GUERRA: VENEZUELA, MÉJICO… CHINA Y ESPAÑA General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

 

Acabarán dándome la razón cuando elevo a consulta académica el que nuestra civilización entra en cruel guerra económica como antesala de un cambio crítico, casi evolutivo, en las relaciones entre pueblos y culturas.

Las razones de la guerra suelen ser económicas: la distribución de la riqueza y el dominio de los mercados. Lo dirigían dioses e hijos de dioses, la Ilíada; reyes y emperadores, Guerra del Peloponeso; Queronea, el Rey de Macedonia o más tarde el Emperador romano. Fue un periodo largo, diría que floreciente en ciencia y humanismo, hasta que la Revolución francesa introdujo lo de la política en todo, también encontró en la guerra su natural desarrollo armando a todos para que de todos fuese la guerra. Se creyó el principio y el fin de todo. Invadió la organización natural y por tanto el mundo de la guerra. Así surgió una nueva ciencia llamada política que no era otra cosa que intervenirlo todo en nombre del pueblo, solo eso: el nombre. El resto, espacio y tiempo donde actuar ya lo conducían los protagonistas de la nueva ciencia. Parecía que el poder era devuelto al pueblo, dueño del dinero y decisión. Fue la mejor obra de teatro subida a un escenario, grandioso, todos asistían a la escenificación. Casi se convierte en real.

Hubo mucha muerte, no por la guerra, sino por la ciencia política que no supo manejar tanto poder. Estalló; pudo ser una tragedia aún mayor, pero sin pudor la guardaron llamándola disuasión.

Lo de la política tenía que terminar y terminó; fue un hecho transitorio, de fatales consecuencias, como tantas otras cosas que trajo aquella falsa «Revolución» que acabó siendo Napoleón. Su final se produjo al ver el peligro, descarado, de poner bajo un mando único política y dinero. Repartir el dinero bajo el poder y en nombre de, empobrecía, así que al no funcionar el trampantojo lo que quiso ser política volvió a ser economía y los reyes y emperadores de antaño dejaron los palacios para reconvertirlos en bancos e industrias de guerra; y volvieron a hacerse con el dinero, pero ahora suprimieron intermediarios inútiles. Lo llamaron economía que era una mezcla necesaria: dinero con armas, o al amparo de las armas. No puede vivir el uno sin el otro; esa es la primera norma de la nueva ciencia: armas y dinero: economía y guerra. Lo llaman riqueza.

Lo de la revolución y el poder popular debería continuar pareciéndolo, pero hubo que virtualizarlo porque en el reparto no hay para todos y las partes del todo es casi nada. Así que se repartieron bienes inmateriales que permitían mantener la mente ocupada con la virtualidad de un engañoso deber. La ideología se impuso como el néctar que atraía a todos sin nada a cambio, funcionaba el grito de guerra. Comunismo. Un entretenimiento feroz y rentable.

Hasta internet de la guerra pasó al rentable negocio de la paz en un paréntesis para recomponerse para la próxima. Lo cual no es ni malo ni bueno, sino la composición del hombre y el juego que mantenemos.

Dinero y armas. El propósito de la guerra es económico, todo se destruye y reconstruye, es evidente que la guerra no es cosa independiente, sino que trata de vencer para que el promotor de ella se convierta en el que parte y reparte, del que fluye la ideología.

Méjico y Venezuela no dejan de  pertenecer a un mundo en guerra, de una ideología que trata de intervenir en el reparto de la cosecha a base de quitarlo todo para devolver un tercio. Forman parte de una guerra perdida, rescoldos importados. Venezuela renuncia a su moral para convertirse en un desierto dependiente del agua importada. La inmoralidad llega a penetrar hasta en miembros de sus Fuerzas Armadas que se exhiben de manera escandalosa insultando a la nación española, algo que jamás hizo un militar: romper un código común entre los ejércitos incluso enemigos: el honor.

Méjico, la gran nación, Nueva España, sufre un ataque desde dentro de la política que quiere ser economía, un engaño al pueblo fruto de la misma guerra que lleva la triste andadura de Venezuela y Cuba, desde la presidencia que pretende hacerse eco de la revolución y volver a los viejos tiempos en los que los hombres estaban solo para hacer la guerra como si con ella tuviesen mejor vida. Hay una guerra meditada y dirigida en el continente americano y en este momento de parto y reparto nada hay mejor que atacar a los orígenes españoles y volar el puente de la cultura y las buenas relaciones con Europa. Son los adelantados en América de una cultura de las armas y el dinero, del sometimiento al mandato del imperio que repartirá mediocridad y pobreza. Comunismo.

