MESSI LLORA, LLORA Y LLORA… POR DINERO Rafael Dávila Álvarez. General de División (R.)

Dejar de escribir es tentador. Quiero decir que a todo se acostumbra el cuerpo (y el alma); tentado estaba de hacerlo. Si no lo hago es porque sé que hay unos cuantos que me señalan y se indignan porque este humilde general retirado diga lo que le venga en gana. Eso me motiva; que para silenciarme ya me valgo solo, cuándo, y dónde me dé la gana. Con mis seguidores me basta y con sus comentarios, fe de que España no está sola. Este blog no está en la Liga de Campeones, pero doy también fe de no estar solos.

Hablando de fútbol y en pleno verano no sé si las lágrimas de Messi les habrán servido de refresco. Son una mueca heladora.

Saben el chiste. Se lo recordaré ya que ahora no hay mili. El coronel de un Regimiento pide que lleven a su presencia al soldado más valiente para una misión secreta y de mucho riesgo. Debe ejecutarla el soldado más valiente del mundo. Los que van llegando no superan la prueba que el coronel les ha puesto para sopesar su valentía:

-¡Soldado tíreme de la barba! ¡Es una orden!

Ninguno se atreve.

Al final llega un soldado bajito, con aspecto de poca fiereza, como si nadie fuese. Ante la orden de su coronel y dada su pequeña estatura, prácticamente se cuelga de la barba y al coronel el dolor le provoca que una lágrima corra por su mejilla. No se achantó el valiente y casi de puntillas sobre el rostro de su jefe se atrevió a espetarle:

-¡Y no me llores, no me llores!

Esto del fútbol es como lo vulgar, que es lo cotidiano. Un espectáculo que por encima de todo es un negocio; nada más.

Hubo una época en la que me gustaba el balompié. Ahora menos, aunque siempre me atrevo a entrar en las tácticas de los entrenadores que recuerdan a las batallas y sus maniobras de enfrentamiento. Un entrenador es como un buen general, es decir un buen capitán, un mando en definitiva que sepa aprovechar los recursos. En el fútbol, como en casi todo, el recurso es el dinero. En la guerra depende. No es cierto lo de Napoleón: dinero, dinero, dinero. Quizá el Emperador se adelantó a sus tiempos; ahora puede ser que eso del dinero sea para todo, hasta para predicar. Menos para la guerra donde a base de dinero se pierde la vida, unos por dinero, otros por algo que ya hasta tiene precio: el honor. A Napoleón, de la misma manera que le hicieron ganar batallas, le derrotaron pobres soldados que ni para eso tenían, ni para ser del oficio peor pagado y valorado del mundo: soldado. El honor es lo que tiene. Antes el dinero era eso, dinero; ahora es hasta un honor depositado. La cuenta corriente respalda todo.

A un pelotón de soldados le une todo menos la paga. A un pelotón de futbolistas lo que más les separa es la ficha y unirles no hay nada que lo haga. Cobran y es lo que más separa al darse cuenta de que hay alguien que pone precio a su vida.

¡Oiga a mi no me compra nadie! Claro que enseguida otro diría: yo soy soldado gratis. En España los hubo durante muchos años (soldados). Ya nadie se acuerda. Entonces esto era España y por ella nos la jugábamos gratis. Ahora puede que también, pero cada vez hay menos pelotones. Masa sí, toda la que quieran, a la que se unta o se pastorea con una vara que se nombra de muchas maneras. Todas se resumen en dinero.

Un buen pelotón no hay dinero que lo pague.

Nada ni nadie es algo más que un Club; son lo mismo: dinero, dinero, dinero. Tendrá que ser así.

Hasta ponerse en contra de ello cuesta dinero, con lo que dudo hasta de mí mismo. No sé si recuerdan aquello de Todo por la Patria. ¿Sigue en pie?  Esto no hay quien lo sostenga, por eso está a punto de caerse, por falta de dinero no creo que sea. ¿Qué será del honor y esas cosas llamadas intangibles?

