FODECHINCHOS Y MIERDALEÑOS. ESPAÑOLES SIN FRONTERAS Rafael Dávila Álvarez. General de División (R.)

Rotonda en homenaje al Che Guevara (¿Un fodechincho?) en Oleiros)

No invento la palabra. Paseando por la orilla del mar oí el comentario a un grupo de lugareños:

-Se nota que han llegado los mierdaleños.

Rebosaban las terrazas, los chiringuitos hervían de cervezas, los restaurantes sin reservas, hoteles como en los toros «No hay billetes», lo que siempre se ha llamado <<hacer el agosto>>.  Mierdaleños había.

No me agradó el comentario, por injusto. Sentí tristeza y me vino a la memoria el de Estanislao Figueras: <<Estoy hasta los cojones de todos nosotros>>, que efectivamente era para coger un tren o el coche y no bajarse hasta llegar a Madrid. Incluso me vino a la memoria Antonete Gálvez el terror del Mediterráneo, que bombardeó Alicante, se enfrentó a escuadras extranjeras y quiso invadir el resto de España.

Voy o iba, ya no me acuerdo a Mera y oí u oigo, eso de fodechinchos que me suena aún peor. España está llena de maestros ciruela que sin saber leer ponen escuela. Nunca me había dado cuenta de que yo era de Madrid, mierdaleño, hasta que se empeñaron en insistir en las diferencias. La diferencia estaba en la «singularidad» cuando creía que lo revolucionario era la pluralidad de ideas y de cosas terminadas en s como españoles, mejor que mierdaleño o el singular origen. De repente dejamos de ser españoles y aparecimos con inventados gentilicios, muchas veces incomprensibles y difíciles de situar.

Ahora soy también, a mi edad, fodechincho.

Lo de fodenchinchos ha sido en un bar de Mera, escuela de un maestro ciruela, que pertenece al ayuntamiento de Oleiros, un municipio de La Coruña donde reside gente adinerada, dicen que el que tiene más ricos por metro cuadrado en España. Alguno muy rico presume de no haber leído un solo libro en su vida. Por eso es rico sin saber más allá. Oleiros es un precioso lugar donde los vecinos (nadie es de allí pero todo Coruña vive allí, incluso está lleno de fodechinchos) hablan muy bien de su alcalde al que llevan votando varias legislaturas sin fijarse mucho en la ideología que vende. Hablando con los que allí viven descubrí las razones del éxito. Servicios impecables, colegios, limpieza, atención sanitaria, playas… y ¡por fin!, lo mejor y quizá la secreta razón de su éxito: una gran rotonda (el alcalde que no hace rotondas coronadas por un bodrio no es nadie) con una gigantesca imagen del Che Guevara inaugurada, no sin polémica, por su hijo. Los vecinos de Oleiros que, repito, en su mayoría no son oleirenses, presumen de alcalde y de rotonda, aunque dudo que alguno de ellos entienda porqué hay una avenida y rotonda con monumento incluido dedicados al Che Guevara. Yo tampoco ¿Sería el Che un fodechinchos? Seguro que la culpa la tiene la cercanía al Pazo de Meirás. Que lo bueno, y lo malo, se contagia. 

Todo el que puede se va a descansar, gozar de esta España plural, atractiva, acogedora y ningún maestro ciruela  está autorizado a creerse algo más de lo que es por el simple hecho de haber nacido chincho, percebe, gamba o mejillón. Ya saben que esas son cosas que iban para jamón y se quedaron en el camino. No cerrar puertas sino abrirlas, con ventanas y balcones. Es una necesidad. También un deber.

Aún recuerdo de mi infancia los carteles por las calles de aquella acogedora ciudad con el atractivo lema: La Coruña, ciudad en la que nadie es forastero.

España es muy bonita y diversa. Somos todos españoles, sin fronteras, y nos necesitamos los unos a los otros. Convendría no apuntalar las diferencias con divisorias, sino animar a visitarnos con más facilidades y frecuencia.

Mierdaleños, fodechinchos: catetismos de quienes su horizonte es la punta de la nariz (además son chatos). Hay que viajar más; o leer que también es un viaje.

