He leído la lista con los 256 nombres de calles de Madrid que pueden ser afectados por la llamada Ley de la memoria histórica. Ley que tanto ha contribuido a separar más a los españoles, en una época en que la unidad es tan necesaria para hacer frente a la crisis económica y al auge de los separatismos. Una ley de este tipo se puede hacer de dos formas: bien, sirviendo para reconciliar y unir y mal, sirviendo para desunir y enfrentar. Se eligió la segunda forma, y me temo que no fue inconscientemente.
Entre esos nombres figuran los de numerosos militares, la mayor parte de ellos condecorados con la Cruz Laureada de San Fernando, muchos de ellos obtenida a título póstumo. No voy aquí a reivindicar la memoria de los Muñoz Grandes, los Moscardó, los Varela, los Dávila, los Millán Astray, los Alonso Vega, los Asensio Cabanillas, los Yagüe, los Ponte Anido o la de otros muchos ilustres soldados del Ejército Español; necesitaría un libro para hacerlo.
Pero si quiero señalar, que la medida podrá ser legal y lo será sin duda; pero también será en muchísimos casos injusta y sobretodo, es en todos los casos doblemente inútil; primero, porque los que respetábamos su memoria, la seguiremos respetando con calles o sin ellas y los que no lo hacían por sectarismo o ignorancia, seguirán igual que antes; y segundo, porque las leyes pueden alterar el relato, pero no la realidad de los hechos. Al final, lo veamos o no, la verdad siempre resurge.
Hacer notar, eso sí, aunque sólo sea de pasada, que el Capitán General Muñoz Grandes, sólo por el hecho de haber mandado la División Azul, unidad que combatió al lado del Ejército Alemán, que no Nazi, contra la mayor tiranía que ha existido en el siglo XX, merecería el reconocimiento de los españoles; como lo demuestra el hecho de que fuera condecorado por los gobiernos de los EEUU, de Francia y de la República Federal Alemana.
Y que el General Moscardó y el Capitán Cortés, como jefes de la defensa del Alcázar de Toledo y del Santuario de Sta. María de la cabeza, fueron protagonistas de hazañas heroicas cuya fama traspasaron las barreras del tiempo y de las fronteras .Y pasaran los años; y de la memoria colectiva podrán desaparecer junto con las pasiones que los movieron, los motivos de unos y otros contendientes; pero siempre perdurarán, para ejemplo de todos, los hechos heroicos De la misma manera que hoy admiramos a los defensores de Sagunto o de Numancia, sin que muchos sepan quiénes eran unos y otros.
Por eso, a pesar de los silencios y ocultaciones de los últimos años, muchos extranjeros que visitan Toledo, siguen preguntando por el Alcázar. En ese sentido, siendo Director de la Academia de Infantería, recibí la visita del entonces Pte. de Venezuela Hugo Chávez acompañado por el ministro Bono. Nada más bajarse del helicóptero que había aterrizado en la explanada de la Academia, señalando la fortaleza, dijo: ¡el heroico Alcázar!, amigo Bono.
De esos militares que figuran en la lista, hoy quiero rendir un modesto homenaje a uno de ellos, a un soldado ejemplar; que no participó en la sublevación ni en la guerra civil y que sin embargo fue fusilado. Se trata del Teniente Coronel de Estado Mayor D. Carlos Noreña Echevarría.
El Tte. Coronel Noreña era un prestigioso militar que había prestado importantes servicios a España, tanto de combate, como en trabajos de Estado Mayor. Después de numerosos destinos en Marruecos y en la Península, en Julio de 1936 se encontraba en Madrid. Tenía 47 años cuando se produce la sublevación y no participa en la misma, a pesar de lo cual es encarcelado. Se le conmina por el General Miaja, a que organice el EM de la Primera División Orgánica, a lo que se niega, porque sus convicciones morales le impiden hacer armas contra sus compañeros y servir a un gobierno que persigue a la Iglesia. Se le ofrece la libertad y el ascenso al empleo superior, a cambio de sus servicios, pero lo rechaza igualmente. Es condenado a muerte y recibe numerosas presiones para que deponga su actitud a cambio de su libertad; estando ya en capilla, es el propio Azaña el que se la ofrece, si se une a los republicanos. Interviene incluso para mediar el Gobierno francés, pues Noreña es diplomado de la Escuela de Guerra de ese Ejército y además está en posesión de la Legión de Honor; solicitan igualmente su indulto numerosos países sudamericanos. A todos contesta: “cómo voy a poder mirar a los ojos a mis hijos, si saben que he renunciado a mis convicciones para salvar la vida”. Al final es fusilado el 14 de octubre de 1936.