Cuesta marcar goles si los de tu propio equipo no te pasan la pelota. Todo es cuestión de una pelota, o dos: ¡Goool! Si hay dudas entra el VAR que no sé muy bien si lo compone el Poder Judicial, el Ejecutivo o una impalpable mezcla de aquí y de allá.

Llorar es, entre otras cosas, «encarecer lástimas, adversidades o necesidades, especialmente cuando se hace inoportuna o interesadamente».

Este es el caso, inoportuno e innecesario. Dinero; no hay más; ni menos. No hay necesidad de lágrimas que se enjugan con una firma en una servilleta. Lo demás forma parte de este show en el que pretenden que seamos actores de última fila, de los que entran por el vomitorio.

Al cine o al teatro se debe ir llorado de casa. Con mascarilla y sin salirse de la fila. El orden en la cola lo impone el contrato y las lágrimas se reproducen de la misma manera: por contrato.

Llorar por dinero cuando uno se jarta de eurotitis causa pudor e indigna. Claro que a todo se acostumbra el cuerpo; y el alma.

Ahora, como se nos escapa de las manos (entra por los piés), al honor y la honra le han puesto nombre: la fuerza de los valores. ¿Intangibles como ahora les llaman? Con eso no te fichan. Así que al menos no llores.

Valor el del dinero.

¡Ay España!: «No hay en el mundo dinero para comprar los quereres. El cariño verdadero ni se compra ni se vende». ¡Ah, que es una copla!

Hoy les he querido refrescar con uno de sus ejemplos. Deportivo, claro.

¡Goool de Messi! ¡Que valor!

¡Y no me llores, no me llores!

Rafael Dávila Álvarez. General de División (R.)

Blog: generaldavila.com

9 agosto 2021

SI SOY MINISTRO DE DEFENSA. Rafael Dávila Álvarez. General de División (R.)

Puede que me nombren ministro de Defensa en una de estas legislaturas, lo veo venir, pero ya anticipo, no sé si hago bien, que diré no; por eso de que las armas las carga el diablo. Ya una vez me quedé a las puertas, de la Moncloa, esperando a que el negocio terminase. El precio no era el ajustado y me devolvieron a casa cuando aún no estaba todo decidido, pero se veía venir lo que ha venido. Enseguida me di cuenta por la forma de mirarme y el augurio de las urracas volando por los plátanos del Palacio. Tu aquí sobras; y me fui antes de que me echasen. Aunque ahora me siento como que me han echado.

Las medallas, como nadie las quiere, las acabo de poner a la venta, y el sable también ya que solo me da sablazos con el IBI y con el IVA. Ya me voy retirando porque nadie se baña dos veces en el mismo río; creo que lo decía Heráclito. Que también decía algo así como que la guerra a unos engrandece y a otros hace esclavos. Engrandece a los humildes y esclaviza a los soberbios, de ideología, y a mí eso de las ideas férreas que esclavizan, junto a las armas, no me parece bien, es un dúo peligroso, así que no pienso vender ni un cartucho.

Si llego a ser ministro, porque a ver, ahora así en frío y sin posibilidades digo que no, pero quien te dice que llegado el momento te enseñen la nómina, te presenten al conductor, al coche, la escolta, el ordenador y el móvil, ves que nada tienes que hacer, sino dar unas órdenes, que ni siquiera tienes que terminar la frase, porque en cuanto vas a hacerlo ya te la han terminado y ejecutado. Además te dicen que una vez nombrado a ver quién te echa que sería un escándalo, y ahí te quedas una buena temporada sin hacer nada; lo que es mejor para el contribuyente; y claro, que uno no es de piedra.

En cualquier caso y puesto a pensar lo primero que yo haría es vender el edificio del ministerio de Defensa, con el piano incluido, Vitruvio también (ahí es nada: arquitecto de Julio César) y Cibeles, que con la diosa Cibeles está Mar y Tierra, a un lado y a otro de la Castellana, y ¡que vaya edificios! Como los vean los okupas, esos dirigidos y conocidos, los okupan con sus ataques que disparan ideologías imparables, y otras cosas con las que han rellenado hasta uniformes. El edificio del Aire, en Moncloa, por donde antaño estuvo la Cárcel Modelo, que fue modelo de dar paseos, también lo vendería.