Es la lucha de tres factores irreconciliables: demografía, dinero y armas. Lucha por el  dominio de los recursos donde siempre tiene que haber un claro vencedor.

España juega en un lado extraño. Dentro de su Gobierno se alternan los que ponen una cara y la contraria. Se arrodillan ante Europa, ante la América que les interesa y si es necesario engañan a Zelenski y ensalzan un tipo de guerra de conveniencia. Una disparatada política exterior que hace que España sea un socio no fiable, un Gobierno inestable con el que nadie quiere negociar. De ahí su debilidad y convertirse en el pimpampun de todos.

Pero mira por donde: ¿recuerdan lo de los coches chinos, el viaje de Sánchez a China…? ¿Recuerdan que en la Cumbre de la OTAN de Madrid se señaló a Rusia como primera amenaza por su invasión a Ucrania, pero se  lanzaron palabras inquietantes contra China como gran preocupación futura? Pues España es esa y la otra también. La España militar, sus ejércitos, se ha dotado de 4.500 vehículos 4×4 de la marca china Changang, por un valor de 217 millones de euros, en una operación a cuatro años vista. Ningún Ejército occidental haría semejante cosa y menos los Estados Unidos por su posible manipulación remota en caso de conflicto y por tanto son muchas las naciones que están en  vías de prohibir ese tipo de importaciones. España es diferente.

¿Ustedes recuerdan aquello de desmilitarizar a los  militares? Pues tomen nota de lo que dice nuestro ministerio de Defensa: Los vehículos militares adquiridos por el Ejército español a China para sustituir a los que actualmente tiene, solo se emplearán para «tareas tácticas alejadas de las actividades relacionadas con el combate», como misiones de enlace dentro del territorio nacional. ¡217 millones! para pasear mientras nuestros soldados siguen subidos al BMR. ¡Será por dinero! La guerra en casa y compramos vehículos lúdicos.

En esta nueva guerra no se sabe muy bien de qué lado estamos. Jugamos a un difícil equilibrio y, por los mundos de Albares, nos han tomado la medida.

Aquí por lo que se ve sabemos mucho de táctica (montaraz) y nada de estrategia.

El poder se llama armas y dinero: economía. Es necesaria la guerra para la inversión rentable.

General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

Blog: generaldavila.com

1 octubre 2024

 

DONALD TRUMP, LOS EEUU Y MÉJICO General de División Juan Chicharro Ortega

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Donald-Trump

Polémica ha sido la reciente visita que el candidato republicano a la  Presidencia norteamericana, Donald Trump, ha realizado a Méjico. Ya con antelación a la misma fueron muchos los mexicanos que protestaron por la llegada del millonario por considerar que tiene planes inmigratorios ofensivos contra los hispanoamericanos y especialmente contra los mejicanos. Y de hecho hasta el gobierno de Enrique Peña Nieto ha sufrido parte de las consecuencias como lo demuestra la dimisión del Secretario de Hacienda Luis Videgaray señalado como el responsable de haber llevado al candidato republicano al país.

Siempre han sido dificultosas las relaciones entre Méjico y su poderoso vecino del norte y, la postura de Donald Trump, compartida por muchos norteamericanos, no es más que una muestra más de un situación derivada de la historia. En estos momentos, y en los que vendrán en un mediato futuro, si yo fuera norteamericano de la clase dominante en los EEUU, durante dos últimos siglos, o sea WASP (white anglo saxon protestant), clase de la que es paradigma Donald Trump, estaría seriamente preocupado. Y ello debido a que la presencia hispana en los actuales EEUU está cambiando esta nación, les guste o no.

donald-trump-iiiTodo empezó en 1840 con la rebelión de Tejas y la guerra consecuente entre México y los EEUU, guerra perdida por Méjico y donde todos los territorios al norte del río Grande y el desierto de Sonora fueron ocupados por los EEUU. Así, California, Nuevo México, Arizona, Tejas, Nevada, Utah, territorios que otrora formaran parte del Virreinato de la Nueva España, y luego de México, pasaron a formar parte integral de los EEUU; sin embargo gran parte de sus pobladores, pese al cambio de soberanía, se mantuvieron en sus lugares y aún hoy constituyen hasta un 50% de la población de dichos Estados. Un porcentaje de población que se incrementa día a día y que según cálculos estadísticos fiables, pese a todas las vallas y controles migratorios que se pongan, allá por los años 2060/70 constituirá una amplísima mayoría en los Estados citados, o sea, en más de una cuarta parte de los EEUU actuales.