La noche antes de morir, escribió sendas cartas a su mujer y a sus hijos. Dichas cartas, que se conservan en la Escuela de Guerra del Ejército son las siguientes:
Queridísimos hijos: unas letras para despedirme de vosotros antes de presentarme a Dios, Supremo Juez. Os encargo que cuidéis, queráis y respetéis a vuestra madre, que es una santa y que tanto ha sufrido por vosotros y por mí. Muero contento y orgulloso como cristiano y como español y con la satisfacción de dejaros un nombre inmaculado. Mis últimas palabras serán, viva Cristo y viva España. Un abrazo muy fuerte con todo el corazón de vuestro padre. Carlos Noreña.
PD Carlitos, sé que eres un hombre. Que Dios os bendiga.
Queridísima Blanca: aunque he tenido el consuelo de verte en mis últimos momentos, quiero escribirte también estas líneas de recuerdo. Dejo a mis hijos como mi más preciada herencia, la fe católica, en la que he vivido y quiero morir. Cuídate para que puedas cuidar de nuestros hijos. Perdono a mis enemigos, incluso a los que hayan de fusilarme, y te pido me perdones lo que te haya hecho sufrir porque eres una santa. Un abrazo con todo el corazón y el cariño de tu Carlos.
El Teniente Coronel Noreña podía haberse unido a los republicanos y después en cualquier ocasión pasarse a los nacionales. Le hubiera resultado muy fácil, desde los importantes cargos que hubiera ocupado. Su sentido del honor y de la lealtad se lo impidieron. Quería dejar a sus hijos un nombre inmaculado y no hay duda de que lo logró.
Cuando al General Vicente Rojo le preguntó el historiador George Wills a qué personaje admiraba más entre los de la guerra civil, dijo después de meditarlo, al Teniente Coronel Noreña.
Del ejemplo de este hombre quieren privarnos a los españoles, quitándole su nombre a una calle. No lo conseguirán.
Juan Miguel Mateo Castañeyra
General de División (r)
Sinceramente es uno de los mejores y más equilibrados relatos que he leído en relación a las personas, militares y civiles, que sufrieron las consecuencias de una guerra. Si al menos quedara una gota de esta entereza en la política, otro gallo cantaría. Muchas gracias por los grandes momentos que nos brindan y no dejen de escribir.
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Gracias por su comentario COMMANDO
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No lo conseguirán porque siempre habrá soldados que honren su memoria con artículos como éste. Magistral fusión de historia, letras y armas.
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Muy oportuno el artículo mi general. Muchas gracias. Nombres como el del Tcol. Noreña no deben caer en el olvido. No cabe duda de que el discurso de vencedores y vencidos, predominante en la falta de consciencia como Nación de los españoles, ha calado hondo, muy hondo. Será difícil de deconstruir, pero ello no es óbice para que algunos nos mantengamos en “nuestras trece”.
Ese discurso hace que hoy, aquellos que se manifiestan “perdedores” se empeñen en cambiar el resultado de la guerra civil. ¡Como si ello fuera posible!
Sin embargo, un familiar mío, cura de la parroquia de San Diego de Lorca en el 36 y hoy Beato, que fue torturado y asesinado por componentes de una columna de milicianos en esa ciudad, no querría que 90.000 españoles todavía reposen, anónimos, en fosas comunes y cunetas de España, con la única esperanza de ser pasto de la arqueología.
Desde que he asistido a las magistrales clases del General Doctor Rodríguez-Villasante, o el General Doctor Pignatelli Meca, siempre me he preguntado por qué la Nación española no ha dispuesto del derecho a hacer una Comisión de la Verdad que cierre la herida de una vez por todas. Precisamente, estas magníficas autoridades mencionan dichas comisiones, y la inconveniencia de amnistías generalizadas, como algo fundamental para los países devastados por los efectos de los conflictos armados internos, como se llaman ahora. ¿Por qué no nuestra Nación?
