Sí, el panorama que se divisa desde la atalaya en la que el viejo soldado tiene establecido su puesto de observación, es lo más parecido a un campo de minas.
Porque un campo de minas, aun cuando esté parcialmente en desuso por parte de un buen número de países, no es más que un obstáculo a la movilidad, es decir, hacia el avance y hacia el progreso. En realidad, no es ni de largo un obstáculo impenetrable, pero para que sea eficaz tiene que conjugar el riesgo cierto de sufrir algún daño si se decide atravesarlo sin más; y además, precisa estar batido por el fuego, es decir, controlado.
Pues con esas premisas, mirando hacia atrás sin ira en un radio de acción no superior a una semana, ya me dirán Vds. si a los objetivos de este blog, que no son otros que la unidad de la patria, el fortalecimiento de sus Fuerzas Armadas, conjugando sus valores con los de la sociedad; el panorama que se divisa no es sino un auténtico campo de minas.
Pues sí. Comenzamos por contemplar el frente exterior. Un tribunal de alemán de esos de primera instancia e instrucción, se permite tumbar la jurisprudencia de todo un Tribunal Supremo de uno de los Estados miembros, sin que desde nuestros propios cuarteles generales, se decida nadie a acudir en socorro de nuestra maltrecha justicia, al amparo del –“Acatamos la decisión judicial. Cualquier decisión judicial”-. En el frente institucional, se contemplan desde la contrapendiente los continuos ataques, desplantes a la Familia Real, mientras no dejan de hacerse guiños y carantoñas con los más radicales independentistas, con tal de que no prendan la mecha de un nuevo referéndum por más ilegal que vuelva a ser. En el de la educación, se alejan cada vez más por el flanco, apartándose de la centralidad de un auténtico pacto de Estado, para subastarla al más radical postor. En el frente de Defensa titubeos, balbuceos, dimes y diretes que nunca llegan a cristalizar y en consecuencia, no llegan a reflejar la imagen de socio creíble y fiable. Y en el frente económico, encima hay euforia, porque al renunciar a meter en cintura el objetivo de déficit, se miran el ombligo felices de pensar que “tenemos más para gastar”. Mientras tanto,el flanco derecho no termina de concretar una propuesta clara y sólida que aporte indicio alguno de por dónde fijar el frente de ruptura que garantice el cruce del campo de minas con las mejores garantías de éxito.
En vez de emplear los levantaminas y bengalas explosivas de que disponemos en abrir pasillos hacia adelante, nos invitan a mirar hacia atrás, hacia un pasado que, porque nos afecta tanto como nos duele a todos, a todos sin excepción, quisiéramos superar de una vez por todas.
Lo dicho. ¡UN CAMPO DE MINAS!
Adolfo Coloma GB (R)del ET
Blog: generaldavila.com
15 julio 2018