LA NUEVA FUERZA DE DEFENSA DE ISRAEL (FDI). Rafael Dávila Álvarez. General de División (R.)

Herzi Halevi Jefe de Estado Mayor del Ejército de Israel dejará su cargo el próximo 6 de febrero. Ha ganado la guerra. Perdió la del 7 de octubre y la formación, valor e integridad del militar no le permite alzarse con ninguna victoria, sino que, una vez el deber cumplido, asume su responsabilidad y da paso a un nuevo jefe. Repetimos con insistencia que después de una batalla perdida nada hay más triste que una ganada. El general Halevi tendrá un lugar de honor entre sus compañeros por vencer, asumir la derrota del 7 de octubre y tratar a las dos de la misma manera.

Un nuevo general se pondrá al frente de la Fuerza de Defensa de Israel (FDI) para asumir un avanzado concepto sobre cómo hacer la guerra, dentro de una visión más actual y eficaz de la Defensa y Seguridad de Israel. Ha sido mucho el sacrificio y el esfuerzo para dejarlo todo en manos de la incertidumbre o del azar. Nada será igual en la Defensa de Israel y pocos se atreverán a intentar de nuevo atacarla.

El cambio militar no responde únicamente a lo tecnológico ni a la organización de la Fuerza, que también, sino a una nueva mentalidad, un concepto más audaz de la Defensiva para evitar una inasumible espera a ser atacado después de permitir que tu enemigo se haya armado ante tus posiciones.

No necesitan ustedes revisar ningún manual de los que se estudian en las Academias Militares para entender la nueva orientación defensiva de la FDI, simplemente leyendo al cada vez más actual Clausewitz entenderán que «es la idea colectiva, integral, la que posee el criterio de la defensa, es decir, la espera y la reacción». Podemos esperar sigue diciendo Clausewitz «una carga sobre nuestras bayonetas [..] pero para que el que se defiende haga también la guerra, debe asestar golpes, es decir, dedicarse a la ofensiva. Así, la guerra defensiva comprende actos ofensivos».

En la guerra moderna, en el futuro, no será válida una defensa a la espera ya que se han invertido los clásicos conceptos según los cuales para atacar debes ser superior en fuerzas y armas. Ni superioridad aérea ni armamentística ni humana; nada parecido, hoy la ofensiva no pasa por los tamices de la teoría militar de la guerra ni esta respeta las leyes y normas morales que regulan los enfrentamientos. No es suficiente la espera por muy preparada que esté. No es suficiente la reacción después de haberte herido en lo más hondo. Hay que adelantarse a la acción para que si no es evitable del todo, al menos sí la sorpresa y el ataque directo al corazón de la nación. Pasó en el olvidado 11S en los Estados Unidos, se ha repetido en otros lugares, y llegó el 7 de octubre a Israel. La Defensa no es esperar el ataque. Hay que adelantarse.

Desde el punto de vista de Israel la situación se hace mucho más compleja al estar físicamente rodeada de la incertidumbre, de un enemigo gaseoso, sin normas ni leyes, envuelto en la bruma del gentío, en la permanente doctrina del lamento.

Israel, tarde, con mucho dolor, se ha dado cuenta de que en estos años se fue forjando alrededor de su cintura, de su nación, un cinturón armado dispuesto a explotar en el momento apropiado. Vivía Israel bajo un polvorín. Horadados sus cimientos, colocadas las cargas de explosivos sobre su base de sustentación, rodeada de obstáculos y con los objetivos señalados, humanos para más dolor, su Defensa de nada sirvió. Después del ataque terrorista se encontró rodeada por verdaderos ejércitos desplegados en todas sus fronteras, un enemigo que se había armado incluso delante de las narices de las humanitarias tropas de la ONU. Tuvo que replantearse muchas tácticas, movilizar todos sus recursos, moverse internacionalmente por un mundo de incomprensiones, someterse a las críticas más feroces, mientras sus secuestrados y torturados habitantes eran manejados como mercancía para el trueque.

La batalla tiene tres aspectos, uno de orden estratégico que lo es en su concepción y planeamiento, táctico en su ejecución y de índole logística en su preparación y alimentación. Ninguno de los aspectos de esta guerra tiene un antecedente claro que sirva para aplicarlo a ella. Los clásicos factores de la decisión (acto por el cual el jefe manifiesta sus intenciones), la misión y la situación, en nada se parecían en este enfrentamiento a las de un clásico Teatro de Operaciones. Una misión muy mediatizada por las circunstancias de conjunto, una situación de difícil análisis para poder determinar la capacidad y posibilidades del enemigo, incierto, envuelto en brumas, entremezclado, un enemigo inmaterial, escondido en agujeros infernales, un ambiente hostil por todas partes, una geografía imposible para el combate, campos sin enemigo que lucha en las poblaciones, enterrado, refugiado entre mujeres, niños y ancianos con los que se protege como escudos humanos. Unos medios de difícil aplicación en el conjunto de las operaciones. Incertidumbre a cada paso.

