QUIQUE SAN FRANCISCO ¡ADIÓS LEGIONARIO! General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez

España lamenta el adiós de Enrique San Francisco, Caballero Legionario, una gran persona. Solo por los buenos ratos que nos ha hecho pasar le debemos nuestro recuerdo y oración. Su tristeza en la mirada la convirtió en la alegría de su sonrisa. Una vida nada fácil a la que se enfrentó con una mueca, no perdiéndole nunca la cara. Al que no le guste es que no sabe vivir.

Llevamos demasiadas muertes encima en estos tiempos y el dolor se nos ha presentado como de sorpresa para recordarnos que no podemos perder ni un instante en complicarnos la existencia a base de ser broncos y molestos como cada día nos demuestra esta rara convivencia que la política nos está enseñando. Por ello, cuando se nos va un hombre que supo poner sonrisa a la cara triste de la vida es de agradecer.

Quique San Francisco, además, quizá por eso, fue legionario, es decir un Caballero de la milicia y de la vida. Algo que nunca ocultó en tiempos como los que vivimos en los que ese oficio no vende en las alfombras rojas. Estuvo en el Regimiento Canarias 50, y fue Caballero legionario. Disparaba al corazón sonrisas a doquier y nunca le faltaba el cariño de la palabra amable con el raro componente de sincera, algo poco habitual en estos nuestros tiempos.

Me hubiese gustado conocer y convivir con aquel pelotón que encuadraba al cabo San Francisco. Vivir la alegría legionaria con quien sabía enfrentarse a la vida con el valor del humor y compartir lo bueno como juramento entre hombres que esperan que en cualquier esquina puede ocurrir eso. Sí: la muerte compañero.

Llegó para el cabo San Francisco, nobleza y firmeza, sin esconder nada, porque nos enseñó que de nada debe avergonzarse el hombre que reparte sonrisas a cambio de nada, generosidad legionaria que entrega lo mejor que tiene, y que nada malo se guarda, porque él es simplemente legionario; lo que significa todo para y por los demás.

Adiós legionario, te esperan ya; va siendo momento para el descanso, deja tu arma un rato, coge la cerveza de tu mano y sonríele a este aburrido mundo del que ya te despides. Ahí os quedáis, aquí nos quedamos. Más solos cuando se va un hombre bueno y de los de la cabeza de la vida, que jamás se escondió.

Se os dijo:

«Amparo encontraréis, cariño, una familia, os ofrece olvidos, honores, glorias, os enorgulleceréis de ser legionarios, podréis ganar galones, alcanzar estrellas; pero, a cambio de esto, lo tenéis que dar todo sin pedir nada; los sacrificios han de ser constantes; se os exige obedecer las órdenes militares ciegamente. Los puestos más duros y de mayor peligro serán para vosotros; combatiréis siempre y moriréis muchos, quizá todos. Entrad gozosos, sed felices y que Dios conceda a cada uno lo que venga buscando, si ha de ser para su bien».

No sé cómo lo ves y cómo te ha ido. Cuéntalo allí arriba donde hoy habrá un poco de fiesta. No hay límite ya para el número de reunidos: sois legión. Es inevitable la fiesta entre legionarios y más sabiendo que ha llegado Quique San Francisco.

Ríete de todo y de todos y vaya contigo mi abrazo legionario.

General de División (R.) Rafael Dávila Álvarez 

Blog: generaldavila.com

2 marzo 2021