Mientras esto no sucede, mi general, yo me seguiré considerando ajeno a cualquiera de los dos bandos, porque ni yo, ni mi familia, hemos ganado ni perdido una guerra civil. Somos españoles e hispanos, por supuesto, y punto.
Quedo a las órdenes de V.E. con mi agradecimiento por su artículo sobre el Tcol Noreña, a quien no conocía.
Fulgencio del Hierro
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Gracias calderetablog por su comentario
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Gracias por sus palabras D Fulgencio.Creo que nadie puede poner en duda el derecho de los familiares a saber donde descansan los reatos de sus feudos.Otra cosa es intentar borrar la historia o desfigurarla de forma sectaria
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Verdades las que cuenta mi general, una lastima el reincor que algunos tienen, quieran borrar el honor de tantos bravos y leales españoles con una ley absurda y politizada desde el odio a España. Por mucho que lo intenten los españoles de bien nunca olvidaremos a nuestros que dieron su vida por y por España.
Saludos y viva España!
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Soy el hijo de un vencido, mi padre terminó la Guerra con el grado de Teniente en el bando republicano, estuvo a punto de ser fusilado por los de su mismo bando en el Valle de la Serena (Badajoz) porque quitó del paredón a inocentes y eso era ser franquista según los que así lo interpretaron.
Estuvo 11 años en la cárcel por su condición y rebeldía contra los ganadores, mas, aún así nunca le escuché hablar con odio contra la llamada derecha y en más de una ocasión hablaba con admiración hacía ciertas personas militares y civiles del bando franquista, también señalaba a ciertos criminales en uno y el otro bando. Él murió siendo socialista, pero con un sentido de España como Nación que hasta confundía a muchos de las mismas izquierdas y como tal lo mal interpretaron, en ciertos lugares tenía y sigue siendo más admirado por la llamada derecha que por la llamada izquierda.
Sobre la memoria histórica, creo que los héroes deben respetarse, los de ambos bandos, las calles y monumentos restablecerlos a su forma natural, y si hubiera algo anómalo y se descubre que no es digno, NO por sus ideales, sí porque se alteró su historial, el que fue indeseable y pasó por decoroso, a ese hay que borrarlo, sólo a ese.
PERO TODO ESTO DEBE HACERSE DE UNA MANERA COMPLETAMENTE IMPARCIAL PARA AMBOS BANDOS. QUE LOS MONUMENTOS SIRVAN DE EJEMPLOS Y AL QUE NO LE GUSTE; PUES QUE MIRE PARA OTRO LADO; LOS MONUMENTOS Y NOMBRES DE CALLES FORMAN PARTE DE LA HISTORIA, LA HISTORIA DE ESPAÑA Y HAY QUE TENER MUY MALA SANGRE PARA QUERER BORRARLA
Atentamente: Ramón Lencero Nieto
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Sin duda alguna el Teniente Coronel Noreña pueda ser considerado como “el más peligroso” entre los oportunistas sin Doos que viven a base de traicionar a su pueblo. Aquí incluyo al PP. Dios le guarde en su gloria.
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Mi GENERAL,
Permítame formular una pregunta al final de este breve pensamiento.
El día 22 de diciembre de 2015, el Ayuntamiento de Madrid aprobó por mayoría absoluta cambiar los nombres de 30 calles. Esta iniciativa legislativa local fue aprobada con los votos a favor de Ahora Madrid, Partido Socialista Obrero Español y Ciudadanos.
El Partido Popular votó en contra para estratégicamente argumentar solamente el propio artículo 1 de la Ley de Memoria Histórica. En otras palabras, al lavar su conciencia a modo de ideario actualizado, hacia suyo el texto de esta Ley. La última legislatura gobernada con mayoría absoluta nunca tuvo como propósito variar una sola coma de los textos legislativos aprobados en las dos anteriores. El partido en el gobierno tuvo como frontispicio el mismo ideario de aquellos.
¿ Tendrá como resultado el sacrificio del Teniente Coronel Noreña la España que amanezca el próximo lunes, 27 de junio de 2016 ?
