Un año más la noticia cultural (?) de España, obviando sus grandes y auténticos problemas, ha ocupado lugar prioritario en portadas y titulares del domingo siguiente.
Este comentario tiene la particularidad de que se adelanta al evento, por la sencilla razón de que después de los treinta anteriores no hay mucha esperanza que sea diferente ni en su forma de adaptación hollywoodiense, con su alfombra, amplios escotes en las actrices y el smoking mal encajado en cada actor por falta de costumbre. Todos mirándose de reojo aunque parezca que están encantados de haberse conocido y aplaudiéndose mutuamente con besos y abrazos, más el balbuceo de los premiados para agradecer la cabeza de Don Francisco recibida, tanto por la emoción como por la dificultad de improvisación acostumbrados al guión.
Hasta aquí nada que objetar y si respetar el hecho de que un gremio homenajee a sus miembros más destacados. Desde estas lineas, felicidades a los ganadores.
Lo que ya no es de tirar cohetes, es el fondo de la Fiesta. No es de recibo que los cineastas, en su mayoría subvencionados, como subvencionada es la ceremonia, aprovechen la ocasión para lanzarnos gratuitamente a la cara toda su ideología, aunque no todos coincidamos con ella a pesar de que obligados todos la pagamos.
Hablando de las cuentas, parece que 2016 ha sido una buena añada y se han recaudado, más o menos, cien millones de euros en taquilla, pero no he visto cuanto les adelantamos los contribuyentes, ni cuanto de los beneficios ha regresado a las arcas públicas, de donde salieron, para ayudar a otros gremios tal vez más necesitados. Tampoco se ha dicho muy claro cuantas películas han tenido solo cien o doscientos espectadores en sala, pero sí se comenta que los más afortunados de la profesión ni guardan ni invierten sus beneficios en donde se los facilitan.
Habrá quien opine que la cultura hay que promocionarla, de acuerdo, pero si se toma por cultura falsear la Historia como lo han hecho en “Los últimos de Filipinas”, mejor hablamos de otra cosa.
En fin no sé que argumento tendrá este año el telón de fondo de la gala. Otros han sido arremeter con el Gobierno de turno, si no era de su cuerda, o contra lo que no forme parte de la casposa izquierda a la que presumen representar, a la vez que hacen proselitismo, aprovechando su mediática Barahúnda Cinematográfica.
Lo que sí es cierto es que les ha crecido el pelo y de la ceja han pasado a la cola de caballo. Cuestión de tónico capilar, o no.
Felicidades de nuevo a los que se lleven a casa la cabeza del español que mejor plasmó los horrores de la guerra. Mirenlo de vez en cuando y reflexione.
Emilio Pérez Alamán Teniente General (R.)
Blog generaldavila.com
6 febrero 2017



