sorpresa que en estos momentos podría guardar la ciencia nuclear en su fisión-fusión, la física cuántica o el mismísimo Escamandro.

Esperemos al invierno y a la respuesta del río.

Todos persiguen ganar la gran batalla. Definitiva. Será de un coste tan elevado que nunca debería darse. Será el final.

Solo una derrota política de Putin nos salvaría de lo peor. China puede tener la palabra.

General Rafael Dávila Álvarez.

Blog: generaldavila.com

21 noviembre 2022