“Sábete Sancho que un hombre no es más que otro si no hace más que otro”.
Y decimos que Don Alonso Quijano estaba loco. ¿Loco?
El principio de igualdad reconoce que todos tenemos los mismos derechos y obligaciones. ¡Vaya por dios! también obligaciones. En las sociedades avanzadas como la europea ya nadie cuestiona el irrenunciable derecho a unos servicios públicos que como mínimo abarquen la sanidad, la educación, la vivienda y la asistencia social. Derechos que van aumentando a medida del desarrollo de la sociedad.
Y claro que un hombre es más que otro si hace más que otro. Si su esfuerzo y trabajo diario es superior al de otro ¡claro que es más que otro! A mayor trabajo con mayor rendimiento se obtendrá más recompensa, esto es la tan maltratada “meritocracia”. Pero no nos confundamos con este término “ser más” significa que sus recompensas, de cualquier tipo, han de “ser más”. Subsidios y ayudas sociales que eviten la exclusión social, sí, siempre. Servicios públicos, sí siempre. Meritocracia, sí, siempre. ¿Se puede pagar todo ello?, nos dicen que sí y si no, pues nos rascamos el bolsillo, pero no confundamos los términos.
Pero, dicho esto, otra cosa es el igualitarismo que hace tabla rasa sin atender a ninguna circunstancia de “esfuerzo y mérito”. ¿No contribuye más quien tiene una nómina superior?, claro que sí, pues no sería justo aplicar el mismo porcentaje de retención si la remuneración fuera distinta.¿o acaso queremos igualar todas las nóminas? ¡Ay amigos, a algunos se les ve el plumero!
La propiedad privada, el trabajo, el esfuerzo y el estímulo que produce el desarrollo personal son irrenunciables.No vale restringir libertades con la excusa de igualarnos a todos por el mismo rasero, entendiendo que solo se discrimina cuando en el mismo ámbito de actuación se trata a dos personas desigualmente favoreciendo a una en detrimento de la otra.
Todo esto viene a cuento, como reflexión, sobre el nuevo término acuñado como Renta Básica Universal (RBU) o también llamada incondicional, ciudadana, etc. Veamos.
Es una prestación monetaria que el “Estado abona a todos los ciudadanos de un país de manera incondicional y por el mero hecho de serlo”.Es un dinero que le cae al ciudadano, aunque no haga nada, aunque no trabaje. No se exige que la persona justifique que no tiene recursos y“se abona con independencia de la situación laboral”. Los que la defienden argumentan que “supone la fórmula más eficaz para combatir la pobreza, garantizar la dignidad humana y crear sociedades más justas”. Nos lo tienen que explicar mejor. ¿De verdad que es posible? o ¿es solo fruto de un pensamiento utópico? ¡Menuda bicoca!
¿Hasta donde llega la RBU? Habrá que definir lo del ingreso básico. ¿Qué necesidades ha de cubrir?¿Las necesidades vitales o cualquier otra? ¿Sería esta RBU un complemento a los ingresos que se determinen? Algunos defienden esto y parece más razonable. Pero hay más interrogantes.¿Quién decide esas necesidades y cuál es su cuantía? Y lo universal, ¿qué sígnifica?¿para toda la población o solo para aquellos sin ingresos?¿Para los que tenemos papeles? o ¿también a los que no? En este último caso no les anticipo lo que pasaría, ¿se lo imaginan? Nos dicen que para los que no encuentran puesto de trabajo y también para los que decidieron que el trabajo que les ofrecieron les produce alienación.¡Vaya por Dios!
Probablemente se necesiten modelos nuevos laborales y de sociedad. El curso de la historia no para, nuevos modelos productivos van apareciendo, nuevos trabajos desconocidos hasta ahora que dejarán en la cuneta a millones de personas a los que no hay que dejar desampararados para evitar conflictividad. La mano de obra humana es sustituida por máquinas ¿Es la solución la Renta Básica Universal? está por ver.¿Fracasará la Renta Básica Universal? Veamos primero si se instaura.
Y ¿qué hay de lo mío?, se pregunta Juan Soldado. Resulta que hay recursos para la RBU y se pone en cuestión el sistema de pensiones para los que solidariamente contribuyeron, como él, durante más de cuatro décadas.
No hay duda, dice Juan Soldado, me lo tienen que explicar mejor. Y sigue pensando que él sí que es más que otro que hizo menos.
La milicia acata y cumple. Haya paz.
Andrés Manrique. Teniente (R.)
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