Así se ha desarrollado esta experiencia de la que ahora se sacan lecciones aprendidas para afrontar militarmente el futuro.

El aspecto estratégico de la batalla no ha terminado. Se trata de no permitir volver a que les rodeen de nuevo, libertad para todos. Es necesario por ello replantearse la Defensa y Seguridad en ese orden estratégico.

La táctica de las nuevas FDI será práctica y asumiendo las enseñanzas aprendidas en  esta dura guerra. La Logística ha sido una buena prueba, pero ahora habrá que regresar a la normalidad, desmovilizar sin perder seguridad y transmitir tranquilidad a una población muy cansada de vivir con una guerra que cada día entraba por sus puertas y ventanas. Hay que acabar con el miedo de todos. Asegurar la vida y la convivencia.

Nada fácil es la tarea que le espera al pueblo de Israel. La fuerza le acompaña; y no son palabras.

Un nuevo Ejército surge de esta guerra, con más experiencia y con un concepto defensivo que se resume en evitar el golpe antes de que se produzca y para ello no se puede limitar a la Defensiva, sino que esta debe ser más activa, lo que supone sus riesgos porque la prevención puede llevarte más allá de tus fronteras. Hay muchas formas de hacerlo, por eso hay que saber y organizarse.

El cambio militar está en marcha, lento pero imparable. Israel respetará la tregua, firmará acuerdos, creará las condiciones para una paz estable y duradera, pero no volverá a caer en la  inocente defensa pasiva.

De nada servirá este cambio militar, si no está acompañado del político. Israel ha ganado la guerra. Ahora debe ganar la paz. Quizá sea más difícil.

Rafael Dávila Álvarez. General de División (R.)

Blog: generaldavila.com

24 enero 2025

MUNDO EN EVOLUCIÓN: LA GUERRA, BIDEN, SÁNCHEZ Y DE REPENTE TRUMP General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

 

Esto es la guerra. Biden no se acuerda y el Pentágono ve que la ha perdido algo que no le gusta nada a los que pronto harán las maletas del retiro. Hegseth, futuro Secretario de Defensa de los EEUU, tiene la lista en su bolsillo que abarca desde generales hasta las tropas a mandar. La popularidad de la institución militar está por los suelos y hay que demostrar que un Ejército lo es sobre todo por su eficacia y porque cuenta con el apoyo nacional. Afganistán fue una losa bajo la que aún se encuentra. Ucrania y el Cercano Oriente deben acabar y centrarse más en el nuevo proceso al que asistimos. Si Estados Unidos, Rusia y Europa saben hacer bien las cosas se abre la oportunidad a un mundo mejor. Es posible. Lo único que hay que desterrar son las secuelas del comunismo, sí ese que adopta las formas incluso patriarcales de una guerra santa. Irán, Irak, Siria y África subsahariana requieren atención junto al eje actual alrededor de lo que el futuro orbita: el Indo-pacífico.

Todo es digno de acuerdo porque a saber:

Israel ha ganado la guerra, pero ahora hay un problema aún más grave: arreglar la paz que nadie sabe cómo hacerlo. Gaza requiere reconstrucción y no precisamente de silos para alojar misiles ni túneles para un nuevo 7-O.

Líbano debe aceptar que su Ejército se convierta en un seguro de paz y orden y no permitir el despliegue de Hezbolá. Las tropas de UNIFIL deben asumir su tarea con responsabilidad y salir de sus búnkeres a controlar las comunicaciones para que no circulen armas contra Israel. Cisjordania aceptar la situación y las Resoluciones de paz. En esta línea la ONU ha de asumir su tarea de vigilar los acuerdos con tropas que cumplan sus resoluciones y no se limiten a estar sin actuar; lo que requiere una nueva ONU.

¿Quién se va a hacer cargo de la gobernanza de una ruina?

Irán sabe que o acepta una paz en la Región que además abarque Irak y Siria o tarde o temprano estallará una revuelta interna que desestabilizará su actual política radical. No está muy lejos de ello, lo que no resolverá con una nueva violenta represión. Siria puede ser una trampa en la que se implique un país de la Alianza Atlántica. Parece que ese avispero puede reavivarse.

Está claro que la estabilización de la zona requiere volver a los Acuerdos de Abraham que son el futuro del Cercano Oriente, lo quiera o no Irán, y su progreso, también el inicio de algo nuevo y bueno para África, observadora que espera y se está contagiando de manera peligrosa por ese cinturón que la aprieta desde el Mar Rojo al Atlántico.

