Con demasiada frecuencia escuchamos que para resolver nuestros actuales males políticos, económicos, institucionales, incluso morales, necesitamos un líder, lo que traducido al lenguaje militar equivale a decir que necesitamos a alguien que mande. Mandar se asimila a lo militar olvidando que la vida en todos sus aspectos es una alternancia entre mando y obediencia. No es fácil mandar y sí hacerlo irresponsablemente provocando daños irreparables. Mandar no es sólo una facultad o poder asociado al aspecto legal y con respaldo institucional. Cuando se manda bien, es la autoridad moral la que motiva y emociona moviendo al grupo hasta límites insospechados porque tiene una referencia a seguir, una disciplina moral que cumplir, un ejemplo a imitar. Mandar es algo más complejo que liderar, porque requiere conocimientos, estudio, capacidad de análisis y de decisión. Son esas viejas virtudes del honor, austeridad, sacrificio, abnegación, camaradería, valor…, las que arrastran y convierten al que manda en líder. Para mandar hay que estar preparado y para liderar, además de saber mandar, debes de vivir en la virtud.
Hoy, alejado del mundo activo de la milicia, no olvido a los que mandé ni a los que obedecí. Entre estos últimos hubo uno al que recuerdo especialmente porque antes de asumir una de mis mayores responsabilidades de mando, me tradujo en palabras el arte del bien mandar.
MANDAR
Mandar, me decía, es una tarea tan absorbente que nunca habrás dado nada hasta haberlo dado todo, hasta que no te hayas vaciado por entero en tu mando. Mandar no es un privilegio, es un honor. Es una obra de arte, muy distinto a dar órdenes o a obligar.
Tus órdenes han de ser claras, que se entiendan, que se cumplan, que cada uno sepa lo que se le pide, y si es posible, por qué se le pide.
Debes mantener la idea elegida sin vacilaciones ya que no hay nada más amargo que verse sometido a las oscilaciones de un jefe vacilante en sus decisiones.
Debes de estar atento a conocer nuevas ideas y aceptar propuestas ajenas. Y recuerda que el que está a tus órdenes no está a tu servicio personal.
Ante un problema difícil, cuando no puedas consultar, confía en tu intuición, pues cuando se conoce el oficio y se está identificado con él, la intuición te marcará el camino a seguir.
Debes de ser constante en el esfuerzo, evitar prisas y desorden.
Ser cortés, pues la cortesía es inseparable de la disciplina. Cortés en la precisión y limpieza de la palabra, en la actitud, en el gesto, en la voz y en los modales.
Cuenta siempre con el apoyo de tus colaboradores y el consejo de los más cercanos y busca en todos la lealtad por encima de todo.
Nunca pienses en ti, hazlo primero en la misión que te han confiado y en los hombres que tienes para cumplirla.
Terminaba deseándome suerte, pero no la fortuita o casual, porque en la mayoría de los casos, me decía, sólo los capaces son afortunados.
Escribo esto sólo con el deseo de que algunos repasen y revisen su forma de mandar porque cada vez son más los que mandan (mal) y legión los que padecemos sus consecuencias.
General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez
Blog: generaldavila.com
Buena reflexión mi General. Para la vida misma.
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Muchos mandan, y pocos saben lo que mandan, y menos por qué lo mandan, y por eso nos preguntamos por el porqué de que manden los que mandan. No hay peor cabestro que el que no quiere ir donde él quiere que vayamos, y más bovinos somos, si aún así vamos. Buenos días, mi General, y todos.
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Atentamente y con el debido respeto
Creo que todo mando que cumple y hace cumplir el artículo 5º del Cabo es un buen militar. Los demás deberían pensar en otro oficio, que hoy sobran sitios para ellos y ellas en la política criminal y otros estamentos que minan los pilares de este país que antes se llamaba ESPAÑA.
España día 26 de marzo de 2022
Ramón Lencero Nieto
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Mi General: he copiado cada párrafo de su artículo ya que su aplicabilidad al mundo de la empresa es absoluto
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Al hilo de lo que expones en tu artículo de hoy sobre «el arte de mandar», acertado, directo, claro y sin rodeos, según el estilo al que nos tienes acostumbrados, me viene a la memoria la norma que yo elevo a la categoría de monumento legal para el ejercicio de las relaciones humanas y que nos afecta a todos, militares y civiles, pues de alguna manera todos ejercemos el mando, aunque sólo sea en el territorio inmaterial de defender nuestra dignidad ante terceros, y que no es otro que el artículo quinto del cabo, el empleo más difícil a mi juicio. No me voy a extender en justificarlo, ni tampoco en recordar su texto que tuvimos que memorizar en nuestra juventud, la clave está en «hacerse querer y respetar». Nada más y nada menos. Gracias por estar ahí. Un fuerte abrazo. Bernardo
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Gracias amigo y mi abrazo de amistad.
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Junto a todo lo que mencionas, quien recibe la responsabilidad del Mando no debe olvidar la regla fundamental de que «Quien no manda para servir no sirve para mandar».
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Mi General : Solo un “soldado “, puede decir lo que acabo de leer. Ha sido una lección y un privilegio, lo recordaré. Recapacitaré para masticarlo bien.
Ser el director de este Blog, requiere saber mandar, y es un orgullo, estar en él. 🇪🇸🇪🇸🇪🇸
¡¡¡ TODO POR LA PATRIA!!!
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A las órdenes de V. E., mi General.
Sí, a veces mandar puede resultar duro, sobre todo si el cumplimiento de la orden conlleva riesgo para la vida del que tiene que cumplirla.
Y por otra parte, si una orden no bien emitida con claridad nos crea confusión o bloqueo, pero una vez recibida ya no hay forma de consultar aclaración, puede ser difícil de cumplir, aunque haya que hacerlo por disciplina.
De todo se ha visto un poco en esta vida. Y alguna vez ha habido que, con todo respeto, por supuesto, recurrir al sentido de la lealtad y hacer ver al superior un posible error por falta de información completa. Y el superior lo ha agradecido.
¡¡¡Viva España!!!
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Mi General
Magnifica leccion tu reflexion de hoy.
Para meditar, asumir y practicar incluso en todos los órdenes de la vida.
Me viene a la memoria un proverbio militar que leí allá por los años cincuenta siendo preadolescente en la revista Guión (revista de los mandos subalternos del Ejército)(asi se titulaba):
«Si tiras de un vehiculo atascado con la fuerza de un hombre, cada uno de tus subordinados lo hará con la fuerza de un caballo».
Mi General, recibe mi saludo.
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Un fuerte abrazo
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