GUERRA EN LA OTAN ¿EN IRÁN? General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

 

«He sido condenado no por falta de palabras, sino de atrevimiento y de desvergüenza; por negarme a deciros lo que tanto os gusta escuchar; por no lamentarme, llorar o hacer y decir muchas cosas indignas de mí, como antes señalaba y que soléis oír a otros» (En Apología de Sócrates de Platón).

Este Gobierno de España es incompresible, va más allá de lo racional, pero hay que reconocerle que está escribiendo uno de los mejores tratados del mundo sobre el arte de la mentira. La fórmula que les permite todo tipo de tropelías es matemática y ante eso ni Platón tendría argumentos. Sócrates murió, fue asesinado, por un problema matemático, es decir de mayorías.

Es la elemental suma de unos contra otros. El que obtenga mayoría se impone sobre los otros de manera legal, aunque vengadora.

No hay mayor dictadura que gobernar con inquina hacia los que no han sumado lo suficiente. Pasas de gobernador a dictador. Las dictaduras solo son unos contra otros.

Don Ramón de Campoamor quiso echar aceite a la fricción «En este mundo traidor, / nada es verdad ni mentira, / todo es según el color / del cristal con que se mira».

Pero chirriaba de igual manera.

En su misma definición estaba el error. El cristal. Cuando este se cae, cuando miras sin filtros aparece todo más nítido.

Este Gobierno los reparte para mantener su color, en exclusividad, la vida en monocolor socialista. No tienen un programa político sino una prédica que hay que cumplir a rajatabla. Aunque no es un problema de colores, lo es de rencores y odios heredados. Todo lo penetran hasta lograr  la podredumbre.

Eso ocurre en el ámbito militar al que han horadado como gusanos en la tierra. Lo militar es un interrogante  en sus aspectos más profundos: los valores. Para evitar confusiones inventaron un lema innecesario: «La fuerza de los valores«. Está muy bien, pero esa insistencia es una buena prueba de su ausencia. Acudes a la teoría cuando la práctica no se sostiene.

Hay un runrún que nadie se atreve a firmar. Una caza de brujas en los altos escalones hace que se miren los unos a los otros. El ascenso y la fajinitis (de faja)es mayor que nunca. Se ha perdido la confianza, ¿el compañerismo? Los ascensos y destinos se miden por quereres e inmorales disciplinas. Nadie debe levantar la voz, pero es un deber conocer la virtud y evitar complicidades.

Es muy peligroso ese concepto de la milicia más próximo a la tecnología, ese interés desmedido por diferenciar las «Armas» con la «industria de las armas», el «Todo por la Patria» confundido con el todo por la pasta. Ya no sabemos cual es la Patria, confundida en interpretaciones malintencionadas de la Constitución, con dudas en la misión, o misiones.

¿Alguien puede comprender que un Gobierno socialista, comunista y con socios herederos de la mentalidad etarra puede dar el mayor impulso armado a España? ¿Cómo es posible que olviden el «progresismo» por el «progresismo armado»? Aquí hay gato encerrado. Debieron aprender de Azaña y harán lo contrario. Dominaron lo mediático, pasaron al dominio de la tecnología y tiempo les ha faltado para hacerse con la principal industria armamentística de España. Armas y armados quedan dominados. Con eso, armas, tecnología, medios y la interpretación constitucional han logrado el dominio sobre todo. Todo es también la corrupción. Eso da lo mismo; la caja es de todos y para todos. ¿Con IVA o sin IVA?

Se inventan y aprueban un Plan Industrial y Tecnológico para la Seguridad y la Defensa al que dotan con más de diez mil millones de euros para alcanzar ese 2% del PIB en defensa y dejar a la OTAN tranquila. ¿Han visto ustedes algo parecido en un Gobierno socialista, comunista y mediopensionista? ¿Tendrían algo que ver los comisionados encausados?

Para hacer la lista preguntan a los diligentes soldados que conforman una incumplible y teórica lista de planes de armas, sin saltarse la más que disciplina que les obliga.