Europa sigue su historia de desencuentros. El Reino Unido se nos fue y eso es un hándicap que pesa en nuestro sistema defensivo. No hay ni un solo indicio de que Europa camine hacia un sistema de Defensa Europeo, propio, eficaz y seguro. Estamos siendo invadidos y nadie hace nada por poner un poco de cordura y racionalizar el buenismo que nos hundirá en un próximo futuro. Hemos regalado nuestro sistema y territorio que regresará a las cavernas despedazado y hecho jirones. No es Rusia el enemigo, pero no se dan cuenta de que el ataque es mayor y por la retaguardia.

Europa está perdida entre intereses encontrados. Su Parlamento es un balneario para estómagos agradecidos y una auténtica Torre de Babel que no consiente que la despierten antes de las nueve de la mañana. En nada se parece la percepción del mundo de un habitante de Varsovia o de Kiev con uno de Benidorm, por poner un ejemplo. Europa camina hacia la soledad y o se ponen de acuerdo Alemania, Francia, Italia… o esto se acaba si no lo está ya.

La OTAN da imagen de apoyo total a Ucrania, pero supone más de 40.000 millones de euros anuales y hay 9 países, entre ellos España,  que no pagan lo que deben.  Si sigue habiendo OTAN habrá que ver las consecuencias económicas y políticas. Alemania está en elecciones.

Mientras dormimos a orillas del Mediterráneo por el centro y norte ponen en alerta nuclear a la población.

La guerra en Ucrania debe acabar. No sabemos hasta donde aguantará Trump las exigencias de Zelenski que pueden llegar hasta la insolencia y el nuevo mandatario no acepta de buena gana ese estilo. Rusia no puede hacerse con toda Ucrania, tampoco perder la guerra. Esto es una premisa conocida. No ganará del todo, pero tampoco todo lo perderá. Ucrania no ganará todo pero podría perder mucho. La situación requiere de la Gran política junto a la firmeza de desear un futuro sin preponderancias abusivas. El plan de paz de Turquía presentado por Erdogán ha recorrido el G-20, solo le falta el empujón de China. Un armisticio sobre una línea trazada más o menos en el actual frente y, aunque excesivamente larga, pueda ser controlado el alto el fuego por tropas bajo el mandato de Naciones Unidas. A ello habría que sumar la seguridad de que Ucrania no hará intención de entrar en la OTAN al menos durante diez años. Se revisarían los Acuerdos de Minsk y habría unas largas conversaciones junto a la reconstrucción de Ucrania que traerían la paz por ahora.

-De nada sirven las Instituciones que en su día nos dimos. La ONU debe ser revisada ya que es un anacrónico juego entre China, EEUU, Francia, Reino Unido y Rusia. Aparecen con fuerza  las naciones reunidas bajo el acrónimo BRICS+ que llegan con fuerza y dejan bien claro que están para dominar gracias a su poder demográfico y ansias de desarrollo.

América es una incógnita. Lo son Venezuela y Méjico. Brasil aprieta, pero Argentina ha dicho «Aquí estoy». Cuba se desangra. Nadie sabe el paso siguiente de la nueva América cuya influencia cada vez se hace notar más.

-Nadie olvide Taiwán. Pude dar muchos dolores de cabeza mientras China lo penetra todo, cala todos los melones, sabe de todo y en todos los lugares se posiciona. Sin remedio y con lentitud arrolladora.

España no se sabe muy bien a qué mundo pertenece. A Venezuela, Méjico, Irán, Palestina, o es un Estado fallido. Hemos olvidado nuestra lengua que abarcó al mundo. Nuestra religión y bondad. Ahora somos cualquier cosa. Nos acercamos a lo anglosajón después de renunciar a nuestro pasado. Quizá España sea el mayor problema de Europa o sea Europa el mayor de España.

Nuestro Gobierno ha insultado a Trump, a Israel, no sabemos si es otanista o sanchista. Nadie sabe muy bien qué es lo que va a pasar a partir del 2025, pero si a España hasta ahora no le ha ido bien internacionalmente le va a ir mucho peor. Incluso aunque cambiemos hay algo militarmente muy difícil de recuperar: la confianza. Estamos señalados desde el año 2004 y no hay razones que avalen un cambio hacia la necesaria cooperación.

Para los Estados Unidos hemos pasado desapercibidos, con Trump puede ser que sea aún peor y se dé cuenta de que existimos.

El mundo ha cambiado y Trump, si logra llegar al día D, debe aceptar el reto del proceso irreversible. Hay que aceptar un nuevo mundo. Todo esto se producirá en un largo periodo. Trump tiene cuatro años por delante. Son pocos, pero después de su mandato todo será muy distinto a lo actual. Si sigue existiendo este planeta llamado Tierra.

Deducimos por evidente y observable desde cualquier punto geográfico físico y cognitivo que Europa no va a  ser destruida por  Rusia. Ella misma se está envenenando. Morirá en unas décadas con algo que sin duda procede del Sur y del Este. Con su propio veneno que mata lentamente mientras sonríes o suena la orquesta.

A Troya se la sigue buscando.

General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

Blog: generaldavila.com

2 diciembre 2024