Solo faltaría que tengamos que reclamar, como si de una ONG se tratara: <<Españoles sin fronteras>>. Estamos cerca. ¿O ya lo han conseguido? No vayan a esa escuela del maestro ciruela que acaban de abrir (o cerrar) en Mera (Oleiros). Allí no enseñan a leer, sino a dividir y además se equivocan.

Rafael Dávila Álvarez

Blog: generaldavila.com

18 agosto 2024

MADRID: LA ALCALDÍA DE ESPAÑA. Rafael Dávila Álvarez

 

Guste o disguste la Comunidad de Madrid viene a ser la alcaldía de España. Es por lo que el presidente del Gobierno ha irrumpido en la campaña electoral como si en ello le fuese la presidencia. Seguramente hace bien porque le va. Ser o no ser, aunque nada sea, ostenta el cargo y eso engancha.

Claro que para que esa Comunidad o alcaldía sea roja, roja, además del color y las estrellitas, sería necesaria una solvencia intelectual para cuidar de todos y de todo, incluso de la vacunación. Cuando no la hay el caso llega hasta al fútbol y cada cual hace lo que le viene en gana, que puede que te vacunen, o no, o que el Real Madrid y el Barcelona jueguen una liga entre ellos y den entrada al Atlético de Madrid y formen la unidad del fútbol mundial sin autonomías ni independencia que todo sea por dinero. Vacunas les sobran, así que son los amos.

Entonces quedamos que la solvencia no está en el palacio de la Carrera de San Jerónimo sino entre Florentino, Laporta y Cerezo. Acabáramos.

De solvencias hemos hablado y queda por hablar. La de la alcaldía de España debería evitar casos como estos que les planteo.

1.- SOLVENCIA INTELECTUAL

Contaba el Almirante Manuel Manso Quijano que siendo Jefe del Cuarto Militar de la Casa de SM. el Rey coincidía, en las cenas que el Rey ofrece a los Jefes de Estado extranjeros en su visita oficial a España, con el entonces Alcalde de Madrid, el profesor Enrique Tierno Galván. El protocolo les hacía sentarse juntos en la mesa y siempre, antes de ocupar asiento, el Alcalde se dirigía al Almirante con idéntica pregunta:

– Almirante, usted que tiene buena vista, ¿podría leer los cartelitos y decirme cual es mi lugar en la mesa?

El Almirante con esmerada educación le señalaba el lugar.

– Alcalde este es su sitio; como en otras ocasiones estamos sentados uno al lado del otro.

Una vez sentados, contaba el Almirante, el alcalde repetía cena tras cena el mismo comentario que ninguna gracia hacía al insigne marino.

– Almirante, es que de tanto leer he perdido mucha vista y me cuesta ver estos dichosos cartelitos que ponen con nuestro nombre en la mesa. Usted que ha tenido siempre su mirada puesta en el mar conserva mejor vista que yo.

De la misma edad, eran dos personas cultas, educadas y con gran formación intelectual. Pero claro, no todas las noches son iguales y no todos los días se recibe la ironía con el mismo fino sentido del humor. Sin perder ni lo uno ni lo otro, una de aquellas noches el Almirante tiró de bastón de mando y horas de navegación. Después de señalar al prócer de Madrid su lugar en la mesa no pudo mantenerse en silencio por más tiempo.

– Alcalde, mire usted, yo he navegado mucho, por muchos y distintos mares, unos en calma y otros procelosos, pero le aseguro que he navegado muchas más horas por libros y bibliotecas y si conservo buena vista es gracias a estas gafas bien graduadas y no por no haber leído y estudiado.

Nunca más volvió el alcalde a hacer gala de su nivel de lectura ni de su escasa visión y siempre quedó entre ambos gran respeto y una buena amistad.

Solvencia intelectual.

2.- ALGO MÁS QUE SOLVENCIA INTELECTUAL

Con frecuencia Franco pescaba salmones en un pueblecito del interior de Lugo. Recibido por el alcalde como única autoridad, este le acompañaba hasta la orilla del río donde esperaba el guarda fluvial. En este corto recorrido en una ocasión Franco preguntó al alcalde por las cosas del pueblo y sus necesidades.

