Desde hace pocos años surgen referencias a los «irritantes» de Gibraltar, acciones británicas o de la población actual del Peñón (con el consentimiento del gobierno británico) que nos «causan enfado o ira» a los españoles.
Entre los «irritantes» más conocidos están los relacionados con las aguas que rodean a esta colonia militar, que son españolas pues España sólo reconoce al Reino Unido (RU) los espacios cedidos en Utrecht. Así tenemos: la ocupación de dichos espacios, el fondeo de bloques de hormigón hecho con la intención de afirmar la supuesta soberanía británica sobre el istmo, el hostigamiento a los patrulleros de la Armada o Guardia Civil y a nuestros pesqueros y barcos científicos así como la frecuente inhibición en la represión del tráfico por mar de ilícitos.
Mención expresa merece la ocupación ilegal del istmo y la construcción del aeródromo de la RAF.
En el ámbito económico tenemos el «irritante» del contrabando de tabaco que para más inri, cuando el tabaco no procede del este de Europa y llega al Peñón atravesando la Península, está fabricado en España por una empresa española propiedad de una multinacional británica. Cruza la verja hacia el sur pagando las tasas correspondientes al gobierno de Gibraltar y poco después vuelve hacia el norte como contrabando en masa por la mar o por los boquetes de la verja o bien, «gota a gota» con el «cartoneo» peatonal o en vehículos, al margen del que compran los turistas.
Por otro lado, la fiscalidad de Gibraltar sirve para que los empresarios y propietarios de bienes en España –sean españoles o no- no paguen impuestos registrando sus propiedades a nombre de empresas en la colonia.
La mano de obra barata que proporciona la Comarca es vital para Gibraltar; sus condiciones de trabajo son más que discutibles; además Gibraltar ha convertido en rehenes a los trabajadores españoles.
Estos «irritantes» relacionados con la economía y la fiscalidad contribuyen, en último término, a financiar la base militar.
Respecto al medio ambiente, las frecuentes reparaciones de submarinos nucleares no pueden dejarnos indiferentes, igual que la carga y descarga de misiles, torpedos y municiones. Además, cualquier visitante puede ver en punta Europa las aguas fecales que la ciudad vierte directamente al Estrecho. Los trasiegos de combustible de barcos mercantes en las aguas de la bahía de Algeciras también merecen consideración. Los rellenos en espacios marítimos que no son suyos, lo mismo; pueden apreciarse sus consecuencias sobre el perfil de la costa y las playas de La Línea y San Roque.
Otros «irritantes» son los que soportamos cuando los políticos locales de la colonia, con su incontinencia verbal, arremeten contra España o nuestras autoridades y se inmiscuyen en la política española; sus intentos de adoctrinamiento político de niños y jóvenes en colegios e institutos andaluces; la forma en que el dinero de Gibraltar contamina a los medios de comunicación social de la Comarca y a profesores, empresarios, políticos y sindicatos españoles; la asunción por parte de Gibraltar de competencias que no le corresponden en el ámbito internacional; los intentos de imponer a España las previsiones de un documento interno del RU como es el real decreto que denominan constitución de Gibraltar; el afán de las autoridades locales por ponerse al nivel poco menos que de un gobierno de cualquier Estado, etc.
Los Acuerdos, Memorandos de Entendimiento y Tratado Fiscal derivados del brexit incluyen medidas paliativas para corregir alguno de los «irritantes» que he señalado aunque, hoy por hoy, nadie sabe si por fin saldrá adelante, si, no o todo lo contrario, dada la claridad de ideas que impera en el Parlamento británico.
Es bueno que estos nuevos compromisos sirvan para limpiar esta hojarasca pues los «irritantes» son como las ramas que no dejan ver el bosque.
Manteniéndolos en juego, el RU consigue que nuestras autoridades tengan que atender esas cuestiones secundarias en vez de concentrarse en lo esencial. Además, los británicos no se comprometen, eluden sus responsabilidades y dejan que los llanitos se enzarcen con los españoles. Mientras tanto, observan el espectáculo tranquilamente desde el tendido, incluso con cierta condescendencia y de paso, consiguen que los llanitos arañen en la práctica y se les acepten responsabilidades que no les corresponden.
Pero aquí sólo hay dos partes: España y el RU. Los llanitos son la población importada por el RU para cubrir las necesidades de la base naval; los gibraltareños residen en San Roque desde 1704.
En realidad, el perjuicio que cause a España el contrabando de tabaco, la fiscalidad, los rellenos etc., a los británicos les tiene sin cuidado mientras no afecte a la operatividad y coste de la base. Centros financieros tienen varios repartidos por el planeta y de mucha mayor entidad que el del Peñón pero estrecho de Gibraltar sólo hay uno y ahí están ellos con los americanos.
Límpiese la hojarasca pero recordando que, en realidad, «Irritante» sólo hay uno: la negativa británica a cumplir las resoluciones de la Asamblea General de Naciones Unidas por las que se invita a los gobiernos de España y RU a negociar la descolonización de Gibraltar. Entre ellas, se destaca la 2.429 (XXIII) de 01.12.1968 en la que la AGNU «pide a la Potencia Administradora que ponga término a la situación colonial de Gibraltar antes del 1º de octubre de 1969». Van a cumplirse 50 años y seguimos con el engaño haciéndonos creer que este es un asunto menor en el conjunto de las, según dicen, excelentes relaciones hispano-británicas.
Creo que mientras no se resuelva este «Irritante», los demás seguirán activos de una u otra forma pues son los que les permiten mantener su nivel económico y asegurar la supervivencia de la base militar.
Nuestras autoridades han manifestado reiteradamente que la reclamación de la soberanía vendrá en su momento. Esperemos que sea pronto.
Ángel Liberal Fernández, Capitán de Navío (R.)
Blog: generaldavila.com
24 mayo 2019