Todos se frotan las manos. Hay de todo y para todos. Nadie entiende nada.

Armas y corrupción, y se mantienen más fuertes que nunca.

¿Qué hay detrás de esta Europa armada y dividida, pero que acude con rapidez y diligencia a la imposición de Trump? Podría ser que en la próxima Cumbre de la OTAN de La Haya se pronuncie el mandatario americano de manera rotunda. Se lo adelanto: Estados Unidos deja de financiar a la OTAN. En estos momentos solo Polonia se acerca al 5% con un 4,7 de su PIB. El resto está lejos. Estados Unidos aporta casi dos terceras partes del presupuesto de la organización, por lo que las cosas se ponen feas para Europa y su alianza militar. La factura será la principal discusión en la próxima Cumbre atlántica. El tema es de máxima gravedad porque puede acabar con una seria división en el seno de la OTAN y más cuando son los países del Este los amenazados y más exigentes con el presupuesto de Defensa.

En la Alianza no hay suma ni ganadores o vencedores. Es exigente y o pagas o te van a señalar la puerta de salida. ¿Quién va a pagar esas dos terceras partes que paga Estados Unidos?

Trump trae el mensaje claro y contundente: o pagáis vuestra Defensa o me voy. Europa lo sabe y se prepara. Reino Unido no está en la UE, pero encabezará el pago, Alemania quiere el poder, Francia está ya derrotada e invadida y España no pagará, sino que dará la espantada y engañará. Podría ser que no llegue ni a la Cumbre o después de ella se vaya de veraneo. Para no volver con este Gobierno.

España no es un socio fiable y ahora menos que nunca. Nuestros militares lo saben y no sé en qué piensan. La fuerza de los valores. Y acabaron con Sócrates por decir la verdad. ¡Que corrompía! Aquí la corrupción es otra cosa.

Por lo pronto lo inaudito ocurre: las base españolas usadas por la aviación estadounidense de repente se llenan con sus aviones de guerra. Morón. ¿Dónde irán?

Es la guerra en la OTAN o en Irán.

General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

Blog: generaldavila.com 

18 junio 2025

 

MESSI LLORA, LLORA Y LLORA… POR DINERO Rafael Dávila Álvarez. General de División (R.)

Dejar de escribir es tentador. Quiero decir que a todo se acostumbra el cuerpo (y el alma); tentado estaba de hacerlo. Si no lo hago es porque sé que hay unos cuantos que me señalan y se indignan porque este humilde general retirado diga lo que le venga en gana. Eso me motiva; que para silenciarme ya me valgo solo, cuándo, y dónde me dé la gana. Con mis seguidores me basta y con sus comentarios, fe de que España no está sola. Este blog no está en la Liga de Campeones, pero doy también fe de no estar solos.

Hablando de fútbol y en pleno verano no sé si las lágrimas de Messi les habrán servido de refresco. Son una mueca heladora.

Saben el chiste. Se lo recordaré ya que ahora no hay mili. El coronel de un Regimiento pide que lleven a su presencia al soldado más valiente para una misión secreta y de mucho riesgo. Debe ejecutarla el soldado más valiente del mundo. Los que van llegando no superan la prueba que el coronel les ha puesto para sopesar su valentía:

-¡Soldado tíreme de la barba! ¡Es una orden!

Ninguno se atreve.

Al final llega un soldado bajito, con aspecto de poca fiereza, como si nadie fuese. Ante la orden de su coronel y dada su pequeña estatura, prácticamente se cuelga de la barba y al coronel el dolor le provoca que una lágrima corra por su mejilla. No se achantó el valiente y casi de puntillas sobre el rostro de su jefe se atrevió a espetarle:

-¡Y no me llores, no me llores!

Esto del fútbol es como lo vulgar, que es lo cotidiano. Un espectáculo que por encima de todo es un negocio; nada más.