¿Qué quiere decir esto? Pues que al contrario de lo que ha sucedido hasta ahora donde la población hispana se ubica en los estratos medio/bajos de la sociedad, en apenas una generación esa etnia va a dominarlo todo. De arriba a abajo. Lo que fuera parte de México hace 200 años, y que le fue arrebatado por la fuerza, constituirán Estados de los EEUU pero dominados por una población mayoritaria de origen mejicano en todos los ámbitos de la sociedad y ¡ojo¡ en todas las capas sociales.

Y ahora vamos a ligar esta situación con otra realidad creciente: la del propio México actual. México, hoy, con una población de unos 120 millones de habitantes, es la potencia industrial numero quince del mundo. Es la nación más rica de toda Iberoamérica, si bien adolece de problemas estructurales relativos a una desigualdad tremenda en cuanto al reparto de la riqueza y tiene graves quebraderos de cabeza relacionados con el crimen organizado y el narcotráfico. Si Méjico fuera capaz de solucionar estos inconvenientes internos -desde luego nada fáciles, pues la idiosincrasia es terca- y consiguiera una estabilidad social y política adecuada, el desarrollo económico sería espectacular y en un cuarto de siglo nos encontraríamos a Méjico como una de las naciones líderes del mundo. Al tiempo. donald-trump-iv

De todo lo expuesto y de desarrollarse los acontecimientos, tal como parece lo más probable, dentro de 40/50 años veremos que los EEUU tendrán un vecino al sur que ya no será el vecino pobre, sino una potencia mundial y con influencia por todo el suroeste de su territorio; un territorio, por cierto, que le fue robado en su día y que por historia pertenece a Méjico.

Imaginémonos, por un momento, que allá por esos años, Arizona, por ejemplo, tenga una población mayoritariamente mejicana y que al sur linde con un Méjico potente, donde el nivel de vida no difiera en nada del resto de los Estados Unidos, al contrario de lo que sucede hoy. Tal vez suceda, entonces, que el Estado citado, así como los otros, tuvieran la tentación de reintegrarse a su Patria originaria.

¿Ciencia ficción? No crea. No es tan descabellado. Bien podría aventurarse uno a afirmar que podría quedarle poca vigencia a la tremenda frase del presidente mejicano Porfirio Díaz (1830-1915): “¡Pobre México, tan lejos de Dios y tan cerca de Estados Unidos!”. Esas fueron las palabras que pronunció el presidente mexicano y que permanecerán vigentes en la medida que los políticos norteamericanos se mantengan fieles a las ideas del expansionismo anglosajón basadas en la Doctrina Monroe y en las ideas del Destino Manifiesto acuñadas por O’Sullivan. Parece que, en lo concerniente a Méjico, conviene ir olvidando este credo, a tenor de los datos actuales y de la imparable tendencia que marcan. Salvo que, y haciendo una reflexión prospectiva desde la base de la historia de los EEUU, el Méjico futuro no alcanzara la estabilidad anhelada que la situara como potencia mundial por impedírselo alguien. Desde siempre los EEUU han vivido ajenos a las vicisitudes de sus vecinos del sur salvo cuando en ellos se han dado circunstancias que afectaran a los intereses norteamericanos. Baste recordar sus intervenciones en Cuba, Nicaragua, Panamá, Colombia o Chile, por poner sólo algunos ejemplos.

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México pierde la mitad de su territorio

¿Consentirán los EEUU un Estado potente en su vecindad que pueda poner en riesgo su estabilidad? 

Buena pregunta. Tengo la impresión de que Donald Trump no es ajeno a este fenómeno que ve venir imparable y se anticipa desde ya a los acontecimientos.

Yo como español le gritaría a Donald Trump: ¡VIVA MÉJICO!

Juan Chicharro Ortega. General de División de Infantería de Marina (R.)