Me construiría un Pentágono tipo Trump y lo defendería de ideologías con fuegos artificiales y relatos cortos, de esos que impactan como el ¡No pasarán!, que no hay quien a ello se resista.

Una vez construido mandaría a formar al Ministerio para preguntar uno a uno ¿Usted qué hace?, ¿y usted?, así hasta vaciarlo y quedarme solo con un auténtico pelotón de soldados. No hace falta más. Pocos, pero buenos.

Pero estoy pensando que hay una cosa aún más importante para que acepte ser ministro de Defensa. Tengo que saber cuál es mi misión y hacérselo saber al pelotón. Entonces habrá que recurrir a la Ley, porque de otros no me fío que, como dicen los del pelotón, te la meten doblada en cuanto pueden. Leo Ley, y dice que el Ejército de Tierra, la Armada y el Ejército del Aire, tienen como misión garantizar la soberanía e independencia de España, defender su integridad territorial y el ordenamiento constitucional.

Entonces está claro. Tendré que mirar a mi alrededor antes de aceptar, porque si soy ministro de Defensa gracias a que me apoyan unos que dicen que no a la independencia de España, que quieren romper con España y con su forma de Estado, y que eso de la integridad territorial con ellos no va, que ellos no tienen Rey, otros que dicen que los terroristas de la ETA son gente de paz y cosas así, y con infiltrados de los ya conocidos de antaño, minadores del Alcázar llamado España, pues no voy a poder ser ministro de Defensa. Con esos compañeros de Gobierno tendría que comprar y montar un armamento ideológico que yo creo que mi pelotón no aceptaría y además el presupuesto no da para eso.

No me queda otra. Heráclito tenía razón; me bañé en otro río. Yo no puedo ser ministro de Defensa y por ahora me limitaré a escribirlo. Más adelante veré si cargo las armas con ideología y presento batalla.

Las armas las carga el diablo, pero con munición letal: ideología.

Está claro. No puedo ser ministro de Defensa. Mejor mandar el pelotón.

Rafael Dávila Álvarez. General de División (R.)

Blog: generaldavila.com

21 octubre 2020

HONORES MILITARES A FRANCO General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

<<Miré todas las obras que se hacen debajo del sol; y he aquí, todo ello es vanidad y aflicción de espíritu>>.

Las cosas se complican para el Doctor Sánchez y su Real-decreto de exhumación. Yo no las tendría todas conmigo y analizaría cada suceso minuciosamente. Hace unos días El Cristo de Tiziano, colgado en la sacristía del Monasterio del Escorial, se ha desplomado de la pared provocando un desgarro en la tela. Algo tan inusual que nadie da crédito a lo sucedido. Tanto ruido…

Se ha armado la de San Quintín. Con la que está cayendo, yo revisaría bien los anclajes de los cuadros de la Sala Tapies de Moncloa. Aunque Moncloa no es el Monasterio del Escorial, misterioso si es lo que en sus salones se cuece. No hay día que a los miembros del Gobierno no se les caiga algo encima. Una tesis, Hacienda, una alcantarilla o chatarra espacial.

El Cristo de Tiziano

Si la ley se lo permite, que está por ver, el Doctor Sánchez, todavía presidente del Gobierno, mediante Real-decreto, que mal suena lo de Real, mejor decreto sin más, sacará el cadáver de Franco de la cripta del Valle de los Caídos.