– Alcalde ¿hay algo especialmente necesario para su pueblo?

– Pues verá Excelencia, lo que más falta nos hace es una prostituta nueva porque la que tenemos está ya muy mayor. Hasta los niños se ríen de ella.

La conversación escuchada por los escasos acompañantes produjo espanto y temor, pero Franco ni se inmutó. El listillo de turno se acercó sigilosamente al Caudillo para decirle el error que cometía el alcalde debido a su escasa «instrucción».

– Perdónele Excelencia pero el alcalde se refiere a la necesidad de una sustituta de la maestra que debería haberse jubilado ya y ahí sigue, faltando muchos días a clase por sus continuos achaques.

Cuando al año siguiente Franco volvió al lugar, se dirigió al alcalde con una amplia sonrisa.

– ¡¿Qué Alcalde!, ¿recibió pronto a la nueva prostituta?!

– Perdón Excelencia, recibimos pronto a la nueva maestra. He de confesarle que sabía muy bien lo que le decía. Lo de la prostituta en lugar de la sustituta era para que Su Excelencia no se olvidase de la petición. Le pido disculpas y haga conmigo lo que quiera.

– ¿Quiere usted ser Gobernador Civil de Lugo?

Fue la respuesta del Caudillo.

Solvencia intelectual sin necesidad de universidad.

3.- INSOLVENCIA. ALCALDADA CONSENTIDA

Aunque dediqué un amplio artículo al tema no puedo ni quiero, al hablar de alcaldes y alcaldadas, dejar de recordar al que fue alcalde de Barcelona, Javier Trias, que se negó a que su ciudad acogiese la ceremonia de entrega de la Bandera de Combate al buque insignia de la Armada española como tradicionalmente siempre se ha hecho. La madrina: SM. la Reina Doña Sofía. El buque: el Juan Carlos I”.

Insolvencia sin más y no sé como definir al que tal chulería (dicho o hecho jactancioso) permitió. ¿Quién es el alcalde para prohibir un acto de singulares características en el puerto de Barcelona?

Alcaldada consentida acompañada de dejación de funciones.

4.- EL ALCALDE QUE ADMIRA AL CHE GUEVARA

Oleiros es un municipio de La Coruña donde reside gente adinerada, dicen que el que tiene más ricos por metro cuadrado en España. Precioso lugar donde los vecinos (nadie es de allí pero todo Coruña vive allí) hablan muy bien de su alcalde al que llevan votando varias legislaturas sin fijarse mucho en la ideología que vende. Hablando con los que allí viven descubrí las razones del éxito. Servicios impecables, colegios, limpieza, atención sanitaria, playas… y ¡por fin!, lo mejor y quizá la secreta razón de su éxito: una gran rotonda (el alcalde que no hace rotondas coronadas por un bodrio no es nadie) con una gigantesca imagen del Che Guevara inaugurada, no sin polémica, por su hijo. Los vecinos de Oleiros que, repito, en su mayoría no son oleirenses, presumen de alcalde y de rotonda, aunque dudo que alguno de ellos entienda porqué hay una avenida y rotonda con monumento incluido dedicados al Ché Guevara. Yo tampoco ¿Sería el Ché pescador de salmones en Oleiros? La cercanía al Pazo de Meirás hace que todo sea posible, incluso me atrevo a adivinar que este magnífico y singular alcalde en otros tiempos hubiese sido gobernador civil de Lugo.

¿Qué razones históricas habrá para enlazar la historia de Oleiros con el Ché?

¡Ay, si yo fuera rico!… haría escaleras que no llevasen a ningún lado. Presumir de originalidad.

En este caso puede ser que el insolvente intelectual sea yo al no entender las razones de un alcalde tan querido por sus votantes de derechas.

En fin, que ustedes lo voten bien y no olviden aquello: «Vístanme -dijo Sancho- como quisieren, que de cualquier manera que vaya vestido seré Sancho Panza».

Rafael Dávila Álvarez

21 abril 2021

Blog: generaldavila.com