LA ALEGRÍA DE NUESTRA PRINCESA DE ASTURIAS. General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

Nuestra Princesa, nuestro futuro

Muchas imágenes acompañan a las preocupantes noticias sobre España y su futuro inmediato. Informarse es desolador.

El tema elegido es indiferente. Más de lo mismo.

Quedémonos con la imagen de la esperanza.

Permítanme que hoy exprese mi alegría y gozo al ver a la Princesa de Asturias, la ya alférez del Ejército de Tierra, incorporarse a la Escuela Naval de Marín para completar su formación militar en la Armada.

Me emociona la imagen.

Les voy a ser muy sincero: me emociona la imagen de nuestra jovencísima Princesa, nuestra futura Reina. Esa cara, ese gesto, ese estilo no puede engañar y sé por quienes están cerca como destaca su espíritu de sacrificio y algo muy apreciado en la vida militar: el compañerismo. Me emociona.

Contagia su sonrisa que mucho va a necesitar para afrontar un futuro reinado  lleno de contratiempos y de reveses. Su paso por las Academias Militares va a ser un duro, pero dulce caminar, algo que jamás olvidará, que hará que sea más humana, servicial, disciplinada y valiente. Toda su vida recordará estos momentos vividos en camaradería, con el tiempo justo para el trabajo, la  disciplina, los agobios, la uniformidad, las formaciones, las prisas, los ejercicios, los sudores, las conversaciones que salen del alma, confidencias, compañerismo, ¡tantas cosas!

Inolvidable vida la de una Academia Militar. ¡El compañerismo! ¡Cuánto lo echará de menos en el futuro nuestra Princesa! El mando es soledad y ser Reina es un ejercicio de amor y soledad eterno, hasta el último día.

Confiar en tu generosidad y virtudes, en la entrega y el sacrificio, en estudiar y trabajar, en la honradez y el sacrificio.

En la capilla de la Escuela hay una placa que dice: «El que no sepa rezar que vaya por esos mares, vera que pronto lo aprende, sin enseñárselo nadie«.

Al ver a nuestra Princesa se me alegra el alma y recuerdo aquel bello poema de Rudyard Kipling titulado Una canción en la tormenta:

Sabed que los océanos eternos

están de nuestra parte, aunque esta noche

la marea y los vientos hayan dado

en jugar con nosotros.

Pues son los elementos, no la guerra,

los que nos amenazan, bienvenida

sea la descortesía del destino;

por ella se verá que en estos tiempos

de aflicción y de lucha vale más

la partida que aquellos que la juegan;

que el barco es más valioso que la tripulación.

Entre la niebla y las tinieblas vemos

el débil resplandor de las olas que pasan;

es como si estas aguas inconscientes tuvieran

un alma; o como si se hubieran conjurado

contra nuestra bandera, buscando sepultarla.

Bienvenida , por tanto,

sea la descortesía del destino;

por ella se verá que en estos tiempos

de aflicción vale más

la partida que aquellos que la juegan,

y el barco, más que la tripulación.

Kipling

¡Va por Vuestra Alteza! ¡Por España!

Gracias y a Vuestras órdenes.

General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

Blog: generaldavila.com

30 agosto 2024

EL PAPA FRANCISCO Rafael Dávila Álvarez

Hace unos días escribía sobre Su Santidad. Lo hacía con cariño, de verdad, y respeto por lo que representa y también porque creo que actúa —no se entiende que no sea así— con buena voluntad. En cualquier caso, y por ello, por esa buena y santa voluntad sabrá perdonar las críticas y explicarnos su punto de vista.

Ahora, de nuevo, llega una soberana y papal crítica hacia Su figura, más bien a lo que Su figura ha dicho, que ha dicho todo contra la labor, grandiosa, por él desconocida, a lo que se ve y hace notar, de España en México y allende los mares, allende las montañas, que casi conquistan el cielo, el azul y minúsculo, que el otro, el Cielo, que no es poco, lo dieron a conocer, españoles, se llamó fe y esperanza, algo de caridad también, y hasta ahora nadie de la curia pontificia había dudado tal cosa ni se habría atrevido a hacerlo, por ello, por enseñar en esos allendes a rezar, pero mira por donde Mesi se ha ido de España y en Roma no perdonan que no juegue en su liga; vaticana, y entonces aquí, en España, se preguntan, los españoles, que ¿quién es el Papa para meterse donde no le llaman?

