MARRUECOS. Rafael Dávila Álvarez

Foros, laboratorios de ideas, palabra de politólogo, expertos e inexpertos, pero la retórica no va a solucionar un problema que cada vez es más complejo: Marruecos.

La visita del presidente, en funciones, del Reino de España al Reino de Marruecos no ha sido, no puede serlo, de vacaciones ni privada. Hay temas de política exterior que nunca pueden pasar de lo político a lo privado para un presidente de una nación. Lo privado es otra cosa y por eso un presidente vive donde vive, viaja como viaja y se le pagan los gastos como se le pagan. El Estado pone a su disposición una serie de privilegios merecidos porque representa al Gobierno de su nación y dirige la política interior y exterior, la Administración civil y militar y la defensa del Estado. Eso realmente hace que su vida privada se limite a serlo de puertas adentro, pero no más  allá. Desde que sale por la puerta de su domicilio hasta que vuelve a entrar deja de existir su vida privada.

Marruecos es un problema porque insiste en que Ceuta, Melilla y Peñones no son España, lo que es una gravísima postura y un ataque a nuestra soberanía e integridad territorial. Marruecos es un grave problema y la visita veraniega del presidente una frivolidad.

Por muchas vueltas y bajadas al moro que demos solo hay una palpable y cruda realidad con nuestro vecino del sur. El litigio se llama Estrecho de Gibraltar, dominado por las Columnas de Hércules, el peñón de Gibraltar y el monte Hacho, el dominio de la navegación y puente europeo-africano.

Ni Ceuta ni Melilla ni peñones: lo que cuenta es el control del paso marítimo y los pilares del puente que une las orillas, uno anclado en España y robado a España, el polvorín anglosajón, y el otro, el monte Hacho, en una ciudad española, Ceuta.

En definitiva España no cuenta: Estados Unidos, Marruecos y el Reino Unido nos han echado de su control, se han apoderado de aquellas aguas y van a por sus orillas. Más valdría que en lugar de quejarnos y dedicarnos a las retóricas de estrategas de salón trabajásemos en la solución que exige firmeza y postura clara y común, disuasión política y militar con instrucciones adecuadas a nuestra embajada. Habría que preguntar al hermético embajador de España en Marruecos…

El Mediterráneo es una de las claves de la estrategia mundial, el camino a todas partes, a cualquier lugar, donde se ganan o se pierden las guerras y algo aún más importante, donde se consolida la victoria o la derrota. Solo hay que leer la historia de los acontecimientos. Puede que el Pacífico sea la modernidad de los actuales estrategas económicos y gurús del nuevo hombre, pero el catálogo de las naves, las 1186 naves, se reunirán de nuevo en el Mediterráneo, navegarán hacia el Helesponto y Agamenón llevará el mando al ser el de numerosas naves.

Y no hay más foro de expertos ni laboratorio de ideas para perder el tiempo y crear una retórica vacía alrededor de un problema cuya solución está en americanos y británicos. Que por cierto ellos saben muy bien que gracias a España durante la Segunda Guerra Mundial pudieron dominar el Estrecho, tener las llaves del Mediterráneo sin mayores problemas, y ganar la guerra; que pudo no ser así.

Una acción militar sobre Ceuta y Melilla hoy es impensable, pero no sé mañana; hoy las guerras tienen mucho que ver con la economía, tanto que son la continuación de ella. Lo vivimos tan cerca que no lo vemos y nada hacemos por evitarlo. Mientras más se acerque Marruecos a Europa más lejos de España estarán Ceuta y Melilla. Mientras sigamos sin invertir económicamente en Ceuta y Melilla más nos darán la espalda. Tampoco olvidemos que Perejil no era solo Perejil, sino que la acción iba más allá pero fue el americano quien dijo ¡basta ya!; es quien manda.

La OTAN calla y la Unión Europea dice, pero nunca hace.

La situación en el sur se complica y puede ir a peor si el presidente en funciones deja de serlo (en funciones) y vuelve a (des)funcionar con su actual política de rendición (de cuentas).

El Mediterráneo se calienta y España sigue tomando el sol mientras le quitan las llaves los mismos con los que acude a la reunión de las naves bien armadas para defender no sabemos muy bien el qué olvidándose de defender lo suyo.

¿Dónde estará Agamenón?

Rafael Dávila Álvarez

Blog: generaldavila.com

9 agosto 2023

 

El retorno a la neutralidad. Salvador Fontenla Ballesta General de Brigada de Infantería (R).