No encontrar una respuesta responde tristemente a la pregunta. Una respuesta imposible que responde en sí misma a nuestro democrático destino.
A LA ORDEN DE VUECENCIA,
Fdo. Francisco de Javier
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Ahí les mando un sentimiento, sé que él podrá ser comprendido e incomprendido, eso no tiene nada que ver con el mero fondo de cada cual; tampoco lo hago para que lo pongan, ya que ello será decisión de la persona que cribe los pensamientos, y atendiendo al criterio subordinado de las altas esferas; que en este caso serán militares. de las que espero que me juzguen con suave juicio si a bien lo tienen.
Atentamente: Cabo 1º Legionario Ramón Lencero Nieto retirado por inutilidad fisica en acto de servicio.
Atentamente: Ramón Lencero Nieto
En la Patria del tío vivo aplaudido es el ladrón “ESPAÑA”
——————————————————————————————-
En la Patria del tío vivo
Aplaudido es el ladrón,
El funcionario corrupto
Y el político ramplón
Que valiéndose del poder
Se va clavando en el sillón
Y. Encima va presumiendo
De ser un buen servidor.
La desgracia de esta España
Es el panorama indudable
Que nos vienen persiguiendo
Desde tiempos inmemorables,
Aquí. Hay que hacerle frente
A todos estos cobardes
Hechos en la idiosincrasia
Que se amenizan en bailes.
De la degeneración infecta,
Amariconada y traidora
Que se viene produciendo
Con la protección tutora
De ciertos embaucadores
Que en la indignidad dialogan
Y. Luego lavan las manos
En palanganas autoras.
De los delitos fehacientes
Que se vienen sucediendo
En detrimento del pueblo
Que los está recogiendo,
Y. Soporta a los criminales
Que se vienen sucediendo
Porque, NO hay para escoger
Entre tantos dividendos.
España es una Nación
Deplorada y deprimente
Ante el mundo que contempla
El reaccionar de su gente
Y las metáforas que cambian
En este rol insurgente
De traiciones cotidianas,
Insidiosas al exponente.
Que secretando su hacer
Se hacen ver en las intrigas
Que tergiversan la verdad
Y oropelan las mentiras
Que idolatran la ficción
De los que en ella se inspiran
Inventándose el dossier
Que a la indignidad mitiga.
He nacido en esa Patria
Que avergüenza el intelecto
De las personas de honor
Que se ve tan indigesto
Al sentimiento que blande
Este hoy tan indigesto
Al sentir del patriotismo
De los nobles pensamientos..
En la Patria del tío VIVO
Se hace ver el desaliento
De este hoy tan nauseabundo,
Tan mentecato y disuelto;
Tan menguado y ponzoñoso
Como desleal y siniestro:
En esta España de ahora
Que apadrinó mi nacimiento.
Del que siente su Nación Con patriotismo dilecto
Lejos de las alegorías Que idolatran los infectos.
23- 06-16. Ramón Lencero Nieto
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Gracias D.Ramon Lencero por su sentido relato familiar y por sus reflexiones .
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D.Francisco Javier, no hay duda de que la responsabilidad de la llamada Ley de la memoria histórica, la tienen en primer lugar los que la dictaron, pero en segundo lugar es de aquellos que teniendo mayoría absoluta no la modificaron
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La funesta manía de falsear nuestra Historia, y aun peor, de ignorarla, de ningunearla. El propósito de que se ignore completamente nuestra reciente Historia, me parece un suicidio colectivo. En la antigua Roma, la peor condena era la “damnatio memoria”, peor incluso que la cadena perpetua o la pena de muerte. Se trataba de condenar al olvido el nombre de una persona, su memoria, toda su historia personal. No cabe peor condena.
En España, una ley pretende condenar al olvido lo que realmente pasó en España entre 1931 y 1975. Esto no tiene nombre. Es una locura colectiva.
Además de una estupidez y una irresponsabilidad máxima. Las revoluciones y las grandes convulsiones históricas son el equivalente a los “accidentes” graves de la vida civil ordinaria – por ejemplo, accidentes de submarinos y/o centrales nucleares – .