España tiene la Cruz más grande del mundo, que quienes no son ni dejan ser quieren volar ¿al Cielo? En España había cruces en nuestros caminares, siempre, a la vista, ya pocas quedan y las que quedan nadie sabe qué significan, ni qué hacen allí plantadas, una cruz a la entrada de las ciudades o villas, pueblitos o caserones, y tenían un nombre que lo dice todo: cruz de término o humilladero. Piedad y perdón, reverencia al Cielo y respeto, bondad y amor al prójimo que allí vivía y te recibía con los brazos abiertos de la Cruz: de término o cruz humilladero. ¿Han visto algo más bello y cristiano? Esa es España. Era. Así íbamos de Cruz en Cruz, con la nuestra a cuestas como nos enseñó el Maestro y nos enseñaban los de la escuela. Era entonces. Ya no es. Cuando se respetaba a los muertos bajo una Cruz sagrada.

Entonces uno se hacía cruces si algo contra esto ocurría, porque todo se respetaba, y entonces ahora, de nuevo, están las cosas, hasta en el vaticano: para hacerse cruces. Claro que eso de hacerse cruces nadie sabe el significado.

No tengo a mano el dato: ¿dónde lo he leído?, pero en algún lugar está escrita la anécdota.

La protagonizó Agustín de Foxá (solo por Madrid de corte a checa, debería ser de exigida lectura, aunque él es mucho más porque forma parte de la gran literatura del siglo XX de España). Cuentan que harto de oír que las decisiones de Franco estaban inspiradas directamente por la paloma del Espíritu Santo, contestó con esa agilidad tan característica en él:

«¡Si eso es cierto, yo me hago del tiro de pichón!».

Entienda Santidad la irónica broma.

Santo Padre, rece por los que le criticamos, nosotros lo haremos por Vuestra Santidad. Este artículo, aunque no lo parezca es una oración que con un Padre Nuestro rezo por Vos, Santidad; lo hago en Vuestro mismo idioma, ese que Foxá decía:

«He recorrido en avión toda la lengua española y puedo asegurar que en nuestra Gramática no se pone el sol».

Creo que estamos entre la cruz y el agua bendita.

Santidad, por si no se lo han dicho, en la Escuela Naval de Marín, donde se forjan los marinos de la Armada española, los que navegan por las aguas del mundo con la bandera más bonita que los océanos han visto, que el mar ante ella se enarbola, hay un letrero, a la entrada de su Capilla, esa donde el marino reza, y bendice el rosario que siempre lleva en el bolsillo, que dice:

«El que no sepa rezar que vaya por esos mares, vera que pronto lo aprende, sin enseñárselo nadie».

30 septiembre 2021

Rafael Dávila Álvarez

Blog: generaldavila.com

 

NUESTRA SEÑORA DEL CARMEN PATRONA DE LA ARMADA ESPAÑOLA. TOQUE DE RETRETA 18. General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

Suena el toque de retreta cuando aún se oyen los últimos sones del himno de la Armada española

Soñando victorias, diciendo cantares,
marinos de España crucemos los mares,
delante, la gloria, la leyenda en pos,
debajo las voces de nuestros caídos,
y arriba el mandato de España y de Dios.

De España y de Dios, de España y de Dios.

Hoy hay 12 buques en la mar y 1019 personas navegando o desplegadas fuera de sus bases.

¡Salve!, ¡salve!, Estrella de los mares,

Nuestra felicitación y profunda admiración y cariño a nuestros compañeros de la Armada en el día de su Patrona la Virgen del Carmen. Ellos saben como nadie lo que es navegar por aguas que a ello se resisten. Para un marino español nunca hubo mar, océano o abismo que estuviese prohibido a su navegación o a ella con su fuerza se opusiese. Porque donde España navega:

Hay que morir o triunfar,
que nos enseña la Historia
en Lepanto la Victoria
y la muerte en Trafalgar.

Una historia dura en la que nunca faltó el recuerdo a la Patrona, echarse la mano al bolsillo para agarrar ese rosario marinero que siempre acompaña en las largas travesías y que ya en la Escuela Naval de Marín nada más entrar es lo primero que aprendes:

«El que no sepa rezar que vaya por esos mares, vera que pronto lo aprende, sin enseñárselo nadie» (Placa. Capilla Escuela Naval de Marín)

Nuestra Señora del Carmen cuida de nuestros hombres en la mar.

¡Salve!, ¡salve!, Estrella de los mares…

¡Felicidades compañeros!

General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

Blog: generaldavila.com

16 julio 2018

ESTRELLA DE LOS MARES