En el escrito de alegaciones que  la familia ha presentado contra el Real (?)-decreto hay un apartado final que llama la atención. Dicen que caso de <<que fueran desestimadas las alegaciones […] deberá procederse a la inmediata entrega del féretro conteniendo su cadáver embalsamado a su familia en la propia Basílica para que ésta, previas las honras fúnebres y oficios religiosos correspondientes -a cuyo efecto facilitará el cumplimiento por el Gobierno de lo dispuesto en el Real Decreto 684/2010 de 20 de mayo por el que se aprueba el Reglamento de Honores Militares-, proceda a darles cristiana sepultura en la Cripta de la Catedral de la Almudena de Madrid, donde disponen del correspondiente derecho de inhumación>>. Es decir, solicitan honores militares para Franco.

Los honores militares no son cualquier cosa: <<En representación de la Nación y en nombre de los poderes del Estado, las Fuerzas Armadas rinden honores militares como homenaje y manifestación de respeto a la Bandera de España, al Rey y a determinadas personalidades, autoridades y mandos militares>>.

No está de más que sepamos que tuvieron que pasar 26 años para modificar el antiguo reglamento de honores militares que era de 1984 y las razones no fueron olvido ni dejadez. Se hicieron múltiples borradores y ninguno salía adelante por la postura firme y razonada de los distintos ejércitos que veían en cada modelo de reglamento que se presentaba, un reparto floral de honores que abarcaba toda la gama de políticos de turno, nacionales, autonómicos, municipales y aspirantes a cualquier cosa. Todos querían que los soldados les presentasen armas. No hay nada que guste más a un político español, sea del lado que sea, que subirse a un pódium y que un pelotón de soldados le rinda honores. No había manera de hacerles entender que aquello eran “Honores militares” y no un reglamento municipal de protocolo para las fiestas locales.

La recomendación, ante la falta de acuerdo entre partidos, y el ceño fruncido de los mandos militares, hizo que, por recomendación desde la más alta jerarquía, aquello dormitase hasta que hubiese un proyecto de reglamento que fuese lo que se perseguía: honores militares dentro de un orden. Al final, con la clase política no muy conforme, querían más, se introdujeron variaciones y entre ellas, que nos interesen, honores a los presidentes de Comunidades Autónomas. ¡Cómo no! Echar más leña al fuego.

Es decir, el señor Torra tiene derecho a honores militares. ¿Cuáles son estos?: Arma presentada e himno nacional en versión breve.

Paradojas de la vida y de los Reales-decretos. Así es como se devalúan los honores; los militares también. Visto lo visto dudo que merezca la pena tal parafernalia. Cuando el honor se deprecia mejor es retirar los honores.

En mi opinión no son honores militares los que el cadáver de Franco necesita, sino que le dejen descansar en paz  y reciba la visita y la oración de quien quiera y cuando quiera. Los honores a cada cual, si son merecidos, se los da la historia cuando esta se cuenta como fue y no como alguno quisiera que hubiese sido.

Temen ahora que la cripta de la Catedral de la Almudena se convierta en un peregrinar de miles de personas. Puede ser. Es inevitable. Pero una tumba no es un lugar para curiosos. Todo volverá a su sitio, lentamente, y la historia pasará y pasarán los que ahora la cuentan.

Del Eclesiastés:

<<¿Qué es lo que fue? Lo mismo que será. ¿Qué es lo que ha sido hecho? Lo mismo que se hará; y nada hay nuevo debajo del sol>>.

<<¿Hay algo de que se puede decir: He aquí esto es nuevo? Ya fue en los siglos que nos han precedido>>.

<<No hay memoria de lo que precedió, ni tampoco de lo que sucederá habrá memoria en los que serán después>>.

<<Miré todas las obras que se hacen debajo del sol; y he aquí, todo ello es vanidad y aflicción de espíritu>>.

Cripta Catedral de la Almudena

<<Lo torcido no se puede enderezar, y lo incompleto no puede contarse>>.

La venganza con los muertos es la peor de las vanidades. No me extraña que se caiga la obra de Tiziano y los pilares de la moral. Vanidades, todo es vanidad en el mundo de los incapaces de gobernar y de vencer…, a la vida, sino con la venganza sobre la historia, que siempre se vuelve contra ti.

General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

Blog: generaldavila.com

14 octubre 2018