Las sociedades inteligentes procuran estudiar esos accidentes, crean comisiones de investigación, y aprenden las lecciones que se desprenden de los errores que produjeron el accidente. Lo mismo hacen las sociedades inteligentes respecto a esos otros “accidentes” históricos – revoluciones y golpes de Estado – . Lo hacen para evitar su repetición. En España hubo “accidentes” gravísimos en la época indicada, que provocaron miles de muertos y desgracias sin número. Lo inteligente sería el estudio desapasionado de las causas reales que provocaron esas tragedias, sin interferencias ideológicas del tipo propiciado por la autodenominada ley de memoria histórica(sic).
Aquí prefieren echarle la culpa a unos pocos, olvidando lo que fue la entera y verdadera realidad. ¡Qué inmensa estupidez! Si no aprendemos las lecciones de nuestros recientes errores históricos, estaremos condenados a que se repitan los mismos o incluso mucho peores “accidentes”. Ojalá se despierte la sensatez entre los españoles, y se echen por la borda los inmensos disparates y despropósitos que encierra la ley esa de marras.
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La funesta manía de falsear nuestra Historia, y aun peor, de ignorarla, de ningunearla. El propósito de que se ignore completamente nuestra reciente Historia, me parece un suicidio colectivo. En la antigua Roma, la peor condena era la “damnatio memoria”, peor incluso que la cadena perpetua o la pena de muerte. Se trataba de condenar al olvido el nombre de una persona, su memoria, toda su historia personal. No cabe peor condena.
En España, una ley pretende condenar al olvido lo que realmente pasó en España entre 1931 y 1975. Esto no tiene nombre. Es una locura colectiva.
Además de una estupidez y una irresponsabilidad máxima. Las revoluciones y las grandes convulsiones históricas son el equivalente a los “accidentes” graves de la vida civil ordinaria – por ejemplo, accidentes de submarinos y/o centrales nucleares – .
Las sociedades inteligentes procuran estudiar esos accidentes, crean comisiones de investigación, y aprenden las lecciones que se desprenden de los errores que produjeron el accidente. Lo mismo hacen las sociedades inteligentes respecto a esos otros “accidentes” históricos – revoluciones y golpes de Estado – . Lo hacen para evitar su repetición. En España hubo “accidentes” gravísimos en la época indicada, que provocaron miles de muertos y desgracias sin número. Lo inteligente sería el estudio desapasionado de las causas reales que provocaron esas tragedias, sin interferencias ideológicas del tipo propiciado por la autodenominada ley de memoria histórica(sic).
Aquí prefieren echarle la culpa a unos pocos, olvidando lo que fue la entera y verdadera realidad. ¡Qué inmensa estupidez! Si no aprendemos las lecciones de nuestros recientes errores históricos, estaremos condenados a que se repitan los mismos o incluso mucho peores “accidentes”. Ojalá se despierte la sensatez entre los españoles, y se echen por la borda los inmensos disparates y despropósitos que encierra la ley esa de marras.
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Gracias por la lección, mi General.
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Tenia entendido que antes de 1936 Marruecos NO EXISTÍA COMO TAL.
Todo lo demás digno de encomio mi general.
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Muy interesante historia, que no conocía. Importante el hacerla pública y darle la máxima difusión posible. Gracias por la historia, Mi General.
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Esta semblanza descrita en este blog del teniente coronel Noreña, la tengo publicada en el libro LUZ PARA EL OLVIDO. De Melilla a Paracuellos 1922-1936. Itinerario del capitán médico Luis María Alonso Alonso que también presenté en el Centro Cultural de los Ejércitos de Madrid, en febrero de 2015.
En las palabras que pronuncié cité como héroes olvidados, al citado, al coronel Pareja y a mi padre, que también se negó a colaborar con el Frente Popular y fué fusilado en Paracuellos.
El libro que no ha tenido la difusión que quizá merezca en los ambientes castrenses está dedicado a la memoria de mi padre, y a la de tantos y tantos héroes y mártires olvidados o desconocidos.
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Gracias por reflejar ese testimonio aquí y reciba nuestro afecto y reconocimiento.
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Sobre donde dice “la medida puede ser legal”, yo le contestaría a estos revanchistas sin sentido, aquello de “el honor prohíbe cosas que la ley tolera” (ya frase es nada menos que de Séneca).
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