La Fundación Indortes toma el nombre del primer caído hispánico conocido que sucumbió luchando contra la invasión cartaginesa de la Península Ibérica, en el año 237 a. J.C. La finalidad de esta Fundación, cuyos antecedentes se remontan al año 1996, es fomentar la memoria, conservación, vigilancia y ornato de los cementerios y tumbas de combatientes españoles o bajo Bandera de España, caídos en lucha, sin distinción de época, lugar, credo o ideología.
Uno de los cometidos de la F. Indortes es localizar e identificar los cementerios y tumbas de los combatientes que lucharon en el Frente del Este durante la Segunda Guerra Mundial, encuadrados en la “División Española de Voluntarios para Luchar contra el Comunismo”, más conocida como División Azul, y con la numeración del ejército alemán División 250.
Estas tumbas tienen la grave peculiaridad de estar en cementerios de campaña de circunstancias, actualmente en las cunetas de las carreteras, caminos y en bosques, con grave peligro de destrucción, como ya ha ocurrido en algunos casos, por el paso del tiempo, la expansión de infraestructuras (carreteras, edificios, conducciones eléctricas o de otra índole) y por la acción de los buscadores de objetos de coleccionismo para su venta. Nadie les puede negar a ellos el derecho sagrado de reposar en un camposanto regular, ni a los cristianos cumplir con la obra de misericordia de “enterrar a los muertos”, y a los incrédulos les podemos recordar los bellos versos de Homero en la Ilíada (XVI, 456, 457), cuando narra la muerte del guerrero Sarpedón, y la orden de Zeus para que retiren su cuerpo del campo de batalla, para evitar que fuera mancillado: Donde sus hermanos y parientes le harán solemnes exequias, con una tumba y una estela: ¡Ese es el privilegio de los que mueren en combate!
La campaña de este año se ha realizado en mayo, cuando ya ha desaparecido la nieve y todavía no ha crecido la hierba, que impiden ver el terreno. Los trabajos de exploración se han centrado en el frente del río Voljov, en el borde de la brecha de la bolsa del Voljov y sobre el campo de batalla de Krasny Bor. Se ha conseguido localizar y exhumar, con el apoyo de la fundación alemana Volksbund, dos cementerios de campaña en Krutik con 15 fosas, otro en Kotowizy con 9 y rescatar los restos de dos españoles abandonados en una de las trincheras de Krasny Bor.
Los restos de nuestros compatriotas pasarán a reposar al camposanto germano español, que existe en Pankovka (Novgorod, Rusia), y en algunos casos en que los reclamen los familiares serán repatriados para que descansen entre los suyos. Aún en el supuesto caso que todos los restos de los caídos de la “División Azul” regresaran a casa, la mayor parte de su masa biológica se ha fusionado íntimamente, y para siempre, con la tierra de la gran madre Rusia. Han sido semillas que han permitido que el comunismo, contra el que lucharon, sea derrotado y que la religión cristiana, ortodoxa y católica, vuelva a fructificar en Rusia. Sus vitalidades entonces marchitas brotan, desde entonces, en todas las primaveras cuando se abren las flores de las estepas y bosques rusos.
Como colofón se rindió un sencillo homenaje ante el monolito que preside el sector español del cementerio de Pankovka, consistente en una oración dirigida por un sacerdote católico ruso, una ofrenda de una corona de laurel y recitar la tradicional canción de “la muerte no es el final”. La sorpresa fue que se presentaron dos de los trabajadores rusos que habían participado en los trabajos de exhumación, cada uno con un ramo de flores, para participar también en el homenaje y hacer la correspondiente ofrenda floral. Todo un ejemplo de reconciliación y de almas nobles, donde no tienen cabida el odio y el rencor.
Salvador Fontenla Ballesta. General de Brigada de Infantería (R).
Blog: generaldavila.com
5 junio 2017