325px-batalladealmansaLa Guerra de Sucesión (1700 – 1713) supuso el final de la política internacional propia e independiente de España. La firma del Tratado de Utrech trajo el advenimiento de la dinastía de los borbones (Felipe V), y con ella la corona española quedó ligada y supeditada a la francesa (Luis XIV) con los Pactos de Familia.

España se metió en una serie de conflicto a causa los citados pactos, y siempre pagó los platos rotos, porque delegó las negociaciones internacionales en el Rey de Francia, que ejerció de cabeza de familia. Las cesiones que tuvieron que hacer los reyes franceses, como consecuencia de los diferentes conflictos en los que intervinieron ambos reinos, de forma astuta y taimada siempre fueron a costa de su aliada y subalterna España. La intromisión de Napoleón en la política interna española, no fue más que una continuidad de esa tradición borbónica. Durante el resto del siglo XIX, fuimos de la mano de Francia y, para sus exclusivos intereses, y participamos como comparsas de los franceses en las campañas de Italia, Conchinchina y Méjico, de las que no sacamos ningún beneficio y sin elevados gastos. La inercia de esta política llegó hasta principios del siglo XX, cuando la nación gala tuvo que ceder territorios a Alemania, para que ésta le dejara las manos libres en Marruecos, a cambio de cederle tierras para colonizar, en el Centro de África, pero Francia compensó parcialmente ésta pérdida de territorios aumentándolos en su Protectorado marroquí, a costa de España.

Esta tendencia se rompió cuando España se mantuvo neutral en las dos guerras mundiales que asolaron Europa, y de cuya política internacional autónoma solo recibió beneficios. Independientemente de algunas peregrinas teorías de historia ficción.

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OTAN

El fin de la Segunda Guerra Mundial trajo un mundo bipolar, que enfrentó a comunistas y anticomunistas. El terror europeo al comunismo impulsó la creación de la OTAN, por la que de hecho Europa se convirtió en un protectorado de USA, en el que delegó su defensa, pilar esencial de toda soberanía. España después de derrotar al comunismo en la Guerra de Liberación (1936 – 1939) y quedar fuera del Telón de Acero, se alineó con las naciones anticomunistas, pero manteniendo un grado elevado de autonomía en la política internacional, como lo demostró en diversas ocasiones.

El ingreso tardío de España en la OTAN, de forma precipitada y sin contraprestaciones, fue anulando de forma progresiva la política internacional de España, y poner los intereses internacionales españoles en manos espurias, como ocurrió en los siglos XVIII y XIX. Así es inconcebible que seamos aliados de Gran Bretaña, que tiene usurpada la colonia del Peñón de Gibraltar, que incumple de forma reiterada el Tratado de Utrech, y niega su devolución, a pesar de las reiteradas resoluciones de la ONU. Y no conformes con tener esa base extranjera, en un lugar tan estratégico y sensible, como es el Estrecho de Gibraltar, sino que de forma gratuita hemos cedido la base de Rota a Usa ¿a perpetuidad? Sin embargo, Ceuta y Melilla han quedado, incomprensiblemente, fuera del paraguas otánico.

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Muro de Berlín

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Submarino ruso en Ceuta

Rusia y España, a lo largo de la historia, han sido naciones amigas y aliadas, porque el paréntesis entre 1939 y la caída del Muro de Berlín en 1989,  es solo una anécdota desde la perspectiva histórica. Ejemplo de lo anterior fue las guerras contra Napoleón, que las dos naciones, cada una desde un extremo del continente, tanto contribuyeron a la salvación de Europa. Ambas naciones no tienen intereses contrapuestos, ni puntos de fricción, lo que favorecen sus relaciones amistosas y de colaboración, y que recuerde España y Rusia nunca han estado en guerra, ni nos ha usurpado ningún territorio, cosa que no se puede decir igual de nuestros vecinos o actuales aliados. Es incomprensible que nuestras relaciones con Rusia estén mediatizadas por las políticas internacionales de Usa y de la UE, como si hubiéramos regresado a los Pactos de Familia y al mundo bipolar, cuando es evidente que, y cada vez más, estamos en uno multipolar. Esta política internacional de España que se elabora en alejados despachos, con intereses espurios y poco claros, perjudica seriamente a nuestros intereses económicos y geopolíticos, como son las restricciones al comercio bilateral, o la imposición de que los buques de la flota rusa no atraquen en Ceuta y Melilla, y mientras tanto los submarinos nucleares de la usurpadora Gran Bretaña, incluso los peligrosamente averiados, lo hacen libremente en el Peñón, que recordemos es además un paraíso fiscal parasitario del Campo de Gibraltar y un centro de interceptación de las comunicaciones, incluidas las nuestras.

Salvador Fontenla Ballesta General de Brigada de Infantería (R).