Hubo una época en la que me gustaba el balompié. Ahora menos, aunque siempre me atrevo a entrar en las tácticas de los entrenadores que recuerdan a las batallas y sus maniobras de enfrentamiento. Un entrenador es como un buen general, es decir un buen capitán, un mando en definitiva que sepa aprovechar los recursos. En el fútbol, como en casi todo, el recurso es el dinero. En la guerra depende. No es cierto lo de Napoleón: dinero, dinero, dinero. Quizá el Emperador se adelantó a sus tiempos; ahora puede ser que eso del dinero sea para todo, hasta para predicar. Menos para la guerra donde a base de dinero se pierde la vida, unos por dinero, otros por algo que ya hasta tiene precio: el honor. A Napoleón, de la misma manera que le hicieron ganar batallas, le derrotaron pobres soldados que ni para eso tenían, ni para ser del oficio peor pagado y valorado del mundo: soldado. El honor es lo que tiene. Antes el dinero era eso, dinero; ahora es hasta un honor depositado. La cuenta corriente respalda todo.

A un pelotón de soldados le une todo menos la paga. A un pelotón de futbolistas lo que más les separa es la ficha y unirles no hay nada que lo haga. Cobran y es lo que más separa al darse cuenta de que hay alguien que pone precio a su vida.

¡Oiga a mi no me compra nadie! Claro que enseguida otro diría: yo soy soldado gratis. En España los hubo durante muchos años (soldados). Ya nadie se acuerda. Entonces esto era España y por ella nos la jugábamos gratis. Ahora puede que también, pero cada vez hay menos pelotones. Masa sí, toda la que quieran, a la que se unta o se pastorea con una vara que se nombra de muchas maneras. Todas se resumen en dinero.

Un buen pelotón no hay dinero que lo pague.

Nada ni nadie es algo más que un Club; son lo mismo: dinero, dinero, dinero. Tendrá que ser así.

Hasta ponerse en contra de ello cuesta dinero, con lo que dudo hasta de mí mismo. No sé si recuerdan aquello de Todo por la Patria. ¿Sigue en pie?  Esto no hay quien lo sostenga, por eso está a punto de caerse, por falta de dinero no creo que sea. ¿Qué será del honor y esas cosas llamadas intangibles?

Cuesta marcar goles si los de tu propio equipo no te pasan la pelota. Todo es cuestión de una pelota, o dos: ¡Goool! Si hay dudas entra el VAR que no sé muy bien si lo compone el Poder Judicial, el Ejecutivo o una impalpable mezcla de aquí y de allá.

Llorar es, entre otras cosas, «encarecer lástimas, adversidades o necesidades, especialmente cuando se hace inoportuna o interesadamente».

Este es el caso, inoportuno e innecesario. Dinero; no hay más; ni menos. No hay necesidad de lágrimas que se enjugan con una firma en una servilleta. Lo demás forma parte de este show en el que pretenden que seamos actores de última fila, de los que entran por el vomitorio.

Al cine o al teatro se debe ir llorado de casa. Con mascarilla y sin salirse de la fila. El orden en la cola lo impone el contrato y las lágrimas se reproducen de la misma manera: por contrato.

Llorar por dinero cuando uno se jarta de eurotitis causa pudor e indigna. Claro que a todo se acostumbra el cuerpo; y el alma.

Ahora, como se nos escapa de las manos (entra por los piés), al honor y la honra le han puesto nombre: la fuerza de los valores. ¿Intangibles como ahora les llaman? Con eso no te fichan. Así que al menos no llores.

Valor el del dinero.

¡Ay España!: «No hay en el mundo dinero para comprar los quereres. El cariño verdadero ni se compra ni se vende». ¡Ah, que es una copla!

Hoy les he querido refrescar con uno de sus ejemplos. Deportivo, claro.

¡Goool de Messi! ¡Que valor!

¡Y no me llores, no me llores!

Rafael Dávila Álvarez. General de División (R.)

Blog: generaldavila.com

9 agosto 2021